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Más de lo que no se habla sobre Siria


Vicenç Navarro
elplural.com

En un artículo (“De lo que no se habla sobre Siria”) que escribí hace unos días en Público 10.09.13, intentaba dar una versión diferente de lo que estaba ocurriendo en Siria (referente al ataque casi inminente de las Fuerzas Armadas de EEUU a aquel país). En mi artículo mostraba evidencia de que la explicación que se estaba dando en los mayores medios de información en España para explicar la propuesta realizada por la Administración Obama de bombardear Siria era errónea. Los datos no confirmaban que la motivación principal de dicho bombardeo fuera moral, resultado de la indignación creada por la utilización de armas químicas por el dictador Asad de Siria. Por muy legítima que fuera tal indignación (y lo era), esta no era la motivación real de las propuestas de la Administración Obama. En mi artículo subrayaba y mostraba evidencia de que el deseo de la Administración Obama era debilitar al gobierno Asad en Siria y recuperar la influencia del gobierno federal de EEUU, cuya política exterior tiene poco que ver con la defensa de los derechos humanos en el mundo (como también mostraba en mi artículo) y sí, en cambio, con la defensa de los intereses de los poderes financieros y económicos de lo que en EEUU se llama la Corporate Class, defendidos por el complejo militar-industrial. En el artículo señalaba que tales intereses entraban en conflicto con los de las clases populares de EEUU, que se estaban rebelando de una manera muy notoria en contra de dicha Corporate Class y en contra de las instituciones políticas representativas, cuyas políticas están muy influenciadas por esa clase social. 

 ¿Por qué ahora la vía diplomática y no antes?  

 Los hechos acaecidos desde entonces prueban la veracidad de este análisis. En cuestión de días, la Administración Obama ha cambiado de estrategia, mostrando mayor receptividad a la solución diplomática y aceptando explorar la posibilidad de eliminar y/o controlar por parte de instituciones internacionales las armas químicas en posesión del gobierno Asad. En contra de lo que han publicado los medios, tal propuesta no es nueva. En realidad, y tal como ha documentado The New York Times “An Unlikely Evolution, From Casual Proposal to Possible Resolution” (11.09.13), dichas negociaciones han estado teniendo lugar desde hace un año entre el gobierno ruso y el estadounidense. 

 Y el hecho de que ahora aparezcan como posibilidad es primordialmente porque la Administración Obama se ha dado cuenta de la enorme oposición de la gran mayoría de la ciudadanía estadounidense a que ocurriera tal bombardeo de Siria. Ha sido el bombardeo del Congreso y de la Casa Blanca de EEUU con mensajes de la población expresando su clara oposición al bombardeo de Siria lo que ha sido determinante en este giro de la Administración Obama. Es obvio que el Congreso, sometido a tal grado de presión popular, hubiera votado claramente en contra del bombardeo militar, debilitando enormemente a la Administración Obama. De ahí el cambio de esta. 

 Según la última encuesta del New York Times/CISS, así como otras (citadas en mi artículo “De lo que no se habla sobre Siria”), la gran mayoría de la población está en contra del rol de “policía mundial” que se atribuye el gobierno federal, en contra de su interferencia militar en otros países, en contra del bombardeo a Siria, en contra del considerado excesivo gasto militar y a favor del aumento de los gastos públicos sociales para atender las enormes necesidades humanas existentes en el país (documentado también en mi artículo). También, y por grandes mayorías (según las encuestas de PEW Research Center y Common Cause), la mayoría de la población estadounidense cree que hay una excesiva concentración de poder financiero, económico y político en el país, y también cree que ese poder se traduce en que las ramas ejecutivas y legislativas del Estado están excesivamente influenciadas por intereses fácticos financieros y económicos (solo el 15% de la población expresa confianza en el Congreso de EEUU). Y, nota importante para aquellos que, tanto en las derechas como en las izquierdas en España, niegan que existan clases sociales y que estas estén en conflicto: la mayoría de la población en EEUU cree que hay un conflicto de clases (un 65%), que alcanza un 74% entre los afroamericanos. El incremento del porcentaje de la población que percibe este conflicto ha sido uno de los desarrollos más importantes en EEUU (PEW Survey. Social Trends 12.01.2011) y que tiene a la Corporate Class muy preocupada. Dicho conflicto se percibe como un conflicto entre la mayoría de la población contra la minoría que controla y gobierna el país. Este es el trasfondo del debate que está ocurriendo en EEUU. Y refleja la rebelión de la mayoría frente al rol imperial de la minoría que se ejerce a costa del bienestar de las clases populares. 

 Dos últimas observaciones. Esta realidad es muy relevante para lo que está ocurriendo en España (y en Catalunya). En realidad, España es uno de los países de la OCDE con mayores desigualdades y mayor concentración de las riquezas, concentración que empobrece la calidad democrática del país como consecuencia de la excesiva influencia de poderes fácticos y económicos en la vida política del país. La crisis de legitimidad del Estado federal en EEUU responde a las mismas pautas que encontramos también en España. Existe en España una necesidad de movilizaciones populares (con bombardeos de mensajes de protesta, siempre no violentos) como está ocurriendo en EEUU para mostrar un “Basta ya”, con el intento de recuperar la democracia. 

 En España, el Movimiento 15M ha mostrado, como así lo ha mostrado el movimiento Occupy Wall Street en EEUU, el enorme potencial de simpatía, apoyo y movilización popular que tienen sus denuncias de la minoría que gobierna la vida financiera, económica y política del país. De ahí la necesidad de tal movimiento político-social (que no debería convertirse en partido político, pues perdería con ello su capacidad de movilización transversal) que presione y transforme los instrumentos e instituciones llamados democráticos, revolucionando el país. 
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

¿Mea culpa por parte del FMI?


Vicenç Navarro- Público.es
16 de enero 2013


 A primera visa parecería que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha entonado un mea culpa por haber impuesto las políticas de austeridad a los países de la Eurozona (tales como Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia), al haber reconocido que no sólo no han estimulado el crecimiento económico, sino que han deteriorado la economía de aquellos países. Olivier Blanchard, el economista jefe del FMI, ha declarado que "hemos estado equivocados". Y muchos artículos en rotativos de gran difusión han aplaudido tal declaración, con más de un artículo señalando la validez de tal reconocimiento, poniendo al FMI por las nubes por su supuesta honradez. Sería casi divertido (si no fuera por las terribles consecuencias que tales políticas de austeridad han tenido sobre millones de vidas en los países periféricos de la Eurozona, entre muchos otros) ver que los mismos columnistas y rotativos que hace sólo unos meses estaban exigiendo tales políticas de recortes de gasto público (incluyendo gasto público social) argumentando que eran necesarias (además de ser las únicas posibles) ahora están aplaudiendo el reconocimiento del error de estas políticas promovidas por el FMI. Uno de ellos es, por cierto, The Washington Post que había sido el gran defensor y promotor del FMI y de sus políticas. En España, como era predecible, la lista de rotativos que en sus editoriales o en sus columnas aplauden ahora lo que antes condenaron es larga.

 Habiendo sido de los pocos que desde el principio denunció tales políticas de austeridad, no tengo ahora ninguna simpatía por este supuesto mea culpa, pues ha sido excesivamente tímido, tardío e insuficiente. Tímido porque el mea culpa se viste de seda, alegando unos errores meramente metodológicos, indicando que habían calculado erróneamente el impacto multiplicador del déficit fiscal en el crecimiento económico. Por cada euro de gasto recortado, se destruye otro euro y medio, en lugar de sólo medio euro (tal como el FMI había calculado antes). Según el FMI, ahí radicaba su error, reduciendo un problema moral e ideológico a un mero error estadístico. Supónganse que, en un ejercicio militar, una bomba nuclear cayera sobre un centro habitado por millones de personas en lugar de hacerlo en un lugar deshabitado. Y que la explicación que diera el ejército fuera que ello se debió a un error estadístico en el cálculo de donde tenía que haber caído la bomba. Seguro que se armaría un escándalo de primer orden además de exigir responsabilidades con juicios internacionales. Pues esto es lo que ha ocurrido, pues han ido cayendo muchas bombas de destrucción masiva, que han causado muchas muertes sin producir ruido. Y lo que es peor es que era fácil haber detectado que había un error. Era totalmente predecible que caerían en un centro urbano. Varios de nosotros lo predijimos.

 En realidad, la evidencia de que tales políticas de austeridad han estado haciendo un enorme daño es abrumadora. El propio FMI publicó en 2008 un informe sobre el impacto que tales políticas de austeridad habían tenido en 133 casos en varios países durante el periodo 1993-2001. El fracaso de tales políticas quedó ya documentado en aquel informe publicado por la Oficina de Evaluación Independiente del FMI, confirmando la extensa bibliografía existente en la literatura científica que claramente documentaba el error de tales políticas llamadas entonces "programas de ajustamiento" (adjustment programs). Se sabía, además, que tales políticas estaban dañando el bienestar de las clases populares de aquellos países, causándoles un enorme sufrimiento. Uno de los fórums más conocidos en círculos académicos de políticas de salud y bienestar social, el International Journal of Health Services, documentó con evidencia empírica en una serie de artículos en 2011 las consecuencias que dichas políticas tenían para el bienestar y calidad de vida de tales clases sociales, mostrando la muerte, la enfermedad y el desasosiego social que estaban creando. Ello forzó una respuesta del FMI carente de credibilidad. Sólo el dogmatismo neoliberal que predomina en el FMI (impermeable a los datos y a la evidencia científica) explica que la situación haya alcanzado unos niveles tan dramáticos (como estamos viendo en Grecia), que ya era imposible ignorarlo.

 Pero la corrección de la postura del FMI, escrita por Blanchard, en su informe Errores en el pronóstico de crecimiento y multiplicadores fiscales, es además de tímida y tardía, dramáticamente insuficiente. En realidad, la lectura de tal corrección por parte de muchos columnistas y editoriales, presentándola como expresión de mea culpa por parte del FMI es exagerada, pues ni Blanchard ni el FMI han abandonado su apoyo a tales políticas de austeridad, pues continúan subrayando que tales políticas no son indeseables, en contra de toda la evidencia que muestra lo contrario. Su crítica es en la manera como se llevaron a cabo, pero no en su necesidad y urgencia.

 Hoy el Fondo Monetario Internacional debería desaparecer. Y muchas voces a nivel internacional lo están exigiendo. Su misión histórica de ayudar a los países con problemas financieros, dejó de existir a partir de la década de los años ochenta, cuando el neoliberalismo pasó a ser su dogma, convirtiéndose en "un instrumento del terrorismo financiero", defendiendo única y exclusivamente los intereses del capital financiero, tal como Juan Torres y yo hemos documentado en nuestro libro Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero.

 El hecho de que dentro de la troika (el FMI, el Banco Central Europeo, BCE, y la Comisión Europea) el FMI se haya convertido en el menos entusiasta en la promoción de las políticas de austeridad en la Eurozona, no quiere decir que haya cambiado de orientación y apoye ahora las políticas expansivas de creación de empleo y pleno empleo que Europa necesita como el aire que respira. El hecho de que el FMI se haya enfriado en su vocación promotora de tales políticas de recortes se debe a la presión internacional, a la cual no están tan expuestas ni la Comisión Europea ni el BCE, que continúan aferrados a su dogma porque sirven los intereses de las élites gobernantes en aquellos países europeos donde tales políticas se están imponiendo a la población. Así de claro.

 http://blogs.publico.es/dominiopublico/6366/mea-culpa-por-parte-del-fmi/