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Wim Dierckxsens, Walter Fomento Globalización, Desglobalización, Capital y Crisis Global


Se ha abierto el debate acerca de si la Globalización ha muerto, si está viva, moribunda, incluso si es o no es. Consideramos importante e imprescindible participar de este debate iniciado por el compañero García Linera porque nos permite y obliga a tratar uno de los temas de mayor centralidad y actualidad, y de alto impacto político estratégico su comprensión y resolución. En este sentido haremos nuestras reflexiones y consideraciones siempre desde el lugar del más profundo respeto reconociendo en él no sólo su capacidad científico-académica para tratar el tema sino, fundamentalmente su legitimidad política para llevarlo a cabo.


Introducción
Se ha abierto el debate acerca de si la Globalización ha muerto, si está viva, moribunda, incluso si es o no es. Consideramos importante e imprescindible participar de este debate iniciado por el compañero García Linera porque nos permite y obliga a tratar uno de los temas de mayor centralidad y actualidad, y de alto impacto político estratégico su comprensión y resolución. En este sentido haremos nuestras reflexiones y consideraciones siempre desde el lugar del más profundo respeto reconociendo en él no sólo su capacidad científico-académica para tratar el tema sino, fundamentalmente su legitimidad política para llevarlo a cabo.

Este debate se abre justamente en un momento en que la crisis estructural del capitalismo (que se manifiesta en un avance lento, freno e incluso retroceso de las diferentes áreas del mundo en términos de crecimiento de PBI y por ende, cierres de fábricas, crisis bursátiles, disminución de los flujos de comercio, corridas cambiarias, fuga al oro, aumentos flagrante de la pobreza y la indigencia, coeficiente de Gini creciendo, aumento de la dinámica de las migraciones, pérdidas de calidad en el empleo y desempleo crecientes) se profundiza hasta llegar a hacer visibles opciones alternativas al sistema capitalista.

Estamos, en otras palabras, en una fase de transición hacia otras formas de poder, valor y estado, que incluye incluso el escenario de un post-capitalismo, cuyo tiempo de duración es difícil de estimar y cuya alternativa aún está abierta. Una batalla entre las fracciones más poderosas del capital financiero transnacional justo en el centro de poder del capitalismo (Estados Unido de América –EUA-), que luego de la batalla de Alepo pierde posibilidad de poder hacerlo escalar y exportarlo a escenarios más complejos (China, Rusia, India, etc.), lo cual deja entrever que el escenario real del conflicto puede situarse en los EUA, manifestándose primero como una gran profundización de la crisis, como crisis político institucional e incluso de enfrentamientos entre facciones armadas.

Los hechos político institucionales que abren este debate son la victoria de Trump y del Brexit. Hechos que suceden en EE.UU. y en Gran Bretaña justamente y que irradian la desesperanza globalista y con ello la esperanza en la “desglobalización”. Hechos que nos muestran triunfos electorales de nacionalismos que claman por una reindustrialización nacional (y/o trabajo nacional) de potencias imperiales que parecen ya no ser. Nacionalismos que son observados y propagados como fascismo-nazismo por los comunicadores pro-globalistas.

El intento del capital financiero globalizante y sus medios de comunicación dominantes (CNN/BBC/Euronews/Al Jazzera/Bloomberg, etc) es estigmatizar a la alternativa industrialista nacionalista de Trump como nacionalismo-fascista, para reivindicar el lugar de antifascistas para sí, cuando “jueguen” a la corrida o crisis financiera. Crisis que ellos mismos crearan y que presentarán como el resultado de tal nacionalismo fascista y nos propondrán la opción que sólo un Estado Global podrá evitarla o corregirla. Los globalistas aún están en posición de provocar la crisis financiera, con un fuerte aumento en las tasas de interés a través de la Reserva Federal, que hasta febrero de 2018 estará bajo su control.

En la crisis de los años treinta, con la lucha también entre facciones imperialistas que llevan el crac de la bolsa de valores de nueva york y a la quiebra de muchas empresas, el liberalismo tocó fondo, pues ya no servía más a la burguesía “expansionista”. Al fracasar, el liberalismo fue sustituido por un proteccionismo de corte nacionalista en los países centrales que se retrasaban en sus condiciones para dar el salto a la nueva situación, escala y composición orgánica. Los que avanzaban se llamarón el bando de los “Aliados”, “Democráticos”, y los que se retrasaban fueron llamados “el Eje”, “Fascistas”. Crisis, división y lucha de poder que recorría y fragmentaba a todos y cada uno de los países. No hay un solo país central o metrópolis en la cual no encontremos la fractura del capital financiero imperialistas en estos dos “bandos”. La diferencia de a qué “bando” pertenecía cada país se definió por la fracción de capital financiero que fue hegemónico.

Quedan por fuera de estos “bandos” de capital financiero y su caracterización, los países dependientes, periféricos, semicoloniales, coloniales o subdesarrollados. Los cuales fueron solo parte auxiliar, subordinada y oscilante en estos “bandos” según las circunstancias centrales del capital financiero. Y según los momentos en los cuales su posición de estar alineado o neutral (lo cual implicaba un alineamiento) beneficiaba a cada nación dependiente en su desarrollo con proyecto estratégico propio, lo cual siempre se manifestó como un nacionalismo industrialista de país dependiente, un nacionalismo industrialista popular antimperialista. Lo cual siempre los enfrentó a ambos bandos del capital financiero.

En el “bando financiero del eje/fascista” formó parte: Alemania, Italia, Japón, España, Portugal, etc. En estas se construyó un poder estatal corporativo, burocratizado, militarizado, autoritario y antidemocrático, que rechazaba el parlamentarismo, basado en el mismo individualismo atomizador que caracterizaba al liberalismo económico y que también caracteriza al neoliberalismo de mercado. En el “bando financiero aliado/democrático” formó parte EUA, Gran Bretaña, entre otros. Donde al igual que en los países del bando fascista se militarizo la sociedad civil, se clausuró todo parlamentarismo, medios de comunicación y movilizaciones sociales. Porque el enfrentamiento entre fracciones de burguesías financieras al pasar de la guerra económica-financiera a la guerra militar, conllevó la militarización de todas las sociedades civiles, la clausura de todo liberalismo político formal en función de la acumulación capitalista y en todas el Estado se centralizó en administrar esa acumulación.

El gran negocio capitalista, para los bandos en pugna, fue la guerra misma, como motor de acumulación acelerada y en la batalla militar solo se definió la fracción financiera ganadora. Esto permitió y obligó siempre al despliegue en todos los gobiernos financieros en los países centrales, de una política populista y corporativa. La burguesía financiera capitalizaba mediante el “populismo”, las demandas sociales de inclusión corporativa de la base social en un proyecto de Estado Corporativo (un estado burocratizado-militarizado). La no exclusión de los elegidos de la nación dependía de la no exclusión de la burguesía en la competencia internacional. Solo en las naciones periferias dependientes, etc. los gobiernos tuvieron espacios, aunque limitados, para desarrollar políticas populares que incluían con actores políticos centrales a los pueblos y con otro nacionalismo con objetivo de desarrollar soberanía política, económica, cultural, social y estratégica.

En el mundo actual, donde la crisis y una gran depresión se manifiestan cada día más, el enfrentamiento entre las dos mayores fracciones del capital financiero transnacional tiene lugar en un mismo país: los EUA. Este conflicto se da de modo principal dentro de EUA y no entre naciones. Aparece como un enfrentamiento entre EUA y China, lo que principalmente sucede en EUA. A partir del proceso de globalización, la fracción del capital financiero globalista en su avance procura crear e imponer el Estado global, su forma Estado, que subordina a todas las naciones incluso a los EUA. Para ese capital financiero global el mundo no solo ya dejó de tener fronteras nacionales, sino que tampoco cuenta con ciudadanos, como sí era aún el caso en los años treinta. El Estado global sin fronteras ni ciudadanos consiste en las llamadas redes financieras globales con su red de empresas transnacionales (ETN´s) y cities financieras. Las fuerzas en pugna buscan hoy estar por encima de todos los pueblos y de todas las naciones y quien constituye un peligro real para el retorno del nazismo es el mismo capital financiero globalizante.

Para una economía de mercado a ultranza, como la globalización, sólo existimos y tenemos razón de existir en tanto que intercambiemos nuestro (fuerza de) trabajo por dinero. En la visión (neo)liberal, los derechos sociales y nuestra ciudadanía no se desprenden de una visión que parta de la totalidad, sino que parecen nacer a partir del intercambio y dentro de los límites de éste. En la visión neoliberal a ultranza, el desempleado crónico y los excluidos tienden a perder todos los derechos. Los derechos de ciudadano no se derivan del hecho de ser miembro de una sociedad que se define a priori como nación o pueblo. Somos miembros de la sociedad en tanto y en la medida en que participemos en el mercado (en tanto somos pro-veedores de bienes y servicios, piezas y partes para ser ensambladas por las ETN´s Globales).

A partir de esta visión, los derechos como ciudadanos se crean y perecen dentro de los límites del mercado, y no surgen o se pierden con base en el hecho de que seamos miembros de una nación, sociedad o comunidad humana. Sólo somos y tenemos realmente derecho de existir en tanto que intercambiemos nuestro (fuerza de) trabajo en el mercado. Aquella población excluida que no intercambia su (fuerza de) trabajo en el mercado y se ve privada de forma paulatina de todo derecho económico y social, pierde ciudadanía. En un mundo donde no haya lugar para ciudadanos, los excluidos constituyen una amenaza creciente para la totalidad y tienden a perder incluso el derecho a la vida, o sea, son tendencialmente eliminables-exterminables. De este modo la lógica neoliberal culmina, en su extremo, en una concepción nazi/fascista.

Un gran dilema para el capital financiero globalizado es que en un conflicto geopolítico entre intereses de fracciones de capital financiero a nivel mundial difícilmente podrá prescindir de la mediación política de estados con fronteras y primero que nada de la mediación con el Estado norteamericano. Esta batalla se está dando en este momento y podría conllevar a la profundización de la crisis no solo del proceso de globalización, sino del sistema capitalista como tal. Todo proceso de crisis estructural es un proceso complejo de luchas, confrontaciones y debates, en donde una heterogeneidad de actores capitalistas que avanzan y se retrasan, van dando el tono a la puja de intereses y que, además, en un momento generan espacios de insurgencia para actores no-capitalistas.

Lo alentador es que surge una discusión acerca de la sociedad en que vivimos y el lugar de los seres humanos en ella. Esta reflexión es fundamental para dar respuestas reivindicativas ante la progresiva exclusión. La exclusión significa pérdida de lugar y de identidad, y la crítica a la misma puede conducir a la reivindicación de una sociedad con lugar para todos. Ello implica cuestionar el sistema excluyente. Sin embargo, una crisis de identidad no significa, a priori, una crisis de legitimación del sistema. Puede también desarrollarse una posición crítica sobre la legitimidad de la exclusión, sin que implique poner en duda la legitimidad del sistema. Lo segundo suele anteceder a lo primero.

El peligro de reivindicar la legitimidad de la inclusión sin cuestionar al sistema es que conduce rápidamente a una “legitimación” de la exclusión del otro. Con ello no se enfrenta el problema de la exclusión en su raíz. Más bien ocurre lo contrario. Al sustituir una modalidad de exclusión vía el mecanismo del mercado, por otra vía, la pertenencia o no a determinada nacionalidad, condición social, religión, raza, género, cultura, etc., se deshumanizan aún más todavía las relaciones, sociales. Los seres humanos no se solidarizan para reivindicar una sociedad donde haya lugar para todos sino, por el contrario, se enfrentan los unos a los otros para acaparar los cada vez más escasos lugares. Ante el miedo de perder su lugar, pueden reclamar con fuerza creciente su inclusión, aunque sea a costa de ciudadanos de otros países (inmigrantes, refugiados) religiones (musulmanes), etc.

Al encaminarse hacia un mercado unificado con un Estado global se debilita la identificación de los ciudadanos con este nuevo espacio económico. La realidad para los ciudadanos es que el proceso de regionalización (Unión Europea, NAFTA) y mundialización ha dado lugar a una formidable concentración de capital y riqueza en pocas manos a costa de una exclusión progresiva. El resultado de ello no es el desarrollo de una mayor identificación con el mercado crecientemente abstracto (ser ciudadano se reduce a ser consumidor de productos, servicios, espectáculos electorales, noticias prefabricadas a menudo falsas, opiniones doctrinarias, etc.).

El resultado es más bien la identificación con una comunidad más concreta, y más antigua (la nación o incluso la localidad) donde en el pasado hubo más derechos económicos y sociales, y vida aparentemente más digna, aunque los espacios objetivos para que triunfe el capital sobre la base de ese retorno sean casi nulos. La regionalización y mundialización de la economía así como la integración de bloques económicos (UE y NAFTA) conducen así, de forma contradictoria, a tendencias nacionalistas y hasta separatistas basadas en razones extraeconómicas. He aquí el motivo del éxito de Brexit y de la victoria de Trump y la crisis consecuente para el capital financiero globalizante. He aquí la tarea difícil de la administración Trump.

2. La globalización es el proceso de desarrollo de una nueva forma de capital financiero (forma global o transnacional) que emerge y lucha por imponerse frente a la forma dominante anterior, el capital financiero multinacional. En un mundo donde el crecimiento y la tasa media de benefi¬cio tendía a la baja, en los años ochenta se desarrolló una fuerte evolución de las IDE (Inversión Extranjera Directa) dentro de la Tríada (EUA, Japón y Europa), orientada a fortalecer las posiciones de competencia de las Multinacionales en el mundo. La guerra económica entre las Multinacionales se desarrollaba a partir de este esquema para mejorar posiciones en el mercado mundial restante, mediante IDE en el exterior.

El capital financiero multinacional entra en crisis entre 1980-1991-2001, cuando emerge el proceso de flexibilización y deslocalización de empresas transnacionales que salen de los países centrales y se localizan en las economías emergentes; cuando va en profundidad la destrucción de estructuras de la administración pública de las naciones bajo la consigna del estado mínimo; cuando el poder en el gobierno cada vez más se desplaza de los presidentes de gobierno electos a los presidentes de los bancos centrales impuestos por las grandes bancas financieras globales en cada city financiera.

La globalización es un proceso que emerge como alternativa capitalista al capitalismo multinacional de país central y que en esa lucha abre una crisis estructural en el periodo de tiempo 1999-2001-2008. En la cual aún estamos inmersos. La globalización es también un proceso de luchas capitalistas financieras inter-imperialistas. La globalización es parte de la crisis, es parte de la lucha que se observa como crisis. Es la parte que avanza o sale hacia adelante en la lucha y crisis del capitalismo financiero.

2.1 Un recorrido histórico del capital financiero
El mercantilismo recorre un largo camino desde el siglo XV, fines de 1400, hasta mediados del siglo XIX, 1850, cuando se transforma en dominante el capitalismo industrial, a partir del capital industrial, de la fábrica, de la gran industria mecanizada, y en estado-nacional en Inglaterra subordinando a la monarquía feudal, al estado-reino, a la producción feudal y mercantil. Habiendo transitado el momento de los talleres manufactureros.
El estado-nacional que nace es un Estado nacional de metrópolis enfrentado a las monarquías feudales y que desarrolla naciones coloniales o semicoloniales. Constituye el régimen específicamente capitalista de producción.
El capitalismo llega a ser dominante como modo de producción cuando desarrolla e impone una forma de capital industrial de gran industria mecanizada. De ahí en adelante es capital industrial pero en su recorrido subordinado a los modos feudales fue primero corporaciones artesanales feudales y talleres manufactureros antes de poder ser gran industria mecanizada. En este momento subordina al campo y lo redefine con el paso de los años como producción agraria industrial. El campo era el terreno del poder de la monarquía feudal y la ciudad industrial el del poder del capitalismo industrial y lo agrario su extensión, así como la city financiera es la del capital financiero global.
El capitalismo industrial se transforma en capital financiero entre 1880-1890, crisis económica y 1era guerra mundial mediante, cuando el capital industrial en su desarrollo absorbe al capital bancario y se transforma en capital financiero, y transforma también a la fábrica en grupo económico financiero (ggee). La transforma porque la unidad económica básica ya no es la fábrica de la gran industria sino un grupo económico de fábricas diversificadas en sectores de la actividad (producción para el consumo industrial-ciencia-tecnología y producción para el consumo personal) y diversificada en áreas dentro de cada sector. Esta centralización de la conducción estratégica del capital y descentralización del mando operativo caracteriza y define al capital financiero.

Porque por primera vez el capital, como capital financiero, desarrolla un aparato administrativo estratégico privado que disputa, confronta, provee y acuerda con la administración política pública de cuadros y como políticas de estado. Y lo desarrolla porque ahora su objetivo-terreno es el mundo y su política internacional de nación-estado metrópolis a naciones colonias o semicolonias. El instrumento central es el crédito y la relación de acreedor-a-deudor, donde el acreedor impone las condiciones y el producto a través del financiamiento para el desarrollo de industrias que van a producir en las colonias/ semicolonias lo que el acreedor necesita como materia prima o piezas/partes.

El capital financiero internacional entra en crisis a en el período 1929-1940, se manifiesta a partir de la guerra/crisis financiera de 1929 y posterior guerra militar (1936-44), porque emerge y se desarrolla la corporación financiera multinacional que da sustento al capitalismo financiero multinacional (como forma avanzada de la época), que se impone volviéndose hegemónico en el resultado de la segunda guerra mundial (1936-44). La corporación multinacional se expresa en el estado multinacional de país central, con su casa matriz central que hace al país central y sus empresas filiales en los países/naciones dependientes/ periféricos/subdesarrollados.
Las filiales de la casa matriz coinciden en la mayoría de los casos con las empresas más importantes y dinámicas en cada rama de producción, que se desarrollaron en las semicolonias a partir de la relación deudor/acreedor cuando era dominante el capital financiero internacional. Ahora, el capital financiero multinacional impone el capitalismo multinacional que tiene presencia directa y cuantitativa en cada nación, en las cámaras empresarias, en los partidos políticos, etc.

El capital financiero multinacional entra en crisis como vimos entre 1980-1991-2001, cuando emerge el proceso de flexibilización y deslocalización de empresas transnacionales. La banca financiera global de este modo inicia la subordinación real de lo nacional y continental por lo Global, re-denominándolo como Local. Donde el par Global-Local caracteriza al desarrollo del capital financiero global. Esto altera geográficamente la producción y realización de valor/riqueza capitalista y comienzan a mostrarse diferenciales de crecimientos de PBI y participaciones mundiales dando paso al llamado mundo emergente.

El capital financiero deslocaliza sus estructuras estratégicas de los países centrales hacia el mundo, globalmente lo llama, de modo que pone en crisis la escala del poder de las casas matrices en cada país central, porque eleva la escala umbral de poder de multinacional a global. Pero no solo deslocaliza su estructura económica, política y estratégica globalmente también deslocaliza su estructura de producción en lo nacional/local cuando hiper-especializa funciones-tareas laborales y de gerencia, cuando terceriza en proveedores de bienes y servicios los que antes eran trabajadores formales en áreas y secciones de la misma empresa.

El fenómeno de la deslocalización no debe opacar sin embargo el descomunal proceso de desarrollo de las fuerzas productiva de toda esta época. Pues aun observando el creciente peso de las denominadas economías emergentes en la generación de la riqueza global, también puede verse el crecimiento aunque relativamente menor de la riqueza en los llamados países desarrollados, principalmente EUA. La crisis ahí no parece tanta consecuencia de un proceso de destrucción de riqueza sino más bien de un importante deterioro en la participación de la misma.

Es que el proceso de lenta pero profunda inserción en de nuevas tecnologías, robótica, inteligencia artificial, etc., es decir automatización creciente y ya no sólo de lo manual sino de la función intelectual, (máquinas inteligentes) produce saltos enormes de productividad que no se trasladan a salarios ni ingresos de las clases medias. Es un proceso de rutinización extensa y profunda que precariza la condición de trabajo al punto que, mientras la productividad en los 80 daba cuenta de la necesidad de 25 obreros industriales para generar un millón de dólares en mercancías, en 2016 sólo se necesitan 5 para el mismo resultado. Sin dudas este resultado se explica en parte por la automatización creciente de la producción y en parte por la tercerización. Pero este proceso que tiende a mostrar una participación creciente en el PBI de las ex economías centrales de los “servicios” a la producción también sufre un proceso de automatización. Un ejemplo es la automatización de los servicios de transporte y logística. Es decir, ahí donde había peso del ingreso asalariado (servicios) también comienza a ser erosionado por el desarrollo tecnológico. Este aspecto estructural del funcionamiento de capitalismo (con independencia de sus fases) es el que explica en todo caso la tendencia a la caída de la tasa media de beneficio, la necesidad de los saltos de escala ahorrando costos y con ello la deslocalización como mecanismo auxiliar.

La empresa global se compone en un 10% de los trabajadores formales de la gerencia y ensamble de bienes y servicios. El otro 90% lo componen trabajadores proveedores de bienes y servicios, donde algunos tienen la función de gerenciar las unidades proveedoras y parecen pequeños empresarios. Este fenómeno fue caracterizado como la “postmodernidad”, donde los servicios pasan a explicar supuestamente en mayor proporción los PBI, hecho que antes se denominaba el sector industrial. En realidad solo deja de contabilizarse dentro de la unidad fábrica precisamente por la misma tercerización. Esto asume la forma de redes flexibles de proveedores de bienes y servicios, informales para las plataformas capitalistas globales de ensamble de bienes y servicios para la plataforma global de producción y, de bienes y servicios para la plataforma global financiera (la cultura del outsourcing).

El capital financiero global lucha por imponerse y esta lucha se hace observable como crisis por primera vez en septiembre de 2001 con la caída (implosión) de las Torres Gemelas del Centro del Comercio Financiero Global (World Trade Center) de la City de Nueva York. La “caída” la producen los intereses financieros multinacionales continentales, expresados directamente en Washington en el poder político, en el poder judicial, en el poder financiero multinacional, en el complejo industrial militar y en la policía federal. La caída de los edificios del centro financiero global es la respuesta militar-policial (durante el gobierno de Bush) al poder financiero global por imponer la derogación de la ley Glass Steagall en 1999 (durante el gobierno Clinton), ley que bloqueaba desde 1934 la integración de la banca comercial (legal) y la banca de inversión (ilegal, según la Ley Glass Steagal) cuya conjunción constituye el capital financiero global.

La derogación de la Glass Steagal es el hecho central instituyente del capital financiero global y sus fondos financieros de inversión global, paraísos financieros fiscales y su red de cities financieras globales. La segunda acción en contra del capital financiero global vendrá en septiembre de 2008, cuando la suba de tasas de interés de la Fed en manos de los Bush, abra paso a la crisis financiera de la hipotecas basura y a la “caída” de la banca de inversión Lehman Brothers, que supone un gran golpe al Citigroup (la primera gran banca global), y el ingreso a la gran crisis financiera global en la cual aún nos encontramos.

En este camino histórico hemos tratado de recorrer la crisis final del feudalismo en el siglo 15 (1400) y como en ello se desarrollaban y fortalecían las primeras formas del mercantilismo o del capitalismo mercantil. Desde aquellos momentos donde los mercaderes daban a los trabajadores, en relación de dependencia servil personal (con sus señores de la tierra), las materias primas para que estos elaboraban en sus casas (en el tiempo que no trabajaban para el señor) que luego serían pagadas para poder venderlas en sus rutas de mercadeo. Pasando por los talleres manufactureros donde se concentraron por primera vez grandes masas de trabajadores manuales en las ciudades que hizo la gran mediación y crisis del feudalismo que solo pudo subordinar, sepultar la fábrica de la gran industria y con esto ahora si imponer al capital industrial de la gran industria como modo y relación social de producción dominante.
No hay capitalismo dominante hasta el capitalismo industrial basado en la gran industria mecanizada como relación social de producción y en la fábrica como unidad económica básica, categoría económica y espacio específico donde modo, relación social y unidad económica básica se constituyen y constituyen a los seres humanos como sujetos/actores de este modo de ser.

La emergencia-insurgencia de un modo de producción: el capitalismo industrial nacional, el nacionalismo industrial, el capital industrial y el movimiento obrero industrial organizado presupone la fábrica como unidad básica, la gran industria mecanizada como relación social del capital y el capitalismo industrial como modo y estado. La crisis del estado nación, del nacionalismo industrialista, del capital industrial siempre impone un proceso de luchas y negociaciones hasta que se impone un nuevo modo, relación y unidad económica. Esto es válido también para el globalismo, para el capital financiero global y su red de cities financieras.

El camino histórico recorrido por el capital financiero tiene tres grandes etapas con sus crisis desde 1880: de 1880/90 a 1929/39; de 1945/1950 a 1990/2001; de 2006/08 a >>>. El Estado nación metrópolis de los grupos económicos financieros, el estado nacional de país central de la corporación financiera multinacional; el estado global de la red financiera global en proceso de crisis financiera, económica, militar e institucional. El globalismo financiero ha constituido su unidad económica: la red financiera global, su relación social de producción: el capital financiero global y su modo de producción: capitalismo financiero global. Pero no lo ha instituido política y estratégicamente. No lo ha vuelto hegemónico aun. La crisis global, el proceso de la crisis y su profundidad estructural expresan eso.
¿La conducción del proceso de la crisis/lucha en el proceso de la revolución política por parte del globalismo financiero se ha debilitado a partir de que insurge el multipolarismo universalismo Brics/Humanismo ecuménico-interreligioso en 2013-2014 y, de la reacción anti-globalista de los elites nacionales del Brexit y de Trump? Sí es así, es claro. ¿El globalismo pasa por una crisis de conducción del proceso general? Sí también es así. ¿Qué aparece como alternativas? El Nacionalismo industrialista de EE.UU., el Continentalismo financiero de país central y los Universalismos multipolares no financieros.

¿Hacia los universalismos multipolares no financieros con Trump?
En lo que concierne a Pekín, el presidente Trump puso fin a la participación estadounidense en el Acuerdo Transpacífico, que había sido concebido en contra de China, excluyéndola. Es sabido que Trump tuvo conversaciones sobre la posible adhesión de Washington al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (Asian Infraestructure Investment Bank o AIIB). Si Estados Unidos se suma a esa institución, estaría aceptando no solo cooperar con China –en vez de oponerse a ella– y ambos países podrían participar en el establecimiento de dos «rutas de la seda». Lo anterior es señal clara hacia los universalismos no financieros lo cual haría contraproducentes las guerras del Donbass y de Siria (Thierry Meyssan, Contra Donald Trump, la propaganda de guerra, Voltaire, 7 de febrero de 2017).
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En aras de resolver el conflicto ucraniano, Donald Trump está buscando cómo deshacerse del presidente Petro Porochenko. Por eso recibió en la Casa Blanca a la jefa de la oposición, Yulia Tymochenko, incluso antes de aceptar una llamada telefónica del presidente Porochenko. En Siria e Irak, Donald Trump ya inició las acciones comunes con Rusia, aunque su vocero lo niegue. El ministerio de Defensa ruso, después revelarlo imprudentemente, suspendió de inmediato toda declaración al respecto.

En el plano financiero, el presidente Trump ya inició el desmantelamiento de la ley Dodd-Frank, que trató de resolver la crisis de 2008 evitando la quiebra abrupta de los grandes bancos estadounidenses –en aplicación de la línea política llamada «too big to fail». A pesar de algunos aspectos positivos –su texto consta de 2 300 páginas–, la ley Dodd-Frank instituye un tutelaje del Departamento del Tesoro sobre los bancos, lo cual evidentemente frena su desarrollo. Donald Trump parece disponerse también a reinstaurar la diferencia entre los bancos de depósitos y los bancos de inversiones mediante el restablecimiento de la Glass-Steagall Act (Ibid).

Trump también ha iniciado la limpieza en el seno de las instituciones internacionales. Los fundadores de la ONU nunca previeron el despliegue militar con 100 000 cascos azules en conflictos internos. La ONU fue creada para prevenir o resolver conflictos entre Estados, nunca conflictos internos. Las actuales operaciones de «mantenimiento de la paz» tienen como objetivo imponer el respeto de una solución impuesta por el Consejo de Seguridad de la ONU y rechazada por una de las partes en conflicto, lo cual es prolongar el colonialismo. Poner fin a ese sistema sería regresar al espíritu y el contenido iniciales de la Carta de la ONU, renunciar a los privilegios coloniales y pacificar el mundo.
Es importante entender que en Washington ha comenzado una guerra a muerte con el capital financiero globalizado. La prensa atlantista bajo control de ese capital comente las declaraciones de Trump de manera malintencionada y no deja ver los hechos. Donald Trump se ha dedicado a garantizar su control sobre los órganos de seguridad. Sus 3 primeros nominados –el consejero de seguridad nacional Michael Flynn, el secretario de Defensa James Mattis y el secretario de Seguridad de la Patria John Kelly– son 3 generales que cuestionaron el «Gobierno de Continuidad» desde el año 2003. Después reformó el Consejo de Seguridad Nacional para excluir al jefe del Estado Mayor Conjunto y al director de la CIA. En este viraje político de 180 grados Trump da al traste con un sistema instaurado durante los últimos 16 años y que se originó en la guerra fría, la opción que Estados Unidos adoptó en 1947. Ese sistema ha gangrenado no solo instituciones como la ONU (con el embajador estadounidense Jeffrey Feltman) sino (con Jens Stoltenberg y el general estadounidense Curtis Scaparrotti) también la OTAN (Ibid).

3. Nacionalismo, Continentalismo y Globalismo/Universalismo 
La llamada “crisis del globalismo” o “desglobalización” se observa y plantea por muchos intelectuales a partir de que los actores e intereses globalistas pierden el control del Gran Bretaña y la City de Londres y por lo tanto, de la capacidad de influencia sobre la Unión Europea (UE). Este proceso se inicia con la pérdida del referéndum por la permanencia o no en la UE de Gran Bretaña, donde gana el Brexit, la salida de la UE. Hecho que se expresa en una diferencia de menos del 2% y que se explica por el voto de los obreros blancos industriales del norte de Inglaterra y la decisión de la Corona Británica de apoyar el Brexit. El otro hecho es la perdida por parte del Globalismo Financiero de la city financiera de Nueva York (Wall Street), del control e influencia sobre el gobierno de los EE.UU. con el triunfo de Donald Trump, aunque momentáneamente mantiene el control de la política monetaria de la Reserva Federal.

Estos dos hechos marcan y delimitan el inicio del debate acerca de la globalización/desglobalización. Pero la llegada de Trump al gobierno de EEUU, observado por sus decisiones de gobierno, muestran una política que expresa una orientación hacia un nacionalismo industrialista anti-oligarquía financiera global (contra China y salida de los TPP) y anti-oligarquía financiera Continentalista (contra México y salida del TLCAN). Un nacionalismo industrialista que plantea la relocalización de las inversiones industriales en EE.UU. y salida de los países emergentes. La reversión del proceso iniciado en 1991-94.

Una política industrialista que rememora a aquella que se desarrolló durante la segunda guerra mundial, en la cual EE.UU. participó como gran proveedor de bienes industriales haciendo saltar en escala su proceso de industrialización hasta diciembre de 1942 y que solo ingreso a la guerra directa cuando esta estaba definida por el agotamiento de ambos bandos, que dejo a EE.UU. como el gran vencedor de Occidente, que le permitió subordinar a Gran Bretaña e imponer el dólar como moneda dominante en su órbita. EE.UU. sale de la segunda guerra mundial, que fue el modo de resolver la crisis/guerra financiera de 1929, como la gran potencia capitalista imperialista y se planta como un nacionalismo industrialista expansivo imperialista. Que era, como fue planteado en su tiempo, un Continentalismo imperialista enfrentado al Continentalismo soviético.

Los EE.UU de Trump tienen muy grandes obstáculos para que pueda hacer realidad su plan de nacionalismo industrialista antioligárquico financiero, lo cual plantea la realidad de la profundización de la lucha y crisis económica como lucha y crisis institucional política.

Incluso cuando el presidente de China, Xi Jinping, en Davos se yergue como la personificación del globalismo, es decir, de todos los globalismos en general y del globalismo multipolar no financiero en particular, porque en las economías emergentes conviven en 2017, en especial en el Asia-pacifico, las transnacionales financieras globales y las grannacionales universales. Todo lo cual marca que la escala del umbral de poder mundial es el Universalismo/Globalismo. La escala nos muestra cual es la magnitud de poder en la cual se produce/realiza poder/valor. Es el espacio más probable que triunfe a partir del conflicto interno entre las dos fracciones de capital financiero que se agudiza con el proyecto de un nacionalismo industrialista de Trump.

Hoy parece no haber margen para el poder de un nacionalismo industrialista, en el límite sí podría haberlo para un continentalismo militarista norteamericano, solo por el poder militar del complejo industrial militar y su amenaza de guerra termonuclear. Depender de este único instrumento de poder no le da status de muy probable. El nacionalismo industrialista tampoco podría ser contenido/subsumido por el continentalismo financiero militarista porque el primero necesita negar toda posibilidad de su despliegue como tal, pues lo fragmentaria.

El nacionalismo industrialista antioligárquico solo podría ser contenido/subsumido por el universalismo multipolar industrialista de los BRICS y del Humanismo ecuménico-interreligioso. Porque su desarrollo es necesario para este, lo que no podría desarrollar es ser su motor y país central. En la misma situación se encuentra Alemania, Francia y la UE. Esta posición tiene historia y base social en EE.UU. en aquellos que siguen a Thomas Jefferson, y su lucha contra el imperialismo británico, y a F.D.Roosevelt, y su ley Glass Steagall contra la banca financiera angloamericana en la Reserva Federal.

4. Estamos ante un momento crucial en la historia.
Nos encontramos en una situación donde las fisuras del globalismo neoliberal se hacen cada vez más evidentes y la “inseguridad” acerca de la estabilidad del sistema capitalista como tal crece. En un mundo donde no solo caben cada vez menos ciudadanos, sino también importantes fracciones de capital financiero dentro de los propios EUA como nación hegemónica quedan excluidas, pueden desembocar en un proceso de desgaste del propio proceso de globalización e incluso del capitalismo como sistema. Tarde o temprano el rumbo de la economía tiende a reorientarse hacia una re-regulación económica a nivel mundial.

En el marco de un mundo multipolar no hay subordinación de unas naciones por otras ni la subsunción de todas a un Estado global. Si Rusia y China reivindican a ultranza algo para un mundo multipolar, es precisamente la soberanía nacional. El papa Francisco reivindica a nivel espiritual el respeto de cada religión por la otra y la convivencia ecuménica entre las mismas. Las dos concepciones se refuerzan. No vemos que el proceso de acumulación de capital tenga larga vida a partir del mundo multipolar cuando apuestan con la ´Nueva Ruta de Seda´, a una especie de proyecto desarrollista productivo a escala mundial desde las periferias. Es una salida al menos temporal donde hay lugar para todos los capitales, hasta el capital de los EUA y con Trump podrían entrar.

La gran pregunta que nos hacemos es si una vez concluidas las grandes obras de infraestructura en EUA y con la Ruta de Seda, si estas inversiones encadenan o no un próximo ciclo de reproducción del capital. Nosotros creemos que el escenario más probable es que no-encadenarán, como hemos señalado en nuestro libro “Geopolítica de la Crisis Económica Mundial”. De ser así la transición hacia el post-capitalismo estaría en proceso.

Los cambios sistémicos nunca se procesan en períodos de calma sino en medio de tempestades que ponen todo patas arriba. La elección de Donald Trump es una de las insubordinaciones políticas más espectaculares que, en conjunto con Brexit y otros menos llamativos, apuntan a un colapso de la hegemonía neoliberal. Aun cuando difieren en ideología y objetivos, esos motines populares electorales comparten un blanco común: rechazan la globalización de las grandes corporaciones, el neoliberalismo y el establishment político que los respalda. Sus votos son una respuesta a la crisis estructural de esta forma de capitalismo, crisis que quedó expuesta por primera vez con el casi colapso del orden financiero global en 2008. Sin embargo, uno de los más importantes problemas que enfrenta la lucha emancipadora en las últimas décadas es la subordinación de los movimientos anti-sistémicos al capital financiero globalista.

La victoria de Trump no es solamente una revuelta contra las finanzas globales. Lo que sus votantes rechazaron no fue el neoliberalismo sin más, sino el neoliberalismo progresista. En palabras de la feminista Nancy Fraser, ´el neoliberalismo progresista es una alianza de las corrientes dominantes de los nuevos movimientos sociales (feminismo, antirracismo, multiculturalismo y derechos LGBTQ) por un lado y, por el otro, el más alto nivel de sectores de negocios “simbólicos” y de servicios (Wall Street, Silicon Valley y Hollywood)´. En esta alianza, las fuerzas progresistas se han unido efectivamente con las fuerzas del capital financiero globalizado. Ideales como la diversidad y el “empoderamiento”, que en principio bien podrían servir a diferentes propósitos, ahora dan lustre a políticas que han resultado devastadoras para la industria manufacturera y para lo que antes era la clase media (Nancy Fraser, Trump o el fin del neoliberalismo progresista, Rebelión, 23 de enero de 2017).

El neoliberalismo progresista se desarrolló en los EEUU durante estas tres últimas décadas y fue ratificado por el triunfo electoral de Bill Clinton en 1992. Clinton fue el principal organizador y abanderado de los “Nuevos Demócratas”, el equivalente estadounidense del “Nuevo Laborismo” de Tony Blair. Clinton y los Nuevos Demócratas tienen una pesada responsabilidad en el debilitamiento de las uniones sindicales, en el declive de los salarios reales, en el aumento de la precariedad laboral y en el auge de las familias con dos ingresos que vino a substituir al difunto salario familiar. Cubrieron el asalto a la seguridad social con un barniz de carisma emancipatorio, tomado prestado de los nuevos movimientos sociales.

Al identificar “progreso” con meritocracia -en lugar de igualdad-, se equiparaba, en palabras de Nancy Fraser, ´la “emancipación” con el ascenso de una pequeña élite de mujeres, minorías y gays “con talento” en la jerarquía empresarial basada en la noción de “quien-gana-se-queda-con-todo” (validando la jerarquía en lugar de abolirla)´. Esa noción liberal e individualista del ´ser progresivo´ (´homo oeconómicus´ del siglo XXI) fue reemplazando gradualmente a la noción emancipadora, anticapitalista, abarcadora, anti-jerárquica, igualitaria y sensible al concepto de clase social que había florecido aun en los años 60 y 70. El resultado fue un “neoliberalismo progresista”, amalgama de truncados ideales de emancipación y formas letales de financiarización. ´Ante sus ojos, las feministas y Wall Street eran aves de un mismo plumaje, perfectamente unidas en la persona de Hillary Clinton´, termina Fraser (Ibid). Quienes necesitan la estabilidad son precisamente las élites de los movimientos, incrustadas en el poder, desde donde pretenden evitar que la opresión las afecte en un camino de una salvación individualista.

La rabia de Wall Street y de los medios del sistema es que la victoria de Trump deja dicha ´alianza entre emancipación y financierización´ en estado de máxima debilidad, por eso su empeño en movilizar a los jóvenes para evitar fracturas. Para los de abajo, la llegada de Trump al gobierno, es síntoma de descomposición del sistema que nos afecta como los latigazos de una tormenta. Es en medio del caos sistémico como nos empeñamos en construir lo nuevo, con todos los riesgos que eso implica, pero con la voluntad intacta (Raúl Zibechi, La oportunidad Trump, Rebelión, 10 de febrero de 2017).

Concluyendo, el globalismo financiero imperial está en un momento de crisis, que es lucha y confrontación estructural. No ha muerto y la lucha interimperialista que forjó y desarrolla contra el continentalismo financiero con base en EE.UU. y el TLCAN sigue su curso bajo otras condiciones, formas y modos. El relato ideológico del neoliberalismo y el neoprogresismo globalista ha sufrido un duro golpe, al haberse mellado su halo determinista de neo-destino manifiesto global. No ha muerto, pero ha perdido toda su potencia discursiva virginal de “tercera vía”. Seguramente hará todo un gran intento por retornar con aureolas remozadas. La historia no se repite, salvo como farsa, la crisis actual debate su superación a veces bajo la forma de reacción.

Wim Dierckxsens La Gran Transición hacia una nueva civilización





Introducción

ALAI AMLATINA, 05/05/2015.-  Una propuesta alternativa al neoliberalismo es más estratégica en la medida en que enfoca la contradicción fundamental en la racionalidad existente. Para orientar la racionalidad alternativa a largo plazo, se requiere que la contradicción fundamental se haga visible. Ello se traduce en la incapacidad de desarrollar las fuerzas productivas bajo las relaciones de producción existentes. En la racionalidad económica actual, el capitalismo ha llegado al momento histórico en que es imposible re-vincular la inversión con la producción en forma rentable. En otras palabras, bajo la racionalidad económica y las relaciones sociales de producción existentes, ya no es posible un mayor desarrollo de las fuerzas productivas. Esta contradicción se torna cada vez más visible en la actualidad ante el frustrado proceso de solucionarlo.

Límites en la obsolescencia programada de la tecnología

La transnacionalización del capital a partir del llamado ‘outsourcing’ no se dio tanto debido al aumento en el costo de la fuerza de trabajo, como suelen plantearlo las tesis neoliberales. La obsolescencia programada de la tecnología empleada en las empresas ha contribuido más al proceso de outsourcing que el propio aumento en el costo de la fuerza laboral. El discurso neoliberal solo habla del elevado costo laboral ya que no conviene señalar el otro. Para poder ´sobrevivir´ en la competencia, el capital acorta la vida media útil del capital fijo (esencialmente edificios y maquinaria) que emplea en sus empresas para poder obtener así la tecnología de punta del momento. La tendencia anterior ha dado un enorme impulso al capital productivo en la posguerra así como a los inventos tecnológicos. Sin embargo, hacia fines de los años sesenta y principos de los setenta la sustitución tecnológica ha llegado al límite posible para aumentar la tasa de ganancia en Occidente. La vida media útil del capital fijo se redujo tanto que el costo tecnológico por transferir al producto (o servicio) ya no es compensado por la reducción en el costo laboral al emplear esa nueva tecnología. La capacidad de reemplazo tecnológico (el desarrollo de las fuerzas productivas) se torna un estorbo para aumentar la tasa de ganancia, es decir, para la propia relación de producción vigente. 

Es a partir de ese momento que termina, en nuestra opinión, la era de las crisis cíclicas del capitalismo e inicia un capitalismo sin posibilidad de generar un nuevo ciclo. Este fenómeno dio sus primeros síntomas en EEUU. A principios de los años setenta,la baja de la tasa de ganancia se dio también en Europa atribuida erroneamente a la crisis del petróleo. Es a partir de entonces en Occidente que el capital tiende a la financierización de la economía evitando el factor trabajo. No era aún el caso de Japón. Acortar la vida media útil de la tecnología era política oficial en Japón en los años setenta y ochenta. La meta fue alcanzar una posición de vanguardia en materia tecnológica. El país efectivamente llegó a ser campeón mundial en reemplazar capital fijo ‘viejo’ por otro más ‘moderno’. Durante los años ochenta Japón fue considerado ‘el milagro económico’ que iba a conquistar el mundo. La realidad fue que la tasa de ganancia bajó aún más de prisa que en Occidente dejando al país en una recesión de la cuál aún hoy no ha salido. El Estado japonés ha buscado inyectar en la economía endeudándose a lo interno como ningún otro y acumula actualmente una deuda soberana equivalente al 500% de su PIB. Existía la esperanza que tarde o temprano llegara un nuevo ciclo económico. Japón sufre una recesión tras otra. La recuperación no ha llegado ni llegará.

Límites de una renta monopólica sobre el conocimiento

Acortar la vida media útil de la tecnología fomenta entonces una baja en la tasa de ganancia. A partir de los años ochenta en Occidente el capital procura evitar bajar la vida útil de la tecnología mediante toda clase de patentes. El ‘outsourcing’ de capital productivo hacia países periféricos se ve acompañado de toda clase de monopolios basados sobre los derechos de propiedad intelectual. El desarrollo de y el monopolio sobre el conocimiento se concentraba en la casa matriz de las transnacionales. Este monopolio junto con el bajo costo de la fuerza de trabajo en los países emergentes debía evitar la baja de la tasa de ganancia en la economía real.

Patentar el conocimiento significa vivir de la renta monopólica sobre el conocimiento. Es una forma parasitaria y temporal de realizar una renta improductiva propio a una fase senil del capitalismo. A mediano plazo también, la política de patentes no garantiza una tendencia al re-alce de la tasa de ganancia. Cada vez más patentes suelen tener aplicación alguna en el ámbito productivo. En tanto que los costos de Investigación y Desarrollo suelen a incrementarse sin encadenarse con el ámbito productivo, estas inversiones se tornan improductivas. Con ello cada vez más costos de Investigación y Desarrollo han de ser transferidos al producto o servicio, acentuando más bien la tendencial caída de la tasa de ganancia transnacional. Las innovaciones y la economía de conocimiento pueden desarrollarse más en los países centrales, pero las innovaciones aplicables al proceso productivo suelen desarrollarse cada vez más en los lugares donde se encuentran las plantas productivas, es decir en los países emergentes y en primer lugar China. La renta monopólica sobre el conocimiento, entonces, tampoco tendrá un carácter duradero.

La política de patentes en cada vez más áreas productivas junto con el ‘outsourcing’ hacia China ha brindado una solución durante varias décadas. La contradicción básica no solo no se ha resuelto en los países centrales sino que más bien esta contradicción tiende a mundializarse, pues, al generalizarse el sistema de patentes en más sectores y países emergentes, la contradicción se torna cada vez más global. En la actualidad los BRICS como conjunto se vislumbran como paises emergentes y China como el nuevo ´milagro económico´. La expectativa colectiva era, y para muchos sigue siendo, que el país, como actual taller del mundo, triunfará como el nuevo líder mundial capitalista. De acuerdo con las estadísticas oficiales, la tasa de inversión de China se acerca al 50% del PIB. No es posible colocar ese capital fijo solo en la ampliación y diversificación de la economía real. Las nuevas inversiones se orientan, entre otras cosas,  cada vez más al reemplazo de capital fijo (tecnología y edificios) obsoleto por otro más moderna. 

China como último bastión del capital productivo

La actual política de China es la sustitución de tecnología foránea (transnacional) por otra nacionalmente desarrollada. En el año 2013 no menos de 629.612 patentes fueron publicados en China, 200 mil más de lo que EEUU publicó en el mismo año. Una publicación de ´World Intellectual Property Indicators´ del año 2014 reportó que el 32% de los 2,57 millones de patentes registrados mundialmente correspondían a China y para 2014 se esperaba una cifra aún mayor. China lo considera como su estratégia para llegar a ser un gran jugador mundial en los sectores de innovación tecnológica, aunque al mismo tiempo implica una tasa de crecimiento a la baja y una alza permanente en los costos de producción manufacturera del país. En resumidas cuentas, en China la tasa de ganancia del capital productivo también tiende rápidamente a la baja (Vea, Neil Wilkof .  China's patent targets for 2020: what do they say about China and the rest of us?, www.ipkitten.blogspot.com).

    [Gráfico: Aplicación de patentes en cinco oficinas principales]

[para visualizar los gráficos, ver la versión en el sitio Web: 

La tendencia a la baja de la tasa de ganancia en el ámbito productivo en China se está dando a partir de una veloz sustitución del capital fijo. Si a esto le agregamos un costo ascendiente en la mano de obra que demanda una fuerza de trabajo cada vez más preparada. En China había 9.4 millones de estudiantes aplicando para la educación superior en junio de 2014. De la población en edad de estar en la educación superior (150 millones de personas contra 32 millones en EEUU), más del 20% (contra 42% en EEUU), o sea 30 millones de jóvenes (el doble de EEUU) estaban en un programa de educación superior en 2014. La mayor cobertura de la salud es consecuencia de este estado de desarrollo.  

    [Gráfico: China, matrícula de estudiantes en la educación secundaria]

    [Figura: Cobertura de salud y seguro de vejez en China]

Se repite la historia de Japón de hace unas décadas. Un planteamiento que a mediados del siglo XX ya hacía Keynes era abandonar las patentes y que se declare la propiedad intelectual como patrimonio de la humanidad. La ocasión de reivindicarlo e impulsarlo se presentará con la Gran Depresión del Siglo XXI en marcha. Al acabar con los patentes se acaba la competencia a partir de diferencias tecnológicas existentes entre empresas y regiones. La tecnología ya no marca la diferencia competitiva. Con ello se agotan también en buena medida las posibilidades de realizar una plusvalía relativa. El único modo de competir a mediano plazo será a partir de la fuerza de trabajo más barata por regiones. 

Dadas las limitaciones de absorción, la rentabilidad del capital ha ido disminuyendo de manera constante. El capital comienza a buscar áreas de inversión alternativas con mayor tasa de beneficio con un carácter más especulativo. Se dan inversiones a gran escala en proyectos (edificación masiva) de segundas casas sobre todo que tienen un carácter más especulativo. Al quedar vacíos (barrios enteros de edificios), estas inversiones  no encadenan con la economía real. Hay crecientes inversiones sin encadenamiento posterior con la economía real de China, lo que presiona la tasa de crecimiento económico hacia abajo. La burbuja inmobiliaria se puede observar con el creciente número de edificios y grandes torres vacías sin terminar que difícilmente encontrarán dueño. Los precios de los inmuebles han caido en China en 66 de las 70 ciudades más grandes de acuerdo con la Oficina de Estadisticas Nacionales del país. En el año 2014 los precios de inmuebles cayeron en un 7.6%. Es difícil juzgar la gravedad de la burbuja inmobiliaria en China, pero una cosa es cierta, cuando también observamos el carácter especulativo en la bolsa de valores de Shanghai, parece ser es cuestión de tiempo para que la historia japonesa se repita en China. (Vea, Duncan Hewitt, Record Fall In Property Prices Brings More Bad News For China's Slumping Real Estate  Market, http://www.ibtimes.com , 18 de marzo de 2015; Yu Yongding, China y su adicción por la inversión, http://prodavinci.com). 

     [Grafico: Bolsa de Shanghai: Ingresos marginales en miles de millones de RMB]

Inminente descenso en el crecimiento económico de China

En 2014, China reportó una tasa de crecimiento de algo más de 7%, la más baja en 24 años. Esta cifra, en la opinión de Kurt Cobb, es claramente sobreestimada. Cuando se observa la tasa de crecimiento en el consumo de electricidad, que solo creció en un 3.8%, la tasa real resulta ser probablemente bien más baja. El consumo de electricidad es un factor más confiable para medir la evolución del crecimiento económico del país. Incluso Li Keqiang, el primer ministro de China, confía más en este indicador. Históricamente, el consumo de electricidad y el crecimiento económico han sido muy paralelos: para un crecimiento en el PIB se solía requerir un aumento de 1.09% en el consumo de  electricidad. Una tasa de crecimiento de 3.5% resulta por lo tanto más probable. Según datos preliminares de 2015, el consumo de electricidad de febrero bajó 6.3% respecto del mes anterior y en marzo mostró otro descenso de 2.2%. En otras palabras, el crecimiento económico de China sigue hacia la baja (Vea, Kurt Cobb, Chinese energy figures suggest much slower growth than advertised, www.resilience.org. Los datos de transporte de carga muestran una tendencia semejante (Graham Summers, The Black Swan 99% Of Analysts Don’t See Coming, 1 de mayo 2015, http://www.gold-eagle.com

    [Gráfico: China: Consumo de electricidad 2009-2014]

    [Gráfico: China, transporte de carga por ferrocarril 1991-2013]

No solo las economías más avanzadas parecen estar ante la imposibilidad de volver a reconectarse con el ámbito productivo debido a una tasa de ganancia cada vez más a la baja, sino también parece ser el caso de países emergentes y al menos ya bien patente para el caso de China. En la opinión de Jeremy Warner, la respuesta para sostener la demanda por otro tiempo más ha sido el endeudamiento continuo. Uno tras otro gran banco central se ha visto forzado a imprimir dinero sin respaldo, aumentando el crédito a tasas de interés cero. Primero vimos en 2008 la política de expansión monetaria en los EEUU, luego siguió el Banco de Inglaterra, después el Banco de Japón y más recientemente el Banco Central Europeo. Ahora incluso el Banco Popular de China considera aplicar la misma política de comprar sus propios bonos para emitir dinero sin respaldo.  Lo anterior levanta una pregunta más de fondo, de acuerdo a Jeremy Warner, los bancos centrales parecen no tener otra respuesta para aumentar la demanda o para elevar la productividad del trabajo que endeudándose. Una corrección masiva que desembocará en la Gran Depresión del Siglo XXI será su resultado inevitable (Jeremy Warner, Negative interest rates put world on course for biggest mass default in history). 

A partir de lo anterior difícilmente podrá esperarse un resurgimiento del capitalismo productivo en los países centrales y probablemente ni en los países emergentes. La pregunta siguiente es ¿será que estamos presenciando una crisis sistémica? Es nuestra opinión que hemos llegado a los límites de lo posible de acortar la vida útil del capital fijo. Ha sido y seguirá siendo la causa última en la baja de la tasa de ganancia en el ámbito productivo, sea donde sea. En la opinión de Jorge Beinstein, los poderes periféricos tales como los BRICS no tienen mayores posibilidades de reordenar, en el sentido burgués del término, la economía real en el mundo (Vea, Jorge Beinstein, El capitalismo, la violencia y la decadencia sistémica). 

Aumento de la edad media del capital fijo en los países centrales

Con la migración de capital productivo transnacional hacia los países emergentes, la vida media de la tecnología se ha alargado en los países centrales. De acuerdo con un estudio de Sonders, ´Corporate America's capital equipment is getting old´( www.businessinside, 30 de abril de 2014), la vida media del capital fijo (maquinaria y edificios) de las corporaciones norteamericanas en 2012 superó los 22 años, cifra superior a lo que lo que fue su edad media en 1962, o sea, 50 años antes. La edad media de la maquinaria industrial en EEUU superó los diez años y con ello está incluso por encima de valores ya alcanzados en 1938, o sea hace 75 años, según informa James Hagerty. En el gráfico abajo se observa que la maquinaria ocupada en la industria japonesa hacia fines del siglo XXI ya era 5 años más vieja que a principios de los años setenta.

     [Gráfico: Edad media del capital Fijo (equipo) Japón 1970-1998]

Con ello, el ciclo de reproducción del capital se alarga, baja el costo tecnológico a transferir al producto de consumo final, contrarrestando la baja a la tasa de ganancia en el sector de bienes de consumo. Lo anterior se daría si se tratara de una economía cerrada. Sin embargo, al operar en una economía abierta la competencia simultánea de empresas transnacionales desde los países emergentes, hace que la tasa de ganancia en Occidente tiende más bien a la baja. El cierre de fronteras brindaría nuevas oportunidades. Lo anterior sugiere que probablemente estamos ante una nueva era de proteccionismo.

Al alargarse la vida media del capital fijo, también baja su demanda, es decir, hay una menor inversión y acumulación autóctono en el sector tecnológico norteamericano. Lo anterior no es solamente un fenómeno en EEUU, sino también en la Unión Europea y Japón. Alargar la vida media de la tecnología solo es posible con acuerdos y controles mundiales y esto a su vez es posible solo cuando ya no hay posibilidad de acortar la vida media de la tecnología a nivel mundial. Desde hace tiempo la demanda efectiva de tecnología en el Norte se está reduciendo y con lo que está sucediendo en China parece que estamos acercándonos al momento que sea un fenómeno mundial (Vea, JAMES R. HAGERTY, U.S. Manufacturing Is Rolling on Aged Wheels, 3 de setiembre de 2014, http://www.wsj.com y Christian Odendahl, More investment, for Germany’s sake, 13 de junio de 2014, http://www.cer.org.uk ).

    [Gráfico: Inversión bruta en maquinaria y equipo % del PIB]

Acerca de un nuevo Keynesianismo militar

Alargarse la vida media de la tecnología solo es posible con acuerdos y controles mundiales y esto a su vez solo es posible cuando ya no hay posibilidad de acortar la vida media de la tecnología a nivel mundial. Con lo que está sucediendo en China parece que estamos acercándonos a este momento. Alargar la vida tecnológica constituye una tendencia irreversible en la baja de las ventas y ganancias en el sector de bienes de producción. Este sector, en otras palabras, perdería dinamismo económico. La respuesta lógica será el abandono paulatino del capital en el sector tecnológico y su fuga hacia la economía militar y o hacia la economía especulativa, como ya hemos estudiado en otros textos. El llamado ´keynesianismo militar´ en una economía en recesión, sin posibilidad de retorno rentable al ámbito productivo, acentuará más bien la recesión en vez de constituir una salida a mediano plazo. Solo en el caso de China el Keynesianismo militar podría ofrecer una cierta salida a la recesión, siempre y cuando conquiste la hegemonía mundial en el campo militar a como lo hizo EEUU a partir de la segunda guerra mundial y los Acuerdos de Bretton Woods. Esta aventura es muy riesgosa. Si bien China ocupa en este momento el segundo lugar a nivel mundial en gastos militares, apenas gasta la quinta parte de EEUU y muestra un gasto levemente superior al de Arabia Saudita que supera incluso en este aspecto a Rusia.

    [Gráfico: Los cinco países del mundo con mayor gasto militar en 2014]

Un ‘New Deal’ a escala global

En un momento en que su crecimiento económico ha comenzado a disminuir y que varias burbujas podrán estallar en el futuro cercano, China, no ha elegido estimular su economía en primer lugar a través del gasto militar. Lo que China busca es el paso de un mundo occidental a un mundo global liderado por China con un keynesianismo de otro tipo. Lo que China ha puesto en marcha es otro proyecto a escala global con la creación del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructuras (BAII). Habiéndose convertido en la fábrica del planeta, el poder económico de China (y de las transnacionales) no es el tamaño de su país, sino el del planeta en su conjunto. En términos del informe de GEAB de abril de 2015, su determinación de construir una nueva Ruta de la Seda parece más afín a un New Deal que al intento - peligroso - de imponerse mediante un complejo industrial y militar como el número Uno del mundo. 

Lo que procura China de esta forma es consolidar Eurasia como una sola economía. De lograrlo obtendría la hegemonía en el mundo por sobre EEUU. Los europeos se apresuran a aceptar la invitación de China de participar en el BAII (con Londres en primer lugar, seguido por París, Roma y Berlín). Incluso Israel, que ha sido cortejado por el BAII, durante las negociaciones entre EEUU e Irán que no eran del gusto del país. EEUU (Wall Street) y Japón son los grandes ausentes del BAII. De acuerdo al informe GEAB, los BRICS han creado las condiciones para reinventar un sistema monetario internacional multi-monetario, los mercados financieros verdaderamente globales, los bancos multi-polares o mundiales como el Banco BRICS y la infraestructura del Banco Asiático de Inversiones 

Es un verdadero New Deal que los chinos están ofreciendo, pero esta vez es global. El presidente chino, Xi Jinping, presentó oficialmente la nueva «Ruta de la Seda», en la Conferencia Económica el 28 marzo de 2015, frente a dieciséis Jefes de Estado o de Gobierno y más de cien ministros de 65 países. Todos estos países que han decidido unirse al BAII impulsado por China. Los 65 países juntos representan 4,4 mil millones de personas, es decir, el 63% de la población mundial estaría involucrada por la nueva Ruta de la Seda. El capital inicial es de 100 mil millones de dólares (la mitad capital chino) y se espera que muchos otros países se apunten a este proyecto. 

China tiene no solo la necesidad sino también la oportunidad, con este megaproyecto de la «Nueva Ruta de la Seda», de diversificar sus activos e invertir parte de sus gigantescas reservas de divisas que ha acumulado en el comercio con EEUU. La Ruta de la Seda implica una inmensa infraestructura de carreteras, ferrocarriles, aeropuertos y puertos y busca integrar Eurasia como una sola economía, a través de fuertes inversiones en infraestructuras. El objetivo es conectar a China con Rusia, Europa, África y hasta Oceanía y fomentar el comercio. La ruta de la seda terrestre tiene como punto inicial el oeste del país y atravesándolo en su conjunto. El centro de la ruta de la seda será la capital de XinJiang (la provincia musulmana de China situada en el oeste). Desde Ürümqi habrá una conexión con Kazakstán, Kyrgyzstan, Uzbekistán y quizás Afganistán e incluso Irán. Desde Turquía llegará también a Rusia y Europa. En el continente europeo, está prevista una línea de ferrocarril de alta velocidad desde Bulgaria hasta la provincia de XinJiang en el oeste de China. La inversión estimada sería de 150.000 millones de dólares y se espera que esté funcionando para 2030 (Vea, Informe GEAB, abril 2015)

    [Mapa: La Ruta de Seda]

China también prevé un proyecto de alta velocidad similar entre Moscú y Beijing -de 7.000 kilómetros de distancia- que costará en torno a los 230.000 millones de dólares y que reducirá el trayecto en tren, entre las dos capitales, de seis a dos días. Una tercera ruta, también de ferrocarril unirá a Laos, Tailandia, Malasia y Singapur con China, por un coste de 75.000 millones de dólares. La Ruta de la Seda Marítima (Maritime Silk Road) que conectará a la costa este de China con Europa pasando por el mar del sur de China y el Océano Indico. (Vea, Nikolaus Jilch, ¿Qué es el proyecto económico de la Ruta de la Seda de China?, 17 de abril de 2015, www.oroyfinanzas.com). 

¿Endeudamiento global hasta cuándo? 

El impacto de un proyecto keynesiano de esta índole depende, en última instancia, de su encadenamiento posterior con la economía. En la fase de su construcción los proyectos generan empleo y estimulan la actividad económica. La base de su financiamiento suele ser el crédito. Si estas rutas se concluyen han de estimular la economía. Las expectativas políticas de construir rutas ferroviarias de alta velocidad son muy altas que conducirán a un fuerte desarrollo económico. Una revisión de la literatura al respecto y los resultados empíricos que presentan revelan lo contrario, a menudo y sobre todo para trenes de alta velocidad entre ciudades, señalan que el despilfarro de recursos es el resultado final. Estas inversiones son, en otras palabras inversiones improductivas (Vea, John Preston, The Impact of High Speed Trains on Socio-Economic Activity, http://www.hsr.ca.gov ). De acuerdo a un estudio de NCPA (High Speed Rail Negative, http://debate-central.ncpa.org), los trenes de alta velocidad en China tendrían un problema adicional, debido al alto costo para el usuario común, hecho que obliga a China a subsidiarlo por bastante tiempo y tal vez para siempre. La Academia de Ciencias de China pidió al gobierno de Bejín de reconsiderar sus planes para la construcción de redes con trenes de alta velocidad. 

Es obvio que el proyecto de la “Ruta Seda” significará un mayor endeudamiento y en este caso no solo de China, sino también de todos los países que participan en ello. No solo los gobiernos buscarán crédito para este megaproyecto, sino también los bancos y la empresa privada. La deuda pública de un país no es el único componente del endeudamiento en torno a la ruta de seda. La ´deuda total´ incluye  la deuda pública, la deuda de instituciones financieras, la deuda empresarial y puede incluir hasta la deuda de los hogares que apuestan al proyecto. Entre 2007 y 2014 la deuda de China se cuadriplicó de acuerdo con los datos de un informe de McKinsey Global Institute (http://www.mckinsey.com). La deuda total de China a mediados de 2014 alcanzó los $28 billones de dólares frente a $7 billones en 2007. Comparado con el PIB del país, la deuda total de China alcanzaba 282% en 2014, un nivel parecido a la de Alemania y EEUU y la media mundial que alcanzó el 286% del Producto Mundial. La deuda total del Reino Unido y de Japón supera incluso 500%. 

Entre 2007 y 2014 la deuda global pasó de 142 a 199 billones de dólares, un aumento de 17%. Son sobre todo los países centrales donde más aumenta la deuda. La deuda de Irlanda aumentó en 170%, la de Grecia y Portugal en más de 100%, la de España en más de 70%, la de Francia, Bélgica, Holanda, Finlandia y Japón en más de 60% y la de Italia y Suecia en más de 50%. Desde 2007, la deuda pública y privada de China aumentó en 400%, o sea, se cuadriplicó. De acuerdo con los datos del mencionado informe de McKinsey, lo anterior se debe sobre todo a la burbuja inmobiliaria que podrá explotar en cualquier momento. 

El riesgo potencial del ascenso rápido de la deuda de China, que representa un tercio del aumento en la deuda global desde 2007, es el colapso en la burbuja inmobiliaria. McKinsey calcula que si la mitad de los préstamos relacionados con el mercado inmobiliario serían incobrables y perdiesen el 80% de su valor la deuda pública aumentaría de 55% a 79% del PIB para rescatar los bancos. Lo anterior significaría una baja significativa en la tasa de crecimiento del país, lo que a su vez implica más endeudamiento como se manifiesta en el megaproyecto de la ´Ruta Seda´. 

El endeudamiento se torna el instrumento único para la acumulación. La investigación académica muestra que endeudamiento suele estar asociado con un menor crecimiento económico y altos riesgos de crisis financieras. Las cadenas de crédito se tornan cada vez más largas con re-aseguramientos y con una distribución de riesgos cada vez menos transparentes. A partir de 2008 las corporaciones a mundial nivel han dependido casi exclusivamente del crédito no bancario, incluyendo fondos de pensiones, compañías de seguro, programas de leasing, etc., al tiempo que los préstamos bancarios se redujeron. El valor de los bonos corporativos desde 2007 creció con $4.3 billones de dólares comparado con $1.2 billones entre 2000 y 2007. El endeudamiento a escala mundial es requisito para continuar la economía globalizada. Con ello aumenta la volatilidad de los mercados, la fragilidad de los mercados financieros y amenaza una crisis financiera  global con profundas recesiones que pueden llegar ser catastróficos (Vea, McKinsey & Company,  www.mckinsey.com).

La inevitabilidad de otra racionalidad económica

Como vemos hasta China ha entrado en la fase de deudas y burbujas cada vez más grandes. La deuda se torna ´eterna´ y la recisión se globaliza y profundiza. La deuda global aumenta para poder sostener la acumulación del capital globalizado. Tratase de una acumulación con una recesión cada vez más generalizada. Tarde o temprano se manifestará la crisis sistémica a nivel global. En medio de esta Gran Depresión del Siglo XXI no queda, en nuestra opinión, otra solución que invertir la racionalidad económica existente, es decir la negación del Keynsianismo. 

En medio de la Gran Depresión del Siglo XXI, la opción obligada parece ser regular la vida media de los bienes de producción y de consumo duradero. Con este keynesianismo invertido, la vida media de la tecnología se alargaría bajo controles reguladores mundialmente. Con ello, el ciclo de reproducción del capital se alargaría, bajaría el costo tecnológico a transferir al producto de consumo final, elevando temporalmente la tasa de ganancia en el sector de bienes de consumo. Los costos de Investigación y Desarrollo suelen a incrementarse sin encadenarse con el ámbito productivo, es decir estas inversiones se tornan improductivas. Con ello se dará una caída de las ganancias transnacionales en este ámbito. En los países centrales habrá una des-inversión y des-acumulación y primero que nada en el sector de bienes de capital. 

Ante la evidente crisis prolongada que resulta en Occidente, la salida dentro de la racionalidad económica capitalista parece agotarse. No solo será irreversible regular la vida media en el sector de medios de producción sino también la vida media de los bienes de consumo duradero. Con ello hay una ruptura definitiva con la racionalidad económica capitalista. El resultado es que la producción se orientará cada vez menos hacia la forma del valor y más hacia su contenido. La riqueza en general se medirá cada vez menos en términos de valor y más en términos de valor de uso. Esta lógica significa sobreponer el interés social al interés privado, aunque fuese en primera instancia para salvar la racionalidad económica. Sin duda este proceso de transición se ve acompañado de fuertes movimientos sociales y políticos, tema para otro análisis.

- Wim Dierckxsens, sociólogo-economista, de origen holandés, radicado en Costa Rica. 


URL de este artículo (versión con gráficas):  http://www.alainet.org/es/articulo/169411

Wim Dierckxsens ¿Cómo se verá el nuevo mundo financiero internacional?¿Sobrevivirán el dólar y el euro?




Feb.2015 


Ante la grave situación geopolítica está en juego el futuro de la humanidad y con razón nos podamos preguntar cómo se verá el mundo mañana. Presentaremos aquí unos escenarios posibles sin querer decir que todas son igual de probables, ni que podrá darse una ruta aún diferente. El conjunto de reflexiones nos da en todo caso mayor claridad sobre el rumbo futuro del mundo y lo que podrá esperarse no solo a corto plazo sino también en un futuro algo más lejano.

¿Cómo se verá el nuevo mundo financiero internacional?

Entrando al año 2015 se está produciendo la mayor batalla geopolítica imperialista de los últimos tiempos en una feroz pugna geoestratégica por el nuevo sistema monetario internacional. La pregunta más difícil de responder es, ¿cuál sistema monetario internacional tendremos en el futuro no lejano? ¿Nos espera un sistema multipolar con diferentes monedas de referencia sin clara hegemonía de alguna? O más bien, ¿habrá una nueva moneda de referencia hegemónica, como los Derechos Especiales de Giro, basada en una canasta de monedas y manejada por una élite financiera internacional con una recomposición de cuotas de poder en el FMI. La élite de Wall Street y la City de Londres parecen no querer ceder su hegemonía. La pugna por la hegemonía se profundiza conforme la batalla se prolonga, se acentúan las confrontaciones económicas, a nivel político ya vivimos otra guerra fría y amenaza una escalada militar que incluye hasta un ataque nuclear. Ante semejante grave situación geopolítica está en juego el futuro de la humanidad y con razón nos podamos preguntar cómo se verá el mundo mañana. Presentaremos aquí unos escenarios posibles sin querer decir que todas son igual de probables, ni que podrá darse una ruta aún diferente. El conjunto de reflexiones nos da en todo caso mayor claridad sobre lo que podrá suceder en una u otra dirección.


Escenarios futuros posibles

Escenario 1: La futura élite financiera en el poder sigue siendo la actual élite de Wall Street y la City de Londres. Continúa la lenta agonía del actual sistema financiero internacional. 

En la actualidad, vivimos ya un Nuevo paradigma: la era de la Expansión Monetaria (Cuantitative Easing o QE en inglés). La Expansión Monetaria consiste en aumentar la oferta de dinero, aumentando el exceso de reservas del sistema bancario, por lo general mediante la compra de bonos del propio Gobierno central, para estabilizar o aumentar sus precios y con ello reducir las tasas de interés a largo plazo. El fenómeno comenzó a darse en Japón, según Clive Maund. Entre 1955 y 1970 Japón mostraba una tasa de crecimiento económico muy fuerte de casi 10% al año. Entre 1971 y 1989 este crecimiento se redujo a una media anual de 3.8%, para entrar en la década de los noventa de una recesión en otra, fenómeno que se presenta hasta la fecha de hoy. En la segunda mitad de los años ochenta, el Banco de Japón (BoJ) bajó las tasas de interés de 5 por ciento a 2.5%. A partir de entonces comienza un boom de inversiones basado en endeudamiento que da un impulse al mercado inmobiliario y la bolsa de valores (Vea, Clive Maund, 2015, 3 de febrero, The Golden Age Of QE And The Fiat Endgame http://www.clivemaund.com).


La expansión monetaria en EEUU comenzó a partir de la crisis financiera de 2008, luego Japón entró de lleno después de sufrir décadas de deflación y ahora también hace su entrada fuerte la Unión Europea. Los países pequeños han de entrar en el mismo juego ya que de otro modo su moneda se encarece y pierde competitividad. De esta forma QE termina siendo una política global que puede durar un buen rato. Cada intento de parar esta política conlleva a tasas de interés más altas. Hemos llegado a la ´Edad de Oro de la Moneda Fiduciaria´ ya que el dinero ya no necesita ser respaldado alguno. De hecho esta nueva era revela que el capital no tiene retorno posible hacia la economía real. No es posible acortar más con la vida media de la tecnología ya que su costo a transferir al producto o servicio tiende a subir geométricamente al tiempo que la baja en el costo laboral no lo compensa al disminuir a un ritmo menor. China hoy en día está en el mismo camino de Japón en la segunda mitad de los años ochenta. Podrá tomar algún tiempo, pero dentro de algunos años su tasa de crecimiento también se acercará a cero.


Ante la imposibilidad de regresar al ámbito productivo, QE tiene una serie de ventajas para la élite financiera y la clase dominante. QE crea las condiciones de quedarse en el poder de manera indefinida ya que cualquier crisis financiera puede ser evitada al imprimir cada vez más dinero sin respaldo. La expansión monetaria provoca un proceso inflacionario y con ello se reduce la magnitud relativa de la deuda pública que ésta está fijada en términos nominales. El público en general suele pagar la cuenta debido a que el mismo proceso inflacionario reduce su capacidad adquisitiva.

Uno podría pensar que la política de expansión monetaria debería afectar las cotizaciones en la bolsa de valores ya que las ventas tienden a contraerse y las ganancias consecuentemente caerían. Sin embargo, las élites bancarias invierten en productos financieros que ofrecen sus propios bancos. Ellos compran los bonos del Estado y sus propias acciones en la bolsa de valores que suelen subir sin límite debido al QE y con ello suelen hacer ganancias sin producir nada. Hoy en día, los grandes bancos de Wall Street y la City de Londres (los llamados ´demasiado grandes para dejarlos caer´) de facto constituyen el Gobierno Global. Gobiernos y políticos en el mundo suelen hacer lo que dicta esta élite financiera. Cuanto más se endeudan todo el mundo, tanto mayor resultan sus ganancias ya que los banqueros toman el dinero prestado a tasas de interés cero y hasta negativo y lo prestan a terceros a tasas relativamente altas. A menudo, cuando la incapacidad de pago de un gobierno se vislumbra, hasta suben las tasas a niveles usureros con la finalidad última de quedarse con los activos reales de la economía.

Si realmente nos encontramos en la Era Global de QE, la élite financiera tiene el pleno poder de manipular los mercados a su conveniencia. Wall Street estaría en la privilegiada situación de ese centro de poder. En primer lugar porque tienen el dólar como moneda internacional de reserva y en segundo lugar que se encuentran en la excepcional situación de no tener que aplicar QE. Para sostener al dólar como moneda internacional de referencia es preciso que continúe la demanda de Bonos del Tesoro que cada vez menos son solicitados dentro de las relaciones de intercambio y como moneda de reserva. Ante esta falta de demanda, fue en primer lugar Japón que realiza desde hace unos años una expansión monetaria sin límites. Para ello el Banco Central de Japón bajó las tasas de interés. Estas bajas han generado un ´carry trade´ de Japón hacia EEUU. Lo anterior quiere decir que se tome prestado dinero en Japón a una tasa de interés casi cero para invertirlo en Bonos del tesoro de EEUU a tasas de interés más altas. A partir de enero de 2015 el Banco Central de Europa (BCE) da relevo a Japón al iniciar también una emisión monetaria (QE) sin límites. Con este ´carry trade´, el euro pierde valor frente al dólar. Oficialmente se anuncia que la expansión monetaria se instaura para combatir la deflación. En esencia es la forma para salvar al dólar como moneda internacional de referencia.

Los nuevos amos del mundo tienen el poder de controlar los mercados y hacer bajar incluso la cotización del precio del oro y de la plata con contratos a futuro aparentemente sin límite alguno. Este control podrá funcionar solamente hasta cierto punto. Habrá un momento en que la distancia entre el precio de oro físico y el de oro de papel se torna insostenible. Ese día se presenta cuando las bóvedas de oro en Occidente se encuentran vacías. Es un momento crítico ya que la gran banca no podrá cumplir con la entrega de oro. De esta forma perderá toda la confianza. El día que se manifiesta dicha falta de confianza en el sistema bancario en algún lugar, en pocos días se dará de manera generalizada. La economía de Occidente entrará en una gran depresión con una hiperinflación como ya conocimos en la República Weimar de Alemania.


Al haber incrementado la oferta de dinero sin límite alguno ante un stock de oro más o menos constante como supuesta garantía, el precio del oro se va para las nubes y el dinero fiduciario perderá todo su valor. Es la destrucción de la moneda fiduciaria sin respaldo. Oro y plata retornarán a su lugar como respaldo de dinero. La parte leona del oro físico, sin embargo, se encuentra actualmente en Asia en general y en China en particular. Se anunciaría el fin de la civilización occidental con su moneda fiduciaria (Vea, Clive Maund, 2015, 3 de febrero, The Golden Age Of QE And The Fiat Endgame http://www.clivemaund.com).





Escenario 2: Se conforma una moneda común de América del Norte y Europa y desaparecen el dólar y el euro. Luego se suscribe el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones,



A partir de la política de QE en la Unión Europea, se vislumbra en 2015 la paridad entre el euro y el dólar. A partir de una situación de paridad entre las dos monedas, es más fácil introducir un eurodólar o amero (no viene al caso el nombre) que sustituye al petrodólar. La creación de una nueva moneda internacional de referencia es un mecanismo muchísimo más eficiente que un Tratado de Libre Comercio entre ambos bloques económicos. Una zona euro-dólar formaría una punta de lanza para que Wall Street y la City de Londres mantengan la hegemonía dentro de un nuevo sistema monetario internacional, es decir se conserva el carácter unipolar.

A partir de la nueva moneda, los banqueros de Wall Street y la City de Londres esperan tener una mejor posición de lograr conservar su hegemonía y control sobre una nueva moneda internacional de referencia. Para lograr la integración de las dos monedas, sin embargo, es preciso que Europa no vire la cara hacia el Este para integrarse directamente con el proyecto monetario de los BRICS. En este contexto el interés de los defensores de la nueva moneda (euro-dólar), es mantener con vida el conflicto en Ucrania (Vea Jim Willie, 16 de enero de 2015, Dollar Will Severely Crack By Mid- February!, www.silverdoctors.com ).

Para salvar a la elite financiera de Wall Street y la City de Londres, es preciso también que la Unión Europea no se desintegre. En este contexto es claro que la presión de Wall Street y la City de Londres será evitar bancarrotas en Grecia, España, Portugal, etc. que les obliga a indemnizar a toda banca que se asegura en estos centros financieros contra tales bancarrotas. Su política será obligar a los bancos (alemanes, franceses, etc.) afectados que los saneamientos financieros se efectúen a través de rescates privados (‘bail-in’), es decir, que sean los acreedores y accionistas de los bancos o instituciones en cuestión (fondos de pensiones) los que se encarguen de sacar a flote a las entidades en problemas mediante la conversión de deuda en acciones.

En este escenario los países de la Unión Europea, incluyendo a Alemania, perderían su soberanía así como lo perdieron los países de Europa del Sur frente a Alemania a partir de la creación de la eurozona. El dólar no desaparecería, sino se mantendría solo dentro de EEUU así como el euro funcionaría en la eurozona. El dólar dejaría de ser moneda de intercambio internacional. Cuando el comercio internacional deja de realizarse en dólares, esta moneda sufrirá de inmediato una devaluación importante. Asimismo el dólar perdería su estatus de moneda de reserva internacional. Más nadie entonces demanda Bonos del Tesoro de EEUU y habrá de inmediato un ´dumping´ de los mismos.

Los chinos poseen una cantidad enorme de activa en dólares. China puede poner en venta en minutos todos los Bonos del Tesoro que ha acumulado durante años. La Reserva Federal podrá imprimir una cantidad igual de dólares para adquirir dichos bonos para evitar que la ´casa de nipes´ caiga. China puede entonces tirar al mercado todos los dólares que obtuvo al vender los Bonos del Tesoro, comprando oro, plata al precio que fuera. La Reserva Federal no puede imprimir la moneda extranjera para comprar esos dólares. No solo sería un colapso del dólar como moneda, sino también implicaría la implosión de todo el mercado de derivados que representa n veces el Producto Mundial Bruto. La ´casa de nipes´ estaría condenada a caer, la guerra de monedas habría terminado sin lanzar un solo misil.

El objetivo es introducir una nueva moneda conjunta como moneda internacional de referencia y poder firmar el Tratado Transatlántico de Inversión y Comercio entre EEUU y la UE (TTIP por sus siglas en inglés) y ampliarlo con el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico. El TTIP significa la anexión de Europa como ´colonia´, así como Alemania colonizó a los países de Europa del Sur. Junto con el Tratado Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) que incluye la Alianza del Pacífico, Wall Street procura dejar a China como poder de segunda categoría. Sin embargo, en el momento que el dólar deja de existir como moneda internacional de reserva, los bonos del Tesoro pierden todo su valor. La consecuencia será que el precio del oro se disparará. Este oro se encuentra concentrado en países como China, India, Rusia, etc., o sea en los BRICS. Está situación coloca a China en la posición ventajosa en la actual guerra de monedas. China podría lograr que su moneda (Renminbi) sustituya al dólar como la principal moneda de referencia internacional.

Escenario 3: El Yuan se convierte en moneda internacional de reserva, convive y compite con el euro, el dólar, el yen y la libra esterlina. Shanghái es parte de la élite financiera mundial. 

Existen voces del campo Occidental de que no hay manera de evitar que China se perfile como el principal miembro del FMI, al participar fuertemente con su moneda (respaldado por oro) en los Derechos Especiales de Giro (DEG´s). Los DEG´s estarían respaldados por una canasta internacional de monedas. China, al tener la moneda más fuerte, se transformaría en el principal gestor para la recomposición del existente sistema bancario internacional. Shanghai y Hong Kong sustituirían a Nueva York y la City de Londres, y no sería extraño ver que la élite financiera de Wall Street migrará con ellos. China aparecería como la nueva superpotencia que encabezaría un gobierno global donde la actual élite financiera de Wall Street y la City de Londres aún podrían co-gobernar. Bajo este gobierno global, diseñado, probablemente como la segunda opción de los Rotschild´s, tampoco existiría más soberanía nacional.

Los Rothschild están dispuestos de ajustar la modalidad de los votos dentro del FMI y recibir mayores aportes de países de los BRICS en general y China en particular, pero harán lo imposible a la vez para mantener la voz cantante en el FMI, consolidando de esta manera su poderío absoluto en el mundo. La reunión del Foro Económico Mundial fines de enero de 2015 en Davos, Suiza, tenía como objetivo buscar una alianza entre los Wall Street, la City de Londres y el Pentágono por un lado y China por otro. El silencio en los principales medios de comunicación no revela mayor éxito del foro a favor de los Rothschild. Los tambores de guerra podrán estar sonando muy pronto.

La propuesta en Davos dejaría fuera a Rusia. Estará claro que mientras haya una escalada del conflicto contra Rusia, tampoco China cooperará con el proyecto de un gobierno global, con una moneda global, propuesta por el FMI ya en 2010. Por otro lado, es aún más claro que China, Rusia, India, etc., con sus enormes reservas de oro físico, son capaces de anclar su moneda en el oro. El anclaje de las monedas orientales en oro dejaría en una situación difícil a cualquier moneda fiduciaria y así también al euro-dólar. Con el patrón oro en una de las partes no hay lugar para una moneda fiduciaria. También podamos afirmar lo inverso. La plataforma occidental dirigido por los Rothschild y su euro-dólar jamás aceptaría un anclaje en el patrón oro (Ver Can the Bankster Elites Take Down Russia?, www.silverdoctors.com, 25 de diciembre de 2014).

Ante esta expectativa varios países del norte de Europa (sobre todo Alemania, Holanda y Austria) están presionando para repatriar su oro para así en conjunto crear un depósito de garantía o de anclaje para poder ser miembro del nuevo sistema monetario de los BRICS anclado en el patrón oro. No es posible integrarse a este nuevo sistema monetario sin garantías en oro o plata. Lo anterior significa una desintegración de la zona euro. Si bien han frenado en Nueva York la entrega de oro depositado en las bóvedas la Reserva de Nueva York y también en París, Alemania recuperó recientemente un lote de lingotes de regreso (85 toneladas de NY y 37 de París). Aunque los datos parecen hoy en día secreto de Estado, en este momento, Alemania parece tener, según Jim Willie, el 90% de sus reservas en oro (4.500 toneladas) bajo custodia propia.

Con las recientes elecciones en Grecia, las economías más frágiles de la eurozona están despertando. La decisión que les toca tomar es entre un colapso económico paulatino o abandonar la eurozona. La eventual salida de Grecia de la Eurozona se da necesariamente cuando el país se declara en bancarrota. Esto repercutiría no solo en los bancos europeos a quien debe Grecia, sino también a la City de Londres y Wall Street por el reaseguramiento de los bancos europeos contra la eventual bancarrota de países deudores como Grecia. Si este país se recupera luego con cierta facilidad, con o sin la eventual ayuda de los BRICS, la presión sobre los demás miembros de la Unión Europea con economías frágiles, sería inmediata. (Nadeem_Walayat, 26 de enero de 2015, Greece Votes for Syriza Hyperinflation - Threatening Euro-zone Collapse, www.marketoracle.co.uk ).

Alemania podría dejar que Grecia se declare en bancarrota y crear así caos en los bancos de Londres y Wall Street. No sería de extrañar que Alemania abandone la Unión Europea para evitar ser colonizado por EEUU. Al desintegrarse así la UE no habrá Tratado de Libre Comercio ni euro-dólar como nueva moneda internacional de referencia. Las sanciones contra Rusia se levantarían ya que afectan más a Europa y sobre todo Alemania y menos a la misma Rusia. Cuando Rusia logra obtener de nuevo el pleno control sobre Ucrania, es muy probable que Europa y Alemania en primera línea se integraran al proyecto de la Unión de Eurasia.

La consecuencia será que EEUU quedaría solo y aislado en el Nuevo Orden Monetario Internacional. En tal caso podría bien desintegrarse incluso la OTAN con Alemania en primera línea. De acuerdo con Dave Hodges, no es probable que la OTAN tenga la capacidad de mantener a Rusia fuera de Ucrania sin hacer uso de armas nucleares. Si Ucrania cae en manos rusos, la EEUU atacará probablemente a Siria e Irán y utilizarán para ello el método de la bandera falsa dentro de EEUU con la implicación de terroristas sirios. En tal caso un escenario de una nueva guerra mundial estaría a la vista (Vea, Dave Hodges 22 de enero de 2015, ´World War III will begin in Siria, www.dcclothesline.com ).

Escenario 4: Se produce un colapso financiero a escala global, dando lugar a la convergencia de las principales monedas en una sola moneda mundial.

Si la élite financiera de Wall Street y la City de Londres, es decir los Rothschild (que controlan casi todos los bancos centrales del mundo así como el Banco de Pagos Internacionales con sede en Basilea, Suiza), quieren afianzarse a toda costa en el centro del poder del sistema monetario internacional es casi inevitable una confrontación directa con Rusia y China arriesgando una tercera Guerra Mundial. El objetivo principal de los Rothschild es mantener a toda costa el control sobre el sistema financiero internacional proponiendo el uso de los Derechos Especiales de Giro del FMI como nueva moneda internacional respaldado por otras monedas como el Yuan. De esta forma el dólar pasaría ser una moneda local de EEUU.
Para que los Rothschild conserven su poder hegemónico de negociación en el FMI es preciso por el momento preservar el petrodólar y para ello controlar Asia Central. Occidente buscará meter a Rusia en un conflicto comenzando en Siria para luego dejar caer a Irán que vende su petróleo fuera del ámbito del dólar. Luego la aventura con ISIS (una creación de la CIA y de la OTAN) busca enfrentarse más directamente con Rusia y China para obtener, en última instancia el control directo sobre los recursos energéticos (en Siberia) y cortar a la vez la unión directa entre Rusia y China. De esta manera Occidente arriesgaría provocar una tercera Guerra Mundial.

Los gobiernos de Rusia y China bien entienden que su existencia está siendo amenazada por Wall Street y la City de Londres y han decidido de unificar sus economías en una sola y de unificar sus comandos militares. Rusia y China constituyen en la actualidad una sola fuerza económica y militar. Esta unificación echa para abajo el proyecto de los ´Neoconservadores´ en EEUU ya que esta yunta difícilmente se derrotará en el campo económico y militar. Lo anterior brinde mayor esperanza de que se creará un mundo multipolar con una mayor convergencia entre las potencias.

Las élites de Wall Street y la City de Londres procurarán eventualmente un ataque nuclear preventivo (´pre-emptive nuclear strike´) antes de que el comando militar unificado de Rusia y China esté operando eficazmente. Esto mantiene a los dos países en alerta máxima. Rusia y China junto con los otros países de los BRICS están desarrollando su propia moneda, su propio Banco Mundial y su Fondo Monetario, su propio SWIFT y tarjeta de crédito y su propio sistema de internet con otras partes del mundo. En estos países se centra la economía real. Las economías occidentales en cambio constituyen ´a house of cards´ que podría colapsar antes que Occidente recurra al ataque nuclear preventivo. As Washington’s aggression against both countries is crystal clear, Russia and China have every right to the following defensive measures and these might be economic ones.

Hay que tener en cuenta que el mega-acuerdo de gas entre China y Rusia permite a Rusia, siendo el mayor productor de energía no renovable, tener a China como cliente de mayor consumo de energía en el mundo y que por encima de ello cuenta con acceso a puertos del Pacífico que estarán a disposición de la marina rusa. Rusia siempre ha estado relativamente privada de acceso a los mares abiertos. Su protección a Siria les permite hacer uso de los puertos de Tartu y Alepo para su marina en el Mediterráneo. Rusia se aseguró del Puerto de Sebastopol en el Mar Negro apenas comenzando la crisis de Ucrania. Una vez que Rusia tiene otra vez bajo su control los oleoductos en Ucrania, Europa probablemente otorgará concesiones portuarias al país en el Mar del Norte a cambio de su seguridad energética.

En este contexto el presidente honorario del ´Council on Foreign Relations´, Leslie H. Gelb, está exigiendo la renuncia de los principales consejeros del presidente Obama y la nominación de un nuevo equipo de gobierno. Este conflicto no tiene nada que ver con la normal oposición entre demócratas y republicanos, ni siquiera con la que existe entre “palomas” y “halcones”. Lo que está en peligro, según Gelb, es el liderazgo en Estados Unidos y la OTAN. Esta situación alcanzó su momento culminante en Siria, donde la Casa Blanca organizó primeramente el Emirato Islámico, lo envió a Irak para emprender la limpieza étnica y después comenzó a combatirlo, mientras que la CIA sigue apoyándolo. Esta incoherencia ha contagiado poco a poco al OTAN, alianza creada para luchar contra la URSS y mantenida en contra de Rusia. Francia, por ejemplo, se unió a la coalición conformada para luchar contra el Emirato Islámico mientras que miembros de su Legión Extranjera forman parte de la oficialidad de ese grupo yihadista. Cuando el secretario de Defensa, Chuck Hagel, pidió una clarificación escrita, no sólo no recibió respuesta sino que además fue expulsado de la administración de Obama. El desorden se extendió rápidamente dentro de la OTAN cuando el presidente turco Recep Tayyip Erdogan firmó gigantescos acuerdos económicos con Vladimir Putin (Vea, Thierry Meyssan, 26 de enero de 2015, Washington se rebela contra Obama, Red Voltaire y Benjamin Fulford, 19 de enero de 2015, Financial war coming to a head, www.theeventchronicle.com).

Ante las diferentes provocaciones, por el momento, la actitud de Rusia y China ha sido seguir un juego de ajedrez geopolítico muy prudente para erosionar la base del petrodólar buscando la agonía lenta del imperio del dólar. Es hora de pasar al ataque preventivo cuanto antes. En la opinión de Paul Roberts (29 de diciembre de 2014,The Outlook for the New Year, http://www.paulcraigroberts.org/), China y Rusia lo deben a la humanidad de prevenir de esta forma una guerra nuclear. Ambos países poseen todas las cartas necesarias para hacerlo. Para tener éxito no deben anunciarlo o amenazar con semejante medida sino realizar un ataque económico preventivo con un efecto nuclear en términos económicos. La venta masiva de los bonos del Tesoro tendría el mismo efecto que un ataque nuclear preventivo en Manhattan. La Era de Occidente habrá terminado y el mundo estaría a salvo. En este contexto de completo caos es posible crear una nueva moneda internacional de referencia basada en un mundo más multipolar.

Algunos años antes de la Comuna de París, Proudhon describía a la Francia decadente de su tiempo de la siguiente manera: “Todas la tradiciones están gastadas, todas las creencias anuladas, en cambio el nuevo programa no aparece, no está en la conciencia del pueblo, de ahí lo que yo llamo ‘la disolución’. Es el momento más atroz en la existencia de las sociedades”. Como sabemos, unos pocos años después, desde lo más profundo del desastre emergió la Comuna de París (1871), insurgencia efímera pero decisiva que iluminó las rebeliones del siglo XX. Por lo pronto en el siglo XXI pasamos de las revueltas populares de 1848 y la Comuna de París años después a la rebelión mundial cuestionando el sistema actual en su raíz y reivindicando otra civilización.