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Brasil: El fin del letargo

Ricardo Antunes 


VientoSur 22 de junio de 2013
  

Nuestro país conoció luchas políticas y sociales en el decenio de 1980 que atrasaron la implantación del neoliberalismo en Brasil y desembocaron en lo que se ha llamado el decenio perdido, cuando para los movimientos sociales y populares fue exactamente todo lo contrario.

Durante esos años tomó auge un sindicalismo de lucha [la CUT, que marca la ruptura con el sindicalismo ligado al estado]. Las huelgas durante este período se desarrollaron en un sentido contrario a la tendencia que dominaba en los países imperialistas. Se empezó a desarrollar un número muy grande de movimientos sociales. Eso reforzó la oposición a la dictadura militar [1964-1968/1968-1985]. De ese movimiento surgió una Asamblea Nacional Constituyente y en 1989, el proceso electoral dividió Brasil en dos proyecto diferentes [el PT de Lula, de un lado, y el PSDB de F.H.Cardoso].

Durante el decenio de los años 1990 se emprendió el neoliberalismo, la reestructuración productiva, la financiarización, la desreglamentación, la privatización y el comienzo de desmontaje de las conquistas sociales. Cuando se produjo la victoria política de 2002, con la elección de Lula, el campo sociopolítico era muy diferente al de los años 1980. Como la historia está llena de sorpresas, de caminos y de encrucijadas, las elecciones de 2002 desembocaron en la transformación de una victoria en una derrota.

La presidencia de Lula osciló entre una gran continuidad con la política del gobierno de Fernando Henrique Cardoso y algunos cambios que no tenían ninguna sustancia. El primer mandato de Lula terminó de forma desoladora. Lo cual le obligó a cambiar algo de dirección, siempre con mucha moderación, y evitando toda confrontación sociopolítica. La bolsa familia por un lado[ayuda social entregada a las familias pobres bajo dos condiciones: la escolarización de los hijos y su vacunación], y los muy altos beneficios del sector bancario por el otro; el aumento del salario mínimo, de un lado, y el enriquecimiento creciente de la oligarquía, del otro; ninguna reforma agraria, de un lado, y muchos estimulos al sector agrobusiness, del otro.

Nuestro hombre [Lula], como un fénix, renació de sus cenizas durante su segundo mandato. Terminaba su presidencia con una tasa de aceptación muy elevada. En el mismo momento en que eligió a su sucesora [Dilma Rousseff], desorganizaba la casi totalidad del movimiento de oposición. Era difícil oponerse al exlíder obrero salido de la metalurgia, cuya solidez se había construido durante los años 1970 y 1980 [en los movimientos huelguistas, en particular en la región llamada el ABC, alrededor de Sao Paulo, y contra la dictadura en declive, en los años 1980]. ¿Quién se acuerda de su situación en 2005, empantanado en el mensalao de los pagos mensuales efectuados por dirigentes del PT a las direcciones de diferentes partidos tradicionales de derechas para obtener una mayoría en las dos cámaras legislativas? Quienes se acuerdan del final de su mandato, en 2006, sabían que estaban ante una variante de políticos brasileños que eran al mismo tiempo muy tradicionales y muy relevantes.

Aunque Dilma Rousseff, su criatura política, una combinación de Dama de Hierro y de gestora, logró ganar las elecciones, sabemos que le faltaba algo: ese anclaje social que Lula continuaba teniendo.

Con paciencia, con espíritu crítico y mucha persistencia, los movimientos sociales han logrado superar este difícil ciclo [de los años 1990 y comienzos de 2000]. Han acabado por darse cuenta de que, más allá del crecimiento económico, del mito falaz de la “nueva clase media”, hay una realidad profundamente difícil, crítica, en todas las esferas de la vida cotidiana de los asalariados y asalariadas. Esto se puede ver en la salud pública, que es atacada; en la enseñanza pública que es privada de inversiones; en la vida absurda en el seno de las grandes ciudades, congestionadas por el tráfico de coches con el impulso de los estimulantes antiecológicos del gobierno del PT [sistema de créditos para la compra de vehículos y de apoyos tanto indirectos como directos al sector automóvil]. Se ve en la violencia que no ha dejado de crecer [de ahí la reivindicación de seguridad, retomada incluso por sectores populares] y también en los transportes públicos que son relativamente los más caros y precarios del mundo, al menos en lo que a los países emergentes se refiere.

Se ve también en la “blanqueada”Copa del Mundo de fútbol [alusión a quienes controlan la FIFA y a la operación económica del mundial], sin Negros y pobres en los estadios [recién construidos], que han enriquecido y enriquecen a los empresarios y que, en el caso del estadio Joao Havelange en Río de Janeiro [dirigente de la FIFA anterior a Sepp Blatter y antiguo miembro del Comité Olímpico, que reside en Lausanna], ha hecho la demostración del fracaso de la ingeniería [el estadio construido entre 2003 y 2007 ha costado seis veces más de lo previsto y ha sido cerrado en marzo de 2013 debido a sus defectos estructurales, que podían llevar a su hundimiento y a un peligro evidente para los espectadores, incluidos los que estaban en las tribunas VIP]. Se ve en los asalariados y asalariadas que se endeudan para consumir y que ven sus salarios evaporarse bajo el efecto de la inflación. Se ve en el foso gigantesco que existe entre la representación política tradicional y el clamor que surge hoy en la calle. Se constata en la brutalidad y la violencia extrema de la policía militar de Alckmin [gobernador del estado de Sao Paulo], con el apoyo del alcalde de la ciudad, miembro del PT, Haddad.

Estas consideraciones permiten comprender por qué el movimiento de masas ha superado un umbral y es tan bien acogido entre la población. Cualesquiera que sea la evolución de estos movimientos de masas, Brasil no será ya jamás el mismo. Nos encontramos solo ante la primera etapa.

20/06/2013

http://alencontre.org/ameriques/amelat/bresil/bresil-la-fin-de-la-lethargie.html

Ricardo Antunes es profesor de sociología en Unicamp -Univesidade Estadual de Campinas. Este artículo apareció el 20 de junio de 2013 en la Folha de Sao Paulo.

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR

Guatemala: Estudiantes y docentes bloquean el paso vehicular en dos puntos de la ruta Interamericana. 

Siglo XXI
7 de septiembre 2012


Estudiantes normalistas continúan manifestando su rechazo en contra de la reforma a la carrera magisterial, propuesta por el Ministerio de Educación; hoy lo hacen bloqueando al menos dos puntos de una de las principales carreteras guatemaltecas.Según información de la Unidad de Protección Vial (Provial), grupos de docentes y estudiantes de magisterio obstaculizan dos puntos de la carretera Interamericana, específicamente en el kilómetro 203, jurisdicción de La Esperanza, y a inmediaciones del monumento al Migrante, ubicado en Salcajá, ambos puntos en el departamento Quetzaltenango. 

La medida se debe al rechazo de los estudiantes a la propuesta de Formación Inicial Docente (FID), que promueve el Ministerio de Educación (Mineduc). a propuesta FID plantea que el tiempo de preparación para los alumnos de magisterio se eleve a cinco años; dos en la etapa preparatoria (Bachiller en Ciencias y Letras con especialización en Educación) y tres en la etapa de especialización en la universidad (Profesorado).

Guatemala: Protestas Sociales el día de hoy


Guatemala: Protestas Sociales el día de hoy

9 de agosto 2012
Prensa Libre
Siglo XXI
Líderes campesinos buscan proteger a uno de sus compañeros que es agredido por un agente de la PNC. (Foto Prensa Libre: Felipe Guzmán)

El bloqueo es promovido por la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (Cnoc), cuyos líderes se abocarán a Casa Presidencial en busca de una audiencia para entregar sus peticiones y confirman que las medidas se mantendrán hasta que haya presencia policial en el área, pues señalan que no buscan enfrentamientos.

Nuestros corresponsales confirman bloqueos en ambos sentidos en varios puntos de la ruta Interamericana occidente, uno de ellos en el km 117 que conduce a la cabecera de Sololá; en el km 168, Nahualá, Sololá, y en el km 256, entrada a Huehuetenango. En ese mismo departamento se registran obstrucciones en el km 247, Piedras Negras, en el km 253 del puente Arroyo y el km 264, Shinaxoj. También se reporta bloqueo en km 244, cruce para Tecún Umán y Malacatán, San Marcos. Además, en la ruta que une a Salcajá, Quetzaltenango, en el km 192, con otros municipios.

Hacia el Pacífico se confirma la interrupción del paso en el km 92, Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla; en el km 113, Cocales, Patulul, Suchtitepéquez; en el km 180, El Zarco, Santa Cruz Muluá, Retalhuleu, y en el km 213, cruce Las Victorias, Colomba, Quetzaltenango, y en el km 247, Pajapita, San Marcos.Ante la presencia policial en el km 136 Nahualate, Chicacao, Suchitepéquez, los pobladores dejan transitar vehículos, aunque permanecen en el área.

En la ruta al Atlántico los inconformes se ubican en el km 80 de El Rancho, San Agustín Acasaguatlán, El Progreso; en el km 136, cruce a Río Hondo, Zacapa, y km 245, La Ruidosa, Morales, Izabal. Los inconformes ubicados en km 82 de la ruta al Atlántico exigen la presencia de autoridades para dialogar y arremeten contra personas que intentan cruzar. Bomberos Departamentales denuncian que se les ha dificultado el paso en la ruta, ya que los manifestantes revisan el interior de las ambulancias.

Al las 12:30 se informó que los campesinos liberron el paso en el km 247, Pajapita, San Marcos, y en el km 180, El Zarco, Santa Cruz Muluá, Retalhuleu.

En Cocales, Patutul, Suchitepéquez, la Policía Nacional Civil utilizó la fuerza para retirar a los inconformes, quienes evitaron enfrentamientos físicos. Vicente Gerónimo, uno de los dirigentes campesinos, expuso que las fuerzas de seguridad golpearon a dos de los protestantes.

El ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, declaró a las 13.20 horas que todos los pasos habían sido liberados y que se reportaron tres capturas en Zacapa.

Protesta semiparaliza actividad en Portuaria En medio de acciones legales sin resolver y de fuertes críticas de varios sectores, las actividades en la Empresa Portuaria Quetzal (EPQ) quedaron semipalizadas porque ayer los trabajadores se declararon en asamblea permanente, en rechazo al contrato de usufructo que beneficia a la Terminal de Contenedores Quetzal (TCQ), de capital españoll


Los sindicalistas demandan al presidente Otto Pérez Molina derogar el contrato que otorga en usufructo 348 mil 171.81 metros cuadrados para que la TCQ instale y administre una terminal de contenedores durante 25 años, que pueden ser prorrogables por otro período igual.


Según Lázaro Reyes, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la EPQ, debido a que autoridades del Ejecutivo se retiraron de una mesa de diálogo para analizar el tema, se tomaron “medidas drásticas” que los llevaron a bloquear el ingreso y salida de transporte con vallas humanas. La acción, dijo, podría continuar por varios días, y amenazó con otras decisiones.


La medida también afectó la descarga de contenedores, pese a que en el muelle comercial del Puerto había dos buques con vagones con variedad de mercadería, vehículos y otro más granelero. El interventor de la EPQ, Allan Marroquín, expuso que tienen dos acciones: una, desalojar a los inconformes con la fuerza pública, y dos, levantar actas al personal que participe en el paro, para iniciar el proceso administrativo de destitución.“La huelga es ilegal y procederemos con las acciones en derecho, inclusive con la cancelación del sindicato”, afirmó Marroquín, y reiteró que el usufructo a TCQ se mantiene.

.Marroquín no acudió ayer a una citación en la Comisión de Transparencia del Congreso y con diputados de diferentes bancadas, ya que afirmó que estaba en una reunión con el legislador oficialista Arístides Crespo.
En caravana, los diputados fueron a buscar a Marroquín a la oficina de Crespo. Cuando no lo encontraron, lo llamaron por teléfono y, al verse acorralado, aseguró que la reunión era en el Puerto. Hoy será citado otra vez.“Exigimos al presidente que destituya al interventor, por desacato y rebeldía”, refirió Carlos Barreda, de esa comisión. César Duarte, diputado del bloque de Libertad Democrática Renovada, insistió en que el contrato es lesivo y que se cometen varios delitos.