Daniel Munevar: Integración latinoamericana en tiempos de crisis

Comité para la Anulación de la deuda del Tercer Mundo( CADTM)
 4 de septiembre

La década de los 2000 marco un cambio significativo en America Latina desde un punto político y económico. El masivo rechazo social a los programas de ajuste estructural de los noventas permitió la llegada al poder de gobiernos de carácter progresista en varios países de la región. A nivel interno, tales gobiernos hicieron énfasis en el rechazo de la interferencia del FMI en el diseño de políticas económicas y en la implementación de programas asistencialistas que permitieran atenuar los serios problemas de desigualdad y pobreza de la región. A nivel externo, adoptaron una agenda donde la integración regional tomo un lugar preponderante. Producto de esta priorización, se alcanzaron importantes hitos políticos y económicos tales como el rechazo de la iniciativa del ALCA, la conformación del ALBA, UNASUR y el Banco del Sur.


Estos avances en materia de integración no tuvieron lugar en un vacío. A lo largo de la ultima década la región experimento un auge económico basado en una serie de factores. En primer lugar, el alza de los precios de las materias primas que tuvo lugar a partir del 2003 mejoro de manera significativa los términos de intercambio de la región impulsando el crecimiento económico. Ello trajo consigo una reducción de los desequilibrios externos, al mismo tiempo que genero recursos adicionales para la implementación de políticas publicas a nivel interno. En segundo lugar, el rápido crecimiento del crédito interno que ha tenido lugar desde 2007 permitió reducir el impacto de la crisis internacional de 2008, al mismo tiempo que ha facilitado la estabilización de la deuda publica en la mayoría de los países de la región. Tomados en su conjunto, ambos factores han provisto a la región de una inusitada estabilidad económica la cual ha facilitado el proceso de integración.

 Sin embargo a pesar de los logros positivos, el mayor crecimiento económico no se ha logrado transformar en una mejora significativa de los índices de desempleo y desigualdad. Tanto el sector exportador de materias primas como el sector financiero se caracterizan por una baja capacidad de generación de empleo y una tendencia a la concentración del ingreso. En el caso de la exportación de materias primas, por ser un sector intensivo en capital y por ende los beneficios de la actividad económica se concentran en las manos de los propietarios de los medios de producción. En el caso del sector financiero, por presentar salarios por encima de la media del resto de los sectores de la economía.

 Los problemas asociados a la falta de generación de empleo y concentración de ingreso de la estructura de crecimiento regional han sido temporalmente resueltos a través de la implementación de políticas asistencialistas de transferencia de ingresos. En la medida que tales políticas han sido financiadas por medio de los ingresos obtenidos del mayor crecimiento económico y los altos precios de las materias primas, un deterioro en las bases de dicho crecimiento pueden limitar severamente la capacidad de los gobiernos en la región de seguir financiando sus políticas tanto internas como externas, especialmente en el área de integración regional.

 Mas preocupante aun, es de esperar un deterioro de carácter estructural en las bases del crecimiento económico. En el caso de la exportación de materias primas, es de esperar un retorno a la senda descendiente de precios de largo plazo descrita en el teorema Prebish-Singer. Los altos precios registrados en los últimos años han sido un efecto directo de la especulación financiera de los mercados de materias primas, la cual es poco probable que perdure en un entorno de bajo crecimiento económico a nivel global previsto para los próximos años. En el caso del ciclo de crédito, el rápido crecimiento de los prestamos del sector bancario a hogares en la región ha tenido como consecuencia un gradual aumento de la participación del pago de deuda en el ingreso disponible de estos. Históricamente dicho proceso es una señal de un cambio en el ciclo de crédito en el corto plazo en la medida que hogares reajusten patrones de gasto para recomponer sus hojas de balance. Aunque esto no implica necesariamente la ocurrencia de una crisis financiera en la región, ello traerá consigo una importante desaceleración económica en la medida que el gasto privado sufra una contracción.

 De esta forma, si el proceso de integración en la ultima década avanzo gracias a un ciclo económico favorable que mantuvo en el poder a gobiernos progresistas que priorizaron el proceso de integración, los próximos años pueden presenciar un escenario radicalmente diferente. En la medida que gobiernos en la región tengan que hacer frente a menores ingresos producto de la caída de los precios de las materias primas y del crecimiento, los conflictos asociados a la baja disponibilidad de empleos y altos niveles de desigualdad tenderán a agudizarse. Un escenario de este tipo podría tener dos desenlaces. En caso de permanecer en el poder, los gobiernos progresistas se verían forzados a relegar la agenda de integración a un segundo plano en la medida que los conflictos internos tomarían prelación. En caso de ser desplazados del poder, se podría dar la llegada de gobiernos que otorguen prioridad a las relaciones con Estados Unidos cambiando completamente la dinámica del proceso de integración.

 Ante esta situación se requiere la búsqueda de ejes alternativos al proceso de integración que permitan consolidarlo en el nuevo escenario. Desde el punto de vista económico, las opciones mas claras en esta dirección son la protección conjunta de los recursos naturales de la región, y la integración de los mercados internos que permita consolidar un modelo de crecimiento basado en un desarrollo industrial generador de valor agregado basado en tecnologías verdes. Desde el punto de vista político, avanzar en la consolidación de las banderas de la integración regional a nivel de los votantes en la región con el fin de disminuir la dependencia del proceso de integración del ciclo político regional.

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