Panama
Marco A. Gandásegui, La oligarquía “sí come Soberanía”
20 febrero 2013
La Unidad Administrativa de Bienes Revertidos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) acaba de anunciar la venta de dos terrenos en la entrada sur del Canal de Panamá. Según el anuncio, los dos lotes se encuentran en el lugar conocido por el nombre de Altos de Batele, cercanos al terreno que era del Hospital de Palo Alto. La Unidad Administrativa de Bienes Revertidos es la instancia gubernamental que reemplazó a la Autoridad de la Región Interoceánica (ARI). La ARI fue encargada de acelerar el desmantelamiento de la antigua Zona del Canal (ocupada militarmente por EEUU hasta 1999) entre 1996 y 2006.
Los dos lotes tienen una extensión aproximada de 17 hectáreas cada una. Es decir, son más grandes que el Casco Viejo de la ciudad de Panamá e, incluso, que Punta Paitilla. El anuncio del MEF dice que se trata de los polígonos PS01-06 y PS01-08. El primero tiene 167 mil metros cuadrados y el segundo 178 mil metros cuadrados. Los valores estimados son de $40.2 millones y de $42.0 millones, respectivamente.
El gobierno ha calificado el uso del suelo para ambos terrenos como “mixto centro urbano”. Es decir, el uso más denso. Se intentará construir un nuevo barrio como Punta Paitilla o una urbanización como Punta Pacífica. Son precisamente las tierras que en 1977, el general Torrijos aseguró que se le daría el uso más colectivo posible para beneficio del pueblo que luchó por su recuperación.
Haciendo un cálculo conservador, la corporación panameña o mixta (con capital extranjero) que compra el polígono o ambos puede hacer un negocio cercano a los 75 mil millones de dólares. Si compra el lote de 167 hectáreas por 40 millones de dólares y vende el metro cuadrado a un promedio de mil dólares puede embolsar 167 mil millones dólares. Suponiendo que sólo puede urbanizar la mitad del polígono (que no es probable conociendo la falta de criterio urbanístico y falta de planificación – corrupción - que caracteriza a los gobernantes panameños) se embolsaría aproximadamente 83 mil millones de dólares.
Tratándose de dos polígonos similares, se pueden multiplicar por dos las ganancias de los especuladores en posiciones privilegiadas (cercanos al Palacio). Otra posibilidad es que los terrenos una vez urbanizada el área de Altos de Batele se vendan a un precio promedio de 2 mil dólares el metro cuadrado. Las ganancias de una vez se duplican.
Las transacciones se están haciendo en un círculo selecto de empresarios que ocupan posiciones privilegiadas tanto en el gobierno, como en la oposición y también en la empresa privada. Son los mismos especuladores que ocupan las posiciones de mando en Panamá desde la construcción del Canal a principios del siglo XX. Son los mismos que en la década de 1990 dijeron que todas las transacciones de tierras “revertidas” se harían siguiendo las reglas del “mercado”. Es decir, entre un grupo selecto de empresarios, sin importar el desarrollo del país o el mejoramiento de la calidad de vida de la población.
Es el mismo grupo de especuladores que a mediados del siglo XX, cuando la juventud panameña arriesgaba sus vidas rechazando los atropellos de los militares norteamericanos, decían que la “Soberanía no se come”. Le han dado vuelta a la mesa y lo que logró el pueblo panameño con su sacrificio lo están aprovechando ellos. Han descubierto que la “Soberanía si se come” y en el caso de los especuladores están “hartando”. Nunca se imaginaron que el banquete sería tan opulento.
En momento alguno los gobernantes han pensado en como convertir estas áreas en lugares para el esparcimiento de la población panameña o para el desarrollo de proyectos urbanos con facilidades para centros científicos o culturales. No piensan que el siglo XXI es una oportunidad para todos los panameños y no sólo para los pocos que usurparán lo que es de la Nación para beneficio de unos pocos. No recogen los sueños de los patriotas que derramaron su sangre para que Panamá recuperara las tierras de la antigua Zona del Canal.
En el anuncio de la oficina de Bienes Revertidos, se le recuerda a los interesados que deben tener fianzas en orden y estar preparados para participar “el día de la Subasta Pública, en pujas y repujas, que se realizarán en el Salón de Actos Públicos del Edificio 1220, en Amador”. La instalación es una construcción enorme donde funcionó durante casi medio siglo el Comando Sur Naval de EEUU. Desde estas instalaciones, EEUU desarrolló su política militarista hacia América latina entre 1946 y 1999.
La lucha de por la soberanía nacional queda reducida a una puja y repuja, con los extorrijistas y antitorrijitas tomados de la mano y brindando en los adustos salones de la Armada norteamericana. El gobierno recomienda a los especuladores de la puja y repuja que “no esperen hasta el último día para inscribirse”.
Los panameños perdemos otra oportunidad para transformar nuestra soberanía en promotora de proyectos de desarrollo a escala nacional y proyección mundial: Nuevos puertos sobre ambos litorales, centros de investigación científica o proyectos de desarrollo agroindustrial se engavetan para beneficiar a unos pocos especuladores.
21 de febrero de 2013.
Publicado por Marco A. Gandásegui, (hijo
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