Imanol Ordorika/Adolfo Gilly, La Jornada
E
l 27 de enero, a 43 días de la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa y el asesinato de otros cuatro, el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, repitió los argumentos, versiones y testimonios ya presentados el 7 de noviembre de 2014. Con un agregado: ahora los declaró verdad histórica. Con esta presentación pretende cerrar el caso, suspender toda investigación y cortar la interlocución con los familiares de las víctimas.
Con la expresión verdad histórica el procurador quiere significar que su versión de los hechos de Ayotzinapa es ya caso juzgado, aunque diga que la investigación sigue abierta para encontrar otros posibles “culpables. Con esta declaración también cierra el paso a la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, antes acordada con los padres.
Resulta sorprendente que el procurador no tenga idea de que unaverdad histórica, por el hecho mismo de serlo, sólo puede ser establecida en los tiempos de la historia y con sus métodos, jamás por la voluntad, las acciones o los dichos de los protagonistas de los sucesos, en este caso la PGR con su apresurada investigación.
§
El procurador reitera sus hipótesis con muy pocos fundamentos. Se basan casi exclusivamente en testimonios de los presuntos delincuentes detenidos, de cuya veracidad, propósitos y procedimientos para su obtención no nos presenta ninguna prueba o simple evidencia. El procurador dice y el dudoso y fragmentario video elaborado por la PGR ilustra su dicho. ¿Qué es esto, adónde hemos llegado? En todo proceso penal la confesión constituye el eslabón más débil de la prueba. En la historia de los procesos penales en este país el uso de métodos violentos –incluidas las amenazas y las promesas– para arrancar confesiones es proverbial y sigue vigente.
La desaparición forzada de los estudiantes de Ayotzinapa fue y sigue siendo un crimen de Estado, por la elemental razón de que fue cometido por cuerpos armados del Estado mexicano, como lo son las policías municipales, en cumplimiento de órdenes de funcionarios del Estado, como los presidentes municipales y no sólo ellos en este caso. El Estado no es tan sólo la Presidencia de la República, sino el conjunto de las instituciones en el territorio de la nación.
La pretensión de cerrar el caso Ayotzinapa y el llamado presidencial ano quedar atrapados en esa tragedia no hacen más que profundizar la crisis de esas instituciones. Actúa así como germen y estímulo de disensos y divisiones dentro del mismo aparato del gobierno federal. A nivel del territorio nacional esta crisis se hace visible en la imbricación entre fuerzas y servidores públicos, y no sólo en el estado de Guerrero, con elementos del crimen organizado; en la complicidad o encubrimiento de esos hechos por funcionarios municipales y estatales, sea por conveniencia o por legítimo temor; en la inoperancia de las instituciones de seguridad y de impartición de justicia en todos los niveles; y, por tanto, en la carencia de credibilidad y legitimidad de gobiernos y funcionarios en los tres niveles: municipal, estatal y federal. Una sola pregunta: ¿por qué no se ha llamado a declarar cuanto pueda saber al licenciado Ángel Aguirre Rivero, gobernador de Guerrero en los momentos del crimen de Ayotzinapa? No es la única omisión, pero es una de las más clamorosas en la verdad histórica de la PGR.
Foto
Las manifestaciones en demanda de que se esclarezca el paradero de los 43 estudiantes no cesan y este miércoles, estudiantes de UAM-Xochimilco y padres de normalistas marcharon en el sur de la ciudad de MéxicoFoto Carlos Ramos Mamahua
§
Esta crisis configura lo que en la doctrina y en la práctica se denomina una crisis de Estado. Reconocerla es premisa indispensable para superarla. Y para eso es preciso abrir todas las puertas, echar aire y luz sobre todas las investigaciones, revisar todos los archivos y documentos, o sea, lo contrario de la propuesta, la política y las acciones del gobierno federal, a través de su procurador general, en este caso.
Pues Ayotzinapa no es un caso aislado. La desaparición forzada de 43 estudiantes en una sola acción criminal llevada a cabo por policías municipales uniformados y la muerte de otros cuatro es un punto culminante de la interminable tragedia de miles y miles de desapariciones, asesinatos,feminicidios, trabajo esclavo, que viene asolando al territorio nacional en lo que va del siglo XXI y también antes. ¿Olvidamos Acteal? ¿Olvidamos San Fernando? ¿Olvidamos Ciudad Juárez y toda la frontera? ¿Olvidamos el olvido?
Establecer la verdad donde sea que tope en el caso Ayot-zinapa es abrir las puertas y las avenidas para conocer y, entonces sí, empezar a salir de esta tragedia interminable. Ayotzinapa no es un cierre, es una dolorosa e ineludible ocasión para la sociedad mexicana y también sus instituciones estatales para comenzar a ir más allá de la tragedia recurrente en que vivimos.
§
La crisis y la pérdida de credibilidad de las instituciones de Estado de cara a la sociedad han hecho aparecer al gobierno federal y a su PGR como juez y parte en las investigaciones y la construcción jurídica del caso Ayotzinapa. No hay razón válida para que la aprobada e indispensable visita y tarea de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre el caso Ayotzinapa se siga postergando. La CIDH es indispensable.
Es preciso, sin embargo, ir además más lejos. Urge a esta altura la constitución de una comisión de investigación independiente, responsable y respetada y a la cual se le abran todas las puertas: cárceles, cuarteles, campos de trabajo, plantaciones, archivos, testimonios. Todo.
Es necesaria, es indispensable ya, la conformación de una comisión de la verdad independiente de las instituciones, con integrantes probados y respetados por sus trayectorias de vida, su independencia de criterio y sus capacidades, y con la asesoría y el apoyo de los organismos de derechos humanos que en México han apoyado y enriquecido las investigaciones independientes y gozan de la confianza de los padres, madres, familiares y compañeros de los estudiantes desaparecidos.
Conocer la verdad verdadera sobre Ayotzinapa exige una comisión de la verdad con plenos poderes de acción e investigación. Es la respuesta al carpetazo oficial.

Jorge Riechman: “La velocidad se ha convertido en una suerte de enfermedad cultural; vivir despacio es contrahegemónico”






Filósofo, poeta, ensayista, matemático, traductor, militante ecosocialista… Polifacético y transversal, el profesor de Filosofía Moral en la Universidad Autónoma de Madrid, Jorge Riechmann, se enfrenta al conocimiento con la perspectiva del viejo humanista, de manera integral y sin divisorias artificiales entre las ciencias y las letras. Su vasta obra incluye ensayos (“Moderar Extremitán”; “Qué hacemos ante la crisis ecológica”, con otros autores; “Interdependientes y ecodependientes”; “El socialismo puede llegar sólo en bicicleta”; “Meter al dinero en cintura” o “¿Cómo vivir? Acerca de la vida buena”). En el campo de la poesía su obra es también profusa. Ha publicado textos como “Poemas lisiados”, “El común de los mortales”, “Futuralgia” o “Pablo Neruda y una familia de lobos”. Los comentarios de Jorge Riechmann en torno a la actualidad pueden leerse en el blog “Tratar de comprender, tratar de ayudar”.  

Afirma que, en las sociedades contemporáneas, “la velocidad se ha convertido en una suerte de enfermedad cultural, cuya destructividad de conjunto se nos escapa”. “También en ello hay un elemento de dominación”, agrega, por eso “ir despacio es contrahegemónico”. A la hora de analizar la realidad, Riechmann rehúye el autoengaño y los falsos consuelos, los idealismos bobalicones y las irreales esperanzas. “Si estamos de verdad en una situación catastrófica –y lo estamos-, tratar de analizarla no es un discurso catastrofista, sino un ejercicio de realismo”. Sin incurrir en el desánimo, los motivos de las luchas ecologistas de hace cincuenta años ya no están abiertas. “La revolución (ecologista y feminista) tendríamos que haberla hecho ayer”.

La caída de los precios del petróleo en estos últimos meses se ha atribuido a múltiples factores. Algunos analistas han apuntado, por ejemplo, que responde a una disminución de la demanda que anticipa una nueva recesión mundial. ¿Cuál es tu opinión?

Diría que una parte de esa caída de los precios –pero probablemente no una parte tan importante- tiene que ver con lo aparecido en la “opinión publicada”: las diferencias de intereses en el seno de la OPEP por un lado, y por otro lado también el juego de Arabia Saudí para ver si consigue sacar del mercado a una parte de la competencia, particularmente la extracción de petróleos “no convencionales” que exigen inversiones muy altas y tienen tasas de retorno energético muy bajas, como es el caso del fracking estadounidense o las arenas asfálticas de Canadá. Pero otra parte más importante, y eso ya no es tan asumible por los medios de comunicación del sistema, tiene que ver -como señala entre otros Antonio Turiel en su blog (The Oil Crashhttp://crashoil.blogspot.com.es/ )- con la actual situación de cenit o “pico” del petróleo, donde entramos a partir de 2005 aproximadamente, que tiene efectos económicos de largo alcance y da lugar a una mayor volatilidad de los precios. Éstos pueden subir mucho, como ocurrió en 2008 cuando se superaron los 140 dólares por barril, o bajar de manera muy acusada hasta las cotas de hoy (por debajo de 50 dólares por barril). Como señalaba Antonio, ahora la demanda cae por la mala evolución económica de Europa, Japón, China, India, Brasil y Rusia. No es que la demanda haya caído mucho, sólo un 1-2%, pero en la actualidad la producción bastante inelástica y una pequeña bajada de la demanda causa una gran bajada en el precio.
Esas oscilaciones van a continuar previsiblemente en los próximos tiempos, con efectos de gran alcance. En las fases de precios relativamente altos, se produce una retracción de la demanda y la eliminación de sectores de actividad enteros en algunos países. En la fase de precios muy bajos, hay desinversión y capitales privados que salen del negocio. Es emblemático en ese sentido cómo alguna de las grandes dinastías petroleras de rancio abolengo en el siglo XX –los Rockefeller- salieron del negocio del petróleo en Estados Unidos en otoño del año pasado.
Para estas cuestiones es también muy recomendable el blog de Gail Tverberg (en inglés en este caso), http://ourfiniteworld.com/ .

-En diferentes conferencias y textos has señalado la “tecnolatría” o confianza irracional en la técnica como uno de los problemas para afrontar los grandes desafíos ambientales. ¿A qué te refieres?

Creo que es, en efecto, un factor muy determinante en la falta de reacciones adecuadas en nuestras sociedades. Uno se pregunta: pero ¿cómo puede ser que una sociedad que dispone de más conocimiento científico que nunca en el pasado, que hasta se llama pomposamente a sí misma “sociedad del conocimiento”, siga avanzando a toda velocidad hacia el abismo, cuando lo que ocurrirá en tal caso es perfectamente previsible? Una parte importante de la respuesta –no toda ella— se encuentra en esa confianza irracional en la técnica, o tecnolatría.
En una encuesta llamada “Perspectivas de futuro de la sociedad”, realizada en diciembre de 2013 (a una muestra de 1.200 españoles y españolas mayores de 18 años), Ernest García, Mercedes Martínez Iglesias y otros investigadores de la Universitat de València preguntaban si el calentamiento climático, el “pico” del petróleo o los problemas con los otros combustibles fósiles (carbón y gas natural) podían llevar a dificultades en el abastecimiento de energía. Nueve de cada diez personas consideraba que sí. Pero la siguiente pregunta era si se opinaba que estas carencias energéticas podían traducirse en una merma en el crecimiento económico o en el bienestar, a lo que la gran mayoría de la gente respondía que no. Por tanto, podían fallar los combustibles fósiles y podía haber calentamiento climático, pero la economía seguiría creciendo y el bienestar aumentando. ¿Por qué creían eso? Confiaban en que o bien las energías renovables, o bien éstas más la energía nuclear, o bien estas dos más una tercera, que no se sabe cuál es pero ya está inventada, y que estas grandes corporaciones que conspiran contra el bien común sacarán al mercado cuando hiciera falta, evitarían la crisis energética. Lo cierto es que cuatro de cada cinco encuestados tenían esa confianza irracional en la técnica. Digo irracional porque si analizáramos la cuestión con la objetividad desapasionada del ingeniero, veríamos que ninguna de estas opciones nos resolverá los problemas…

-Has titulado una de tus últimas conferencias “¿Aún es posible hacer lo que deberíamos haber hecho?” Y te preguntas si transición o colapso…

Creo que un colapso de las sociedades industriales –o más bien colapsos: hablemos en plural tanto de colapsos como de transiciones- hubiera sido evitable si hubiéramos hecho caso a los buenos análisis que se realizaron en los años setenta, comenzando por el estudio Los límites del crecimiento de 1972 (actualizado ahora con un libro imprescindible de Ugo Bardi,Los límites del crecimiento retomados, Catarata 2014); y si los procesos de aprendizaje colectivo que estaban en marcha en las sociedades industriales en los años sesenta y setenta hubieran continuado adelante. Si en lugar de torcerse este aprendizaje de nuestra interdependencia y ecodependencia en los años ochenta, con el ascenso de la versión del capitalismo que llamamos neoliberal para abreviar, hubiéramos continuado por el camino iniciado... Así tal vez habríamos podido construir sociedades industriales sustentables mediante transiciones graduales, buscando un menor crecimiento demográfico, un uso mucho más eficiente de los materiales y la energía, una socialización paulatina de los medios de producción, estrategias de biomímesis y economías “homeostáticas” en grado creciente (así prefiero traducir yo la expresión inglesa steady-state economy, muchas veces vertida al castellano por “economía de estado estacionario”).
Pero ahora las opciones son bastante peores. Vamos efectivamente a colapsos de las sociedades industriales a lo largo del siglo XXI…

-Pero ¿no es ésa una visión desesperanzada y catastrofista?

Si estamos de verdad en una situación catastrófica -y lo estamos-, tratar de analizarla no es discurso catastrofista sino un ejercicio de realismo. Me gustaría luego desarrollar una analogía interesante, la del choque del gran buque transatlántico Titanic contra el iceberg.
Mucha gente cree que los movimientos ecologistas (y otros movimientos sociales de supervivencia y emancipación) tienen sobre todo un problema de discurso, de comunicación: “hablando del colapso no se liga”, apuntando a la crisis ecológica no se ganan votos. Creo que el fondo de nuestros problemas no es comunicativo (aunque haya que tomarse en serio la comunicación): está más bien en las duras realidades contra las que chocamos (la fenomenal masa de poder que tenemos enfrente, y la dinámica productivo-destructiva del capitalismo). No creo que tengamos ya tiempo para alterar sustancialmente estas duras realidades en los perentorios plazos que son los del Siglo de la Gran Prueba (así titulé un libro publicado el año pasado).
Insistí en la conferencia pronunciada en Valencia el pasado 12 de enero en que había que luchar por evitar lo peor: ninguna imposibilidad de evitar lo peor, por tanto; ningún fatalismo. Pero dije que, al mismo tiempo, las buenas trayectorias por las que los movimientos ecologistas han luchado medio siglo ya no están abiertas. Nuestras sociedades han dejado pasar demasiado tiempo sin reaccionar. En lo ecológico-social no nos movemos ya entre lo bueno y lo malo, creo, sino entre lo malo y lo peor.
¿Esto resulta desmoralizador? Mi límite es el respeto a la verdad. Si creyera en una “necesaria, difícil, pero posible, transición a la Sostenibilidad” con mayúsculas (como me decía estos días Daniel Gil Pérez, un profesor de la Universitat de Valencia que lleva mucho tiempo trabajando sobre estas cuestiones), lo plantearía en esos términos. Pero me parece que esa trayectoria histórica ya no está a nuestro alcance. Lo argumento en un libro, Autoconstrucción, ahora en imprenta (Catarata). También ahí me esfuerzo en indicar pistas para la acción colectiva y vías para evitar el desánimo: pero ya no pueden ser, creo, las mismas que indicaba yo hace veinte años, o diez. El capítulo primero de ese libro se titula “La revolución (ecosocialista y ecofeminista) tendríamos que haberla hecho ayer”.

-¿Y no es ésta una perspectiva apocalíptica?

El colapso de una sociedad no supone necesariamente un apocalipsis o el final del mundo. Es el final de un mundo, y luego vendrán otros: eso convendría tenerlo claro. Ahora, por cierto, se ha publicado por fin el libro póstumo de Ramón Fernández Durán, que Luis González Reyes –su albacea intelectual- completó y que puede resultar muy útil para reflexionar sobre estas cuestiones: En la espiral de la energía (Libros en Acción, 2014; http://www.ecologistasenaccion.org/tienda/editorial-libros-en-accion/1400-libro-en-la-espiral-de-la-energia.html ).
Colapso, dicho en pocas palabras, significa una reducción rápida de la complejidad social, una disminución del trasiego de energía y de materiales, fenómenos de des-diferenciación... Esto es algo que no sería necesariamente muy negativo en ciertas circunstancias sociales y materiales: las sociedades muy igualitarias y muy resilientes podrán responder mucho mejor a los colapsos que vienen. Esto ya indica dos vías muy importantes de re-construcción y auto-construcción social para hoy mismo.
Titulé un libro, hace un par años, Fracasar mejor (editorial Olifante). Podríamos decir también: colapsar mejor. La diferencia entre un mejor o peor colapso vendrá determinadas, a mi juicio, por el hecho de que haya o no un genocidio (la pendiente actual nos lleva a un ecocidio, que traería consigo un genocidio). Si llegamos a finales del siglo XXI habiendo logrado construir sociedades mucho más sencillas, frugales e igualitarias, basadas en tecnologías intermedias robustas (es de mucho interés, para esto, el blog http://www.es.lowtechmagazine.com , subtitulado “revista de baja tecnología”) que se olviden del PIB como supuesta medida de bienestar, que usen muchos menos materiales y energía, lo habremos hecho lo mejor posible en las difíciles circunstancias actuales.

-Decías que querías hablar del Titanic…

Sí, creo que nos proporciona una buena analogía. El hundimiento de aquel gran transatlántico en abril de 1912, en su viaje inaugural, ha proporcionado durante un siglo una metáfora muy potente para pensar acerca del progreso, y del rumbo que iban tomando las sociedades industriales. Recuerdo aquel largo y memorable poema de Hans Magnus Enzensberger, El hundimiento del Titanic…

-¿Lo tienes a mano?

Espera que lo busco en mi biblioteca… Mira estos versos por ejemplo: “No hay duda de que somos inteligentes. Pero lejos/ de cambiar la faz del mundo, en escena/ seguimos sacándonos conejos del cerebro,/ y palomas blancas, bandadas de palomas/ que invariablemente se cagan en los libros./ No hay que ser un Hegel para darse cuenta/ de que la Razón es a la vez razón y no razón:/ basta mirarse en el espejo de bolsillo…” Es de la sección DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA, así que me lo tomo como algo personal. Y es que en efecto, sobrevaloramos la razón instrumental y la capacidad de control de los seres humanos... Enzensberger publicó este largo poema en 1978 en alemán, y aquí lo tradujo Anagrama (hay otra edición posterior de bolsillo, en 1998, en la estupenda colección de poesía “de kiosco” que dirigió Ana María Moix para Plaza & Janés).
Pero tratemos de hacer útil esa potente metáfora del Titanic para el siglo XXI. Hay algo importante que recuerda Ferran Puig Vilar en una de las entregas de un importante libro (¿Hasta qué punto es inminente el colapso de la situación actual?) que a finales de 2014 comenzó a publicar por entregas en su blog Usted no se lo cree, y es lo siguiente: el Titanic ya estaba técnicamente hundido algo antes de que nadie viera el enorme iceberg e intentara, inútilmente, bordearlo. Dada su posición y velocidad, su masa, su capacidad máxima de frenado, su radio máximo de giro, la resistencia mecánica de los laterales, la configuración interna del buque, etc., hubo un momento en que ya era imposible evitar el hundimiento, mientras pasaje y tripulación seguían de fiesta. Comenta Ferran que “ése es el tipping point auténtico, el punto a partir del cual la vida propia del sistema convierte en inútil la mejor estrategia de los gestores más lúcidos” ( http://ustednoselocree.com/2014/12/27/hasta-que-punto-es-inminente-el-colapso-de-la-civilizacion-actual-3/#more-9713 )
Creo que ésa es nuestra situación ahora: aún no hemos visto del todo el iceberg, desde luego la mayoría de la tripulación y el pasaje no lo han visto, y sin embargo ya no podremos evitar el naufragio. Ahora bien, ¡eso no quiere decir que no podamos hacer nada! Cabe todavía maniobrar para que, por ejemplo, el choque sea algo menos dañino y eso nos deje más tiempo para desalojar el barco. Y cabe emplear ese tiempo para organizar mejor el salvamento. Recordemos que el Titanic histórico sólo llevaba botes salvavidas para 1178 pasajeros, ¡poco más de la mitad de los que iban a bordo en su viaje inaugural y un tercio de su capacidad tota! (En el hundimiento murieron 1514 personas de las 2223 que iban a bordo, estratificadas por clases sociales.) Con tiempo suficiente, podemos construir más botes o balsas salvavidas, a partir de otras estructuras del barco que va a hundirse…
Hay otro aspecto en este paralelismo que quiero destacar –tiene que ver con los problemas de comunicación que evocábamos antes. En un naufragio, hay que evitar causar pánico, o poner en marcha los resortes peores de la interacción humana (la lucha por los recursos escasos, por ejemplo). Si alguien grita “¡estamos hundiéndonos, sálvese quien pueda!” según en qué momentos del proceso, puede provocar estampidas que arruinarán las posibilidades de todos los náufragos, o de la mayoría. Tenemos por delante un camino difícil: se trata de comunicar responsablemente la gravedad de la situación, sin por ello inducir al desánimo o a las reacciones insolidarias.

-Descrito el escenario, ¿por qué vías deberían, a tu juicio, transitar las posibles alternativas?

Sin un análisis objetivo de cómo son las cosas, ¿cómo podríamos poner en marcha políticas que sean adecuadas ni transformaciones sociales importantes? La gran mayoría de la sociedad no quiere ver, o prefiere creerse las mentiras “tecnolátricas” a mirar de frente lo que tenemos ante nosotros. Como suele decir Fernando Cembranos, aceptar estas realidades duras implica pasar por una suerte de duelo –por las oportunidades perdidas, por el porvenir dañado de la especie humana--: y quizá, al igual que en los duelos individuales –por la muerte de un ser querido, por un abandono amoroso—debemos atravesar aquí varias etapas. A la inicial de negación/ denegación seguirán otras más productivas (en el clásico modelo en cinco etapas de Elisabeth Kübler-Ross, a la negación siguen la ira, la negociación, la depresión y finalmente la aceptación que nos permite seguir adelante).
Hoy vamos hacia grandes discontinuidades históricas: el futuro no se parecerá al pasado –en los decenios próximos menos que nunca.
A corto plazo, advertimos perspectivas de descenso energético y crisis económica prolongada, con elevados niveles de paro y desprotección social. A escala planetaria, la hegemonía del neoliberalismo apenas ha sufrido quebranto. En este corto plazo la capacidad para emprender un cambio de modelo socioeconómico se diría muy limitada. Y las perspectivas de colapso civilizatorio no dejan de hacerse más reales y cercanas. Todo ello aconseja, en mi opinión, una estrategia compleja que incluiría, en primer lugar, prever oleadas de “depresión social” y desencanto e ir ingeniando formas de “vacunar” contra las mismas…. En algunas dimensiones muy básicas de las luchas sociopolíticas no hay atajos. Y el fascismo va a ser –ojalá me equivoque— un peligro constantemente presente a lo largo de los decenios que vienen.
En segundo lugar, hemos de potenciar las iniciativas de construcción comunitaria a todos los niveles. Sin grandes avances en las dimensiones de igualdad, cooperación y cuidado resulta difícil imaginar buenas salidas a la crisis presente (o al menos, salidas no tan malas). Construir iniciativas comunitarias de base –siempre que logren esquivar los peligros del particularismo- resulta esencial en este horizonte incierto.
Y en tercer lugar, quizá deberíamos practicar una “estrategia dual”, en el sentido siguiente: por un lado, pelear con fuerza por las máximas cuotas posibles de poder institucional, para democratizar las instituciones (buscando esos avances en las dimensiones de igualdad, cooperación y cuidado). Pero al mismo tiempo, por otro lado, deberíamos no ilusionarnos demasiado con esas perspectivas institucionales y ser bien conscientes de los estrechos límites impuestos al ejercicio de ese poder, y los muchos condicionantes a que estará sometido; y propiciar entonces la “tolerancia” de esas nuevas autoridades electas para formas extensas de experimentación social poscapitalista autoorganizada desde abajo.
Digámoslo metafóricamente: igual que en la resistencia contra la guerra del Vietnam en los años sesenta se coreaba que hacían falta “dos, tres, muchos Vietnams”, nosotros quizá necesitáramos “diez, cien, mil Marinaledas”, tomando este municipio sevillano como modelo de construcción política, que nos propone formas de hacer, pensar y hablar muy diferentes a los de la mayoría social que nos rodea. “Diez, cien, mil Marinaledas” –pero con una dimensión ecológica y feminista mucho más marcada (y sin caer en la ingenuidad de pensar que la “Marinaleda realmente existente” sea una realidad ejemplar en todas sus dimensiones).

-Parece que hoy predomina una especie de ética de la autosuperación permanente, como si todo individuo llevara interiorizado un “superhombre” nietzscheano urgido a competir sin descanso. Basta escuchar a los deportistas de élite y a su jerga, que gira en torno a una permanente épica individual. En pocas palabras, el emprendedor que se autoexplota y rinde hasta la extenuación. ¿Es ésta la ética del capitalismo neoliberal a día de hoy?

La cultura dominante apenas conoce más valores que la satisfacción del individuo-consumidor, y el rendimiento del individuo-empresario de sí mismo (ambos individuos coinciden). “No se deje explotar –explótese usted mismo”, reza el cartel de un empobrecido hombre-anuncio en un dibujo de El Roto, que se diría acertada síntesis de las tesis del germanizado filósofo coreano Byung-Chul Han. La patología de esta cultura, entregada a tales imperativos de satisfacción y rendimiento, hay que entenderla en términos de narcisismo y depresión (afecciones que hoy tienden a volverse epidémicas). Pero eso nos incapacita para dimensiones básicas de la existencia humana: la política democrática, la moral igualitaria, la ética del cuidado, el amor (el amor en sus esenciales variantes: eros, filía, ágape). Pues todas estas dimensiones básicas comienzan con el reconocimiento de la existencia del otro.

  -En una entrada reciente en tu blog, titulada “No competir”, escribías lo siguiente: “Situarse más allá de la competición. Si lo logras con treinta años mejor que con cincuenta, y con cincuenta mejor que después. Pero apóyate en las muletas de la piedad y el humor, y álzate hasta ese pequeño mirador del no competir”. ¿Son los cuidados, la humildad, la piedad y el humor, formas de resistencia a la moral dominante?

Así es… Formas de resistencia, y recursos morales valiosísimos en tiempos duros.
-En mayo de 2012 publicaste El socialismo puede llegar sólo en bicicleta (Catarata). Hace una semana impartiste una conferencia en Valencia. Para el traslado preferiste el tren regional (siete horas de viaje en lentos vagones) al de alta velocidad. ¿Consideras que hoy la velocidad se ha convertido en una forma de dominación? Si es así, ¿hasta qué extremo?
Para no ponerme medallas que no merezco: hice uno de los trayectos –el de ida— en AVE, porque ahí disponía de menos margen; y el de vuelta sí que lo hice en un lento tren regional, tenía tiempo para ello… Y siempre que puedo aprovecho esas ocasiones. El viaje es potencialmente una experiencia de desconexión, de extrañamiento, de cuestionamiento, de meditación: pero todo eso se pierde en los medios ultrarrápidos como el AVE o el avión, que por otra parte –bien lo sabemos- son los más dañinos en términos ecológico–sociales (aquí no puedo dejar de recomendar el impresionante trabajo reciente de Alfonso Sanz, Pilar Vega y Miguel Mateos, Las cuentas ecológicas del transporte, http://www.ecologistasenaccion.es/article27000.html ). La velocidad, en las sociedades contemporáneas, se ha convertido en una suerte de enfermedad cultural, cuya destructividad de conjunto se nos escapa. Y también hay en ello una dimensión de dominación, en efecto, que ha puesto de relieve –entre otros— Zygmunt Bauman. Ir despacio es contrahegemónico (y en muchos sentidos más satisfactorio que ir deprisa, aunque no siempre podamos permitírnoslo).
-Por último, es posible que se haya criminalizado tanto el ecologismo que utilizar el término “ecología” (más o menos como ocurre con la palabra “izquierda”) asuste a mucha gente, cuando realmente se trata de plantear cosas bien simples (respeto por el entorno, frugalidad en el consumo, austeridad energética, fraternidad con el resto de seres vivos). ¿Serías partidario de un “populismo ecológico”?
Soy partidario de una reconstrucción cultural de largo alcance, que nos lleve a vivir bien en el mundo real que habitamos: el planeta Tierra, con todas sus posibilidades de florecimiento y todas sus constricciones. “Una humanidad justa en un planeta habitable” era el lema de la revista mientras tanto que fundaron Manuel Sacristán y Giulia Adinolfi. Hoy por hoy, en el segundo decenio del siglo XXI, la política y la economía dominantes siguen ignorando la segunda ley de la termodinámica –y eso nos está precipitando en un abismo…
El blog de Gail Tverberg se llama Our finite world. “Nuestro mundo es finito” debería ser la premisa básica de cualquier reflexión económica o política, pero la férrea ideología dominante sostiene férreamente lo contrario, y dice todo el tiempo: puesto que nuestro mundo es infinito…
No podemos olvidar la dimensión ecológico-social de la crisis civilizatoria, porque está en la base de todo lo demás. Si la política y la economía, en este segundo decenio del siglo XXI, siguen ignorando la segunda ley de la termodinámica, vamos a un abismo. No es hora sólo de reclamar derechos, sino también de asumir responsabilidades.

En defensa de la soberanía argentina





La Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad denuncia la campaña de desestabilización de los medios hegemónicos internacionales, en conjunción con las fuerzas de la derecha autóctona, contra el gobierno legítimo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a partir de la muerte del fiscal Alberto Nisman, que la justicia argentina investiga. Esta campaña se complementa con el ataque sufrido contra la soberanía nacional por parte de los fondos buitre y se inserta en la ofensiva de Washington contra los gobiernos progresistas de América Latina y el Caribe.
Nos pronunciamos contra las manipulaciones de la prensa concentrada, los multimedios cuyas cabezas visibles son el diario La Nación y el grupo Clarín, que han pretendido responsabilizar al Ejecutivo del supuesto asesinato del fiscal que había acusado al gobierno de diseñar un plan para encubrir la responsabilidad que pudiera caberle a Irán en los criminales ataques efectuados en Buenos Aires contra la Embajada de Israel en 1992 y la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994.
Asumimos como nuestras las declaraciones de reconocidos jurisconsultos como los doctores Eugenio Zaffaroni y Julio Maier, la postura oficial de la Asociación Argentina de Juristas así como de las máximas autoridades de INTERPOL y la prensa especializada, que han demostrado que la denuncia de Nisman no contaba con las pruebas mínimas necesarias como para ser admitida en sede judicial, como fuera reiteradamente demostrado en fechas recientes por dos jueces de la justicia federal. El “plan delictivo” denunciado por el fiscal no es más que la ley votada por ambas Cámaras en el Congreso de la Nación: el “Memorándum de Entendimiento con Irán”, concebido para salir del impasse en que se había estancado la causa de la AMIA durante veinte años.
Por otro lado, como ha sido fehacientemente probado en cables desclasificados por Wikileaks, la sumisión del fiscal Nisman a las directivas de la Embajada de Estados Unidos en Argentina, la CIA y el Mossad arroja un pesado manto de sospechas sobre su independencia de ciertas constelaciones internacionales de poder y la idoneidad de una investigación realizada bajo tales influencias.
La ausencia de la solidez necesaria para exigir la indagatoria de la Jefa del Estado -con toda la gravedad institucional que una tal acusación implica- así como la sórdida pugna interna en la ya disuelta Secretaría de Inteligencia de la Argentina (reemplazada, como lo anunciara en su discurso del 26 de Enero la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, por una renovada Agencia Federal de Inteligencia) donde sectores recientemente desplazados de la SI intentan erosionar la figura presidencial, tienen como objetivo perjudicar las posibilidades del candidato del kirchnerismo en las próximas elecciones presidenciales y, con ello, impedir la continuación de las políticas sociales y de soberanía nacional, condicionándolo a inescrupulosas instancias judiciales y a la voluntad de las corporaciones mediáticas que con su inmenso poder manipulan incesantemente a la opinión pública.
La Red En Defensa de la Humanidad, integrada por miles de intelectuales, artistas, científicos, activistas y luchadores sociales de todo el mundo, convoca a estar vigilantes sobre el desarrollo del plan desestabilizador contra Argentina, país donde, en 2005, fue enterrado el llamado Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y cuya actuación ha sido determinante en el proceso de unidad e integración de la Patria Grande.
Red de Redes En Defensa de la Humanidad, enero de 2015
Adhesiones a endefensasoberaniaargentina@gmail.comFirmas iniciales:


Pablo González Casanova (México); Miguel d'Escoto Brockmann (Nicaragua); Stella Calloni (Argentina); Martin Almada (Paraguay): Miguel Concha Malo (México); Theotonio dos Santos (Brasil); Hugo Moldiz (Bolivia); Horacio López (Argentina); Atilio Boron (Argentina); James Cockcroft (Canadá); Ricardo Forster (Argentina); Aldo Díaz Lacayo (Nicaragua); Luis D’Elia (Argentina); Jorge Veraza (México); Eva Golinger (Estados Unidos); Carmen Bohórquez (Venezuela); Omar González (Cuba); Arnold August (Canadá); Pablo Ferreyra (Argentina); Elma Beatriz Rosado (Puerto Rico); Javier Couso (España); Héctor Díaz-Polanco (México); Hildebrando Pérez Grande (Perú); Danny Rivera (Puerto Rico); Katiuska Blanco (Cuba); Andrés Barreda (México) Winston Orrillo(Perú); Camille Chalmers (Haití); Gilberto López y Rivas (México); Salim Lamrani (Francia); Mónica Bruckmann (Brasil); Fernando Buen Abad (México); José Steinsleger (México); Ángel Guerra Cabrera (Cuba); Katu Arkonada (País Vasco); Nayar López Castellanos (México); Carlos Fazio (México); Luis Hernández Navarro (México); Fernando Rendón (Colombia); Darío Salinas (México); María Nela Prada (Bolivia); Rosa C. Báez (Cuba); Ángeles Diez Rodríguez (España); Jonathan Tea (Argentina); Luciano Vasapollo (Italia); Ramón Chao (España); Roberto Montoya (España); Winston Orrillo (Perú); Bruno Portuguez (Perú); Ricardo Flecha (Paraguay); Marilia Guimaraes (Brasil); Ricardo Bajo (Bolivia); José Miguel Candía (México); Marcelo Colussi (Guatemala); Carlos Prigollini (México); Fanny Palacios Izquierdo (Perú); Ramón Pedregal Casanova (España); Gabo Sequeira (Argentina); Carlos Molina Velásquez (El Salvador); Rita Martufi (Italia); Montserrat Ponsa Tarres (España); Walter Martínez Alves (México); Vicente Otta (Perú); Techi Cusmanich (Paraguay); Pilar Roca (Perú); Rosina Valcárcel (Perú); Alfredo Vera (Ecuador); Gustavo Espinoza (Perú)

Cuba. Intervención de Raúl Castro en la III Cumbre de CELAC

Raúl Castro en III Cumbre de CELAC: La solidaridad en Nuestra América será decisiva


Raúl Castro en la III Cumbre de CELAC, en Costa Rica. Foto: EFE
Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la III Cumbre de la CELAC, Costa Rica, el 28 de enero de 2015, “Año 57 de la Revolución”.
Estimado Presidente Luis Guillermo Solís;
Estimadas Jefas y Jefes de Estado o de Gobierno de América Latina y el Caribe;
Estimados Jefes de Delegaciones e invitados que nos acompañan:
Nuestra América se ha adentrado en una época nueva y ha avanzado, desde la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en sus objetivos de independencia, soberanía sobre sus recursos naturales, integración, construcción de un nuevo orden mundial, justicia social y democracia del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Existe hoy un compromiso con la justicia y el derecho de los pueblos superior al de cualquier otro período histórico.
Juntos, somos la tercera economía a nivel mundial, la zona con la segunda mayor reserva petrolera, la mayor biodiversidad del planeta y con una alta concentración de los recursos mineros globales.
Desarrollar la unidad en la diversidad, la actuación cohesionada y el respeto a las diferencias seguirá siendo nuestro primer propósito y una necesidad ineludible, porque los problemas del mundo se agravan y persisten grandes peligros y recios desafíos que trascienden las posibilidades nacionales e incluso subregionales.
En el último decenio, las políticas económicas y sociales y el crecimiento sostenido, nos permitieron enfrentar la crisis económica global y posibilitaron una disminución de la pobreza, el desempleo y la desigual distribución de ingresos.
Las profundas transformaciones políticas y sociales llevadas a cabo en varios países de la región han traído la dignidad a millones de familias que han salido de la pobreza.
Pero la región de América Latina y el Caribe es aún la más desigual del planeta. En promedio, el 20% de los hogares con menores ingresos capta el 5% de los ingresos totales; 167 millones de personas sufren todavía de la pobreza, uno de cada cinco menores de 15 años vive en la indigencia y la cifra de analfabetos supera los 35 millones.
La mitad de nuestros jóvenes no tienen educación secundaria o noveno grado de enseñanza, pero en el sector de menos ingresos no la completa el 78%. Dos tercios de la nueva generación no llegan a la universidad.
Crecen las víctimas del crimen organizado y de la violencia que amenazan la estabilidad y el progreso de las naciones.
¿Qué pensarán las decenas de millones de marginados acerca de la democracia y los derechos humanos? ¿Cuál será su juicio sobre los modelos políticos? ¿Qué opinarán acerca de las leyes electorales? ¿Es esta la sociedad civil que toman en cuenta los gobiernos y las organizaciones internacionales? ¿Qué dirían si se les consultara sobre las políticas económicas y monetarias?
Poco tienen que mostrar a nuestra región, en estos aspectos, muchos de los Estados industrializados donde la mitad de sus jóvenes están en el desempleo, se descarga la crisis sobre los trabajadores y los estudiantes a los que se reprime, mientras se protege a los banqueros, se impide la sindicalización, se paga inferior salario a las mujeres por trabajo igual, se aplican políticas inhumanas contra los inmigrantes, crece el racismo, la xenofobia, el extremismo violento y tendencias neofascistas, y donde los ciudadanos no votan porque no ven alternativa a la corrupción de la política o saben que las promesas electorales se olvidan muy pronto.
Para alcanzar la llamada inclusión social y la sostenibilidad ambiental, tendremos que crear una visión propia sobre los sistemas económicos, los patrones de producción y consumo, la relación entre el crecimiento económico y el desarrollo y, también, sobre la eficacia de los modelos políticos.
Debemos superar las brechas estructurales, asegurar educación gratuita y de alta calidad, cobertura universal y gratuita de salud, seguridad social para todos, igualdad de oportunidades, lograr el ejercicio pleno de todos los derechos humanos por todas las personas.
Dentro de tales esfuerzos, será elemental deber la solidaridad y la defensa de los intereses del Caribe y, en particular, de Haití.
Se precisa un nuevo orden económico, financiero y monetario internacional, donde tengan cabida y prioridad los intereses y necesidades de los países del Sur y de las mayorías, donde no prevalezcan los que impone la concentración del capital y el neoliberalismo.
La Agenda de Desarrollo después del 2015 debe ofrecer soluciones a los problemas estructurales de las economías de la región y generar los cambios que conduzcan al desarrollo sostenible.
Es también imprescindible construir un mundo de paz, sin el cual es imposible el desarrollo, regido por los Principios de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional.
La firma por los Jefes de Estado y Gobierno de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, significó un paso histórico y ofrece una referencia para las relaciones entre nuestros Estados y con el resto del mundo.
La solidaridad en Nuestra América será decisiva para hacer avanzar los intereses comunes.
Expresamos enérgica condena a las inaceptables e injustificadas sanciones unilaterales impuestas a la República Bolivariana de Venezuela y a la continuada intervención externa dirigida a crear un clima de inestabilidad en esa hermana nación. Cuba, que conoce todas esas historias profundamente por haberlas padecido durante más de 50 años, reitera su más firme respaldo a la Revolución Bolivariana y al Gobierno legítimo conducido por el presidente Nicolás Maduro Moros.
Nos unimos a la República Argentina en su reclamo de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. Apoyamos a la nación suramericana y a su Presidenta Cristina Fernández, que enfrenta los ataques de los fondos especulativos y las decisiones de cortes venales, violatorias de la soberanía de ese país.
Reafirmamos la solidaridad con el pueblo y gobierno de Ecuador, que preside Rafael Correa, en apoyo a sus demandas de reparación por los daños ambientales provocados por la trasnacional Chevron en la amazonia ecuatoriana.
Como hemos dicho en otras ocasiones, la Comunidad estará incompleta mientras falte Puerto Rico. Su situación colonial es inadmisible, y su carácter latinoamericano y caribeño no admite lugar a dudas.
En el proceso de paz de Colombia, son significativos los acuerdos alcanzados por el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo en la Mesa de Conversaciones que se desarrolla en La Habana. Nunca antes se había avanzado tanto en la dirección de alcanzar la paz. Cuba, en su condición de garante y sede de estas conversaciones, proseguirá brindando las facilidades necesarias y contribuyendo en todo lo posible al fin del conflicto y la construcción de una paz justa y duradera en la hermana Colombia.
Daremos resuelto apoyo, como hasta ahora, al justo reclamo de los países del Caribe de reparación por los daños de la esclavitud y el colonialismo, así como nos opondremos resueltamente a la decisión de privarlos de recursos financieros imprescindibles con pretextos tecnocráticos al pretender considerarlos de renta media.
Saludamos los excelentes progresos alcanzados en el Foro CELAC-China y en los vínculos de la región con el grupo BRICS.
Reiteramos la preocupación por los enormes y crecientes gastos militares impuestos al mundo por Estados Unidos y la OTAN, así como el intento de extender la agresiva presencia de esta hasta las fronteras de Rusia, con la cual tenemos históricas y fraternales relaciones, mutuamente provechosas. Declaramos enérgica oposición a la imposición de sanciones unilaterales e injustas contra esa nación.
La creciente agresividad de la doctrina militar de la OTAN y el desarrollo de guerras no convencionales, que ya han tenido devastadoras consecuencias y graves secuelas, amenazan la paz y la seguridad internacionales.
Para Cuba, el principio de igualdad soberana de los Estados y de autodeterminación de los pueblos es irrenunciable.
La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas debe usar sus facultades para preservar la paz y la seguridad internacionales ante los dobles raseros, excesos y omisiones del Consejo de Seguridad.
No debe esperar más para asegurar su plena membresía a Palestina, a la que expresamos la solidaridad del pueblo y gobierno cubanos. Debe cesar el veto en el Consejo de Seguridad para garantizar impunidad a los crímenes de Israel.
África, donde están también nuestras raíces, no necesita consejos ni intromisión, sino transferencia de recursos financieros, tecnología y trato justo. Siempre defenderemos los intereses legítimos de las naciones con las que luchamos hombro con hombro contra el colonialismo y el apartheid y con las que sostenemos fraternales relaciones y cooperación. Siempre recordaremos su invariable solidaridad y apoyo.
La voz de Cuba defenderá sin descanso las causas justas y los intereses de los países del Sur y será leal a sus objetivos y posiciones comunes sabiendo que Patria es Humanidad. La política exterior de la Revolución cubana seguirá siendo fiel a sus principios.
Estimadas y estimados colegas:
El pasado 17 de diciembre, regresaron a su Patria los luchadores antiterroristas cubanos Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, que junto a Fernando González y René González son para nosotros motivo de orgullo y ejemplo de firmeza.
El Presidente de Estados Unidos reconoció el fracaso de la política contra Cuba aplicada por más de cincuenta años y el completo aislamiento que ha provocado a su país; el daño que el bloqueo ocasiona a nuestro pueblo y ordenó la revisión de la obviamente injustificable inclusión de la isla en la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo Internacional.
También ese día, anunció la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas de Estados Unidos con nuestro Gobierno.
Estos cambios son el resultado de casi siglo y medio de heroica lucha y fidelidad a los principios del pueblo cubano. Fueron también posibles gracias a la nueva época que vive nuestra región, y al sólido y valiente reclamo de los gobiernos y pueblos de la CELAC.
Han sido una reivindicación para Nuestra América que actuó en estrecha unidad por este objetivo en la Organización de las Naciones Unidas y en todos los ámbitos.
Precedidos por la Cumbre del ALBA en Cumaná, Venezuela, los debates sostenidos en el 2009 en la Cumbre de las Américas en Puerto España, Trinidad y Tobago, llevaron al Presidente Obama, recién electo, a plantear un nuevo comienzo con Cuba.
En Cartagena, Colombia, en el 2012, se produjo una fuerte discusión con un planteamiento unánime y categórico contra el bloqueo, ocasión en que incitó a un importante dirigente norteamericano a referirse a la misma como el gran fracaso de Cartagena o desastre —fue el término exacto— y se debatió sobre la exclusión de Cuba de estos eventos. Ecuador, en protesta, había decidido ausentarse. Venezuela, Nicaragua y Bolivia plantearon que no asistirían a otra Cumbre sin Cuba y recibieron el apoyo de Brasil, Argentina y Uruguay. La Comunidad del Caribe asumió igual postura. México y las restantes naciones se pronunciaron asimismo.
El presidente panameño, Juan Carlos Varela, antes de su toma de posesión, hizo saber con determinación que invitaría a Cuba, con plenos derechos e igualdad de condiciones, a la VII Cumbre de las Américas y así lo hizo. Cuba inmediatamente declaró que asistiría.
Se demuestra la certeza de Martí cuando escribió que “un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército” (Aplausos).
A todos los presentes les expreso la más profunda gratitud de Cuba.
A los 188 Estados que votan contra el bloqueo en las Naciones Unidas, a los que hicieron similar reclamo en la Asamblea General, Cumbres y Conferencias internacionales y a todos los movimientos populares, fuerzas políticas, parlamentos y personalidades que se movilizaron incansablemente con ese objetivo, les agradezco sinceramente a nombre de la Nación.
Al pueblo de Estados Unidos que manifestó creciente oposición a la política de bloqueo y hostilidad, de más de cinco décadas, también le reitero nuestro agradecimiento y amistosos sentimientos.
Estos resultados demuestran que gobiernos que tienen profundas diferencias pueden encontrar solución a los problemas mediante un diálogo respetuoso e intercambios, basados en la igualdad soberana y la reciprocidad, en beneficio de sus respectivas naciones.
Como he afirmado reiteradamente, Cuba y Estados Unidos debemos aprender el arte de la convivencia civilizada, basada en el respeto a las diferencias entre ambos gobiernos y en la cooperación en temas de interés común, que contribuya a la solución de los desafíos que enfrentan el hemisferio y el mundo.
Pero no se debe pretender que, para ello, Cuba tenga que renunciar a sus ideales de independencia y justicia social, ni claudicar en uno solo de nuestros principios, ni ceder un milímetro en la defensa de la soberanía nacional.
No nos dejaremos provocar, pero tampoco aceptaremos ninguna pretensión de aconsejar ni presionar en materia de nuestros asuntos internos. Nos hemos ganado este derecho soberano con grandes sacrificios y al precio de los mayores riesgos.
¿Acaso podrían restablecerse las relaciones diplomáticas sin reanudar los servicios financieros a la Sección de Intereses de Cuba y su Oficina Consular en Washington, cortados como consecuencia del bloqueo financiero? ¿Cómo explicar el restablecimiento de relaciones diplomáticas sin que se retire a Cuba de la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo Internacional? ¿Cuál será, en lo adelante, la conducta de los diplomáticos estadounidenses en La Habana respecto a la observancia de las normas que establecen las Convenciones Internacionales para las Relaciones Diplomáticas y Consulares? Es lo que nuestra delegación ha dicho al Departamento de Estado en las conversaciones bilaterales de la semana pasada y se requerirán más reuniones para tratar estos temas.
Hemos compartido con el Presidente de Estados Unidos la disposición de avanzar hacia la normalización de las relaciones bilaterales, una vez que sean restablecidas las relaciones diplomáticas, lo que implica adoptar medidas mutuas para mejorar el clima entre ambos países, resolver otros problemas pendientes y avanzar en la cooperación.
La situación actual abre, modestamente, una oportunidad al hemisferio de encontrar nuevas y superiores formas de cooperación que convienen a las dos Américas. Ello permitiría resolver acuciantes problemas y abrir nuevos caminos.
El texto de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz constituye la plataforma indispensable para ello, incluido el reconocimiento de que todo Estado tiene el derecho inalienable a elegir su sistema político, económico, social y cultural, sin injerencia en ninguna forma por parte de otro Estado, lo que constituye un principio irrenunciable de Derecho Internacional.
El problema principal no ha sido resuelto. El bloqueo económico, comercial y financiero, que provoca enormes daños humanos y económicos y es una violación del Derecho Internacional, debe cesar.
Recuerdo el memorándum del subsecretario Mallory, de abril de 1960, que, a falta de una oposición política efectiva, planteaba el objetivo de crear en Cuba hambre, desesperación y sufrimiento para provocar el derrocamiento del gobierno revolucionario. Ahora, todo parece indicar que el objetivo es fomentar una oposición política artificial por medios económicos, políticos y comunicacionales.
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas es el inicio de un proceso hacia la normalización de las relaciones bilaterales, pero esta no será posible mientras exista el bloqueo, no se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo (Aplausos), no cesen las trasmisiones radiales y televisivas violatorias de las normas internacionales, no haya compensación justa a nuestro pueblo por los daños humanos y económicos que ha sufrido.
No sería ético, justo ni aceptable que se pidiera a Cuba nada a cambio. Si estos problemas no se resuelven, este acercamiento diplomático entre Cuba y Estados Unidos no tendría sentido.
No puede esperarse tampoco que Cuba acepte negociar los aspectos mencionados por nuestros asuntos internos, absolutamente soberanos.
Se pudo avanzar en esta reciente negociación porque nos tratamos recíprocamente con respeto, como iguales. Para seguir avanzando, tendrá que ser así.
Hemos seguido con atención el anuncio del Presidente de Estados Unidos de algunas decisiones ejecutivas para modificar ciertos aspectos de la aplicación del bloqueo.
Las medidas publicadas son muy limitadas. Persisten la prohibición de créditos, del uso del dólar en nuestras transacciones financieras internacionales; se impiden los viajes individuales de norteamericanos bajo la licencia para los llamados intercambios “pueblo a pueblo”, se condicionan estos a fines subversivos y se impide también que viajen por vía marítima. Continúa prohibida la adquisición en otros mercados de equipos y tecnologías que tengan más de un 10% de componentes norteamericanos y las importaciones por Estados Unidos de mercancías que contengan materias primas cubanas, entre muchísimas otras.
El presidente Barack Obama podría utilizar con determinación sus amplias facultades ejecutivas para modificar sustancialmente la aplicación del bloqueo, lo que está en sus manos hacer, aun sin la decisión del Congreso.
Pudiera permitir en otros sectores de la economía todo lo que ha autorizado en el ámbito de las telecomunicaciones con evidentes objetivos de influencia política en Cuba.
Ha sido significativa su decisión de sostener un debate con el Congreso con el objetivo de la eliminación del bloqueo.
Los voceros del gobierno norteamericano han sido claros en precisar que cambian ahora los métodos, pero no los objetivos de la política, e insisten en actos de injerencia en nuestros asuntos internos que no vamos a aceptar. Las contrapartes estadounidenses no deberían proponerse relacionarse con la sociedad cubana como si en Cuba no hubiera un gobierno soberano (Aplausos).
Nadie podría soñar que la nueva política que se anuncia acepte la existencia de una Revolución socialista a 90 millas de la Florida.
Se quiere que en la Cumbre de las Américas de Panamá esté la llamada sociedad civil y eso es lo que Cuba ha compartido siempre. Protestamos por lo que ocurrió en la Conferencia de la Organización Mundial de Comercio en Seattle, en las Cumbres de las Américas de Miami y Quebec, en la Cumbre de Cambio Climático de Copenhague, o cuando se reúne el G-7 o el Fondo Monetario Internacional, donde se le situó detrás de cercas de acero, bajo una brutal represión policial, confinada a decenas de kilómetros de los eventos.
Claro que la sociedad civil cubana asistirá y yo espero que no haya restricciones para las organizaciones no gubernamentales de nuestro país que obviamente no tienen ni les interesa tener ningún estatus en la OEA pero sí cuentan con el reconocimiento de la ONU.
Espero poder ver en Panamá a los movimientos populares y las Organizaciones No Gubernamentales que abogan por el desarme nuclear, ambientalistas, contra el neoliberalismo, los Occupy Wall Street y los Indignados de esta región, los estudiantes universitarios y secundarios, los campesinos, los sindicatos, las comunidades originarias, las organizaciones que se oponen a la contaminación de los esquistos, las defensoras de los derechos de los inmigrantes, las que denuncian la tortura, las ejecuciones extrajudiciales, la brutalidad policial, las prácticas racistas, las que reclaman para las mujeres salario igual por trabajo igual, las que exigen reparación por los daños a las compañías trasnacionales.
Sin embargo, los anuncios realizados el 17 de diciembre han concitado reconocimiento mundial y el presidente Obama ha recibido por ello muy amplio apoyo en su país.
Algunas fuerzas en Estados Unidos tratarán de abortar este proceso que comienza. Son los mismos enemigos de una relación justa de Estados Unidos con América Latina y el Caribe, son los que entorpecen las relaciones bilaterales de muchos países de nuestra región con esa nación. Son los que siempre chantajean y presionan.
Sabemos que el cese del bloqueo será un camino largo y difícil que requerirá del apoyo, la movilización y la acción resuelta de todas las personas de buena voluntad en Estados Unidos y en el mundo; de la aprobación por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su próxima sesión, de la resolución que reclama ponerle fin y, muy en particular, de la acción concertada de Nuestra América.
Estimadas Jefas y Jefes de Estado y Gobierno:
Estimados amigos:
Felicitamos a Costa Rica, al Presidente Solís y a su gobierno por la labor desarrollada al frente de la CELAC. Damos la bienvenida y prestaremos pleno apoyo al Ecuador y al Presidente Correa que presidirá la Comunidad en el 2015.

Seis cuestiones para entender la hegemonía mediática


Dênis de Moraes

Alainet



1. El sistema mediático contemporáneo demuestra capacidad de fijar sentidos e ideologías, seleccionando lo que debe ser visto, leído y oído por el conjunto del público.  Por más que existan por parte de lectores, oyentes y telespectadores expectativas y respuestas diferenciadas a los contenidos recibidos, son los grupos privados de comunicación que prescriben orientaciones, enfoques y énfasis en los informativos; cuáles son los actores sociales que merecen ser incluidos o marginalizados; cuáles las agendas y pautas que deben ser destacadas o ignoradas.
 
Los medios difunden juicios de valor y sentencias sobre hechos y acontecimientos, como si estuvieran autorizados a funcionar como una especie de tribunal, sin ninguna legitimidad para eso.  Su intención, asumida pero no declarada, es diseminar contenidos, ideas y principios que ayuden a organizar y unificar la opinión pública en torno a determinadas visiones de mundo (casi siempre conservadoras y sintonizadas con el estatus quo).
 
Los medios eligen los actores sociales, articulistas, analistas, comentaristas y columnistas que deben ser prestigiados en sus vehículos y programaciones.  En la mayor parte de los casos, como observa Pierre Bourdieu, estos portavoces nada no hacen más que reforzar el trabajo de los “think tanks” neoliberales en favor de la mercantilización general de la vida y la desregulación de las economías y los mercados.  En efecto, los “intelectuales mediáticos” o “especialistas” dicen todo aquello que sirve a los intereses de clases e instituciones dominantes, combatiendo y descalificando ideas progresistas y alternativas transformadoras.
 
Los grupos mediáticos mantienen también acuerdos y relaciones de interdependencia con  poderes económicos y políticos, en busca de presupuestos de publicidad, patrocinios, financiaciones, exenciones fiscales, participaciones accionarias, apoyos en campañas electorales, concesiones de canales de radiodifusión, etc.  No son neutros y exentos, como quieren hacer creer; son parciales, toman partido, favorecen los intereses mercantiles, defienden posiciones políticas, combaten ideológicamente a los opositores.
 
2. Los medios se apropian de diferentes léxicos para intentar colocar dentro de sí todos los léxicos, a servicio de sus objetivos particulares.  Palabras que pertenecían tradicionalmente al léxico de la izquierda fueron resignificadas durante la hegemonía del neoliberalismo en las décadas de 1980, 1990 y parte de 2000.  Cito, de inmediato, dos palabras: reforma e inclusión.  De la noche a la mañana, pasaron a ser incorporadas a los discursos dominantes y mediáticos, en sintonía con el ideario privatista.  Se trata de indiscutible apropiación del repertorio progresista, que siempre asoció reformas al imaginario de la emancipación social.  Las apropiaciones tienen el propósito de  redefinir sentidos y significados, a partir de ópticas interpretativas propias.
 
3. Al celebrar los valores del mercado y del consumismo, el sistema mediático subordina la existencia al mantra de la rentabilidad.  La glorificación del mercado consiste en presentarlo como el ámbito más adecuado para traducir anhelos, como si sólo él pudiera convertirse en instancia de organización societaria.  Un discurso que no hace más que realzar y profundizar la visión, claramente autoritaria, de que el mercado es la única esfera capaz de regular, por sí misma, la vida contemporánea.  Los proyectos mercadológicos y los énfasis editoriales pueden variar, menos en un punto: las corporaciones operan, consensualmente, para reproducir el orden del consumo y conservar hegemonías instituidas.
 
4. Los discursos mediáticos están comprometidos con el control selectivo de las informaciones, de la opinión y de los juicios de valor que circulan socialmente.  Eso se manifiesta en las manipulaciones de los noticieros y la interdicción de los puntos de vista antagónicos, afectando la comprensión de las circunstancias en que ciertos hechos acontecen (generalmente los que son contrarios a la lógica económica o a las concepciones políticas dominantes).
 
Los medios masivos buscan reducir al mínimo el espacio de circulación de ideas contestatarias – por más que estas continúen manifestándose y resistiendo.  La meta es neutralizar análisis críticos y expresiones de disenso. Un ejemplo de lo que acabo de decir son los enfoques tendenciosos sobre las reivindicaciones de movimientos sociales y comunitarios.  Son frecuentemente subestimadas, cuando no ignoradas, en los principales periódicos y telediarios, bajo el argumento falaz de que son iniciativas “radicales”, “populistas”, etc.  La vida de las comunidades subalternas y pobres está disminuida o ausente en los noticieros.
 
5. El sistema mediático rechaza cualquier modificación legal que ponga en riesgo su autonomía y sus ganancias.  A cualquier movimiento para la regulación de la radiodifusión bajo concesión pública, reacciona con violentos editoriales y artículos que presentan los gobernantes que se solidarizan con la causa de la democratización de la comunicación como “dictadores” que quieren sufocar la “libertad de expresión”.  Es una grosera mistificación.  Lo que hay, en verdad, es el bloqueo del debate sobre la función y los límites de la actuación social de los medios.  Las grandes empresas del sector no tienen ninguna autoridad moral y ética para hablar en “libertad de expresión”, pues niegan diariamente la diversidad informativa y cultural con el control selectivo de la información y la opinión.  Se confunden intereses empresariales y políticos con lo que sería, supuestamente, la función de informar y entretener.  Todo eso acentúa la ilegítima pretensión de los medios hegemónicos de definir reglas unilateralmente, inclusive las de naturaleza deontológica, para colocarse por encima de las instituciones y los poderes constituidos, ejerciendo no la libertad de expresión, sino la libertad de empresa.
 
6. Los conglomerados detienen la propiedad de la mayoría de los medios de difusión, la infraestructura tecnológica y las bases logísticas, lo que les confiere dominio de los procesos de producción material e inmaterial.  La digitalización favoreció la multiplicación de bienes y servicios de infoentretenimiento; atrajo players internacionales para negocios en todos los continentes; intensificó transmisiones y flujos en tiempo real; y agravó la concentración en sectores complementarios (prensa, radio, televisión, internet, audiovisual, editorial, telecomunicaciones, publicidad, marketing, cine, juegos electrónicos, móviles, plataformas digitales, etc.).
 
Todo eso hace sobresalir nuevas formas de plusvalía en la economía digital: la tecnología que posibilita sinergias y convergencias; el reparto y la distribución de contenidos generados en las mismas matrices productivas y plataformas; la racionalidad de costes y la planificación de inversiones.
 
Se origina de ahí un sistema multimediático con flexibilidad operacional y productiva, que incluye amplia variedad de iniciativas y servicios digitales, flujos veloces, espacios de visibilidad, esquemas globales de distribución, campañas publicitarias mundializadas y técnicas sofisticadas de conocimiento de los mercados. La finalidad es garantizar el mayor dominio posible sobre las cadenas de fabricación, procesamiento, comercialización y distribución de los productos y servicios, incrementando la rentabilidad y los dividendos monopólicos.
 
Dênis de Moraes es investigador senior del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) y de la Fundación Carlos Chagas Filho de Amparo a la Investigación del Estado de Río de Janeiro (FAPERJ), de Brasil. Autor, entre otros libros, de Medios, poder y contrapoder, con Ignacio Ramonet y Pascual Serrano (Biblos, 2013), La cruzada de los medios en América Latina (Paidós, 2011) y Mutaciones de lo visible: comunicación y procesos culturales en la era digital (Paidós, 2010).
 


http://alainet.org/active/80425