Bonnie Faulkner entrevistó a Michael Hudson para el programa radiofónico Guns and Butter el pasado 5 de abril. Lo que sigue es la versión castellana de una transcripción de esa entrevista oral publicada el 26 de junio pasado en la página web de Hudson.
La mayoría de la gente cree que la economía consiste en producir bienes y servicios y en pagar para comprar lo que produce el trabajo. Pero el sector FIRE [finanzas, seguros y bienes raíces, por sus siglas en inglés] se ha convertido en todos los países en un parte creciente de la economía. Este sector comprende las rentas y los intereses pagados al balance contable de la economía por deudores y prestatarios. Cada vez más dinero se saca de la economía de la producción y el consumo para pagar al sector FIRE. Eso es lo que causa deflación por deuda y contrae los mercados. Si pagas a los bancos, tienes menos para gastar en bienes y servicios.
Soy Bonnie Faulkner. Hoy, con nosotros en el programa Guns and Butter, está el Dr. Michael Hudson. Hablaremos del “desplome a cámara lenta”. El Dr. Hudson es un economista financiero, además de historiador. Es el Presidente del Instituto para el Estudio de las Tendencias Económicas a Largo Plazo. Es un analista financiero formado en Wall Street y ejerce como profesor de investigación en Economía en la Universidad de Missouri en la Ciudad de Kansas, así como en la Universidad de Pekín. Hoy vamos a discutir con él el concepto de deflación por deuda.
Bonnie Faulkner: Usted ha dejado dicho que a causa de la deflación por deuda de los EEUU y de Europa nos hallamos en una desaceleración. Empecemos definiendo la deflación.
Michael Hudson: Hay dos definiciones de deflación. La mayoría de la gente cree que se trata simplemente de caída de precios. Pero la deflación por deuda es lo que ocurre cuando la gente tiene que gastar una parte cada vez mayor de sus ingresos en el servicio de deudas contraídas por ellos: pagar deuda hipotecaria, pagar la deuda de la tarjeta de crédito, pagar préstamos académicos.
En nuestros días, la gente tiene que gastar tanto dinero en adquirir una casa o en pagarse la educación, que no les queda dinero bastante para gastar en bienes y servicios, salvo contrayendo más deuda con su tarjeta de crédito o con otros préstamos.
Resultado: los mercados se están desacelerando. Deflación significa una desaceleración del crecimiento del ingreso. Los mercados se contraen, la inversión de capital y el empleo disminuyen también y los salarios bajan. Eso es lo que está ocurriendo, como resultado de una política deliberada, en Europa y en los EEUU. La caída o el estancamiento de los precios no es sino el resultado de un menor volumen de ingresos para gastar.
Bien, gracias por esta aclaración, porque la gente está confundida al respecto. Mucha gente cree que la deflación es simplemente una caída de los precios…
Hudson: La caída de precios es el resultado de tener que devolver las deudas. Porque eso distrae ingresos del flujo circular entre la producción y el consumo, es decir, entre lo que la gente cobra por ir a trabajar y las cosas que compran. La deflación es una fuga en ese flujo circular: una fuga destinada a pagar a los bancos y a los propietarios de bienes raíces, al sector FIRE. Esas transferencias de pagos dejan cada vez menos salario disponible para gastar en bienes y servicios, de modo que los mercados se contraen. Algunos precios de algunos de esos productos caen cuando la gente ya no se puede permitir comprarlos. Hay más ofertas de venta, hay contracción, pero son sobre todo los ingresos lo que cae. Los ingresos reales han ido cayendo en los EEUU en los últimos 30 años porque ha ido bajando cada vez más la demanda de los mercados.
Por eso Bernie Sanders y Donald Trump están cosechando tantos votos. Cuando Hillary Clinton dice que va a hacer exactamente lo mismo que está haciendo Obama y que seguiremos recuperándonos, la mayoría de la gente sabe que no nos estamos recuperando en absoluto. Estamos en contracción.
Así, pues, la deflación tiene más que ver con el ingreso disponible que con los precios…
Claro, aunque raramente se dice. La gente tiende a creer que pagar deuda es como salir y comprar un coche, comprar más comida o comprar más prendas de vestir. Pero realmente no es así. Cuando pagas una deuda al banco, los bancos usan ese dinero para prestárselo a otro o a tí mismo. Las cargas de interés que trae consigo contraer esa deuda suben y suben, a medida que sube la deuda. Puesto que tienes que pagar más intereses y más amortización para lo que debes, te queda menos dinero para comprar bienes y servicios (a menos que tomes más préstamos y te sigas endeudando todavía más).
Así que, en substancia, a menos que estés dispuesto a condonar las deudas y salvar la economía, lo que tendrás es deflación y un constante drenaje del poder de compra, es decir, contracción de los mercados.
Entonces, la relación entre deuda y deflación es que la deuda crea más deflación. ¿Es así?
Sí. En los años 30 del siglo pasado, Irving Fisher escribió un artículo (“La teoría de la Gran Depresión como deflación por deuda”) que establecía el obvio hecho matemático de que pagar servicio de deuda a los bancos deja menos ingreso para adquirir bienes y servicios.
A menudo, la gente se pregunta ¿qué hay de malo en la deflación? Porque siempre escuchamos cosas terribles sobre la inflación, pero ¿en qué consisten los peligros de la deflación, tal como usted la define?
Los mercados se contraen y el desempleo se dispara. Los salarios caen y declina el nivel de vida. Cuando decimos que la gente “se preocupa por la inflación”, quienes de verdad se preocupan son los tenedores de bonos. La fuerza de trabajo se benefició de la inflación en los 50, los 60 y los 70: lo que crecía más rápidamente eran los salarios. Los precios de los bonos cayeron continuadamente durante esas décadas. Las acciones se limitaban a fluctuar lateralmente.
Normalmente, la inflación ayuda al conjunto de la economía, pero no –si los salarios crecen— al 1 por ciento más rico. De modo que ese 1% dice que la inflación es una cosa terrible. Abogan por la austeridad y la deflación permanente. Y los grandes medios de comunicación dicen que cualquier cosa que no ayude a ese 1% es mala cosa.
Pero yo no lo creo. Cuando dicen que la inflación es mala y la deflación, buena, lo que quieren decir es que más dinero para el 1% es bueno, que todos estamos por la inflación de los precios de los activos, que todos estamos a favor de que se disparen los precios de los inmuebles, que todos estamos a favor de que los precios de nuestras acciones y de nuestros bonos suban. En fin, que todos estamos en contra de que vosotros, los trabajadores, dispongáis de más ingresos.
Claro, porque la inflación pone más dinero en circulación y entonces, como trabajadores, tenemos más, ¿no?
Bueno, si la economía está creciendo, la gente quiere emplear a más trabajadores. Si tú contratas más trabajadores, los salarios suben. Así que el 1% siempre quiere mantener un desempleo alto: solía llamarse a eso el ejército de reserva de los parados. Si puedes mantener el desempleo alto, entonces previenes la subida de los salarios. Eso es lo que ha pasado aquí desde los años 70. Los salarios reales no han subido, pero el precio de las cosas que posee el 1% ha subido: acciones, bonos, piezas de arte y cosas por el estilo.
Si yo le preguntara por qué es mala la deflación en general, ¿me diría usted que porque contrae la economía?
Exactamente. Salarios más bajos, niveles de vida más bajos, y más dinero de crédito bombeado hacia los acreedores situados en la cúspide de la pirámide. Cuando hay deflación, significa que, aun si casi todos los mercados están en trance de contracción y las gentes tienen menos para gastar, el 1% que es tenedor de la deuda del 99% se lleva todo el crecimiento de riqueza y de ingresos. La deflación significa que el ingreso es transferido al 1%, es decir, a los acreedores y a los propietarios inmobiliarios.
Bueno, Michael, tal parece como si, en su definición de la deflación por deuda, estuviera usted describiendo exactamente lo que esta pasando ahora mismo en los EEUU y en Europa.
Desde luego, sin embargo, no todos los sectores de la economía está en deflación, si hablamos de precios en un sentido estrecho. ¿Qué pasa con el mercado inmobiliario? ¿Estamos experimentando una burbuja inmobiliaria?
No es todavía una burbuja. Todavía tienes un 25% de los hogares norteamericanos en situación de quiebra técnica o patrimonio negativo (es decir, que deben más que el valor de mercado de la casa hipotecada). Así que hay mucha gente para la que las hipotecas que contrataron antes de 2008 son tan altas, que más les valdría abandonar sus casas. Es lo que se llama el “correo sonajero”, enviar un sobre con las llaves dentro y un mensaje del siguiente tenor: “Tenga usted la casa. Yo compraré la casa de al lado, que vale un 20% menos y me ahorraré dinero.” Eso es lo que haría Donald Trump o cualquier inversor en bienes raíces. Pero los bancos tratan de convencer a los deudores hipotecados, a los propietarios de casas, para que no actúen así, para que no actúen en interés propio.
Sí. Yo vivo en la California septentrional, en el área de la Bahía, de modo que sospecho que es una excepción a lo que está pasando a lo largo y ancho del país…
Es una zona rica, y las casas en zonas caras está subiendo, pero no tan rápidamente como solían. Las casas de lujo en urbanizaciones cerradas al público están subiendo. Pero en los barrios trabajadores y de clase media no ha habido mucha recuperación. Buenas noticias para fabricantes de alarmas, porque lo que sí crece es el delito.
Se diría que el Bank of America está volviendo al mercado hipotecario subprime, aunque esta vez de la mano del gobierno de los EEUU. ¿Qué piensa usted del nuevo programa de préstamo accesible del Bank of America, que ofrece hipotecas por debajo del 3% sin seguro hipotecario, así como de su asociación con [la entidad hipotecaria pública] Freddie Mac en una cosa llamada Fondo de Emprendimientos de Autoayuda?
Pues que eso refleja el extremo al que han llegado los bancos privados en su captura de la Agencia Federal de Vivienda (FHA, por sus siglas en inglés) y de Freddie Mac, así como de la propia Reserva Federal. Están todos empeñados en volver a inflar la burbuja. El mito es que, si sube el precio de la vivienda, los norteamericanos serán más ricos. Lo que realmente quieren los bancos –y la Reserva Federal con ellos— es que los nuevos compradores sean capaces de tomar suficiente dinero a préstamo como para comprar las casas de los hipotecados morosos y salvar por esta vía a los bancos de una mayor morosidad hipotecaria.
En realidad, el precio alto de la vivienda no ayuda a la economía. Aumenta el costo de la vida. Todos estarían mejor, si pudieran comprar una casa con una carga crediticia de sólo, digamos, una cuarta parte de sus ingresos. Esa solía ser la proporción en los años 50. Los compradores tenían que ahorrar y proceder a un primer pago elevado (avanzando tal vez un 25 o 30 por ciento de su valor de mercado). Pero hoy los bancos están creando suficiente crédito como para volver a levantar los precios.
El propósito de promover un pago inicial bajo es volver a levantar los precios de modo que menos casas entren en situación de patrimonio negativo y menos gente tenga la tentación de soltar la casa y librarse de la hipoteca. Eso les salva de pérdidas en sus préstamos hipotecarios basura.
La FHA está ofreciendo préstamos subprime también. ¿Verdad?
Con un pago inicial del 3,5%. Algo inaudito cuando yo entré a trabajar en Wall Street en 1961. Yo trabajaba para la Savings Banks Trust Company, el banco central de las cajas de ahorro del estado de Nueva York, que eran las principales entidades hipotecarias. La regla general en esa época era que los compradores de casas necesitaban un 30% para el pago inicial, de manera que cuando los bancos daban un crédito, la propiedad tenía que perder un 30% de su valor antes de que el banco pudiera tener problemas. El riesgo lo corría el prestatario. Y eso daba seguridad a los bancos.
Ahora, suponga que el propietario de una casa avanza de su bolsillo sólo un 3 % (o un 3,5%, para la FHA). Eso quiere decir que si caen los precios tan sólo un 3%, la casa estará en situación de patrimonio negativo y al propietario le saldrá a cuenta largarse y decir: “Esta casa vale ahora menos que lo que yo debo de hipoteca. Me voy a mudar a otra casa más barata”. De modo que es mucho riesgo cuando tu sólo has adelantado un 3 o un 3,5 por ciento para contratar el préstamo; el banco no se queda con mucho colchón de colateral.
Ahora bien; los bancos se dicen: “Un minutito. Estamos prestando a gentes con buena calificación crediticia y que tienen suficiente dinero para pagar aun en el caso de que los precios de las casas caigan”. Pero los bancos corren un riesgo, tienen que fiarlo todo a que el propietario sea lo suficientemente ingenuo como para no largarse y dejar al banco como tenedor de una mala deuda. Es mucho riesgo. Es un grado de riesgo que ningún banco habría aceptado antes de que Alan Greenspan accediera a su cargo en la Reserva Federal.
¿Y por qué el gobierno de los EEUU está favoreciendo ese préstamo arriesgado, si hay una alta probabilidad de morosidad?
Cuando usted dice “banco”, bien, un banco es un conjunto de computadores y de sillas y de cosas. Los banqueros son gentes que dirigen esos bancos. Son los que mandan, y les convienen esos préstamos porque a ellos les importa un higo que salgan mal. Para empezar, pueden empaquetar esos malos créditos y vender los paquetes a inversores institucionales crédulos. Si los banqueros consiguen más créditos de este tipo y hacer más beneficios para el banco, ellos mismos se verán recompensados con bonificaciones más elevadas. Y estos tipos tomarán el dinero y se largarán, que es sobre poco más o menos lo que están haciendo ahora mismo. Yo creo que nos hallamos en la etapa del coge-el-dinero-y-corre de la economía. Los bancos pueden desplomarse, pero los banqueros que dirigen sus políticas salen de rositas.
Gracias por esta distinción. ¿Qué pasa con los préstamos para adquirir automóviles? Usted se ha referido a esos préstamos como “créditos basura”. ¿Qué quiere decir?
Ha habido un gran incremento del crédito para la compra de automóviles necesarios para desplazarse al lugar de trabajo. Así como se han rebajado los criterios para la concesión de crédito hipotecario en la vivienda, así también se han rebajado para el crédito destinado a la compra de coches. De modo que las tasas de morosidad se han disparado, como las compras de autos de segunda mano, según se ve en tantos barrios. Los bancos registran pérdidas por la morosidad de los propietarios de automóviles, igual que las registran cada vez más por la morosidad en el crédito académico a los estudiantes y como todavía las registran en el mercado hipotecario.
Ha mencionado usted la deuda dimanante del crédito a los estudiantes. ¿Es muy grande esa deuda?
Ahora mismo tiene un monto rayano en 1,3 billones de dólares. El gobierno ha garantizado esta deuda crediticia estudiantil, de manera que los bancos están ávidos de préstamo estudiantil. A menudo hacen firmar a los padres como avaladores. Los bancos ganan dinero tanto si los estudiantes pagan como si no, porque el gobierno ha prometido pagar a los bancos si el préstamo sale mal. Y la morosidad trae consigo lucrativos recargos en beneficio de los bancos, recargos, cuyo pago también está garantizado por el gobierno.
El hecho de que el gobierno garantice el préstamo estudiantil ha creado en la economía norteamericana todo un sector que no existía antes: universidades privadas con ánimo de lucro que venden títulos académicos basura de todo punto inútiles para los estudiantes. Prometen a los estudiantes: “Os ayudaremos a conseguir un empleo mejor. Y os conseguiremos un crédito para que no tengáis que desembolsar un solo céntimo por vuestra educación”. Sus bancos mascota ofrecen un crédito garantizado por el gobierno, y el estudiante termina con un título académico basura; pero no consigue un empleo, de modo que no puede devolver el préstamo. El gobierno paga al banco de todos modos, al bonito tipo de interés del 7 u 8 por ciento, más todos los recargos derivados de la morosidad. Eso convierte al préstamo estudiantil en una forma de organizar el despilfarro subsidiador a los bancos y a las universidades privadas basura.
¿Es verdad que no es posible declararse en insolvencia en un préstamo estudiantil?
Es verdad. Alguien dijo en el Congreso: “Queremos asegurarnos de que el gobierno puede recaudar y de que el contribuyente no resultará perjudicado aquí. Así que estos créditos no estarán sujetos a condonación por un proceso de declaración de insolvencia”. Normalmente, si uno se declara insolvente, se le condona la deuda y vuelve a comenzar desde cero. Pero eso no está permitido con el crédito estudiantil. El resultado es el empobrecimiento de muchos licenciados y graduados con deudas muy elevadas.
Así como una casa vale lo que el banco esté dispuesto a prestar con ella como colateral, una educación académica vale lo que el banco esté dispuesto a prestar al estudiante para pagar a la universidad. De modo que la disponibilidad del crédito estudiantil garantizado por el gobierno ha hinchado enormemente el coste de la educación académica, igual que se hinchó el coste de la vivienda.
Sólo que en la vivienda siempre tienes la posibilidad de devolver las llaves, largarte y dejar al banco con el marrón. En cambio, en el caso del crédito estudiantil, la deuda te persigue de por vida, y los bancos o el gobierno pasan el asunto a empresas especializadas en el cobro moroso, que no son precisamente gentes muy simpáticas y pueden llegar a acosarte de todas las formas imaginables. La cosa se está convirtiendo en una pesadilla.
También he leído que, en relación con el préstamo estudiantil, pueden llegar a bloquearte los ingresos. Incluso pueden llegar a bloquearte el cheque de la seguridad social.
Incluso el cheque de la seguridad social, sí. Sobre todo a los padres que han avalado los créditos a sus hijos. Les pueden secuestrar la seguridad social a través de las empresas que se dedican al cobro moroso. El grueso de la morosidad se registra en la educación académica basura, en las factorías privadas de diplomas con ánimo de lucro.
La educación es algo que no debería organizarse con ánimo de lucro, porque en este caso su propósito no es realmente proporcionar educación. No es enseñar a los estudiantes cómo conseguir un trabajo mejor, sino cómo suministrar a los bancos una oportunidad franca para sacarle dinero al gobierno haciendo préstamos basura condenados al impago. El efecto de lo cual puede fácilmente ser el daño al futuro de los estudiantes víctimas de esas falsas promesas.
La tasa de morosidad de esos préstamos estudiantiles es bastante alta, ¿no es cierto?
Alta, sí, y cada vez más.
Luego está también, según he visto, una especie de arreglo, por el cual te ajustan los plazos de pago y otros factores, a fin de evitar que dejes de pagar.
Buscan evitar el impago, porque si los bancos muestran mayores tasas de morosidad, eso podría llevar a los reguladores a decir: “Vais a necesitar mayores reservas de capital para cubrir esas tasas de morosidad”. De manera que los bancos dicen: “Alargaremos el préstamo. Te daremos más años para devolverlo. Lo ralentizaremos”. Pero este arreglo no hace sino incrementar el monto total final del servicio de deuda que hay que pagar. Es una solución a corto plazo.
Este es el problema del sector financiero. Los bancos y el sector financiero viven en el corto plazo, no en el plazo largo. En principio, se supone que el gobierno procede a regulaciones que ayudan a la economía a lo largo del tiempo. Pero una vez el sector financiero toma el control de la regulación pública, el gobierno vive también en el corto plazo.
Hay un boom tecnológico en el área de la bahía de San Francisco. ¿Cree usted que podríamos estar en presencia de una burbuja tecnológica?
Sólo es una burbuja si se disparan los precios de las empresas tecnológicas en los mercados de valores. Ahora mismo, el mercado de valores se basa en el crédito, lo mismo que el mercado inmobiliario y el mercado crediticio académico. Una de las razones las que la Reserva Federal mantiene bajos los tipos de interés mediante la llamada flexibilización cuantitativa es para seguir dirigiendo el flujo de crédito hacia el mercado de valores.
La otra dinámica que mantiene al alza el mercado de valores –también en lo que hace a las acciones de las tecnológicas— es que las empresas emplean una buena cantidad de sus ingresos en la recompra de acciones a fin de pagar más dividendos, en vez de realizar nuevas inversiones. Así, pues, en la medida en que las empresas usan la ingeniería financiera, más que la ingeniería industrial, para incrementar el precio de sus acciones, estamos abocados a una burbuja. Pero no se considera una burbuja, porque el gobierno está detrás y todavía no ha estallado. Una burbuja solo se llama burbuja una vez ha estallado, una vez que sus operadores han abandonado el barco dejando con el marrón a los fondos de pensiones y a los pequeños inversores, a los canadienses y otros inversores incautos.
Yo creía que era para mantener al alza el mercado de valores por lo que la Reserva Federal habría puesto fin a la flexibilización cuantitativa…
La flexibilización cuantitativa sigue ahí. Significa una política de tipos de interés cero. El propósito es tener bajos los tipos de interés, a un décimo del 1 por ciento. La Reserva Federal sigue garantizando que los tipos de interés son bajos, de manera que seguiremos teniendo tipos de interés cercanos a cero. Incluso están hablando ahora de tipos de interés negativos para dar un impulso a las ganancias de Wall Street.
Esa iba a ser mi siguiente pregunta. ¿Qué opina usted de estos tipos de interés negativos? Se habla mucho de que si tienes una cuenta bancaria, tendrás que pagar al banco, en vez de recibir algo de dinero por el depósito.
La idea es, por lo pronto, que los bancos no tengan que pagar intereses por sus depósitos. Realmente están pagando cada vez menos, mientras están ganando hasta un 29% con muchos de sus préstamos a través de la tarjeta de crédito y mientras están haciendo una carnicería con el préstamo estudiantil. Pueden pagarte menos mientras ganan más, incrementando sus márgenes de beneficio.
Bueno, esto es una parte del problema. Pero la estrategia de fondo de la Reserva Federal es decir a la gente: “¿Queréis que vuestro dinero pierda valor en el banco, o queréis colocarlo en el mercado de valores?”. Lo que buscan es derivar el dinero hacia el mercado de valores, hacia los fondos especulativos de cobertura, a fin de levantar temporalmente los precios. Entonces, de repente, la Reserva Federal puede aumentar los tipos de interés, dejar que colapsen los precios del mercado de valores, y la gente perderá todavía más en el mercado de valores de lo que habría perdido con los tipos de interés negativos de su banco. Es, pues, un ardid de ingeniería financiera pro-Wall Street.
Esto es muy interesante, quiero decir, el efecto que un tipo negativo de interés tendría en los precios de los mercados de valores. No había caído.
Buscan convencer a la gente: “¿Quieres que tus ahorros en los depósitos bancarios caigan, o quieres tener una rentabilidad en dividendos y comprar acciones?”. Si mucho dinero va a parar al mercado de valores, empujará al alza los precios y hará ganar dinero a quienes especulan con las acciones. Luego, los que están en el ajo decidirán cuándo es momento de vender y el mercado se desplomará.
Las acciones siempre caen mucho más deprisa de lo que suben. Por eso se habla de desplome. La gente que haya invertido su dinero en acciones se encontrará de repente con que los precios de las acciones no se sostienen ya en la deuda apalancada que los había mantenido al alza.
Creo que el antiguo presidente de la Universidad de Harvard, Larry Summers, ha propuesto la eliminación de los billetes nacionales de mayor valor, es decir, los de 100 dólares. Y propuestas similares se han hecho con el euro. ¿Qué piensa de eso?
Yo creo que unas tres cuartas partes de los billetes norteamericanos se hallan fuera del país, en manos de traficantes de drogas, de evasores de impuestos, rusos y chinos. Otros buscan protegerse frente a la caída de la propia moneda. Cuando tú tienes el 75% de los billetes, y aún más de los billetes de mayor valor, los de 100 dólares, fuera del país, te preguntas si sus tenedores son gentes a las que realmente quieres pagar. Si te deshaces de los billetes de 100 dólares, sus tenedores extranjeros serán los principales perdedores.
Durante la Administración Bush y la Guerra de Irak se usaron aviones cargados de apretados fajos de billetes de 100 dólares para comprar a funcionarios y soldados extranjeros que ahora están en el ISIS. Compraron al ejército sunita, compraron a las bandas corruptas y, esencialmente, se alimentó al ISIS con esos miles de millones de fajos de billete de 100 dólares con los que los estadounidenses solían pagarles para combatir… Así que, sí, es un intento de perjudicar a los traficantes de droga y a otras gentes que no gustan a Norteamérica.
Yo pensaba que abolir esos billetes de mayor valor sacaría un montón de dinero de la circulación. Me parece que dañaría a…
Lo que circula no son realmente los billetes. Es como el viejo chiste sobre el vino caro de solera. Los precios del vino se disparan cuando alguien compra una botella de vino de 50 años y dice: “Un momento. Ha salido malo”. La respuesta es: “Bueno, no es para beber; es para comerciar”. Esos billetes de 100 dólares no están pensados para circular. No se gastan en bienes y servicios. Son una reserva de valor. Son una forma de ahorro.
Bueno, cuando en los supermercados Cosco, en California, veo a gente en las cajas sacando fajos de billetes de 100 dólares para pagar su comida. Me parece que billetes de 100 dólares… Bueno, ahora que los precios de la comida son tan altos, la gente realmente usa esos billetes.
Es verdad, pero la gente que los usa representa sólo un 10 o un 15 por ciento de todos los billetes de 100 dólares en circulación. La inmensa mayoría de los billetes de 100 dólares están fuera, no en los EEUU. Claro que se usan esos billetes aquí, pero ni remotamente de un modo comparable al uso que tienen los billetes de 100 dólares fuera.
En cambio, en China, el billete de mayor valor nacional es de 100, lo que representa unos 7 dólares. Tienes una economía entera funcionando sólo con billetes de mayor valor equivalentes a 7 dólares. El euro quiere también librarse de los billetes de 500, del mismo modo que los EEUU se libraron hace años de los billetes de 1000 dólares, porque sólo los delincuentes usaban billetes de 1000 dólares.
Pero no cree usted también que sacar de circulación los billetes de 100 dólares perjudicará también al pobre diablo que trabaja informalmente a cambio de efectivo, tal vez eludiendo impuestos. Eliminar los billetes de 100 dólares, ¿no perjudicaría también a gentes que se hallan en el límite?
No es tan difícil apañárselas con dos billetes de 50 en vez de con uno de 100. No es tan duro funcionar con billetes de menor valor. Por eso le mencioné el caso de China
El precio del petróleo es ahora muy bajo, comparándolo históricamente. Hay incluso informes que hablan de un exceso de gasolina, además de un exceso de petróleo. El bajo precio del petróleo, ¿se debe a la especulación o a una sobreoferta?
Los elevados precios pueden ser el resultado de la especulación, y tal vez el desplome de los precios bajos pueda atribuirse al fin de la especulación, pero los precios duraderamente bajos no son causados por la especulación. Es sobreoferta, sobre todo por parte de Arabia Saudí, que ha inundado el mercado con petróleo baratos para hundir a los productores de petróleo rivales, ya sea de crudo ruso o de fracking norteamericano.
¿Qué tiene que ver el precio del petróleo con la deflación por deuda? ¿Guardan relación?
No, son cosas diferentes. La deflación por deuda ocurre cuando la gente dispone de menos dinero para gastar sus salarios en bienes y servicios porque están pagando al sector FIRE. La caída de precios del petróleo es una función de la oferta y la demanda de petróleo en el mercado. Es un fenómeno separado.
¿De manera que el exceso de petróleo es real, hay mucho petróleo?
Sí, es real.
Ya veo. Vale. Y luego, claro, tal vez la caída de los precios del petróleo –y usted mencionó a Arabia Saudí, que ha inundado de petróleo el mercado— podría verse también como una guerra financiera contra Rusia y Venezuela. ¿Insinúa eso?
Por eso los EEUU no vieron eso con malos ojos. Sí, claro, es una clase de guerra. Últimamente ha habido un montón de conversaciones entre Rusia y Arabia Saudí para tratar de resolver esto.
¿Qué hay del fracking y de las arenas bituminosas y de las nuevas tecnologías en general? ¿Qué efectos tienen esas nuevas tecnologías en los precios del petróleo?
Incrementaron el fracking y, por consiguiente, aumentaron la oferta de petróleo y de gas, así que contribuyeron parcialmente a la sobreoferta. Pero como se trataba de petróleo y de gas muy caros, no puede hacérseles responsables de la inundación del mercado. El precio actual está por debajo del coste de producción del fracking.
En otras palabras, el petróleo, ahora mismo, y como resultado de la producción saudí, tiene unos precios tan bajos que no puede haber más inversiones en fracking. Un montón de empresas que fueron al fracking se hallan gravemente apalancadas en la deuda y han empezado a ser morosas con el préstamo recibido. La próxima ola de quiebras de que hablan los bancos probablemente se registrará en la industria del fracking. Cuando los costos de producción son mucho mayores de lo que finalmente puede sacarse de la venta del petróleo, simplemente dejan de producir y dejan de pagar sus créditos.
Cuando el precio del petróleo es más bajo que el costo de producción, ¿eso, para el conjunto de la economía, es o no peligroso?
No, para el conjunto de la economía no. Sólo para los que se dedican al fracking. En mi opinión, cuanto menos fracking haya, mejor para la economía y la sociedad. Tienes que elegir. O más petróleo o más agua limpia. El fracking no es bueno para la oferta de agua. Nada podría ser mejor para la economía que librarse delfracking. Lo que es malo para los que se dedican al fracking es bueno para el resto del mundo.
Le pregunté en otra ocasión por la operación de reinflar los precios de las materias primas, y usted me dijo que es muy difícil inflar los precios de las materias primas sin atesoramiento masivo. ¿Qué quiere decir con eso?
En el caso del pico del petróleo de hace unos pocos años, se hizo un montón de estudios, y venían prácticamente todos a coincidir en que la demanda de petróleo que inopinadamente empujó los precios al alza era una demanda especulativa. La gente empezó a especular no sólo con acciones, bonos y bienes raíces, sino también con materias primas. Creció el mercado de los viejos petroleros, que se usaban ahora simplemente como almacenes de petróleo. Una buena parte del petróleo se almacenaba simplemente para comerciar, no para usar.
Lo mismo ocurrió en el mercado de metales. Los especuladores compraban metales simplemente para almacenarlos en algún sitio, pensando que así podían empujar su precio al alza. Yo recuerdo hace 50 años, cuando el precio de la plata se disparó de los 3 dólares hasta los 50 dólares la onza. En aquel momento, sólo los pequeños compradores y los canadienses compraban plata, y luego todo colapsó y se volvió a los 3 dólares por onza. Bueno, tienes borracheras especulativas así.
Yo creo que los gobiernos no deberían permitir la especulación con las materias primas, porque cubren necesidades básicas de la economía. El efecto de la especulación con metales fue incrementar los precios que China tenía que pagar a países como Australia. Eso provocó contracción en China. Una vez terminó la demanda especulativa, de repente, las nuevas instalaciones productivas que se habían puesto a producir atraídas por los elevados precios tuvieron que parar y hubo un exceso de oferta.
El precio del oro vuelve a subir. ¿A qué atribuye usted esa reversión de los precios del oro?
Hay tantos problemas con los tipos de cambio de divisas, que la gente está comprando oro como refugio. Ahora mismo, el oro parece un refugio si los tipos internacionales de cambio se rompen. Los EEUU están promoviendo políticamente la división del mundo en campos monetarios rivales: el área dólar, de un lado, y, del otro, el campo ruso-chino de la Organización para la Cooperación de Shangai (particularmente ahora que el FMI ha cambiado las reglas). La gente cree que si va a haber agrupaciones monetarias banderizas y las monedas nacionales se van a hundir, mejor refugiarse en el oro.
Dedicamos todo un programa a hablar del cambio de reglas por parte del FMI. Algo muy importante. Hablando de esos campos monetarios rivales, adivino que usted cree que el sistema financiero internacional se está descomponiendo. ¿En qué plazos piensa usted que vamos a asistir a eso? Ya ha comenzado, ¿no es así?
Probablemente luego, este mediodía… [risas]. Bueno, yo creo que está en marcha. Fíjese en Ucrania. Su moneda, la hernia, se está desplomando. El euro es realmente un problema. Grecia resulta problemática por si va o no a pagar al FMI, el cual amenaza con no ser parte de la troika –junto al Banco Central Europeo y la Unión Europea— a la hora de proporcionar más crédito para que Grecia pueda pagar a los tenedores de bonos y a los bancos. Gran Bretaña tiene un referéndum para decidir si abandona la Unión Europa y es cada vez más probable que vote que sí. De modo que la política mundial es un lío, por no hablar del Oriente Próximo, en donde los EEUU han desencadenado ataques en Libia, en Siria e Irak, mientras el ISIS está atacando gobiernos rivales en el control de oleoductos.
¿Cree usted que los EEUU están librando una guerra financiera contra Europa?
Eso es un resultado lateral. La guerra financiera se concibe principalmente contra China, en primer lugar, y contra Rusia, en segundo lugar. Europa es la víctima colateral de esa guerra, porque lo natural desde el punto de vista geopolítico para Europa es ser parte de Eurasia y, particularmente en el caso de Alemania, desarrollar relaciones comerciales y de inversión con Rusia. Pero la oposición estadounidense a Rusia y a China ha traído consigo sanciones contra Rusia, y Rusia, a su vez, ha replicado con sanciones contra Europa. De manera que Europa está, en substancia, sacrificando oportunidades de comercio e inversión para poder seguir siendo parte de la OTAN. Ha llegado a apoyar también el bombardeo de Siria y de Oriente Próximo, lo que ha creado una ola de refugiados que no sabe qué hacer con ella.
Resulta estupefaciente que Europa diga: “¿Qué vamos a hacer con estos refugiados?”. Es como si no se percatara de que ser parte de la OTAN y bombardear a esos países obliga a sus víctimas a optar entre sobrevivir huyendo o quedarse y ser bombardeados. Europa está creando la huida de refugiados que la está desmembrando políticamente y llevando a ganar poder a partidos nacionalistas de extrema derecha que desean salir de la Eurozona.
Así que Europa actúa de una manera muy autodestructiva, pero lo hace porque busca ser leal a los EEUU. El grueso de los líderes europeos se ven a sí mismos como seguidores incondicionales de los EEUU, porque si tuvieran en contra a los EEUU, lo que habría es un cambio de régimen.
Parece como si los EEUU estuvieran dispuestos a sacrificar a Alemania y al resto de Europa con tal de librar su guerra contra Rusia y China.
Cuando usted dice los EEUU, en realidad de lo que estamos hablando es de los neocons y de un particular grupo en el gobierno estadounidense. Los neocons están dirigidos por gentes del viejo equipo de Bush-Cheney, incluidos Obama y Hillary Clinton, la cual está a la derecha de Cheney. Hillary dice que deberíamos volver a Libia, que deberíamos combatir todavía más y que Putin es Hitler. Eso quiere decir que, cuando llegue al poder, puede usted estar razonablemente segura de que habrá confrontación. Si tal es el caso, un buen número de antiguos generales norteamericanos han advertido ya de que las opciones de una guerra atómica nunca habrán sido tan altas. Si Hillary embiste, Rusia se pondrá en situación de alerta nuclear inmediata, y habrá muchas posibilidades de guerra. Pero Hillary no es los EEUU, aun cuando los EEUU puedan terminar eligiéndola, lo que, en mi opinión, sería un verdadero desastre.
Sí, es muy terrorífica la perspectiva de que llegue a la presidencia. Da mucho miedo esta mujer. Usted dice que la economía real sufre de deflación por deuda, y por economía real usted entiende bienes y servicios y producción real, no los mercados de activos del 1%. Así pues, ¿diría usted que hay dos economías diferentes?
Esa es la esencia del libro que estoy escribiendo ahora. Es lo que describí en La burbuja y más allá y, luego, en Matar al huésped. La mayoría de la gente piensa en la economía como producción de bienes y servicios y pago de salarios para comprar lo producido. Pero una parte creciente de la economía en todos los países es el sector FIRE, compuesto por las finanzas, los seguros y los bienes raíces, un sector que comprende las rentas y los intereses pagados por deudores y prestatarios al balance contable de los activos de la economía. Cada vez más dinero se extrae de la economía de la producción y del consumo y se deriva al pago del sector FIRE. Eso es lo que causa la deflación por deuda y contrae los mercados. Si pagas a los bancos, tienes menos para gastar en bienes y servicios.
Usted ha dicho que podría decirse incluso que la desaceleración china es un reflejo de la bajada de las exportaciones a los EEUU y a Europa, a medida que estas economías se contraen. ¿De qué maneras diría usted que se está contrayendo nuestra economía? ¿Cómo lo describiría?
Bueno, el empleo, los niveles salariales y el conjunto de las remuneraciones, para decirlo fácil. Y luego la decreciente proporción del ingreso neto disponible para gastar después de pagar deudas y costes inmobiliarios. Si usted mira los pagos al trabajo como proporción del ingreso nacional o PIB, lo que ve es que lo que sube son los beneficios, que lo que sube es la inversión y el ahorro. Todo el crecimiento de la economía de los últimos 10 años, la subida del ingreso nacional ha ido a parar al 1%, no al 99%.
De manera que cuando decimos que la economía se está contrayendo, estamos hablando de la economía del 99%, de las gentes que tienen que trabajar para vivir y dependen de sus ingresos monetarios para sus gastos. El 1% gana su dinero básicamente prestando su dinero al 99%, cargando intereses y especulando. Así, el mercado de valores dobló su valor, el mercado de bonos se disparó, y el 1% está ganando más dinero que nunca antes, pero el 99%, no. Tienen que pagar al 1%.
De modo que sí, hay dos economías, no solo la del 1% y la del 99%, sino que hay una división entre la economía de la producción y del consumo –gasto en consumo e inversión en capital tangible—, de un lado, y pagos a las finanzas, a las aseguradoras y a los bienes raíces, del otro. Eso incluye asistencia sanitaria, seguros y también retenciones salariales de la FICA [la agencia federal de las contribuciones a la seguridad social estadounidense], a fin de generar un mayor excedente presupuestario que permita al gobierno recortar impuestos a las capas de mayores ingresos.
También están recortando las pensiones. Uno de los grandes problemas de la polarización y la contracción económicas de Norteamérica es que no pueden pagarse las pensiones. De manera que quebrarán las reservas de pensiones. También los europeos insisten en hacer retroceder las pensiones. Mire usted a Grecia y a la Argentina, y verá usted el futuro de Norteamérica.
¿Cree usted que se está gestando otro desplome como el de 2008? Y si es así, ¿será distinto o será muy similar?
Sí. Y tendría que ser muy similar. Los problemas de 2008 nunca fueron sanados. La solución de la Reserva Federal a la crisis fue prestar a la economía dinero suficiente para, con más préstamo, salir al paso de las deudas. Se pensó que si se podía subsidiar a los bancos para que prestaran a los propietarios de casas suficiente dinero como para comprar las casas de los que habían entrado en mora y quebrado, entonces los balances contables de los bancos saldrían de apuros.
Pero el volumen de la deuda nunca se condonó. Matemáticamente, las deudas crecen exponencialmente a interés compuesto. Los bancos reciclan el interés en nuevos préstamos, de manera que las deudas crecen exponencialmente, más rápidamente de lo que la economía puede permitirse pagar.
Eso es lo que tiene usted en Europa, lo que causa inestabilidad en Grecia, en España, en Portugal, incluso, ahora, en Italia. Y es lo que tiene usted aquí también. También tiene mercados que se contraen en la Argentina, que acaba de votar a un gobierno derechista que recorta el gasto. Tiene usted por doquiera gobiernos que recortan el gasto en la economía. Eso significa que la única fuente de gasto para el crecimiento tiene que venir de los préstamos del sistema bancario.
Así, pues, si está en curso otro desplome como en 2008, usted cree que será similar también?
Sí. Así es como ocurre. Habrá más desplome de los bienes raíces, más bancarrotas, más despilfarro público.
Recuerdo que en ese momento, en 2008, se congeló el mercado monetario. Me acuerdo de eso. Fue muy alarmante.
Eso es porque mucho dinero fue a parar a los valores del Tesoro. Ahora mismo, usted puede comprar valores del Tesoro y, luego de pagar los honorarios de gestión, ya sea a Vanguard o a cualquier otro gestor, dispones de sólo una fracción del 1%, tal vez de un 0,1%, de interés. La gente coloca su dinero en los Tesoros públicos porque están preocupados por los elevados riesgos que se corren colocando el dinero en el mercado de bonos, en el mercado de valores o, incluso, en los mercados monetarios.
Pongamos por caso Vanguard, que es una de las mayores empresas de gestión monetaria, y la mejor para la gente. Si usted tiene una cuenta de jubilación, Vanguard ya no acepta cuentas con bonos del Tesoro en el mercado monetario global, porque hay tanto dinero que busca refugio, que ya no hay suficientes bonos del Tesoro para absorber toda esa fuga hacia puertos seguros,
¡Caramba! Usted diría entonces que es sólo cuestión de tiempo el que haya otro pánico financiero?
Sí.
¿Qué opina usted de este refugio offshore en Panamá que ha sido recientemente noticia?
No lo he seguido muy de cerca, porque estaba trabajando intensivamente en mi próximo libro sobre La teoría económica basura. Aparentemente, el Consejo Atlántico y el gobierno de los EEUU quisieron dejar al descubierto a ciertos políticos que no estaban en su lista de favoritos. Así que es parte de una maniobra política.
Observo que en las noticias se habla de Vladimir Putin, aun sin vincularle directamente al asunto. Hay mucha propaganda en la forma en que la prensa popular ha venido tratando esto, y me resulta difícil sacar conclusiones.
Es verdad, La propaganda en los principales medios de comunicación es ahora bastante importante. Cuesta distinguir entre lo real y lo propagandístico.
Yo sospecho que lo principal que viene de los Papeles de Panamáes que el Presidente ucraniano Proshenko había prometido desinvertir de su empresa de chocolate y, en vez de eso, simplemente movió el dinero a una cuenta offshore. Y el mismo día en que se incrementaban los ataques al este de la región ucraniana de Donbass, la zona del sector exportador, él firmaba documentos para esconder su dinero offshore. Así que la revelación del lavado de dinero en Panamá habrá terminado golpeando a algunos de los dictadores que los EEUU protegen o promueven.
Háblenos un poco de su próximo libro, por favor.
Es, básicamente, un conjunto de definiciones de la teoría económica basura dominante, y trata de mostrar que lo que llega normalmente de ella a la gente común es lo que George Orwell llamaba el doublethink, el pensamiento doble. Es un eufemismo. Cuando la gente contrae más y más deudas, ellos llaman a eso “riqueza real”. En el libro expongo los errores de la teoría económica dominante y cuento por qué el grueso de la teoría económica académica que justifica los programas de austeridad y de contracción económica en los libros de texto no es científica. La teoría económica basura justifica el papel de la deuda y niega el hecho de que el sistema económico que tenemos ahora es disfuncional.
¿Hay algo que le gustaría decir antes de terminar y que cree que es lo más importante para que nuestros oyentes entiendan lo que está pasando en la economía actual?
Pues que la economía está dirigida fundamentalmente por los bancos en interés propio. Los bancos producen deuda, porque quieren asegurarse de que se les devolverá el dinero de las deudas pasadas. Pero, en última instancia, los únicos que pueden pagar la deuda son los Estados, porque los Estados son quienes manejan la máquina de imprimir dinero. De manera que las deudas, al final, o las pagan los Estados, o se pagan mediante una gigantesca transferencia de propiedades de los deudores hacia los acreedores, o se condonan. La historia enseña que la única manera de restaurar la estabilidad es la condonación de las deudas. Eso se considera, en cambio, ahora una cosa de todo punto imposible. Pero es la única cosa que podría hacer revivir a la economía.
Muchas gracias por esta entrevista, Michael Hudson.
es profesor de investigación de la facultad de económicas de la Universidad de Missouri, Kansas City e investigador asociado del Instituto de Economía Levy. Su último libro es Killing the Host: How Financial Parasites and Debt Destroy the Global Economy. (“Matar al huésped: o cómo los parásitos financieros y la deuda destruyen la economía mundial”).
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