Noam Chomsky "Estados Unidos, no Irán, representa la mayor amenaza contra la paz mundial"

Conferencia del intelectual Noam Chomsky en en la universidad New School de Nueva York

Democracy Now!


En un discurso emitido el sábado en la universidad New School de Nueva York, Noam Chomsky explicó por qué cree que EE.UU. representa la mayor amenaza contra la paz mundial. “[Estados Unidos] es un país deshonesto, indiferente a las leyes y convenciones internacionales, con derecho a recurrir a la violencia a su voluntad. Piensen, por ejemplo, en la doctrina Clinton, a saber, que Estados Unidos es libre de recurrir al uso unilateral de poderío militar, aun para fines tales como asegurar el acceso sin restricciones a mercados clave, suministro energético y recursos estratégicos, por no hablar de seguridad o cuestiones supuestamente humanitarias. Y la adhesión a esta doctrina está muy bien confirmada y practicada, y necesita ser discutida seriamente por la gente que desea analizar los hechos de la historia actual”. Chomsky también explicó por qué cree que EE.UU. y sus aliados más acercamos, a saber Arabia Saudita e Israel, están socavando las posibilidades de paz en Medio Oriente. “Cuando decimos que la comunidad internacional se opone a las políticas de Irán o la comunidad internacional hace alguna otra cosa, eso significa Estados Unidos y algún otro país que esté de acuerdo con su política internacional”.

Transcripción
AMY GOODMAN: Compartimos una hora con el profesor del MIT , escritor, activista, disidente político, Noam Chomsky. Durante el fin de semana, habló para una audiencia que abarrotaba el The New School, aquí en la ciudad de Nueva York.

NOAM CHOMSKY: El antiguo Partido Republicano se ha convertido en una "insurgencia radical" que ha abandonado la política parlamentaria. Cito a dos analistas políticos muy respetados, muy conservadores: Thomas Mann y Norman Ornstein del instituto de derecha American Enterprise Institute. Y, de hecho, pueden lograr el aumento de las sanciones, e incluso sanciones secundarias a otros países, y llevar a cabo otras acciones que podrían llevar a Irán a abandonar el acuerdo con Estados Unidos. ... ... Sin embargo, eso no implica necesariamente la nulidad del acuerdo. Al contrario de cómo se lo presenta a veces aquí, no se trata de un acuerdo entre Estados Unidos e Irán. Es un acuerdo entre Irán y lo que se denomina el "P5+1", los cinco miembros con derecho a veto en el Consejo de Seguridad, más Alemania. Y los demás participantes podrían estar de acuerdo en proceder, al igual que Irán. Luego podrían unirse a China e India, que ya han encontrado formas de evadir las restricciones de Estados Unidos sobre las interacciones con Irán. Y de hecho, si lo hacen, se unirán a la gran mayoría de la población mundial, al Movimiento de Países No Alineados, que siempre ha venido apoyando vigorosamente el derecho de Irán a desarrollar sus programas nucleares como miembro del Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares ( TNP ). Pero recordemos que no son parte de la comunidad internacional. Así que cuando decimos que la comunidad internacional se opone a las políticas de Irán o que la comunidad internacional hace alguna otra cosa, eso significa Estados Unidos y cualquier otro miembro que se adscriba en ese momento, para que las descartemos. Si los demás siguen respetando el acuerdo, algo que podría suceder, Estados Unidos quedará aislado del mundo, situación que no nos es desconocida. Ese también es el trasfondo del otro elemento de lo que se conoce como el legado de Obama, su otro logro principal en materia de política exterior, el inicio de la normalización de las relaciones con Cuba. Con relación al tema de Cuba, Estados Unidos ha estado casi totalmente aislado durante décadas. Si nos fijamos, por ejemplo, en las votaciones anuales en la Asamblea General de la ONU sobre el embargo de Estados Unidos, rara vez se las menciona en los medios, pero EE.UU. esencialmente vota en solitario. En la última, se le unió Israel. Pero, por supuesto, Israel viola el embargo; solo tiene que unirse porque tiene que acompañar al amo. En ocasiones, se unen las Islas Marshall o Palau u otros. Y en el hemisferio, Estados Unidos ha estado totalmente aislado durante años. Las principales conferencias hemisféricas han fracasado porque Estados Unidos simplemente no quiere acompañar al resto del hemisferio en los principales temas que se discuten. En la última en Colombia, los dos temas principales eran la admisión de Cuba al hemisferio —Estados Unidos y Canadá se negaron, todos los demás estuvieron de acuerdo— y la guerra de Estados Unidos contra las drogas, que está devastando América Latina, y quieren salir de ella, pero EE.UU. y Canadá no están de acuerdo. Ahora, ese es en realidad el trasfondo de la aceptación de Obama de los pasos hacia la normalización de las relaciones con Cuba. Otra conferencia hemisférica se iba a llevar a cabo en Panamá, y si Estados Unidos no hubiera hecho ese movimiento, probablemente habría sido expulsado del hemisferio, así que, por lo tanto, Obama hizo lo que aquí se llama un gesto noble, un movimiento valiente para terminar con el aislamiento de Cuba, aunque en realidad el factor de motivación era el aislamiento de Estados Unidos. Así que, si Estados Unidos termina completamente aislado en el tema de Irán, eso no será nada particularmente nuevo y, de hecho, hay unos cuantos casos más. Pues bien, en el caso de Irán, los motivos de preocupación de EE. UU. están articulados clara y repetidamente: Irán representa la amenaza más grave para la paz mundial. Con frecuencia se escucha esa idea, desde los puestos más altos —funcionarios del gobierno, comentaristas, y otros— en Estados Unidos. También sucede que hay un mundo ahí fuera, y tiene sus propias opiniones. Es bastante fácil averiguar estas opiniones a través de fuentes convencionales, como la principal encuestadora estadounidense. Las encuestas Gallup indagan sobre la opinión internacional. Y una de las preguntas que ha planteado es: ¿Qué país cree que representa la amenaza más grave para la paz mundial? La respuesta es inequívoca: Estados Unidos es la respuesta más frecuente por un amplio margen. Muy atrás, en segundo lugar está Pakistán —inflado, seguro, por el voto de la India— y luego un par de países más. Se menciona a Irán, pero junto con Israel y algunos otros, mucho más abajo. Esa es una de las cosas que no sería conveniente decir y, de hecho, los resultados que arroja la encuestadora líder de Estados Unidos no llegaron a ser difundidos a través de los portales de lo que llamamos la prensa libre. Pero no desaparece por esa razón. O sea, teniendo en cuenta la doctrina imperante acerca de la gravedad de la amenaza iraní, podemos entender la postura casi unánime de que Estados Unidos tiene derecho a reaccionar con el uso de la fuerza militar —unilateralmente, por supuesto— si sostiene que detecta una desviación de los términos del acuerdo por parte de Irán. Así que, repito, recogiendo de la prensa nacional un ejemplo casi al azar, consideremos la editorial principal del domingo pasado en el diario The Washington Post. Se le pide al Congreso —cito— que "deje en claro que Obama o su sucesor tendrá apoyo para ordenar una inmediata acción militar estadounidense si se detecta que Irán intenta construir una bomba". Es decir, si Estados Unidos lo detecta. Así que los editores, repito, dejan en claro que Estados Unidos es un caso excepcional. Es un Estado delincuente, indiferente a la ley y los convenios internacionales, que cuenta con el derecho a recurrir a la violencia cuando le parezca. Pero no se puede criticar a los editores por tomar esa postura, porque es casi universal entre la clase política de esta nación excepcional, aunque lo que significa es, repito, que se trata de una de esas cosas que no sería conveniente decir. A veces la doctrina adopta una forma bastante notable, y no solo en el ámbito de la derecha, en absoluto. Así que, tomemos el ejemplo de la doctrina Clinton, a saber: Estados Unidos tiene la libertad de recurrir al uso unilateral de la fuerza militares, incluso para fines tales como asegurar el acceso no restringido a mercados clave, suministros de energía y recursos estratégicos— y ni hablar de fines relativos a la seguridad o por supuestas preocupaciones humanitarias. Y la adhesión a esta doctrina está muy bien confirmada y ejercida, ya que no hay necesidad de discutirla entre la gente dispuesta a observar los hechos de la historia actual. Bueno, pues los editores de The Washington Post también dejan claro por qué Estados Unidos debe estar preparado para tomar medidas tan extremas en su papel de superioridad internacional. Si Estados Unidos no está preparado para recurrir a las fuerzas militares, explican ellos, entonces Irán podría —cito— "incrementar sus intentos de establecer su hegemonía sobre Oriente Medio por la fuerza". Eso es lo que el presidente Obama llama la agresión de Irán, la cual hay que contener. Para aquellos que no son conscientes de cómo Irán ha estado intentando establecer su hegemonía sobre Oriente Medio por la fuerza —o si incluso soñase con hacerlo— los editores aportan ejemplos, dos ejemplos: su apoyo al régimen de Assad y a Hezbollah. Yo no voy a insultar su inteligencia hablando sobre este argumento para demostrar que Irán haya estado tratando de establecer su hegemonía sobre la región por la fuerza. Sin embargo, en cuanto a la agresión iraní, hay un ejemplo, —creo que uno solo en los últimos siglos— a saber, la conquista de Irán de dos islas árabes en el Golfo bajo el régimen del Sha respaldado por Estados Unidos en 1970. Pues bien, estos escandalosos esfuerzos iraníes para establecer su hegemonía regional por la fuerza se pueden contrastar con las acciones de los aliados de Estados Unidos— por ejemplo, Turquía, aliada de la OTAN , que apoya activamente a las fuerzas yihadistas en Siria. El apoyo es tan fuerte que parece que Turquía ayudó a sus aliados en el Frente al-Nusra, el grupo afiliado a Al-Qaeda, para matar y capturar las pocas decenas de combatientes que el Pentágono introdujo en Siria hace unas semanas. Es el resultado de varios años y quién sabe cuántos miles de millones de dólares de entrenamiento. En efecto, entraron y fueron inmediatamente capturados o asesinados, al parecer con la ayuda de la inteligencia turca. Y más importante todavía es el papel central que tiene el principal aliado estadounidense, Arabia Saudí, para los rebeldes yihadistas en Siria e Irak, y, de forma más general, para que Arabia Saudí haya sido —cito— "una fuente primordial de financiación para organizaciones rebeldes y terroristas desde los años 80". Eso es de un estudio, un estudio reciente, llevado a cabo por el Parlamento Europeo, y que repite lo que ya es ampliamente conocido. Y aún desde una perspectiva más general, el fervor misionero con el que Arabia Saudí promulga su doctrina Wahhabista-Salafista, radical, extremista mediante el establecimiento de las escuelas coránicas, mezquitas, y envíando a clérigos radicales a lo largo y ancho del mundo musulmán, con un enorme impacto. Uno de los observadores que examina la región de más cerca, Patrick Cockburn, escribe que la "Wahhabización" por parte de Arabia Saudí, "la 'Wahhabización' de la corriente principal del Islam sunita es uno de los desarrollos más peligrosos de nuestra era", siempre con un fuerte apoyo de Estados Unidos. Estas son cosas que no sería conveniente decir, además del hecho de que estos acontecimientos perniciosos son una consecuencia directa de la tendencia que ha seguido Estados Unidos ya desde hace tiempo, como sucedió con Gran Bretaña anteriormente, de apoyar las facciones radicales del Islam en oposición al nacionalismo secular. Estos son compromisos que vienen de antaño. Hay otros, como la embajadora de la ONU Samantha Power, que condenan la desestabilización que causó Irán en la región. La desestabilización es un concepto interesante presente en el discurso político. Entonces, por ejemplo, cuando Irán acude para ayudar al gobierno de Irak y al Kurdistán iraquí en la defensa contra el ataque de ISIS , eso representa una desestabilización, y tenemos que evitarlo, o puede que incluso represente una agresión. Por el contrario, cuando Estados Unidos invade Irak y mata a cientos de miles de personas, genera millones de refugiados, destruye el país y dispara un conflicto sectario que está desgarrando a Irak y, por ahora, a toda la región, y encima aumenta el terrorismo en todo el mundo por siete, solo en el primer año; eso es la estabilización, que forma parte de nuestra misión que debemos continuar para el beneficio de todo el mundo. En realidad, el excepcionalismo de las instituciones doctrinales de EE.UU. es bastante asombroso. Volviendo a los editores de The Washington Post, se unieron al mediador de Obama, el mediador de Obama con Clinton, Dennis Ross, Thomas Friedman, otros notables... para pedirle a Washington que le suministre a Israel bombarderos B-52, y tal vez hasta bombarderos B-2 más avanzados, y enormes, lo que se llama artillería masiva de penetración —conocidos también de forma informal como bombas antibúnker. Pero hay un problema: no cuentan con pistas de aterrizaje para aviones tan grandes como esos. Pero pueden usar, tal vez, las pistas de aterrizaje de Turquía. Y nada de esto es para defensa. Estas no son armas defensivas, recordemos. Todas estas armas son armas ofensivas para que Israel bombardee Irán, si decide hacerlo. Y desde que Israel es cliente de Estados Unidos, hereda del amo la libertad del derecho internacional, así que no es nada sorprendente que le brinde grandes suministros de armas ofensivas para usarlas cuando desee. Bueno, la violación del derecho internacional va más allá de la amenaza; se transforma en la acción, incluidos los actos de guerra, que son orgullosamente proclamados, presuntamente, porque es nuestro derecho como nación excepcional. Un ejemplo es el sabotaje exitoso de las instalaciones nucleares iraníes por medio de la ciberguerra. El Pentágono tiene sus puntos de vista sobre la ciberguerra. El Pentágono considera la ciberguerra como un acto de guerra, lo que justifica una respuesta militar. Y hace un año, la OTAN confirmó la misma posición, y determinó que la agresión a través de ataques cibernéticos puede desencadenar obligaciones de defensa colectiva por parte de la OTAN , es decir, si un país es blanco de ataques cibernéticos, toda la alianza puede responder por medio de ataques militares. Eso se refiere a los ataques cibernéticos contra nosotros, no de nosotros contra ellos. Y la importancia de estas posturas es, repito, algo que no sería conveniente mencionar. Y se puede comprobar si se cumple de verdad con esa condición.

AMY GOODMAN: Noam Chomsky, que habló el sábado en The New School en Nueva York. Después de la pausa, el profesor Chomsky seguirá comentando sobre la cuestión de Oriente Medio, las relaciones entre Estados Unidos e Israel, la política presidencial y Donald Trump. Seguimos en un minuto.
[Pausa]

AMY GOODMAN: En nuestro especial de Democracy Now!, continuamos nuestra transmisión con Noam Chomsky, disidente político, lingüista y escritor de renombre mundial. También es profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts, donde ha enseñado durante más de medio siglo. Es autor de más de cien libros. Ahora veremos el resto de su discurso, "Sobre el poder y la ideología", que ofreció este fin de semana en The New School en Nueva York.

NOAM CHOMSKY: Tal vez Estados Unidos e Israel justifican su terror ante Irán debido a su poder militar extraordinario. Y es posible evaluar esa preocupación. Por ejemplo, se puede recurrir al análisis acreditado, detallado, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, la principal fuente de dicha información, que en abril pasado realizó y publicó un largo estudio sobre el equilibrio militar regional. Y hallaron —cito— "un argumento decisivo sobre el hecho de que los Estados árabes del Golfo tienen... una ventaja abrumadora [sobre] Irán en cuanto al gasto militar y al acceso a armas modernas". Allí se incluyen los Estados del Consejo de Cooperación del Golfo: Bahrein, Kuwait, Omán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos. Ellos gastan ocho veces más que Irán en armas. Es un desequilibrio que se remonta a décadas atrás. Y su informe señala además que "los Estados árabes del Golfo han adquirido y están adquiriendo algunas de las armas más avanzadas y eficaces en el mundo, [mientras que] Irán ha [sido esencialmente] obligado a vivir en el pasado, a menudo dependiendo de sistemas originalmente entregados en tiempos del Sha", hace 40 años, que están prácticamente obsoletos. Y el desequilibrio es, desde luego, aún mayor con Israel, que, junto con el armamento más avanzado de Estados Unidos y su papel como base militar virtual en el extranjero de la superpotencia mundial, tiene un enorme arsenal de armas nucleares. Por supuesto, hay otras amenazas que justifican las serias preocupaciones y que no pueden dejarse de lado. Un Estado poseedor de armas nucleares podría filtrar armas nucleares a los yihadistas. No es broma. En el caso de Irán, la amenaza es minúscula. No solo los yihadistas suníes son los [enemigos] mortales de Irán, sino que los clérigos gobernantes, sin importar lo que uno piense de ellos, no han mostrado signos de demencia clínica, y saben que si hubiera siquiera un indicio de que causaron la filtración de armas, ellos y todas sus posesiones serían pulverizados instantáneamente. Sin embargo, eso no significa que podamos ignorar la amenaza, no de parte de Irán, donde no existe, sino de parte del aliado de Estados Unidos, Pakistán, donde la amenaza es, de hecho, muy real. Dos científicos nucleares paquistaníes muy destacados lo discutieron recientemente, Pervez Hoodbhoy y Zia Mian. En la principal revista británica sobre Asuntos Internacionales, escribieron que los temores cada vez mayores de que los "militantes incauten armas o materiales nucleares y desaten el terrorismo nuclear [han llevado a] la creación de una fuerza de más de 20.000 soldados dedicada a proteger las instalaciones nucleares. No hay ninguna razón para suponer, sin embargo, que esta fuerza sería inmune a los problemas asociados a las unidades que custodiaban las instalaciones militares regulares", que con frecuencia han sufrido ataques con "ayuda interna". En otras palabras, todo el sistema está teñido con elementos yihadistas, en gran medida, debido a lo que describió Patrick Cockburn, la "Wahhabización" del Islam sunita por parte de Arabia Saudí con el firme apoyo de Estados Unidos, desde el gobierno de Reagan. Bueno, en resumen, el problema es muy real, la verdad. No se está abordando con seriedad. Ni siquiera se discute. Más bien, lo que nos preocupa son fantasías, inventadas por otras razones, sobre el enemigo oficial actual. Quienes se oponen al acuerdo nuclear con Irán sostienen que Irán tiene la intención de desarrollar armas nucleares. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos no puede encontrar pruebas al respecto, pero no hay duda de que en el pasado, de hecho, Irán lo ha intentado. Y lo sabemos porque fue claramente expuesto por las autoridades más altas de Irán. La máxima autoridad del Estado iraní informó a periodistas extranjeros que Irán desarrollaría armas nucleares "sin duda, y antes de lo que se piensa". El padre del programa de energía nuclear de Irán, el exjefe de la Organización de Energía Atómica de Irán, expresó su confianza en que el plan de la dirección es "construir una bomba nuclear". Y un informe de la CIA tampoco tuvo, en sus propias palabras, "ninguna duda" de que Irán podría desarrollar armas nucleares si los países vecinos también las desarrollan, como por supuesto han hecho. Todo esto sucedió bajo el mandato del Sha, la "máxima autoridad" que acabamos de citar. Es decir, durante el período en que funcionarios de alto rango de EE.UU. —Cheney, Rumsfeld y Kissinger— instaban al Sha a continuar con los programas nucleares, y también estaban presionando a las universidades para que se ajustaran a estos esfuerzos. Mi propia universidad fue un ejemplo, el MIT . Bajo la presión del gobierno, hizo un trato con el Sha para admitir estudiantes iraníes en el departamento de ingeniería nuclear a cambio de subvenciones del Sha. Esto se hizo a pesar de las firmes objeciones del cuerpo estudiantil, pero con un fuerte apoyo por parte del profesorado. Esa es una distinción que plantea una serie de preguntas interesantes acerca de las instituciones académicas y del modo en que funcionan. Los profesores o los estudiantes de un par de años atrás tendrían una posición institucional diferente. Quienes se oponen al acuerdo— de hecho, algunos de estos estudiantes del MIT ahora están ejecutando los programas nucleares iraníes. Quienes se oponen al acuerdo nuclear sostienen que no avanzó lo suficiente. Hemos oído mucho de eso. Y curiosamente, algunos de los partidarios del acuerdo opinan lo mismo, y exigen que llegue más allá de lo que se ha logrado y que todo Oriente Medio debería deshacerse de las armas nucleares y, de hecho, de todas las armas de destrucción masiva en general. De hecho, estoy citando al ministro iraní de Asuntos Exteriores, Javad Zarif. Reitera el llamado del Movimiento de Países No Alineados —la mayor parte del mundo— y los Estados árabes, durante muchos años, para que se establezca una zona libre de armas de destrucción masiva en Oriente Medio. Esa sí sería una manera muy directa de hacer frente a cualquier amenaza que se alega que Irán representa. Pero hay mucho más que eso en juego. Esto lo discutieron recientemente en la principal revista de control mundial de armas de Estados Unidos, "Arms Control Today" (El control de las armas hoy), dos figuras destacadas en el movimiento antinuclear internacional, dos científicos que son veteranos del movimiento Pugwash y de agencias de la ONU . Ellos observan que "la exitosa adopción en 1995 de la resolución sobre el establecimiento de una zona libre de armas de destrucción masiva en Oriente Medio era el elemento principal de un paquete que permitió la... extensión del [Tratado de No Proliferación]". Ese es el tratado más importante de control de armas que hay, y su continuación está condicionada por la aceptación de movimientos hacia el establecimiento de una zona libre de armas de destrucción masiva, una zona libre de armas nucleares, en Oriente Medio. En repetidas ocasiones, la implementación de este plan ha sido bloqueada por Estados Unidos en las reuniones anuales que se realizan cada cinco años para revisar el Tratado de No Proliferación, la ocasión más reciente fue en 2010 y fue rechazada por Obama, y de nuevo en 2015, hace un par de meses. Los mismos dos especialistas antinucleares comentan que en 2015 este esfuerzo fue bloqueado de nuevo por Estados Unidos "en nombre de un Estado que no es parte del [Tratado de No Proliferación] y que muchos piensan que es el único en la región que posee armas nucleares". Esa es una referencia amable y discreta a Israel. El hecho de que Washington sabotee la posibilidad, en defensa de las armas nucleares israelíes, sin dudas puede socavar el Tratado de No Proliferación, así como mantener la peligrosa inestabilidad en Oriente Medio— por supuesto, siempre en nombre de la estabilidad. Por cierto, este no es el único caso en el que las oportunidades para poner fin a la supuesta amenaza iraní se han visto socavadas por Washington— hay algunos casos muy interesantes; pero no hay tiempo y no voy a abordarlos. Pero toda esta situación plantea interrogantes muy interesantes, que debemos preguntarnos, sobre lo que realmente está en juego. Así que, volviendo a eso, ¿cuál es en realidad la amenaza que plantea Irán? Claramente, no se trata de una amenaza militar. Es obvio. Podemos dejar a un lado los pronunciamientos febriles sobre las agresiones iraníes, el respaldo al terrorismo, la búsqueda de hegemonía sobre la región a la fuerza, o la noción aún más descabellada de que, incluso si Irán tuviera una bomba, podría usarla y, por lo tanto, sufrir su propia destrucción en el acto. La verdadera amenaza ha sido claramente explicada por los servicios de inteligencia de EE.UU. en sus informes al Congreso sobre la situación de la seguridad mundial. Que, por supuesto, se ocupan de Irán. Y señalan que— —cito a la inteligencia estadounidense— "el programa nuclear de Irán y su voluntad de mantener abierta la posibilidad de desarrollar armas nucleares es una parte central de su estrategia de disuasión". ¿Verdad? Es parte de la estrategia de disuasión de Irán— no hay políticas ofensivas, pero están intentando construir un elemento de disuasión. Y el hecho de que Irán tiene un interés serio en una estrategia de disuasión no se pone en duda entre los analistas serios. Lo reconoce, por ejemplo, la inteligencia estadounidense. Así, el influyente analista, veterano de la CIA , Bruce Riedel, que de ninguna manera es pacifista, escribe que "si yo fuera un coordinador de la seguridad nacional de Irán, querría desarrollar armas nucleares" como elemento de disuasión. Y las razones son bastante obvias. Él también hace otro comentario crucial. Señala que el margen estratégico de maniobra de Israel en la región sería limitado por un elemento de disuasión nuclear iraní. Y, por supuesto, también es cierto respecto a Estados Unidos. El "margen de maniobra" significa recurrir a la agresión y la violencia. Y estaría limitado por un elemento de disuasión de Irán. Para los dos Estados corruptos que arrasan libremente con la región —Estados Unidos e Israel— cualquier elemento de disuasión es, por supuesto, inaceptable. Y para aquellos que están acostumbrados y dan por sentado su derecho a gobernar por la fuerza, esa preocupación fácilmente se intensifica hasta llegar a ser lo que se llama una amenaza existencial. La amenaza de la disuasión es muy grave, si vas a recurrir a la fuerza de manera unilateral a tu propia voluntad para lograr tus objetivos, como EE.UU. y, en segundo lugar, Israel hacen habitualmente. Y más recientemente, el segundo aliado de Estados Unidos, Arabia Saudí, ha estado intentando entrar en el club, de modo bastante incompetente, invadiendo Bahrein con el fin de evitar suaves medidas reformistas, y más recientemente con su bombardeo exhaustivo de Yemen, que está provocando una enorme crisis humanitaria. Así que para ellos, un elemento de disuasión representa un problema, tal vez incluso una amenaza existencial. Ese creo que es el meollo de la cuestión, aunque no fuera conveniente decirlo o pensarlo. Y a excepción de los que esperan evitar un posible desastre y avanzar hacia un mundo más pacífico y justo, el resto deben atenerse a estas ordenes. Estas son cosas que no sería conveniente decir, no sería conveniente pensarlas— la gente no lee sobre ellas, no oye sobre ellas— pero son, en mi opinión, el meollo de la cuestión. Gracias.

Traducido por Victoria Rodríguez. Editado por Javier Albarran, Igor Moreno y Democracy Now! en Español.
Fuente: http://www.democracynow.org/es/2015/9/22/noam_chomsky_the_united_states_not

Atilio Borón.Argentina: un balotaje crucial para América Latina



(Por Atilio A. Boron) El resultado de las elecciones del pasado domingo no fue un rayo en un día sereno. Un difuso pero penetrante malestar social se había ido instalando en la sociedad al compás de la crisis general del capitalismo, las restricciones económicas que impone a la Argentina el agotamiento del boom de las commodities y la tenaz ofensiva mediática encaminada a desestabilizar al gobierno. Era, por lo tanto, apenas cuestión de tiempo que esta situación se expresara en el terreno electoral. Ya las PASO (elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) celebradas el 9 de Agosto habían sido una voz de alarma, pero no fue escuchada y analizada por el oficialismo con la rigurosidad requerida por las circunstancias. Prevaleció una actitud que para utilizar un término benévolo podríamos calificar como “negacionista”, gracias a la cual la autocrítica y la posibilidad de introducir correctivos  estuvieron ausentes, con las consecuencias que hoy estamos lamentando.



Me ceñiré, en este breve análisis, a algunos aspectos más relacionados con la estrategia y la táctica de la lucha política adoptadas por el Frente para la Victoria en los últimos meses. Dejo para otro momento la realización de un balance de la experiencia kirchnerista en su integralidad y con sus múltiples  contradicciones: asignación universal por hijo y concentración empresarial; extensión del régimen jubilatorio y regresividad tributaria; desarrollo científico y tecnológico (ARSAT I y II, etcétera) y sojización de la agricultura; orientación latinoamericanista de la política exterior y extranjerización de la economía. Algo he dicho al respecto en el pasado y no viene al caso reiterarlo en esta ocasión. Volveré sobre este tema en un escrito futuro, sin el apremio del momento actual. Tampoco me referiré, por ejemplo, a cuestiones que remiten a un arco temporal que trasciende la actual coyuntura electoral, como por ejemplo la llamativa ineptitud para construir un sujeto político y hacer de “Unidos y Organizados” una verdadera fuerza plural y frentista y no un cascarón vacío cuya única misión fue apoyar, sin ninguna eficacia práctica, las medidas del gobierno. O a la asombrosa  incapacidad para preparar, al cabo de doce años de gobierno, un liderazgo de recambio que no fuera Daniel Scioli, un político nacido del riñón del menemismo. O a la suicida actitud, seguida hasta hace unos pocos meses, de descalificar y hasta ridiculizar a quien, al final del camino, era el único candidato con el que contaba el kirchnerismo a la hora de enfrentar la riesgosa sucesión presidencial. Es decir, se vapuleó a una figura, contra la cual no se ahorraron ninguna clase de ofensas y humillaciones, sin percibir, en la alegre ofuscación de los cortesanos del poder, que era la única carta con la que contaban y que poco después deberían vergonzosamente aferrarse a ella, cual clavo ardiente, en una desesperada tentativa por salvar “el proyecto”. Dejo a la imaginación de los lectores la calificación de esta actitud.

Más cercano en el tiempo se cometieron varios errores de estrategia política de incalculables proyecciones: para comenzar, la decisión de no apoyar a Martín Lousteau en el balotaje por la jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires en contra de Horacio Rodríguez Larreta, el delfín de quien hoy aparece como el probable verdugo del kirchnerismo. De haberse actuado de esa manera, dejando de lado un absurdo fundamentalismo, el macrismo habría perdido la ciudad de Buenos Aires y se le habría propinado un golpe -si no mortal, al menos demoledor- a la candidatura presidencial de Mauricio Macri. Esta ofuscación del FPV, de la cual participaron desde la Casa Rosada hasta el último militante, fue una bendición para la derecha ya que le permitió nada menos que conservar en su poder a la ciudad de Buenos Aires y salvar el futuro de su principal espada política. Pocos casos de miopía política pueden igualarse a este.

Pero la carrera de errores no se detuvo allí. Con la intención de salvaguardar la pureza ideológica de la fórmula kirchnerista, y ante la desconfianza suscitada por Daniel Scioli y su sinuosa trayectoria política no se tuvo mejor idea que proponer como candidato a vicepresidente a Carlos Zannini. Al optar por el Secretario Legal y Técnico de la Presidencia se configuró una fórmula “kirchnerista pura”, buena para aplacar la ansiedad de los propios pero absolutamente  incapaz de captar un solo voto por fuera del universo político del kirchnerismo. Esta decisión pasó olímpicamente por alto todo lo que enseñan los manuales de la sociología electoral, que dicen que para obtener una mayoría hay que presentar una oferta política capaz de atraer la voluntad no sólo de los ya convencidos -el núcleo duro de una fuerza partidaria- sino también de quienes podrían ser atraídos por otras razones: rechazo a las fuerzas anti-kirchneristas, cálculo oportunista o tendencia a “votar a ganador”, entre muchas otras. Pero la fórmula Scioli-Zannini cerraba todas estas puertas, como se comprobó el pasado domingo y se quedaba enclaustrada en el voto kirchnerista, importante para insuficiente para obtener la diferencia que hubiera evitado el temido balotaje.

A lo anterior se agregó otro yerro inexplicable: el empecinamiento en proponer como candidato a la gobernación de la crucial provincia de Buenos Aires, que con casi el 38 % del padrón nacional es la madre de todas las batallas políticas en la Argentina, al Jefe de Gabinete de Ministros de la Presidenta Cristina Fernández, Aníbal Fernández. Este fue víctima de una tenaz e inmoral campaña de desprestigio que lo convirtió en el personaje con mayor imagen negativa de la provincia. Pese a ello se insistió tercamente en una candidatura que solo representaba a los propios y que perdía por completo de vista el complejo panorama electoral de la provincia. El resultado fue una derrota inapelable a manos de una candidata opositora, María Eugenia Vidal, que carecía por completo de experiencia en ese distrito ya que se había desempeñado en los últimos ocho años como Vice Jefa de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, acompañando a Mauricio Macri. Justo es reconocer que en esta derrota existen responsabilidades concurrentes: la mala imagen de Fernández se articuló con la pobre gestión de Scioli en la provincia. Si esta hubiera sido algo mejor Vidal no podría haberse alzado con la gobernación. Por ejemplo, si en lugar de dotar a la provincia con los tan publicitados 85.000 nuevos policías el gobernador saliente hubiera designado una cifra igual de nuevos maestros seguramente otro habría sido el resultado. En todo caso, cuesta entender las razones del tan pernicioso como costoso empecinamiento en sostener una candidatura como la de Fernández en esas circunstancias.

Por último, en este breve racconto, otro error fue la decisión de hacer que Scioli desplegase una campaña en la cual fuera lo más parecido posible a Cristina y cuyo eje central fuese la cerrada defensa de la gestión presidencial, sin ninguna proyección a futuro. Contra quienes proponían como slogan el cambio -de ahí el nombre de la alianza derechista: “Cambiemos”-  o quien como Macri demagógicamente exaltaba la “revolución de la alegría”, Scioli aparecía como un político triste y  titubeante, a la defensiva, e históricamente maltratado por la presidenta y su entorno, debilitado por las críticas recibidas desde la Casa Rosada, la Cámpora, Carta Abierta y con un libreto que lo condenaba a posicionarse como un acérrimo defensor del “proyecto”, sin la menor posibilidad de aludir a todo lo que faltaba hacer en el mismo, como una reforma tributaria integral, la estatización del comercio exterior y la implementación de una heterodoxa política antiinflacionaria que evitase la licuación de una parte nada desdeñable de la cuantiosa inversión social del gobierno de Cristina Fernández. Los resultados están a la vista.

Habría otras cuestiones por señalar, como el faltazo ante el debate con los otros candidatos presidenciales, que lo disminuyó aún más antes los ojos de la opinión pública y el oportunista anuncio, hecho sobre la hora, de duplicar el piso salarial para el impuesto a las ganancias, algo que el gobierno nacional tendría que haber hecho hace mucho. En todo caso, parecería que ciertos cambios habidos en la estructura social argentina y en el clima cultural imperante en el país, fuertemente semantizados por el terrorismo mediático lanzado por la derecha; cambios producidos precisamente por las políticas de inclusión social del gobierno de CF, no operaron en la dirección de otorgarle mayor sustentabilidad al proyecto sino todo lo contrario, en línea con tendencias ya observadas en países como Brasil, Bolivia, Ecuador y Venezuela y que es incomprensible que hubieran sido pasadas por alto en la Argentina. No necesariamente los sectores populares que mejoran su situación socioeconómica y cultural gracias a la acción de los gobiernos progresistas y de izquierda luego lo recompensan con su voto, y en la Argentina del pasado domingo esto fue muy elocuente. Hace tiempo que hemos venido advirtiendo que, ante la ausencia de una sistemática labor concientizadora y de formación ideológica –la célebre “batalla de ideas” de Fidel- el boom de consumo no crea hegemonía política sino que termina engrosando las filas de los partidos de la derecha. 

Dado lo anterior, revertir lo ocurrido en la primera vuelta electoral aparece como una empresa muy difícil aunque no imposible. Habrá que intentarlo, para evitar que la Argentina sea la punta de lanza de un proceso que, ahora sí, podría ser el inicio del “fin de ciclo” progresista en la región, algo que hasta hace unos pocos días parecía poco probable. De hecho, si el candidato del kirchnerismo es derrotado en el balotaje sería la primera vez que un gobierno progresista o de izquierda es vencido en las urnas desde el triunfo inaugural de Hugo Chávez en diciembre de 1998. Hasta ahora, todos esos gobiernos fueron ratificados en las urnas y sería lamentable que la Argentina rompiera con esa positiva tendencia. Tenemos una responsabilidad regional de la cual no podemos sustraernos: una victoria de Macri sería un golpe mortal para la UNASUR, la CELAC y el mismo Mercosur. Además, la Argentina se realinearía incondicionalmente con el imperio y este redoblaría su ofensiva en contra de los gobiernos bolivarianos, cada vez más privados de apoyos externos. Como latinoamericano y marxista no puedo ser indiferente ante la amenaza que representa un eventual gobierno de Macri que se uniría de inmediato a Álvaro Uribe, José M. Aznar y sus mentores norteamericanos en su pertinaz cruzada para erradicar de la faz de la tierra al chavismo, a los gobiernos de Evo y Correa y para propiciar el “cambio de régimen” en Cuba. Es decir, para liquidar definitivamente todo rastro de antiimperialismo en América Latina. Nadie situado genuinamente en la izquierda política podría contemplar distraídamente esta posibilidad ni dejar de hacerse cargo de enfrentarla con todas sus fuerzas. Desgraciadamente, llegados a este punto, no tenemos mejores opciones que la de apoyar al FPV para aventar el riesgo de un mal mayor, sabiendo empero que si lográsemos triunfar en este empeño tendríamos que darnos de inmediato a la tarea de construir una verdadera alternativa política de izquierda porque el kirchnerismo, con sus aciertos, sus errores y sus limitaciones ideológicas, no lo es y no puede serlo.

¿Podrá Scioli doblegar a su contrincante en el balotaje? Dependerá de cómo diseñe su estrategia de campaña para estas semanas. Los dos debates con Macri pueden ser la llave del triunfo, si es capaz de pasar a la ofensiva y demostrar que tras la vaguedad discursiva de su oponente se esconde un brutal programa de ajuste. Pero no le bastará con eso. Tendrá también que dejar de circunscribir su discurso a la defensa de la obra del kirchnerismo (algo para lo cual la presidenta Cristina Fernández no necesita ayuda porque lo hace infinitamente mejor que él), definir nuevas prioridades y salir con propuestas concretas en materia económica, social, cultural e internacional que le permitan persuadir a la opinión pública que podrá ser el presidente que comience a hacer todo aquello que el kirchnerismo, en otros momentos, reconocía que aún restaba por hacer y no hizo. Y que lo diga con convicción, sin pedirle permiso a nadie ni esperar la palmadita afectuosa de la Casa Rosada. Es una tarea difícil pero no imposible. Enfrente suyo no tiene a un De Gaulle o un Churchill sino a un insulso producto de un astuto marketing político, apoyado por el aparato publicitario de la derecha imperial. Difícil, repito, pero lejos de ser imposible. Ojalá que le vaya bien porque, aunque algunos se empeñen en negarlo, en este balotaje también se juega el futuro de los procesos emancipatorios y de las luchas antiimperialistas en América Latina.




CUBA:DISCURSO DEL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DE CUBA, BRUNO RODRIGUEZ PARRILLA EN LA AG ONU

 BAJO EL TEMA 42 “NECESIDAD DE PONER FIN AL BLOQUEO ECONÓMICO, COMERCIAL Y FINANCIERO IMPUESTO POR LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA CONTRA CUBA” DURANTE EL SEPTUAGÉSIMO PERÍODO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS. NUEVA YORK, 27 DE OCTUBRE DE 2015.
Señor Presidente:
Distinguidos Representantes Permanentes:
Estimados Delegados:
El 17 de diciembre pasado, el Presidente de los Estados Unidos Barack Obama reconoció que el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba ha fracasado, es obsoleto, no ha cumplido los objetivos que se previeron, y provoca daños al pueblo cubano y aislamiento al gobierno norteamericano.
Desde entonces, el Presidente ha reiterado que el bloqueo debe ser levantado. Ha pedido al Congreso de su país proceder así en vez de actuar contra la voluntad de los ciudadanos estadounidenses que apoyan claramente su terminación. Se ha comprometido a involucrarse en el debate con ese fin y a utilizar sus prerrogativas ejecutivas para modificar su aplicación.
Durante la Cumbre sobre la Agenda de Desarrollo 2030 y en el Debate General recientes, más de 60 Jefes de Estado, de Gobierno y de Delegaciones expresaron beneplácito y congratulación ante el anuncio del nuevo curso en las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, incluido el restablecimiento de relaciones diplomáticas y embajadas, y muchos de ellos reclamaron que el bloqueo sea finalmente abolido.
Es comprensible entonces el interés y expectativas que concitan estas deliberaciones y la subsiguiente votación que transcurren en circunstancias nuevas.
Ante el reclamo casi unánime de la comunidad internacional, simbolizado en el voto de 188 Estados miembros y en la participación de Cuba en la Cumbre de las Américas de Panamá; y de la clara mayoría de la sociedad estadounidense y la emigración cubana aquí asentada, el gobierno de los Estados Unidos ha anunciado una nueva política hacia nuestro país.
Pero, las medidas adoptadas por el ejecutivo norteamericano que entraron en vigor el pasado 16 de enero y luego fueron ampliadas el 18 de septiembre, aunque positivas, solo modifican de forma muy limitada algunos elementos de la aplicación del bloqueo.
Muchas de ellas no podrán implementarse a menos que se adopten otras que finalmente permitan a Cuba exportar e importar libremente productos y servicios hacia o desde Estados Unidos; utilizar el dólar estadounidense en sus transacciones financieras internacionales y operar cuentas en esa moneda en bancos de terceros países; así como tener acceso a créditos y financiamientos de entidades privadas y de las instituciones financieras internacionales.
El problema no es que el ordenamiento cubano dificulte la aplicación de estas medidas y tenga que ser modificado para facilitarlo, como algunos funcionarios estadounidenses han declarado. El problema es la existencia implacable y sistémica del bloqueo.
No debemos confundir la realidad con los deseos ni las expresiones de buena voluntad. En asuntos como estos, solo puede juzgarse a partir de los hechos.
Y los hechos demuestran, con toda claridad, que el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra Cuba está en plena y completa aplicación.
Diez meses después de los anuncios del 17 de diciembre, no se ha producido ninguna modificación tangible, sustancial, en la práctica del bloqueo.
La eliminación de Cuba de la espuria lista de Estados patrocinadores del terrorismo internacional fue la inevitable rectificación de un absurdo, pero apenas ha tenido consecuencias en la implementación del bloqueo, sustentado en sanciones y leyes previas mucho más abarcadoras.
Hace apenas una semana, se aplicó una multa de 1 116 millones de dólares al banco francés Credit Agricole que se suma a la de $1 710 millones al alemán Commerzbank el pasado mes de marzo, por realizar transacciones con Cuba y otros Estados.
Solo en las últimas semanas, el sistema de mensajería segura SWIFT canceló un contrato de servicios, fue retenido el primer pago de la compañía Sprint para iniciar las llamadas telefónicas directas, y se retuvieron varias transferencias bancarias a Cuba por la operación de vuelos chárter.
Las exiguas compras cubanas de alimentos en los Estados Unidos, que es una de las pocas excepciones al bloqueo, aprobadas en el año 2000 por el Congreso, han disminuido significativamente en el último año, debido a que están sujetas a condiciones discriminatorias y onerosas: cada compra tiene que ser autorizada por una licencia, se prohíben los créditos, Cuba está obligada a pagar en efectivo y por adelantado, a través de entidades bancarias de terceros países, y no puede utilizar barcos propios para transportar estos productos.
Algo similar ocurre con las importaciones de medicamentos necesarios para el país, también condicionadas desde 1992 por la ley de los Estados Unidos. Cuba debe dar cuenta sobre el destinatario final de las medicinas adquiridas y no puede hacer los pagos directamente, sino a través de terceros y en una moneda distinta al dólar, lo cual implica dificultades, demoras y costos adicionales.
Podrían mencionarse numerosos ejemplos, como el de la compañía Elekta que confirmó el pasado 2 de septiembre que no podrá suministrar al Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología ni a otros hospitales el isótopo radioactivo Iridio-192 que garantiza el normal funcionamiento de los equipos de braquiterapia, imprescindibles para impartir tratamientos de mayor calidad y precisión contra el cáncer, dado que su suministrador, la compañía estadounidense Mallinckrodt Pharmaceuticals, se negó a venderlo con destino a Cuba.
La compañía norteamericana Small Bone Innovation, Inc. ha rehusado suministrar al Complejo Ortopédico “Frank País” prótesis para las articulaciones de la muñeca y mano para pacientes con artritis reumatoide.
En junio pasado, la compañía estadounidense SIGMA Aldrich se negó a proporcionar a la compañía Quimimpex productos, servicios e información técnica indispensables para la industria química; y la empresa norteamericana Columbiana Boiler Company dijo a la citada empresa estar impedida de exportar los cilindros necesarios para envasar el cloro destinado a la potabilización del agua.
El bloqueo constituye una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de todos los cubanos, es contrario al Derecho Internacional, califica como acto de genocidio a tenor de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948 y es el principal obstáculo para el desarrollo económico y social de nuestro pueblo.
Los daños humanos que ha producido son incalculables. El 77% de los cubanos lo han sufrido desde su nacimiento. Las carencias y privaciones que provoca a todas las familias cubanas no pueden contabilizarse.
Calculados conservadora y rigurosamente, los daños económicos que ha ocasionado, en más de medio siglo, ascienden a 833 755 millones de dólares, según el valor del oro. A precios corrientes, suman 121 192 millones de dólares, cifra de enorme magnitud para una economía pequeña como la nuestra.
Espero que el Representante de los Estados Unidos no venga ahora a decirnos que el proyecto de resolución no refleja completamente el espíritu de diálogo ni la actitud bondadosa de su gobierno; ni asuma la manida pose de que Estados Unidos es el socio benefactor del pueblo cubano que únicamente pretende su empoderamiento; ni infle la cifra de 900 mil dólares de donaciones de la sociedad civil recibidas en 2015 que el bloqueo dificulta y nuestro pueblo aprecia; ni mencione como si fueran fondos gubernamentales, las remesas familiares que los cubanos aquí asentados ahorran con esfuerzo; ni cuente como intercambio comercial, las licencias otorgadas pero que no se materializan en exportaciones.
Si bien corresponde al Congreso de los Estados Unidos la decisión de ponerle fin al bloqueo, el Presidente tiene amplias prerrogativas ejecutivas para modificar sustancialmente su aplicación práctica y su impacto humanitario y económico.
Compartimos la esperanza de que el Congreso de los Estados Unidos avance hacia el cambio de una política ineficaz, anclada en el pasado, cruel e injusta, y adopte decisiones basadas en los valores y sentimientos de sus ciudadanas y ciudadanos.
Señor Presidente:
Históricamente, Estados Unidos ha pretendido establecer dominación y hegemonía sobre nuestra Patria y, desde 1959, cambiar el sistema político, económico y social que, en ejercicio de plena autodeterminación, nuestro pueblo libremente ha decidido.
Algunos voceros del gobierno de los Estados Unidos han declarado que la anunciada política hacia Cuba significa un cambio en los métodos, pero no en los objetivos.
De ser así, el proceso hacia la normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba enfrentará muy serios obstáculos.
El levantamiento del bloqueo será el elemento esencial que dará sentido a lo avanzado en estos meses en las relaciones entre ambos países y determinará el ritmo hacia la normalización.
Como ha reconocido el Presidente Barack Obama, la eliminación del bloqueo conviene al interés nacional de los Estados Unidos y es la voluntad de sus ciudadanas y ciudadanos.
No podría aceptarse de ninguna manera, ni sería productivo, pretender condicionar las medidas de levantamiento o modificación del bloqueo a que nuestro país realice cambios internos.
Cuba está dispuesta a aceptar las oportunidades y también los desafíos de una nueva etapa en las relaciones entre ambos países, pero jamás negociará su sistema socialista, ni sus asuntos internos, ni permitirá mancha alguna en la independencia conquistada al precio de la sangre de sus mejores hijos y de enormes sacrificios de muchas generaciones desde el inicio de nuestras guerras de independencia en 1868.
Como ha reiterado el Presidente Raúl Castro Ruz, ambos gobiernos han de encontrar la manera de convivir de forma civilizada con sus profundas diferencias y avanzar en todo lo posible, en beneficio de los pueblos norteamericano y cubano, mediante el diálogo y la cooperación basados en el respeto mutuo y la igualdad soberana.
Entre los pueblos de Cuba y los Estados Unidos no hay enemistad. El pueblo cubano fue solidario cuando se produjeron los terribles actos terroristas del 11 de septiembre de 2001 o el devastador impacto del huracán Katrina.
Apreciamos y reconocemos los progresos alcanzados en el último período con la reapertura de Embajadas, las visitas del Secretario de Estado y de la Secretaria de Comercio y el intercambio de delegaciones; el funcionamiento de una Comisión Bilateral, la ampliación de las áreas de diálogo y cooperación, principalmente en materia de seguridad aérea y de la aviación, enfrentamiento al narcotráfico, la emigración ilegal y la trata de personas, aplicación y cumplimiento de la ley, protección del medio ambiente y salud, entre otros.
Estamos sinceramente interesados en ampliar provechosos vínculos, ofrecer hospitalidad a las ciudadanas y ciudadanos norteamericanos que disfruten de la libertad de viajar a Cuba, profundizar los intercambios culturales, deportivos, científicos y académicos, la cooperación multifacética en áreas de interés común, el comercio y la inversión.
Partiendo de grandes diferencias y con carácter recíproco, hemos iniciado un diálogo sobre derechos humanos.
Nos guían para todo ello los principios de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en enero de 2014, en La Habana, así como los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.
Esto podría ser también una modesta contribución a la búsqueda de otra forma de relacionarnos los seres humanos y las naciones en esta época de crisis global, inevitable impacto del cambio climático, guerras no convencionales que desatan conflictos atroces, nuevas formas de terrorismo, la existencia de enormes arsenales nucleares, insólitos gastos en armamento y el riesgo de pandemias.
Como expresó en esta sala, hace ya 15 años, el líder histórico de la Revolución Fidel Castro Ruz, “La humanidad debe tomar conciencia de lo que hemos sido y de lo que no podemos seguir siendo. Hoy nuestra especie ha adquirido conocimientos, valores éticos y recursos científicos suficientes para marchar hacia una etapa histórica de verdadera justicia y humanismo. Nada de lo que existe hoy en el orden económico y político sirve a los intereses de la humanidad. No puede sostenerse. Hay que cambiarlo”.
Señor Presidente:
Veintitrés años después de adoptada por primera vez esta resolución, hemos alcanzado en el 2015 un notable progreso.
Ha sido el premio a la denodada resistencia, el abnegado esfuerzo, la firmeza de convicciones de nuestro pueblo y el liderazgo de la generación histórica de la Revolución encabezada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y el Presidente Raúl Castro.
Agradecemos profundamente a todos los gobiernos y pueblos, parlamentos, fuerzas políticas y movimientos sociales, representantes de la sociedad civil, organizaciones internacionales y regionales que, en particular en esta Asamblea General de las Naciones Unidas, han contribuido con su voz y su voto, año tras año, a fundamentar la justeza y la urgencia de la eliminación del bloqueo.
Hemos llegado aquí también gracias al mayoritario y creciente apoyo del pueblo estadounidense a este loable propósito, a quien expresamos nuestra gratitud.
Sabemos que es largo y difícil el camino que tenemos por delante. Mientras el bloqueo persista, seguiremos presentando el proyecto de resolución.
El pueblo cubano no renunciará jamás a su soberanía ni al camino que libremente ha escogido para construir un socialismo más justo, eficiente, próspero y sostenible. Tampoco desistirá en la búsqueda de un orden internacional más equitativo y democrático.
Señor Presidente:
Distinguidos Representantes Permanentes:
Estimados Delegados:
Hemos presentado un proyecto de resolución que reconoce la realidad de la estricta y opresiva aplicación del bloqueo contra Cuba y que también saluda y reconoce, en nuevos párrafos preambulares, los progresos alcanzados en el último año.
En nombre del heroico, abnegado y solidario pueblo cubano, les pido votar a favor del proyecto de resolución contenido en el documento A/70/L.2 “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.
Muchas gracias.

Votación en la ONU sobre Bloqueo contra Cuba

La pantalla electrónica de la sede la ONU. Foto: Richard Drew/ AP
La pantalla electrónica de la sede la ONU. Foto: Richard Drew/ AP
En detalles, minuto a minuto, la histórica votación en Naciones Unidas “Sobre la Resolución 69/5 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, titulada “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.
14:10
Canciller cubano Bruno Rodríguez en Conferencia de Prensa en la sede de la ONU tras histórica votación contra el bloqueo. Foto: Colaborador de Cubadebate (Tomada con móvil)
Canciller cubano Bruno Rodríguez en Conferencia de Prensa en la sede de la ONU tras histórica votación contra el bloqueo. Foto: Colaborador de Cubadebate/ Tomada con móvil.
El canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla ofrece en estos momentos una conferencia de prensa luego de la histórica votación.
“Ha sido una votación récord la que se ha producido en el día de hoy. Una vez más queremos agradecer a aquellos que mostraron su apoyo a nuestro pueblo. Recordamos que como el bloqueo contra Cuba es un acto unilateral debe ser levantado unilateralmente. Solo los Estados Unidos, su gobierno y su Congreso pueden eliminarlo”, dijo.
El canciller cubano añadió que la votación que hoy se produce, apuntala la política que ha expresado el Presidente Obama de involucrarse con el Congreso de Estados Unidos para que el bloqueo se levantara. Sabemos que es una política obsoleta y que también provoca daños a los ciudadanos estadounidenses, queremos agradecer a todos los que nos han apoyado.
El Congreso de EEUU no ha aprobado en los últimos 10 meses ninguna enmienda para levantar el bloqueo, lo que ha hecho es reforzarlo. Cuba nunca ha aplicado ninguna medida en contra de los Estados Unidos, ni ha obstaculizado el comercio entre Cuba y Estados Unidos, ni ha prohibido la libertad de viajar de los estadounidenses. El levantamiento del bloqueo no solo beneficiaría a los cubanos sino también a los ciudadanos estadounidenses, destacó Rodríguez.
En la respuesta a una de las preguntas de la prensa, Bruno Rodríguez afirmó:
Me siento decepcionado con los Estados Unidos en la mañana de hoy. Desde el 17 de diciembre no ha habido ninguna medida para levantar el bloqueo. Hace varias semanas el presidente de EEUU prorrogó una Ley de 1917 que solo se aplica a Cuba, se han estado aplicando a entidades multas por tener comercio con Cuba.
La Compañía The Springs fue multada cuando intentaba negociar para hacer llamadas directas. Y hace pocas horas el gobierno de Estados Unidos acaba de votar a favor del bloqueo.
La fundamentación que presentó Estados Unidos en contra de la Resolución tiene argumentos que resultan insustanciales. Utilizan pretextos relacionados con el contenido de la Resolución, reconocen los progresos diplomáticos y encomian la actitud de Obama de involucrarse con el Congreso para ir contra el bloqueo y vota aquí a favor del bloqueo, respondió el canciller cubano.
No pienso replicar la argumentación del representante de EEUU, dijo, y agregó:
Estoy convencido que el aislamiento internacional de los EEUU que se ha visto hoy, como se vio en el debate y en las argumentaciones de los estados miembros. Mientras eso ocurra la Asamblea General seguirá cumpliendo su deber y Cuba seguirá presentando su Resolución.
La última pregunta presentada por la agencia Prensa Latina, acerca de cómo se comporta ahora el nuevo escenario, el canciller Bruno Rodríguez afirmó:
Nuestro discurso revela la voluntad de continuar nuestras relaciones con Estados Unidos. Cuba hará todo lo que este a su alcance para seguir adelante con las relaciones entre ambos países
Se anticipa nuestra voluntad de seguir trabajando en áreas de avenencias. Tenemos amplísimos contactos con la sociedad estadounidenses, continuaremos invitando a los ciudadanos estadounidenses a viajar de Cuba. Seguiremos deseando que los hombres y mujeres de negocios de EEUU sepan aprovechar las oportunidades de negocios con Cuba.
Pero las relaciones no podrán normalizarse hasta que se levante el bloqueo, eso será lo que determinará el complejo y largo proceso del restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

13:30

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13:20

El Embajador venezolano ante la ONU muestra su apoyo a Cuba

CubaEl mundo le da un NO rotundo al bloqueo

Foto: captura de la televisión
La primera presentación del informe cubano contra el bloqueo desde los anuncios del 17 de diciembre pasado obtuvo la mayor aceptación de su historia con 191 países a favor de eliminar esa política, dos votos en contra de Estados Unidos e Israel y ninguna abstención.
Como en las 23 ocasiones anteriores, la Asamblea General de la ONU condenó de manera contundente el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba.
Pero en esta ocasión se trató de las mayor votación favorable que ha obtenido la resolución contra el bloqueo presentada por Cuba en la ONU. Es asimismo, la resolución que mayor consenso genera en ese órgano mundial.
Estados Unidos quedó aún más aislado que de costumbre y su voto en contra solo fue acompañado por su aliado incondicional sionist

mmanuel Wallerstein LAS IMPOSIBLES OPCIONES DE OBAMA EN MEDIO ORIENTE



En los días que corren, el presidente Barack Obama está siendo criticado en todas partes por cualquier cosa que haga en Medio Oriente. Y cómo no habría de serlo, si probablemente no hay nada que pueda hacer para convertirse en el crucial y decisivo actor, que a él le gustaría ser, en la vertiginosa geopolítica de Medio Oriente. No es que todas sus decisiones sean malas. Muchas lo son, pero hay algunas que parecen sensatas. El hecho es que virtualmente no hay Estado en la región, o que tenga intereses en ella, que realmente esté de su lado. Todos mantienen sus agravios y prioridades y están deseosos de resolverlos aún si Estados Unidos los presiona para no hacerlo.
Hay cuatro ámbitos que podrían considerarse los puntos candentes de la región, o tal vez deberíamos llamarlos los más candentes: Irán, Siria, Afganistán e Israel/Palestina. Los críticos de Obama dicen que él no tiene una política coherente en ninguna de esas regiones. Y esta crítica no deja de tener su fundamento.
Su política más clara, relativamente, es la relacionada con Irán. Estados Unidos ha hecho un esfuerzo importante para obtener un acuerdo con Irán que en esencia ofrezca un arreglo: que no haya armamento nuclear en Irán a cambio de levantar las sanciones económicas. De hecho, tal acuerdo ya se firmó. Y las legislaturas de ambos países han tomado el primer paso hacia su ratificación. Los historiadores futuros enlistarán éste como uno de los más grandes logros de Obama en lo relacionado con política exterior (junto con la reanudación de las relaciones diplomáticas con Cuba). Este es Obama el pacificador.
Sin embargo, el acuerdo debe ser ratificado más allá, de varios modos, por ambas partes. Aunque esto parece probable, con toda seguridad no es inevitable. Los detalles son complicados y están abiertos a diferentes interpretaciones por ambas partes. Y diferentes interpretaciones conducen a la continuación de las tensiones. Cuarenta años después de que se firmara un acuerdo semejante en Irlanda del Norte, seguimos teniendo discusiones sobre la interpretación del acuerdo, y en este momento enfrentamos la amenaza de que se rompa.
La situación en Afganistán es menos clara. Los talibanes parecen estar juntando fuerza constante y están controlando más y más regiones, por lo menos en la noche. Estados Unidos envió tropas a Afganistán a sacar a los talibanes y mantenerlos fuera. Supuestamente el gobierno afgano quiere derrotar también a los talibanes.
Lo más importante es que también Irán quiere derrotar a los talibanes. Pero Estados Unidos e Irán no quieren cooperar abiertamente en este objetivo. Y el gobierno afgano se desgarra entre la reivindicación de su independencia respecto de Estados Unidos y su necesidad de contar con su continuada (de hecho creciente) asistencia militar. El gobierno paquistaní parece estar apoyando a los talibanes. Y el gobierno de India parece querer apoyar al gobierno afgano de un modo más directo de lo que desearía el gobierno estadunidense.
La política estadunidense no es coherente, porque intenta alcanzar una serie de objetivos que interfieren uno con otro. Estados Unidos desea reforzar un gobierno estable y, por tanto, está comprometido a respaldar al actual gobierno afgano. Para hacerlo, los militares estadunidenses insisten en que se necesitan más tropas. Pero Obama prometió reducir las fuerzas estadunidenses a un grupo de entrenadores no combatientes para cuando termine su presidencia. No es posible hacer esto y al mismo tiempo garantizar la supervivencia del llamado gobierno afgano estable, en especial cuando la estabilidad de ese gobierno está ligada a una enconada lucha sin resolver con sus oponentes no talibanes.
Si volteamos a Siria, coherente es el último adjetivo que uno aplicaría a la política estadunidense. Por una parte, ha intentado formar una coalición internacional de países comprometidos con la derrota del aún expansivo Estado Islámico (EI, Daesh o ISIL). En teoría, Estados Unidos también está comprometido con la destitución de Bashar al Assad. Lo que Estados Unidos no quiere hacer es comprometer tropas en otra zona de guerra civil en Medio Oriente. A cambio, Estados Unidos ofrece combatir el EI con drones que bombardearán sus unidades, sin siquiera tener tropas en el terreno que guíen los drones. La consecuencia, que es inevitable, es el daño colateral que intensifica los sentimientos antiestadunidenses en Siria.
En tanto, Rusia ya dejó claro que está comprometida a mantener a Assad en el poder, al menos hasta que exista una resolución política de Assad con la llamada oposición moderada. La oposición en sí misma es un grupo complicado. Estados Unidos ha derramado mucho dinero y energía en entrenar a un selecto grupo de oposición. El ejército estadunidense justo acaba de admitir que este esfuerzo fue un fracaso total. Los grupos a los que les había brindado apoyo fueron desintegrados en gran medida. No sólo huyeron de los campos de batalla, sino que de hecho le entregaron material a Al Nusra, grupo afiliado con Al Qaeda y supuestamente uno que Estados Unidos no quiere respaldar.
Nadie realmente está siguiendo ninguna de las directrices de Estados Unidos. Con mucha renuencia Turquía accedió a los sobrevuelos de aviones y drones estadunidenses, pero se negó a alentar el respaldo hacia las tropas kurdas que son las que realmente combaten al EI. Arabia Saudita tampoco tiene una política coherente. Están en desacuerdo con las fuerzas de Al Qaeda, pero también les brindan algo de respaldo financiero y diplomático como parte de su intento por contrarrestar la influencia iraní por todo Medio Oriente. Gran Bretaña y Francia dicen respaldar a Estados Unidos, pero Gran Bretaña enviará solamente drones y Francia critica a Estados Unidos por no ser más duro contra Assad. Israel no parece tener ninguna claridad de lo que va a hacer. Israel alega que el mayor enemigo es Irán, pero de hecho se concentra en mantener a raya a los palestinos, lo cual significa constituir una política en la franja de Gaza y otra en Siria y Líbano.
Y en cuanto a Israel-Palestina, la violencia y la retórica van in crescendo en ambas partes. Muchos comentaristas dicen que ésta es la tercera Intifada, y algunos aseguran que comenzó hace un año. Sea cual fuere la etiqueta, es obvio que lenta, pero seguramente Israel está perdiendo la batalla diplomática en Europa occidental y aún en Estados Unidos. Mientras Netanyahu, quien quisiera reparar las raspadas relaciones con Obama, tiene que ser precavido de no ser rebasado por su derecha. Hay poco que él vaya a hacer para cambiar la política israelí. Y hay poco que Obama pueda hacer que él emprenda. No obstante, el conflicto entre Israel y Palestina continúa siendo el potencial disparador de una explosión por todo Medio Oriente, una tan severa que afectaría las operaciones de toda la economía-mundo, algo que ya está en una condición muy frágil.
Si alguien puede ver en este popurrí de evidencias que Estados Unidos sigue siendo capaz de controlar la situación y dictarle términos a alguna de las partes, está viendo cosas que yo no puedo ver. No sólo Estados Unidos no es ya una potencia hegemónica, sino que ya no es siquiera el actor más poderoso de esta fragmentada región. Su renuencia a admitir esta realidad para sí es un peligro para el mundo entero.