Roger Landa |
… pero no hace falta ser militar, o tener estudios militares,
para saber que la mejor defensa ¿cuál es?:
el ataque. La mejor defensa es el ataque.
(…) la humanidad tiene que ir a la ofensiva.
Ésa es su mejor defensa, nuestra mejor defensa. Pero toda ofensiva,
requiere un plan de verdad, una estrategia, unos actores coordinados,
estructurados, conscientes, y además se requiere saber hacia
dónde es la ofensiva, quién es el oponente principal o los oponentes principales
(Hugo Chávez, Caracas, 2004)
El trabajo intelectual, en tanto actividad general del hombre y la mujer, se haya situado singularmente por la impronta del desdoblamiento de la razón hacia sí misma, el desafío práctico de la técnica, y la división social del trabajo. Todo intento particular de “actividad intelectual”, orgánica o no, está atravesado por dicha situación. Es el estar en situación: nuestra situación intelectual y las consecuencias políticas que conlleva tomar una determinada postura práctica desde ella. ¿Qué hacer ante este desafío de nuestra situación intelectual? Tomemos como centro de debate la Red de Intelectuales[1]. Nos interesa, primero, el balance crítico hecho por algunos de sus miembros, especialmente los fundadores, y segundo, el planteamiento de carácter político que de allí podemos derivar para su proyección futura[2].
Al origen, la Red en Defensa de la Humanidad estuvo impregnada de una gramática que hacía suyos los procesos de lucha antiimperialista y los procesos de resistencia y liberación definidos a partir de los mismos. La guerra contra Iraq y las amenazas cada vez más claras de una posible invasión a Cuba por parte de la administración de Bush hijo, marcaron el punto de inflexión histórica (cuyo inició se fecha el 11 de septiembre 2001) como inquietud política y espiritual en torno a la que se agruparon diversas voces insurgentes. El mensaje A la conciencia del mundo leído por Pablo González Casanova en la Plaza de la Revolución de la Habana el 1° de mayo de 2003, y suscrito por varios intelectuales mexicanos, marcó el camino que en una década habría de seguir la Red: “Nosotros sólo poseemos nuestra autoridad moral y desde ella hacemos un llamado a la conciencia del mundo para evitar un nuevo atropello a los principios que nos rigen”. Se definió, entonces, una línea de acción inmediata de los intelectuales por su capacidad en potencia de influir en la formación de la conciencia de los pueblos ante la violencia inherente del capitalismo.
A la vez, el mensaje también marcó uno de los puntos nodales de discusión en torno a las acciones emprendidas por la Red y los límites de la misma, tanto aquellos inmanentes a su constitución como los derivados de su forma de actuar. ¿Qué podrían hacer los intelectuales ante la escalada de guerra permanente a la que el imperialismo mantenía sometida a la humanidad? Así, la actualización de aquella potencialidad se expresó fundamentalmente -¡y cómo habría de ser!- en la lucha de las ideas con un sentido colectivo profundamente contrahegemónico. Quedaba por ver si estas ideas de denuncia crítica ante la maquinaria de exclusión capitalista y la guerra continuada del imperio tendrían el impacto necesario en la conciencia de los pueblos, contribuyendo a las luchas concretas por ese otro mundo posible y necesario.
La acción colectiva quedó signada por la articulación de espacios para el intercambio de información y la discusión (encuentros periódicos); así como por la objetivación escrita o discursiva de las denuncias, análisis coyunturales y estructurales, aportes al conocimiento de la realidad y balances políticos sobre los diversos ejes de acción establecidos en el encuentro mundial de intelectuales de Caracas en 2004[3]. El trayecto ha demostrado, como lo reconoció recientemente Gilberto López y Rivas, que en el terreno de la ideas el pensamiento unidimensional no tiene oportunidad de rebatir el pensamiento crítico y el acumulado de ideas contrahegemónicas que la humanidad ha cosechado frente a la barbarie. Sin embargo, este ejercicio intelectual de la razón segunda[4] en tanto toma de conciencia de las estructuras racionales, no podía franquear las contradicciones, ya no teóricas sino prácticas, sobre las que se sostiene el capitalismo.
La consecuencia política era evidente, la falaz división entre trabajo intelectual y trabajo manual fundada en la dinámica estructural del capital, debía de ser enfrentada desde una vinculación orgánica que retomara la unidad originaria entre la acción y el pensamiento. La recuperación de dicha unidad no podría sino ser un proceso de transformación y, por tanto, el terreno decisorio es el de la praxis. La visión de conformar una red de redes que agrupe en una vinculación múltiple, horizontal y directa a los diversos intelectuales que hacen vida con movimientos sociales y todo tipo de organización popular que estuviese librando alguna lucha de resistencia o emancipación, tuvo como objetivo establecer la dinámica de acción ampliada a partir de los diversos nodos así relacionados.
Pese a los valiosos esfuerzos emprendidos, se impuso la realidad capitalista. El nudo del problema radica -como en cierta forma señalara Ana Esther Ceceña [5]- en que se permaneció en un punto de defensa, abriendo el margen de posibilidad en la denuncia y desmontaje del poder bélico imperial; dicho margen, aunque necesario para la acción, sin embargo, no puede proporcionar una alternativa práctica real de organización de la cotidianidad del mundo de la vida frente a la debacle imperialista. Esto patentizó el límite inmediato de la Red y sus posibilidades de acompañamiento a las luchas concretas en articulación orgánica y de creación radical de alternativas organizativas de la vida. La necesidad de una ofensiva –planteada por el Comandante Chávez desde el comienzo [6]- se acrecienta en la década de trabajo y balance, expresándose en una triple dimensión.
En lo fundamental, el necesario flujo informativo para reducir la incertidumbre [7] frente a las acciones políticas necesarias para el cambio, se articularon igualmente en el espacio de la defensa, sin establecerse una topología de canales de circulación de información permanentes y acordes a las tareas propuestas. Stella Calloni ha formulado diversas inquietudes que responden en esencia a la dimensión comunicativa y la poca creatividad imaginativa con la que se ha asumido, más allá del uso “común” de los medios de comunicación viejos y “nuevos”. Por tanto, esto también añadió un nudo de tensión con respecto al ejercicio colectivo del trabajo intelectual, así como a la tarea primera de contribuir a la formación de la conciencia.
La consecuencia inmediata de lo anterior se expresó en que la dinámica de acción fue principalmente reactiva, con una activación inmediata de los flujos de información y comunicación entre los nodos, pero que no se mantenía en el tiempo con la permanencia suficiente para estructurar una dinámica propia que sirviera de base sin la necesidad de esperar la perturbación externa a la misma red. De allí que, sin desconocer los valiosos aportes de nuestros intelectuales en la más diversas áreas del pensamiento, no se haya logrado un bloque de posicionamiento conjunto para la creación de opinión pública a una escala geocultural considerable[8]; como tampoco la estructuración de eso que François Houtart llamase el pensamiento conjunto (que no debe confundirse con el pensamiento único y unidimensional).
El panorama anterior no debe desalentarnos en nuestra labor, por demás necesaria, y llama con toda claridad a un reimpulso de la dimensión histórica de la Red de Intelectuales hacia el futuro. El desafío fundamental que, a mi parecer, deberá ser enfrentado en la próxima reunión de diciembre de 2014 de cara a los próximos diez años de actividad, debe centrar los esfuerzos en la constitución de un programa de acción político-intelectual conjunta que avance sobre la cartografía de la dinámica geopolítica del capital y el imperio como mapa necesario en el emprendimiento de una ofensiva a gran escala de nuestra intelectualidad. Para dicha ofensiva, imperativo es construir-una base social organizativa de interrelaciones permanentes en el espacio y el tiempo que expresen una dinámica de acción cotidiana. Hay que dotar a la Red de Intelectuales de una dinámica que opere desde y con las bases en un flujo continuo dinamizador, principal alternativa para que la acción pase de ser reactiva a ser ofensiva. Avanzar, por vez primera, un paso adelante de los movimientos imperiales y dotar a nuestros pueblos de un verdadero instrumento de conocimiento para la acción ofensiva consciente, planificada y articulada con un mismo horizonte de transformación, he ahí nuestra tarea de cara al porvenir.
Notas:
Publicado en: Un Grito por la Humanidad y desde la Humanidad. El Perro y La Rana. Caracas. 2014
[1]Aunque denominada Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad, en lo fundamental, su acción está centrada en el trabajo intelectual y es este el que aquí interesa.
[2]Para conocer la historia de la Red en Defensa de la Humanidad puede consultarse el siguiente dossier: http://redendefensadelahumanidad.blogspot.com/
[3]Los ejes de acción establecidos en el encuentro de Caracas de 2004 son los siguientes, En defensa de: 1) Un planeta para todos y todas, 2) Una economía solidaria y emancipadora, 3) La integración de los pueblos, 4) La legalidad internacional, 5) La unidad en la diversidad, 6) El conocimiento para todos y todas, 7) La participación popular, 8) La pluralidad y veracidad informativa, 9) La memoria, y 10) La paz. Véase la declaración en el citado dossier: http://redendefensadelahumanidad.blogspot.com/
[4]La categoría es de Briceño Guerrero. Véase La identificación americana con al Europa Segunda. En: El Laberinto de los tres minotauros, Monte Ávila Editores, 2007 pp.3-87
[5]Tanto la referencia anterior a Gilberto López y Rivas como a Ana Esther son tomadas de su intervención en el encuentro en México de 2013 con motivo de los diez años del encuentro de intelectuales en defensa de la humanidad realizado en 2003. Véase la reseña en la revista Humanidad en Red, año 1, n°0, pp. 23-25. Disponible en:http://www.Humanidadenred.org.ve
[6]Véase su discurso de apertura del encuentro mundial de intelectuales realizado en Caraca el 2004 en: Memorias del encuentro de intelectuales y artistas en defensa de la humanidad, Venezuela 2004, Editorial El Perro y la Rana, 2006, pp. 35-48
[7]Para una visión indicativa de las relaciones entre poder, flujo informativo y estrategia véanse nuestras contribuciones: “Racionalidad estratégica y alianzas de poder” (http://humanidadenred.org.ve/racionalidad-estrategica-y-alianzas-de-poder-por-roger-landa/) y “Racionalidad estratégica y alianzas de poder: el flujo informativo”(http://humanidadenred.org.ve/racionalidad-estrategica-y-alianzas-de-poder-el-flujo-informativo-por-roger-landa/), disponibles en: http://www.Humanidadenred.org.ve
[8] Por supuesto, esto no excluye que muchas de las individualidades tengan dicha capacidad a un menor nivel
Fuente:
http://alainet.org/active/80743
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