El que no se mueve, no
escucha el ruido de sus cadenas
R. Luxemburg
El
25 de abril 2015 será recordado como una fecha memorable. Más de 35 mil
personas se congregaron de manera espontánea frente al Palacio Nacional
exigiendo la renuncia del Presidente Otto Pérez Molina y de la Vice-Presidenta
Roxana Baldetti. En la histórica Plaza de la Constitución, que ha sido testigo
de miles de protestas en la historia reciente, se citaron mediante las redes
sociales, hombres y mujeres de distintas clases sociales y perspectivas
ideológicas políticas, para expresar su profunda indignación ante el destape
del último escándalo de corrupción que involucra a las más altas autoridades
gubernamentales.
El
centro histórico de la Ciudad de Guatemala retumbaba con consignas, tambores,
cacerolas y silbatos. La creatividad popular se plasmó en las miles de
pancartas multicolores, en piñatas alusivas a los gobernantes, en mantas y
canciones; la inesperada masiva concurrencia de los guatemaltecos/as asombró a
los allí presentes y desencadenó una energía colectiva contagiosa de la cual ni
siquiera los empresarios y personajes de ultra derecha pudieran sustraerse.
Si
bien la consigna acuerpada por la mayoría convergía en torno a #Renunciaya, los
carteles revelaban un hondo rechazo a la corrupción, a los partidos políticos,
la oligarquía, los militares y al sistema en su conjunto.
La
espontánea protesta del 25A se asemeja a las efectuadas en años recientes en
Europa, EEUU y el Norte de África, en cuanto a los mecanismos de la
convocatoria difundido mediante las redes sociales (facebook, twitter, whatsup,
etc.)), la participación de distintos segmentos de la clase media, el
preponderante rol de la juventud especialmente universitaria, y surgir en
respuesta a un detonante puntual que desemboca en una crisis política, que devela
una serie de contradicciones sistémicas largamente
acumuladas.
La
difusión transfronteriza de formas novedosas de acción colectiva no surge con
la globalización sino existió desde el siglo XVII según estudios realizados
por científicos sociales como Tilly,
Hobsbawm, Lefevre, Tarrow,etc. No
obstante, el surgimiento de las TIC indudablemente ha potenciado la divulgación
de las resistencias, protestas y rebeliones que se han desatado mundialmente en
profundo rechazo a la Globalización neoliberal, y constituyen herramientas
fundamentales para los movimientos sociales, permitiendo el permanente
intercambio de experiencias, la construcción de agendas comunes y el impulso de
campañas transnacionales.
La
consigna #Renunciay fue el punto de
partida de una intensa ola de adhesiones virtuales, reforzados por
convocatorias específicas desde distintas facultades y grupos estudiantiles de la
Universidad San Carlos; núcleos
estudiantiles de algunas universidades privadas como la Universidad Mariano
Gálvez y Universidad Rafael Landivar; así como otras agrupaciones de jóvenes
políticamente conservadores como el Movimiento Cívico Nacional etc., La
participación masiva de los jóvenes le imprimió un carácter dinámico, creativo
y novedoso a la concentración y permitiría, tal como lo se ha constatado en
días posteriores, la emergencia de nuevas redes, confluencias, articulaciones e
iniciativas que presionan para continuar con las movilizaciones en demanda de
la renuncia de los gobernantes y ejercer las críticas contra el sistema en su
conjunto. Colectivos urbanos de distinto índole se están conectando y
dialogando entre sí.
La
significativa participación de la clase media urbana puede considerarse inusual
en la historia reciente del país. Heterogénea en composición, perspectivas
ideológicas y prácticas políticas, es la clase media que ha cargado el mayor
peso del modelo económico; sea por la especulación inmobiliaria, la rigidez del
mercado laboral, el endeudamiento creciente, las desventajosas condiciones de
crédito, las altas tasas de interés bancarios y dificultades para sostener
empresas pequeñas y medianas debido a las extorsiones, inversión en seguridad
privada, así como el bloqueo sistemático
por parte de los grandes capitales. El
mercado laboral es cada vez más competitivo; los jóvenes, que carecen de redes
políticas o familiares que les facilitan la consecución de un empleo, simplemente
no encuentran trabajos que correspondan a sus aspiraciones personales o
profesionales. Tienen que resignarse,
tras años de estudios universitarios, a trabajar por salarios bajos, que no les
permite desplegar sus sueños, ni les garantiza sus aspiraciones de ascenso
social. La enorme brecha entre lo que ofrece el actual modelo económico y lo
que en la realidad es capaz de brindar a sus ciudadanos, está generando una
creciente frustración, especialmente en los jóvenes.
La
incorporación espontánea de la clase media urbana a estas protestas es novedosa,
porque parece indicar, posibles cambios en su comportamiento ciudadano y
político. Es de recordar, que fue precisamente su voto, el que permitió la
victoria electoral del Partido Patriota, motivado por la inseguridad ciudadana
e identificación con el discurso conservador. Se trata de un segmento poblacional,
que es escéptico y apático ante las propuestas de cambio social, e inmerso en
una dinámica de vida, que transcurre entre el consumo, la iglesia, el trabajo y
las redes familiares. La vida en doble carril, la real y virtual, que permite
sustraerse de la realidad circundante es más extendido en este segmento por el
acceso a la tecnología, las redes, el internet, lo que a su vez la conecta con
otras realidades y la mantiene informada sobre sucesos y protestas en otros
lados del mundo.
Otro
elemento a destacar, es que desde más o menos del 2005, se comienza a impulsar
una intensa campaña mediática impulsada por diferentes corrientes de la derecha
(desde los anticomunistas hasta los libertarios) para conseguir adhesiones a
sus planteamientos políticos y económicos, y sumar fuerzas al rechazo a
cualquier forma de protesta social, especialmente contra quienes participan en los
procesos de resistencia en contra del modelo de acumulación de despojo. Esta ha
sido dirigida a una audiencia amplia, pero con mayor intensidad en los círculos
de la clase media, considerado un bastión político importante para el
liberalismo y el conservadurismo.
Los
movimientos sociales siempre han sido críticos de los medios informativos
nacionales, dado que distorsionan sus planteamientos e invisibilizan sus
luchas. Cuando el Grupo Albavisión de los noticieros 3, 7, 11, silenció
virtualmente la magna protesta del 25A debido a su aparente vinculo con las
autoridades gubernamentales, por primera vez han surgido diversas llamadas
procedentes de distintos colectivos y redes de clase media, para boicotear a
estas empresas de información.
El
abordaje de la protesta por parte de las fuerzas de seguridad partió de una
adecuada lectura del momento político. Una excesiva presencia de la policía
antimotines hubiera concitado mayor rechazo y añadido tensiones, en una
situación política de delicados y frágiles equilibrios. Se constató la discreta
presencia de policías sin armas quienes estuvieron pacientemente inmersos en
medio de los manifestantes, hasta las fuerzas antidisturbios ocultados atrás
del Palacio Nacional y sus alrededores. No obstante, se reforzó de manera
intencional la vigilancia mediante sofisticados equipos de filmación, presencia
de fotógrafos del aparato de inteligencia y drones, que motivaron el palpable
rechazo de los allí presentes y cuestionamientos de los medios periodísticos.
El bloqueo de la señal que impidió el uso de los medios electrónicos en torno
al Parque central, y afectó a los participantes como a los periodistas, si bien
fue atribuido a un congestionamiento de las redes, escasamente convenció a la
opinión pública que lo interpretó como una medida de castigo.
La
concentración del 25A significa un parteagua en diversos ámbitos. Ha
desencadenado una dinámica sociopolítica de movilización que no desaparecerá
pronto. La necesidad de pronunciarse, de expresar la indignación e
inconformidad con la realidad tal como existe, es contagiosa y muchos aún no
han expresado su voz. Desde el interior de la República, comienzan a surgir
protestas coincidentes, aunque pequeños en cuanto a números de participantes:
Huehuetenango, Cobán, Mazatenango, Santa Cruz del Quiché, Puerto Barrios, San
Marcos, Quetzaltenango y Escuintla se han sumado a las demandas de #Renunciaya.
Es precisamente en los departamentos, donde los pueblos originarios y el
campesinado, han librado una lucha sin tregua en contra del modelo de
acumulación de despojo. Está por verse si estas dos dinámicas de protesta, la
urbana impulsada por la clase media y el impulsado desde los pueblos, puedan
converger en torno a objetivos comunes.
La ocupación simbólica de los espacios
públicos, las manifestaciones, actividades lúdicas, el despliegue de la
creatividad popular convertido en consigna, manta, carteles y música de
protesta creada para la ocasión, conecta a quienes allí participan, modifica
percepciones, abre nuevas vetas reflexivas, y puede potencialmente, configurar
y re-configurar demandas, que por mucho trascienden la simple renuncia de los
dos gobernantes.
Las
protestas en tiempos de crisis siempre se convierten en espacios de disputa e
intenso debate ideológico-político. Hoy por hoy, en un contexto de crisis
múltiples, indudablemente ésta será profunda y prolongada. Desde ya se perfilan
posiciones muy distintas de cara a la crisis política y sus posibles salidas.
Un factor que lo condiciona coyunturalmente se deriva del recién inaugurado
proceso electoral, que a la luz de los acontecimientos recientes, podría sumar
tensiones a un escenario político que en sí expresa importantes signos de
inestabilidad.
La
demanda de la renuncia del binomio si bien entusiasma a los manifestantes,
cuenta con escasas posibilidades de concretarse, de no surgir nuevas evidencias
que implican directamente al Presidente de la República. Las fuerzas políticas
y económicas que son los pilares del modelo actual, están actuando desde una
lógica de máxima defensa del sistema y difícilmente permitirían un salto al
vacío.
Desde
las fuerzas sociopolíticas defensores del status quo y del gatopardismo, se argumenta
en defensa del proceso electoral; parten de la premisa que la dinámica de este
proceso acallará eventualmente las voces de protesta, y logre el necesario
reacomodo desde las elites para estabilizar la crisis política mientras surjan
condiciones para una cosmética reforma política del Estado. La izquierda partidaria, por su parte,
conformada por dos coaliciones que disputarán este proceso de manera separada,
apuesta a que desde sus posibles representantes en el organismo legislativo y alcaldías,
se suma fuerza política para impulsar un proceso de Asamblea Constituyente que
permitiría reformar el Estado en beneficio del bien común y los diferentes
pueblos que habitan el territorio nacional.
Otras voces aún minoritarias, críticos del sistema de partidos políticos
en su conjunto, de la oferta electoral, y de la mercantilización del proceso, y
comienzan a llamar al voto nulo y demandan un profundo cambio en el sistema. De
continuarse las movilizaciones ciudadanas, este posicionamiento podría lograr
más adhesiones.
Mientras
tanto, las protestas continúan y nuevas convocatorias están surgiendo en las
redes sociales. Hay jóvenes quienes se han encadenado a las puertas del Palacio
Nacional, otros recogen firmas para exigir que se suspendan las elecciones y se
nombre un Presidente interino y caravanas de motocicletas recorren la ciudad
con la consigna RenunciaYa. Para el
día 4 de mayo 2015 algunas comunidades anuncian bloqueos de carretera; el 9 de
este mes se convoca ya a movilizaciones en la capital y el 16 de mayo en todo
el país promovido por una amplia convocatoria de las más diversas fuerzas
sociales, pueblos originarios y movimientos.
La
indignación crece en la medida en que el gobierno no ha podido administrar la
crisis, en la medida en que se desnuda la corrupción, el tráfico de
influencias, los negocios oscuros de los militares y empresarios, los
privilegios de la clase dominante, y se visibiliza el vinculo con la
desnutrición, el hambre, las muertes por enfermedades prevenibles, la pobreza y
pérdida de vidas por una política de seguridad fallida. En fin, cuando emergen
las causas estructurales de un modelo político y económico que atenta contra
los derechos humanos, la democracia, y el futuro de una Nación.
El
eco del BASTA YA retumba, conecta y podría significar el surgimiento de nuevas
fuerzas socio-políticas dispuestas a enterrar el miedo, la complacencia, el
acomodamiento y luchar, conjuntamente con otros y otras, por un nuevo amanecer.
Desde
la Guatemala de la Resistencia y de la Esperanza
Mayo
2015
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