“No teman… Yo estaré con ustedes siempre” (Mt 28,11.20)
Guatemala, 20 de mayo del 2015
Guatemala, 20 de mayo del 2015
Las instituciones y las personas que trabajamos y colaboramos con la Compañía de Jesús en Guatemala, manifestamos nuestro apoyo a los clamores que la diversidad de los pueblos guatemaltecos expresan, a través de las movilizaciones en las ciudades y en el campo.
Estas movilizaciones son signos de esperanza, expresan los anhelos de una sociedad distinta, activa, donde el ejercicio de la ciudadanía sea una realidad permanente. Esas expresiones adquieren más legitimidad cuando provienen de los diferentes pueblos, orígenes y religiones; todas articuladas bajo similares propósitos. Es importante que esos espacios prosigan y logren articular a más expresiones y sus propias demandas. Está visto que ha llegado el momento para que el gran objetivo sea promover una sociedad para el Buen Vivir: “Yo (Jesús) vine para que tengan vida, y la tengan en plenitud” (Jn 10,10)
El Papa Francisco nos recuerda en “El rostro de la misericordia” que la corrupción es “esta llaga putrefacta de la sociedad… que grita hacia el Cielo… (e) impide mirar el futuro con esperanza porque con su prepotencia y avidez destruye los proyectos de los débiles y oprime a los más pobres. La corrupción ha sido el detonante de la actual crisis político-institucional, pero a la vez representa la articulación de diversos pendientes como sociedad: un sistema político diseñado para responder a intereses sectoriales y particulares, una estructura económica provocada de históricas desigualdades, una sociedad jerarquizada donde solo unos cuantos tienen acceso a los satisfactores sociales, un entorno ambiental deteriorado y que solo privilegia lo biofísico sobre lo humano. La corrupción representa la profundización de esos y otros males, que fusionados en un tiempo específico y bajo conducciones políticas erráticas, cargadas de mediocridad, autoritarismo y privilegios, aumenta exponencialmente sus consecuencias.
El momento obliga a definir una agenda común, que articule la mayor parte de las demandas. Pero que persiga concretar acciones, preservar y consolidar la participación ciudadana y provocar a las estructuras del poder para que respondan a los propósitos de la democracia, especialmente, potenciar la dignidad de la persona humana: “Exigir Justicia es promover la Paz” (Conferencia Episcopal de Guatemala, CEG, comunicado 07.05.2015).
El reto principal está en lograr avances en la concreción de las demandas. Está visto que no es suficiente con las renuncias de funcionarios. Se requiere que el sistema de justicia dé la talla y aplique todo el peso de la ley a los responsables de los desmanes en el manejo de los recursos estatales. Las investigaciones del Ministerio Público con el apoyo de la CICIG deben continuar e incrementarse para sentar precedentes. Tal como han indicado los obispos guatemaltecos: los recursos estatales mal habidos deben retornar a las arcas para su utilización en beneficio social: “…deben restituir lo que les han quitado a los pobres” (CEG, comunicado 07.05.2015)
No podemos ni debemos pasar a la coyuntura electoral sin que nada haya cambiado. Sólo deberíamos entrar en esa coyuntura electoral cuando algo haya cambiado para no caer en las mismas dinámicas erróneas y corruptas. Necesitamos mantener la coyuntura de participación ciudadana y promover cambios profundos en las leyes, en la ley electoral y de partidos políticos especialmente en su financiamiento.
Compartimos el descontento y la indignación por la corrupción en los diferentes estamentos del Estado y hacemos un llamado a los jesuitas, colaboradores y beneficiarios de nuestras obras educativas, sociales y pastorales para que nos sumemos a este clamor popular. El viento del Espíritu de Cristo Resucitado, que celebramos en este domingo de Pentecostés, nos anima a superar el miedo paralizante y a denunciar la mentira, la corrupción y la impunidad, para reconstruir una sociedad guatemalteca desde la Fraternidad y la Paz que brotan de la Verdad y la Justicia.
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