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Intelectuales al servicio de la guerra contra Siria


19 septiembre 2013 Cubadebate

Por Ángeles Diez Rodríguez  

(Conferencia impartida en el Ateneo de Madrid el 9 de septiembre de 2013)

El caso de Siria es uno de los más paradigmáticos en los que desde el 2011 se evidencian con claridad el papel legitimador de la guerra jugado por ciertos intelectuales de izquierda. Una parte importante de éstos ha optado por servir de coro a la guerra mediática contra Siria investidos de una áurea ilustrada y cargados de principios morales de factura  occidental. Desde sus púlpitos en los medios alternativos pero también en los masivos elaboran explicaciones, justificaciones y relatos que presentan como principios éticos cuando en realidad se trata de su opción política.  Ridiculizan y simplifican, manipulan y tergiversan la opción de los militantes antiimperialistas e incluso se permiten enmendar la plana a los gobiernos latinoamericanos que, defendiendo la soberanía y el principio de no injerencia, se oponen a la guerra contra Siria.

En junio del  2003 en el marco de la guerra y ocupación de Iraq no fue muy complicado, en el ámbito universitario, en el de la cultura y en la militancia de izquierdas, que se alzaran cientos de voces contra la guerra, fuimos capaces de reconocer las trampas discursivas, capaces de descubrir los intereses del imperio y sus socios, de desvelar las mentiras mediáticas y sobre todo de establecer prioridades en la movilización y la denuncia. No pudimos parar la guerra ni la ocupación de Iraq pero pusimos los cimientos de un movimiento antiimperialista que podría haber sido el freno de mano de la barbarie bélica y que, de alguna manera, aplazó el objetivo de continuar la neocolonización de la zona.

Si en el 2003 nos fue relativamente fácil movilizarnos contra la guerra en Iraq y los planes imperiales, lo cual no significaba apoyar ninguna dictadura, muchos nos hacemos ahora la pregunta  ¿qué ha pasado para que no surja o para que no se de continuidad al movimiento que emergió en el 2003? Seguramente haya diversas razones entrecruzadas pero me gustaría destacar dos que me parecen centrales: los medios de comunicación masivos han hecho un buen trabajo disuasorio y una parte de los intelectuales de izquierdas que antes eran  referentes políticos contra la guerra han optado por servir en el otro bando.

•    Intelectuales de izquierda al servicio de la legitimación bélica.

Que los medios masivos mienten, tergiversan, ocultan, señalan, dan forma y rostro a nuestros enemigos es una evidencia repetida una y otra vez en la historia. Lo hacen no porque sean instrumentos del imperio, no, lo hacen porque son parte consustancial del poder. Pero la justificación de las guerras, la “fabricación del consenso” que diríaChomsky, no sólo se hace a través de las corporaciones mediáticas. La propaganda es un sistema en el que se insertan las empresas mediáticas, la clase política y sus discursos, la cultura occidental prepotente y colonialista, los periodistas, los artistas, los intelectuales, los académicos y los filósofos mediáticos. Todos estos intelectuales se han convertido en un “clero secular”que “optan por jugar un papel fundamental en la interiorización de la ideología de la guerra humanitaria como un mecanismo de legitimación” (Bricmont, 2005).  Unos conscientemente otros no tanto se han puesto al servicio de la propaganda de guerra del imperio.

Lo interesante es que esta cohorte creadora de opinión pública antes se reclutaba en las filas conservadoras, en las liberales y una parte en las de los socialdemócratas (recordemos la campaña del PSOE con “la OTAN de entrada No”)  pero desde la guerra de Yugoslavia (1999) son cada vez más los grupos de intelectuales que proceden o se reclaman revolucionarios de izquierda, anticapitalistas y antiimperialistas. Se explican a sí mismos con argumentos morales universalistas y humanitarios: luchar contra las dictaduras (estén donde estén) y defender la causa de los pueblos (siendo éstos las mujeres afganas, los insurgentes libios, los manifestantes sirios o la parte de pueblo que los medios masivos señalen como víctima de las dictaduras).

Algunos de estos intelectuales enarbolaron el “No a la guerra” contra Iraq en el 2003, sin embargo, desde el inicio de las llamadas “primaveras árabes” tocan en la misma orquesta que sus gobiernos llamando al derrocamiento de tirano B. Al-Assad y a la Transición democrática en Siria; incluso hay quien reclama la intervención militar de Occidente como la novelista Almudena Grandes: “Al fondo está El Asad, un dictador, un tirano, un asesino en serie que resultará el único beneficiario de la no intervención”.

Suponemos que para ellos S. Huseim era menos dictador que B. Al-Assad o quizá se trate de que en esa guerra había cientos de miles de ciudadanos en las calles gritando “No a la guerra”, caso que no se da ahora.

El papel que juega este “clero secularizado” es doble, por un lado suministran argumentos justificadores de la intervención armada, por otro dividen, debilitan o bloquean cada vez con mayor intensidad el surgimiento de una oposición fuerte a las guerras imperiales.

Unas veces por ignorancia política, otras por confusión pero la mayoría de las veces por un sentido subyacente de superioridad moral como intelectuales del mundo desarrollado, esta “izquierda”  ha interiorizado los argumentos de la derecha. Según Bricmont se ha movido en dos actitudes: a) lo que llama el imperialismo humanitario, que se apoya en creer que nuestros “valores universales” (la idea de libertad, democracia) nos obligan a intervenir en cualquier lugar. Sería una especie de deber moral (derecho de ingerencia) b) el “relativismo cultural” que parte de que no hay costumbres buenas o malas. Tendríamos el caso de que si hay un movimiento wahabista o fundamentalista que se revela contra la represión hay que aplaudirlo porque “los pueblos no se equivocan” o, como me explicó un filósofo español “cuando los pueblos hablan la geoestrategia calla”.

•    Extrañas coincidencias por la libertad y la democracia

La dominación imperial es siempre militar pero necesita una ideología que la justifique para eliminar resistencias en la retaguardia.  Hoy día, gracias a la complejidad del sistema de propaganda cada vez más sofisticado, tecnificado y efectivo, una gran parte de la construcción de esta ideología legitimadora está en manos de una izquierda, ahora ya respetable, que cuenta con credibilidad para la opinión pública crítica gracias a su currículo como defensora de la causa Palestina. El núcleo duro de los discursos legitimadores se ha desplazado de la ya clásica “libertad” a la críptica “dignidad” y mantiene la “democracia” y los derechos humanos como consignas. La democracia como “la intervención soñada” del filósofo Santiago Alba sirve de utopía light para sumar adeptos y confundir los deseos con la realidad.

Sin embargo, hay ocasiones en las que la consigna de la libertad emerge cual ave fénix cuando el público al que se dirigen es demasiado occidentalizado para desentrañar el enigma de la “dignidad”. Dice Bricmont que justo cuando el imperio abandona el lenguaje de la libertad porque ya no resulta creíble lo retoma este clero humanitarista. Así, en el llamamiento de la Campaña de solidaridad global con la Revolución Siria firmado entre otros por G. Achcar, S. Alba y Tariq Ali cuyo título es “solidaridad con la lucha Siria por la dignidad y la libertad”, en apenas dos páginas se utiliza 14 veces la palabra libertad.

A medida que la guerra mediática contra Siria se ha ido recrudecido han aumentado las coincidencias entre los relatos imperiales y los discursos de los que dicen apoyar a los “revolucionarios sirios”. Sigamos con  los ejemplos ilustrativos y  comparemos el “llamamiento de Solidaridad global con la Revolución Siria” con la declaración conjunta sobre Siria que firmaron 11 países en el marco de la reunión del G20, a propuesta deEEUU, para forzar un frente de Estados que apoyen la intervención armada.

En el llamamiento del clero humanitarista se apuntan los siguientes argumentos:

1)    En Siria hay una revolución en marcha
 2)  El único responsable de las muertes, de la militarización del conflicto y de la polarización de la sociedad es B. Al-Assad
 3)    Hay que apoyar a los revolucionarios sirios porque “luchan por la libertad a nivel regional y mundial”
 4)    Hay que “apoyar una Transición pacífica hacia la democracia para que decidan los propios sirios”
 5)    Se pide una “Siria libre, unificada e independiente”
 6)    Se pide ayuda a todos los refugiados y desplazados internos sirios

En la Web de la Campaña se introduce el texto del llamamiento especificando que “la revolución del pueblo debe ser apoyada por todos los medios”, suponemos que todos los medios significa todos los medios, y se exige que B. Al-Assad dimita, sea juzgado y se ponga fin al apoyo militar y financiero al régimen sirio, sólo al “régimen sirio”.

Por su parte la declaración conjunta de EEUU y sus socios, entre los que curiosamente no se encuentra ningún país latinoamericano  y el único árabe es Arabia Saudita, expone los siguientes tópicos:
 1)    Condena exclusivamente al gobierno sirio al que hace responsable del ataque con armas químicas
 2)    La guerra contra Siria es para defender al resto del mundo de las armas químicas evitando su proliferación.
 3)    La intervención trataría de evitar males mayores: “un mayor sufrimiento del pueblo sirio y la inestabilidad regional”
 4)    Se condena la violación de los Derechos humanos “por todas las partes”
 5)    Se pide una salida política, no militar y se dice: “Estamos comprometidos con una solución política que se traduzca en una Siria unida, incluyente y democrática”
 6)    Se llama a la asistencia humanitaria, a los donantes y a la ayuda a las necesidades del pueblo sirio.

En la comparación de ambos textos lo sorprendente es que en el primero se destila un aire mucho más belicista, no se reconoce que haya dos bandos en el conflicto, el conflicto se reduce a B. Al-Assad, se justifica el apoyo a los “revolucionarios sirios” porque están haciendo la revolución mundial y no se plantea una salida política sino la derrota del gobierno sirio. Pareciera que este llamamiento hubiera sido redactado precisamente por uno de los bandos en conflicto que se arroga la portavocía del pueblo sirio en su conjunto.

•    Las trampas del lenguaje: “Condenamos la intervención, ni con unos ni con otros, los pueblos siempre tienen razón”

La construcción de la ideología del imperialismo humanitario ha tenido distintos recorridos. Como decíamos al inicio de esta intervención, ha sido el estandarte de la izquierda bienpensante (parte de ella vinculada al trotskismo de la Cuarta Internacional) que desde la guerra contra Yugoslavia (1999) fue dando forma a un discurso moralista cómodo que la homologaba como “izquierda respetable” aunque se declarara “anticapitalista”.

Si analizamos algunos de sus discursos sobre Siria encontramos las pautas que se repiten. En primer lugar hay que dejar claro constantemente el punto de partida antiimperialista, y negar que se esté con “la intervención militar extranjera” como hace G. Achcar en el artículo “Contra la intervención militar extranjera, apoyo a la revuelta popular siria”, o S. Alba en “Siria, la intervención soñada” que termina con un “condeno, condeno, condeno, la intervención militar estadounidense”. Decía V. Klemperer en su obra “la lengua del Tercer Reich” que el lenguaje saca a la luz aquello que una persona quiere ocultar de forma deliberada, ante otros o ante sí mismo, y aquello que lleva dentro inconscientemente”. El clero humanitarista no está a favor de la intervención militar pero se ve obligado a repetirlo constantemente en sus escritos y conferencias como si el público al que se dirigen no estuviera del todo convencido. Tampoco conviene hablar de guerra y por tanto se utiliza constantemente el eufemismo “intervención militar extranjera” o “intervención militar estadounidense”.

Ni con EEUU ni con B. Al-Assad. La equidistancia es sin duda un refugio ideal para las buenas conciencias y tiene la ventaja de la ambigüedad que permite posicionarse en un lado o en otro según discurran los acontecimientos. Se trata de una falsa simetría que coloca en el mismo plano al agresor y al agredido. Si en una situación en la que un Estado o un conjunto de Estados amenazan y declaran la guerra a otro nos declaramos neutros, en realidad, apoyamos la opción del más fuerte. No ha sido Siria quien ha declarado la guerra a EEUU o a Europa y comparativamente el poderío y la capacidad bélica de Siria respecto al imperio y sus socios (armas químicas, nucleares y convencionales) es incomparable.

Al clero humanitarista no le convence el posicionamiento “ni-ni” y  trata por todos los medios de decantar las opiniones hacia el lado del bando donde se encuentran los llamados“revolucionarios sirios”. En ese intento no escatima adjetivos contra el gobierno Sirio y su presidente y se sitúan por encima de la realidad o la veracidad de los hechos; tenemos así a S. Alba diciendo que es un hecho irrefutable que “con independencia de que haya usado o no armas químicas contra su propio pueblo, el régimen dictatorial de la dinastía Assad es el responsable primero y directo de la destrucción de Siria, del sufrimiento de su población y de todas las consecuencias, humanas, políticas y regionales que se deriven de ahí”; o a Almudena Grandes calificando a El Assad como “asesino en serie”. Pero lo cierto es que como dice Bricmont “En tiempos de guerra denunciar los crímenes del adversario, aun suponiendo que estén sólidamente fundamentados, algo que con frecuencia no es así, acaba contribuyendo a estimular el odio que hace que la guerra sea aceptable”.

Otro de los tópicos clásicos es estar del lado de los pueblos. Aquí tenemos un escollo difícil de salvar ya que, en el caso de las primaveras árabes, los gobiernos imperiales se han posicionado claramente a favor de los pueblos y han sido los primeros en señalar su apoyo a los “revolucionarios” sirios. La explicación más rocambolesca de estos intelectuales humanitarios es la pura casualidad, el cinismo o las intenciones perversas del imperio que le lleva a apoyar a los pueblos árabes para luego apropiarse de las revoluciones e imponer sus propios intereses. La realidad es, según ellos, que ni EEUU ni a Europa le interesa intervenir militarmente en Siria. Pero cuando los “rebeldes y los refugiados sirios”, como antes hicieron los rebeldes libios, manifiestan que “anhelan el ataque de EEUU a Siria” se complica la definición de “revolucionarios” y la de “pueblo” pues ¿Quién es ese pueblo revolucionario o parte del pueblo que clama por un ataque militar de otros estados?

Dada la complejidad de la situación refugiémonos en nuestros principios.

Podemos denunciar a las corporaciones mediáticas, a los políticos y publicistas que nos siguen vendiendo la guerra con la misma retórica moralista y con prácticas cínicas, el problema es que les sigue funcionando, por lo menos con la gente poco concienciada. La novedad es que ahora disponen de una cohorte de filósofos, intelectuales y artistas que se venden como estrellas mediáticas, aunque sea en medios alternativos, que incluso se creen lo que dicen, creen defender realmente los derechos humanos y estar del lado de los pueblos, pero su labor ha sido la de acompañar los discursos imperialistas y bloquear el surgimiento de movimientos de oposición a la guerra enfangándonos en discusiones estériles sobre su propio posicionamiento.

Sus textos, conferencias e intervenciones mediáticas han tenido una gran eficacia para confundir, persuadir y culpabilizar a los activistas contra la guerra, a la gente más dispuesta a ofrecer resistencia efectiva a la guerra imperial y a la propaganda de guerra. Para curarse en salud suelen afirmar que todo es más complejo, impredecible, de modo que la única opción que nos queda como gente buena que somos es refugiarnos en nuestra buena conciencia. Si nuestros conocimientos y retórica son tergiversados y utilizados para favorecer el apoyo a la guerra será un efecto no querido, un daño colateral por el que no se nos puede responsabilizar.

Lo cierto es que los discursos, los llamamientos y las exigencias del clero humanitarista no tienen la más mínima repercusión sobre los gobiernos occidentales pero también es cierto que sí afectan a la posibilidad de un movimiento antiimperialista. Quisiera terminar con unas palabras de R. Sánchez Ferlosio sobre la guerra “aparte de unos pocos exaltados todos vemos la guerra con matices pero en momentos decisivos los matices no pueden ser el lastre que nos impida oponernos a la guerra con la contundencia necesaria. Ni debemos dejar que se conviertan en munición en nuestra contra. Es nuestra responsabilidad política”.

(Tomado de La Pupila Insomne)

Carta abierta de Putin al pueblo de Estados Unidos Una llamada de atención desde Rusia



Info News/ Rebelión

En un artículo publicado en The New York Times, el presidente de Rusia advirtió a Estados Unidos que su intervención militar en Siria se traducirá en "una escalada del conflicto más allá de sus fronteras" y que será considerada "un acto de agresión".


El presidente ruso Vladimir Putin dirigió un mensaje directo al pueblo estadounidense por medio del diario New York Times en el que manifestó que "los recientes eventos ocurridos en Siria me llevaron a hablar directamente con el pueblo norteamericano y sus líderes políticos". "Es importante hacerlo ahora en tiempos en los que la comunicación entre nuestras sociedades es insuficiente". 

"La relación entre nosotros pasó diferentes etapas. Estuvimos enfrentados durante la Guerra Fría. Pero también fuimos aliados y vencimos a los nazis juntos. La organización internacional Naciones Unidas fue creada para prevenir que la devastación vuelva a suceder". 

"Los fundadores de Naciones Unidas entendieron que las cuestiones referidas a la paz y a la guerra deberían suceder sólo por consenso y, con el consentimiento de Estados Unidos, el derecho a veto por parte de los países que integran el Consejo de Seguridad fue consagrado en los principios de las Naciones Unidas", añade. 
 "Una posible acción de guerra de los Estados Unidos contra Siria, a pesar de la fuerte oposición de líderes políticos y religiosos -incluyendo al Papa- resultará en más víctimas inocentes y una escalada de violencia, un potencial crecimiento del conflicto más allá de las fronteras de Siria. Podría socavar los esfuerzos multilaterales para resolver el problema del programa nuclear de Irán y el conflicto entre israelíes y palestinos, desestabilizando aún más Oriente Próximo", advierte. También alerta que podría dar lugar a "un aumento de la violencia y a una nueva ola de terrorismo". 

"Hay mercenarios de países árabes, occidentales e incluso de Rusia luchando en Siria. ¿Acaso no volverán a nuestros países con toda la experiencia adquirida allí? Es una amenaza para todos", planteó el jefe del Kremlin en el artículo que es calificado como una carta abierta.

El mandatario ruso sostiene que "en Siria no hay una batalla por la democracia, sino un conflicto armado entre el Gobierno y la oposición en un país multirreligioso". "Hay unos pocos campeones de la democracia, pero hay más que suficientes combatientes de Al Qaeda y otros extremistas", agrega.

Por su parte, Putin propone "un diálogo pacífico que permita a los sirios decidir su propio destino. No estamos protegiendo al gobierno sirio, sino a las leyes internacionales", aseveró. "Necesitamos respetar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y creer que respetar la ley y el orden es una de las pocas maneras de mantener las relaciones internacionales en paz en un mundo turbulento y caótico".

Asimismo, augura que "resultará en más víctimas inocentes". "No importa lo limitados que estén los ataques o lo sofisticadas que sean las armas, las bajas civiles son inevitables, incluidos ancianos y niños, a los que se supone que protegerían", argumenta.

Acerca del uso de armas químicas Putin admite que "no hay dudas de que se ha usado gas venenoso en Siria", pero considera que "hay muchas razones para creer que no lo ha usado el Ejército sirio, sino las fuerzas opositoras para provocar la intervención de sus poderosos patrocinadores extranjeros. La ley es la ley y debemos seguirla nos guste o no".

Además, en el artículo reflexiona sobre el intervencionismo de Estados Unidos en conflictos ajenos, al que define como "alarmante tendencia", y se pregunta: "¿Acaso es por sus intereses a largo plazo? Lo dudo. Millones de personas en todo el mundo ya ven a Estados Unidos no como un modelo de democracia, sino como alguien en quien confiar por la fuerza bruta", concluye. 

Putin también analiza la situación actual de los países que soportaron intervenciones y afirma que "ha quedado demostrado que el uso de la fuerza no es efectivo". "Afganistán está tambaleándose, nadie puede decir qué pasará después de la retirada internacional. Libia está dividido en tribus y clanes. En Irak la guerra civil sigue. La gente hace paralelismos con Siria y se pregunta por qué su Gobierno quiere repetir los mismos errores".

Además alerta sobre lo que "el mundo pensará: si no puedes confiar en el Derecho Internacional, debes encontrar otros caminos para garantizar tu seguridad". "Por ello, cada vez más países buscan adquirir armas de destrucción masiva. Es lógico: si tienes la bomba, nadie te toca", explica.

Insta a Estados Unidos a "abandonar el lenguaje de la fuerza y volver al camino político, diplomático, civilizado". "No estamos intentando proteger al Gobierno sirio, sino el Derecho Internacional", aclara.

Al respecto, recuerda que "actualmente el uso de la fuerza solamente se concibe para la autodefensa o por una decisión del Consejo de Seguridad". "Todo lo demás es inaceptable, de acuerdo con la Carta de Naciones Unidas, y será considerado un acto de agresión", alerta.

Putin indica que "es una nueva oportunidad" la posición del Gobierno sirio de poner sus armas bajo custodia internacional, para garantizar que no sean usadas en la guerra civil, y evitar con ello una intervención militar extranjera.

"Rusia, Estados Unidos y todos los miembros de la comunidad internacional debemos aprovecharla (...) porque, si conseguimos evitar el uso de la fuerza contra Siria, mejoraremos la atmósfera de las relaciones internacionales y la confianza mutua. Será un éxito conjunto y abrirá la puerta a la cooperación en otros asuntos sensibles", señala el presidente ruso en el artículo publicado en "The New York Times", citado por Europa Press.

En este sentido, celebra el discurso que su homólogo estadounidense, Barack Obama, dirigió a la nación, en el que se comprometió a explorar las posibilidades de éxito de la vía diplomática, aunque sin descartar totalmente la intervención militar.

"Creo que Estados Unidos cree que se trata de una alternativa a la intervención militar y valoro su disposición a seguir hablando con Rusia. Debemos trabajar juntos para mantener viva esta esperanza", estima.

"Mi relación personal con Obama es de una confianza en crecimiento. Aprecio esa situación. Escuché atentamente su discurso del martes a su nación y estoy en desacuerdo con la idea de que Estados Unidos tiene un estado de excepcionalidad. "Es extremadamente peligroso animar a la gente a creer que es excepcional, cualquiera sea el motivo. Hay países ricos y pobres, grandes y pequeños, con una larga tradición democrática y que todavía están buscando su camino hacia ella. Sus políticas son distintas también. Todos son diferentes, pero no debemos olvidar que Dios nos creó como iguales", dijo. 

Fuente: http://www.infonews.com/2013/09/12/mundo-97319-carta-abierta-de-putin-al-pueblo-de-estados-unidos-crisis-en-siria.php

Atilio Borón: El ataque a Siria: las mentiras y el proyecto


Por Atilio A. Boron.


Estados Unidos se apresta a propinar un severo escarmiento a Siria, cuyo gobierno es acusado de haber cruzado la fatídica “línea roja” arbitrariamente trazada por Washington en relación al uso de armas químicas. Sin dudas, el bombardeo misilístico de Damasco y las principales ciudades sirias tendrá gravísimas repercusiones en toda la región, abriendo las puertas a lo que quizás pudiera ser la más grave crisis militar internacional desde Octubre de 1962, cuando la de los misiles en Cuba impulsó al mundo al borde de una guerra termonuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Examinaremos en estas breves páginas dos temas relacionados con el asunto: las mentiras del imperio y, lo más importante, su plan de dominación global con especial referencia a Medio Oriente.

Uno de los misiles  Tomahawk con el cual están equipados los navíosde la VIª Flota, preparados para ser lanzados sobre Siria. Cada uno de esos artefactos cuesta 1.400.000 dólares.  Se estima que se dispararán más de 500 en una primera etapa.  

Las mentiras

No hay pruebas; “Si las tienen, que las muestren”, dijo desafiante Vladimir Putin. No las mostraron ni lo harán, sencillamente porque no existen. Igual que en 2003, cuando George W. Bush y Colin Powell difundieron la escandalosa patraña de las “armas de destrucción masiva” en Irak para justificar el arrasamiento de un país que, todavía hoy, sigue sumido en un interminable calvario de dolor y muerte. Ahora repiten el libreto para consumo interno, a favor de una población domesticada, propensa a aceptar los argumentos más absurdos –el “consenso prefabricado” del que habla Noam Chomsky–, tales como aquel que reza que Siria constituye una amenaza a la “seguridad nacional” de Estados Unidos. Mienten y lo hacen descaradamente ante su propio pueblo y la comunidad internacional, ahora con la complicidad de los servicios de inteligencia franceses. Ocultan el hecho decisivo de que fue Basher Al Assad quien convocó a los inspectores de la ONU y no Washington; que fue la Casa Blanca quien, por el contrario, demandó que esos observadores se retiraran del teatro de operaciones –interrumpiendo sus investigaciones que podían arrojar una indeseable luz que identificara a los verdaderos culpables del crimen- porque el escarmiento que propinaría el “sheriff solitario” no podía demorarse ni un día más y la decisión es completamente independiente de que hubiese o no sido Al Assad quien ordenara el bombardeo con gas sarín. Ocultan también que solo bajo la hipótesis de la insanable estupidez del gobernante sirio podría éste haber enviado a la muerte a un número variable pero elevado de víctimas inocentes (las estimaciones oscilan entre 600 y 1.500, lo cual aconseja tomar los datos que aparecen en diversos medios con mucha cautela) en las mismas barbas de los peritos venidos por su encargo. Y si de algo ha dado muestras el gobernante sirio en estos días es que no es ningún estúpido. Ocultan también la evidencia que señala, más allá de toda duda, que fueron los aliados de Estados Unidos en Medio Oriente, sobre todo Arabia Saudita y Jordania, quienes proporcionaron las armas químicas a los mercenarios jihadistas que tomaron a Siria por asalto con la furia propia de una horda criminal. Una nota y un video confirman esto más allá de toda duda, razón por la cual Washington, que seguramente conoce estos antecedentes, está actuando con alevosía al exigir la inmediata salida de los expertos de la ONU cuyas investigaciones podrían revelar lo inconfesable.[1] Fue una corresponsal de la agencia noticiosa norteamericana Associated Press, Dale Gavlak, quien reveló que de las múltiples entrevistas efectuadas con residentes y rebeldes en el barrio de Ghouta y en otras zonas de Damasco se desprende claramente la tesis de que las armas químicas que explosionaron el 21 de agosto se hallaban en manos de los rebeldes y procedían de Arabia Saudita. Las fuentes utilizadas por Gavlak le confiaron que se produjo “un accidente” cuando fueron erróneamente manipuladas debido a la deficiente información existente sobre el producto. Una extensa nota de la periodista y ensayista argentina Stella Calloni confirma y amplía estos antecedentes y fortalece la tesis que identifica a los invasores extranjeros como los responsables de este crimen.[2]  
No debería sorprendernos: la matanza ocasionada por el bombardeo de gas sarín es un clásico sabotaje en el cual los agentes de la CIA son expertos. Como cuando fraguaron el supuesto incidente del golfo de Tonkin, en 1964 –un buque de guerra norteamericano supuestamente atacado por naves vietnamitas- para que, indignada, la opinión pública estadounidense aceptara entrar en guerra con Vietnam, sólo para sufrir una humillante derrota en 1975. Ya en 1898 los nefastos predecesores de la CIA habían comenzado a cultivar tan siniestra tradición: en un sórdido autosabotaje hicieron estallar por los aires al Maine, un acorazado de los Estados Unidos amarrado en la bahía de La Habana. El martirio al que sometieron a sus compatriotas que tripulaban el navío fue el pretexto que le permitió a Washington declararle la guerra a España -que ya había sido derrotada por el glorioso ejército patriota cubano- y así despojarlo de su victoria, apoderarse de la isla y, poco después, Enmienda Platt mediante, legalizar el robo de parte del territorio cubano e instalar una enorme base naval en Guantánamo, arrendada “a perpetuidad” –flagrante monstruosidad jurídica- a los Estados Unidos. Pero hay otros antecedentes de este tipo: ¿cómo olvidar el ataque japonés a Pearl Harbor? Este fue llevado a cabo por la Armada Imperial el 7 de diciembre de 1941, cuando Washington increíblemente desoyó todas las advertencias que informaban que la flota de mar del Japón había levado anclas iniciando un periplo de más de cinco mil kilómetros en pleno Océano Pacífico y que sólo podía tener un único objetivo: llegar a Pearl Harbor y destruir la flota de Estados Unidos que allí se había apostado. O, más recientemente, el mar de sospechas que se agita en torno a los atentados del 11 S, en donde un grupo de varios centenares de prestigiosos académicos y científicos norteamericanos postulan la existencia de una conspiración surgida desde el seno de la Administración Bush como la causante principal de aquella tragedia. [3]  Resumiendo: la mentira y el engaño son monedas corrientes en la administración del imperio. Los emperadores han demostrado ser mentirosos seriales, salvo poquísimas excepciones. La revelación de la farsa mediática de la CNN puesta en evidencia por Walter Martínez en la edición del 2 de Septiembre de Dossier es una prueba irrefutable del siniestro papel que juega la prensa hegemónica al difundir estas mentiras. Tal como se demostró en ese programa la CNN simula una entrevista con un “combatiente de la libertad” luchando en un frente de guerra en Damasco cuando en realidad todo no era más que un montaje y el supuesto guerrero insurrecto no era tal sino un joven desocupado que … ¡se encontraba en Londres! y se prestó gustoso para la infame maniobra, mientras los técnicos de la CNN trataban de instalar un ruido de fondo simulando estallidos de bombas y tableteo de fusiles de asalto.[4] 
Washington conoce perfectamente todo esto que hemos venido planteando, pese a lo cual Obama y Kerry insisten en culpabilizar a Al Assad de haber utilizado armas químicas en contra de su pueblo. Actitud que revela la pérfida doble moral del gobierno estadounidense, que permaneció inmutable cuando su por entonces amigo Saddam Hussein gaseaba con armas químicas “Made in America” a las minorías kurdas; o cuando sus lugartenientes israelíes utilizaron fósforo en su brutal ataque a la Franja de Gaza. Enterado de las atrocidades cometidas a diario por Anastasio Somoza en Nicaragua, Franklin D. Roosevelt se encogía de hombros y decía: “Sí, es un hijo de puta pero es nuestro hijo de puta”. Lo mismo habrán dicho Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obana de los crímenes perpetrados durante sus respectivas administraciones por Saddam Hussein y Benjamin Netanyahu. Claro que que Al Assad “no es su hijo de puta” y entonces su inconducta se torna merecedora de un aleccionador escarmiento. Castigo que no sufrirán él y los jerarcas de su régimen sino su pueblo: la gente que aparecerá –si es que lo hace- en los escuetos informes del Pentágono contabilizados como “daños colaterales”. 
Para resumir: estamos en presencia de un imperio rapaz y mentiroso hasta la médula, que ha convertido a Estados Unidos, su centro indiscutido, en un “estado canalla”: ninguna ley internacional lo obliga, ninguna resolución de la Asamblea General de la ONU suscita su obediencia; ninguna norma moral pone en cuestión su plan de dominación mundial; y nada logra saciar el apetito del “complejo militar-industrial”, cuyas ganancias varían en proporción directa a las guerras. Hay que lanzar misiles, fletar portaaviones, movilizar helicópteros y aviones y utilizar y destruir cuanto armamento y equipo sea necesario. De no ser así se derrumbaría la rentabilidad de la industria militar y sin sus luctuosas  ganancias no se podrían financiar las carreras políticas de congresistas, gobernadores e inclusive del inquilino de la Casa Blanca, el inverosímil Premio Nobel de la Paz y cínico admirador de Martin Luther King. En función de todo esto sus mentiras y la orquestada manipulación informativa a escala mundial son componentes esenciales de su proceder.
El proyecto imperialista para Medio Oriente
El voto del Parlamento británico fue un inesperado revés para la Casa Blanca, apenas compensado por la deshonrosa capitulación del “socialista” francés François Hollande, un hombre que ha arrojado sus principios a los perros y que expresa con meridiana claridad la irreversible descomposición de la socialdemocracia. Ante la defección de sus aliados europeos, con la mencionada excepción francesa, Obama está urgiendo el apoyo del Congreso de los Estados Unidos, una institución corrupta como pocas y que funciona al compás de los principales lobbies que compran la voluntad de representantes y senadores por igual y cuyas carreras políticas dependen de la generosidad de los lobistas.[5] Los principales tumores cancerígenos que corroen al Congreso de los Estados Unidos son el lobby del complejo militar-industrial, el judío, el saudita, el conformado por las empresas del sector hidrocarburífero y, para América Latina y el Caribe, el de la mafia terrorista de Miami que ha logrado posicionar dos de sus secuaces, Robert “Bob” Menéndez e Ileana Ros-Lehtinen como presidentes de las estratégicas comisiones de relaciones exteriores del Senado y de la Cámara de Representantes respectivamente. Es poco probable que una institución lastrada por tan degradados credenciales pueda, en un gesto de sensatez y humanidad, rechazar el pedido de Obama e impedir que se cometa una nueva matanza en Medio Oriente.
Siria ofrece una gran oportunidad para avanzar en la estrategia imperial: es un país debilitado por más de dos años de terrorismo desestabilizador alimentado por Occidente y sus secuaces en la región, luchas intestinas y embargos comerciales y financieros. Noam Chomsky, otra vez, siempre recuerda que Estados Unidos sólo se atreve atacar a países débiles y empobrecidos; nunca se mide con quienes puedan defenderse. Aunque Siria no sobresale por sus reservas petroleras (se ubica en el lugar 31 a nivel mundial, debajo de la Argentina, según la OPEP), está localizada en el corazón del caldero de Medio Oriente y en un sitio por donde se disputan las fabulosas ganancias de diversos proyectos alternativos de gasoductos y oleductos orientados hacia Europa.[6]  Pero en Siria también están los Altos del Golán, territorio arrebatado por Israel en la guerra de 1967 y del cual proviene buena parte del agua dulce con que cuentan los israelíes. De lo anterior se infiere que el ataque y la destrucción de Siria es una oportunidad, largamente acariciada por Washington, Jerusalén y Riad, para también avanzar en aproximaciones sucesivas hacia el logro del objetivo supremo del imperio en esa parte del mundo, que por cierto no se localiza en Siria: establecer un cerco en torno a Irán y asfixiar a ese país lenta pero ininterrumpidamente hasta lograr el desplome de la revolución islámica eliminando, como recuerda Tariq Alí, al único aliado árabe que le queda.[7] El objetivo de máxima, por el que se viene trabajando desde hace largos años, es rediseñar un nuevo mapa de Medio Oriente, totalmente aherrojado al predominio norteamericano. Son demasiadas tentaciones para la burguesía imperial y sus compinches regionales: (a) posicionarse sin adversarios en la región que alberga las mayores reservas petroleras del planeta; (b) apoderarse definitivamente las nacientes de los ríos de las alturas del Golán que llegan a Israel y forzar al nuevo gobierno militar egipcio, muy influido por las doctrinas estratégicas del Pentágono, a consentir la creación de un canal que lleve el agua del Nilo hacia Israel [8];  (a) alborotar el avispero musulmán en Rusia (principalmente Chechenia) y los países situados al sur de su frontera, y (d) hacer lo propio con la “minoría islámica” en China, estimada en unas veinte millones de personas, logrando la desestabilización de dos potencias que por varios motivos se oponen a los designios estadounidenses en la región. Demasiadas tentaciones, además, para un gobernante como Obama cuyas convicciones humanistas –si alguna vez las tuvo- quedaron colgadas en la reja de la Casa Blanca el día que asumió la presidencia imperial.
Objeciones
Mal podría terminar estas líneas sin atender a una objeción levantada por muchos analistas y militantes en relación al argumento expuesto más arriba y que sostienen la imposibilidad, o la indeseabilidad, de defender un régimen despótico como el que preside Basher Al Assad, aun cuando su país haya sido víctima de una conspiración terrorista internacional o cuando esté a punto de ser arrasado por los misiles de la Sexta Flota, establecida en el Mediterráneo oriental. En tal sentido abren un amplio y fecundo campo de debate las reflexiones de Santiago Alba Rico sobre las contradicciones con las que deberá convivir quien rechace y condene -como él lo hace, y categóricamente- la agresión norteamericana a Siria. En términos aún más radicales pero en otro sentido se pronuncia el bloguero hispano-sirio, residente en España, Yassin Swehat, en una postura que termina por ser –a nuestro juicio- una desdichada re-edición de la teoría de los “dos demonios” aplicada a la escena internacional, en donde un ser maléfico e infinitamente malvado, Al Assad, es agredido por otro, Obama y sus secuaces, a quienes se los pinta como malos pero con colores muchos más amables que los que utilizan para representar al dictador sirio.[9] Si son razonables las advertencias de Alba Rico (no así en el caso de Yassin Swehat) sobre el riesgo de reconstruir conceptualmente al régimen sirio como si fuera una democracia popular y revolucionaria, no lo son para nada las posturas eclécticas (que no es el caso de Alba Rico) que rematan en una resignada y subrepticia convalidación del papel de Estados Unidos como gendarme mundial de la democracia, las libertades y los derechos humanos. 
La historia ha dado reiteradas pruebas que la violenta remoción estadounidense de regímenes como los que presidieron Saddam Hussein o Muamar El Gadafi no abrieron las grandes alamedas de la libertad y la democracia de las que hablaba Salvador Allende sino que fueron el origen de procesos políticos mucho peores y cruentos que los que pretendieron remediar. Toda la tradición de la filosofía política enseña que son pocas las veces en que hombres y mujeres tienen la buena fortuna de poder elegir entre el bien y el mal como dos entidades nítidamente demarcadas y fácilmente discernibles. A veces no hay más remedio que optar por alternativas que obligan a convivir, como recordaba Alba Rico, con lacerantes contradicciones. Al Assad no es Fidel, o Chávez, ni Siria es Cuba o Venezuela. Pero aun así, y reconociendo su enorme distancia del ideal socialista, esta constatación mal podría alimentar una irresponsable indiferencia ante la incorregible perversidad del capital imperialista que, como lo recordara en tantas ocasiones Fidel, coloca a la humanidad al borde de su autodestrucción. Un imperio que tiene miedo, decía Chávez, se vuelve mucho más brutal y agresivo. Por eso, más allá de las profundas dudas que suscita el régimen sirio es imprescindible oponerse con todas nuestras fuerzas a la agresión norteamericana y condenar inapelablemente sus designios de dominación mundial. La suerte de una Siria arrasada por el fuego purificador de Washington no será diferente de la corrida por Libia, Afganistán e Irak. Los engolados himnos entonados a coro por Washington, Jerusalén, Riad y sus aliados occidentales sobre las virtudes de un “cambio de régimen”, aunque tal cosa se produzca como consecuencia de un holocausto, son apenas el taparrabos que pretende ocultar un ominoso plan de dominación mundial que debe ser combatido sin pausas y sin treguas.[10]  Como lo recordaba el Che Guevara, “al imperialismo no se le puede creer ni un tantito así”, y el drama que se está escenificando en Siria y en Medio Oriente para nada no autoriza a pensar lo contrario.











[1] En Mayo de este año, Carla Del Ponte, distinguida miembro de la comisión de investigación sobre Siria que depende del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU y ex Procuradora General del Tribunal Penal Internacional para los crímenes cometidos en la ex-Yugoslavia (TPIY), hizo una notable declaración reproducida en ese momento por la radio-televisión suiza-italiana (RSI): "Disponemos de testimonios sobre la utilización de armas químicas en particular de gas sarin. No por parte del gobierno, sino de los opositores". La noticia fue rápidamente archivada y nunca más se habló del tema. Ver sus declaraciones y el breve video que las sustentan en:   http://www.algerie1.com/actualite/syrie-des-terroristes-entrain-de-tirer-des-obus-chimiques-video/

[2] Ver:  http://prensapcv.wordpress.com/2013/08/31/principe-bandar-jefe-de-la-inteligencia-de-arabia-saudi-entrego-las-armas-quimicas-a-mercenarios/
  El trabajo de Stella Calloni se encuentra en “El juego criminal de la mentira en la invasión a Siria”, en http://www.cubadebate.cu/opinion/2013/08/29/el-juego-criminal-de-la-mentira-en-la-invasion-a-siria/

[3] La  espeluznante, por lo abrumadora, evidencia que manejan estos académicos puede consultarse en en http://911scholars.org/
  y especialmente en http://twilightpines.com//index.php?option=com_content&task=view&id=17&Itemid=46


   
[4] Cf. Walter Martínez, Dossier, edición del 2 de Septiembre de 2013, en http://multimedia.vtv.gob.ve/es/#!/programas/analisis/dossier/dossier-18774

[5] Una breve indicación, apenas: Ver la lista del dinero entregado por los lobbies y embolsado en el 2012 por los principales miembros del Congreso de Estados Unidos, una verdadera radiografía de la corrupción parlamentaria. Ir a:  http://www.opensecrets.org/lobby/lobby_contribs.php

[6] Sobre este tema recomiendo la lectura de la nota de Pepe Escobar, que entre otras cosas dice lo siguiente: “Asad también pudo hablar de –¿Qué más?– el «Oleoductistán». Le hubieran bastado dos minutos para explicar el significado del acuerdo del gasoducto Irán-Irak-Siria por 10.000 millones de dólares que se firmó en julio de 2012. Este nodo crucial del «Oleoductistán» exportará gas desde el campo South Pars de Irán (el mayor del mundo, compartido con Catar), a través de Irak hacia Siria, con una posible extensión al Líbano, con clientes confirmados en Europa Occidental. Es lo que los chinos llaman una situación en la que no se puede perder.” A este proyecto se le contraponen los que tienen en sus manos Catar y Turquía. “Catar sueña con un gasoducto rival desde su campo North (contiguo al campo South Pars de Irán), pasando por Arabia Saudí, Jordania, Siria y finalmente Turquía (que se presenta como el centro privilegiado de tránsito de energía entre Oriente y Occidente). Destino final, una vez más: Europa Occidental.” Ver: “Asad habla, Rusia actúa”, en http://www.voltairenet.org/article178725.html

[7] Cf. Tariq Alí,  ‘Syrian conflict is a war targeting Iran’
May 20, 2013 14:29 http://rt.com/op-edge/syria-israel-iran-ali-527/

[8] Un dato invariablemente soslayado en los análisis del conflicto palestino-israelí es que  el 67 por ciento del agua que dispone Israel proviene de Siria (Alturas del Golán) y Cisjordania, dos territorios conquistados por Jerusalén luego de la guerra de 1967. De ahí que no resulte exagerado subrayar la enorme importancia que la cuestión del agua tiene para potenciar la desaforada agresividad de los sectores más reaccionarios de la clase política y la dirigencia israelí, que en los últimos días han equiparadola figura de Basher Al Assad con la de Hitler y proclaman la necesidad de asesinarlo para detener a tiempo sus planes criminales. Ver sobre el tema del agua la nota de Edmundo Fayanás Escuer , “El agua en el conflicto palestino-israelí”, en Rebelión, 29 Abril 2010, en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=104996 En cuanto a los militares egipcios basta con señalar que aproximadamente un 70 por ciento de sus oficiales de mayor rango fueron adiestrados en cursos de instrucción militar en las academias norteamericanas. Como es sabido, en esos cursos no sólo se les enseña a utilizar el armamento norteamericano sino, sobre todo, a poner en práctica las doctrinas estratégicas del Pentágono en el ámbito  regional de su incumbencia. 
[9] La nota de Alba Rico, “Siria: la intervención soñada”, puede verse en   http://www.rebelion.org/noticia.php?id=173276
 de fecha 1º de Septiembre del 2013. La de Yassin Swehat, “Lecturas sobre el golpe estadounidense: mi postura” puede leerse en Noticias de Siria Libre, http://noticiasdesirialibre.wordpress.com/2013/08/30/yassin-swehat-lecturas-sobre-el-golpe-estadounidense-mi-postura/
   
[10] La prensa hegemónica, férreamente pro-yankee, pinta a Obama como un ferviente humanista, un hombre de buen corazón, amante de la paz. Soslayan el hecho de que ha sido el presidente que ha elevado como nunca el presupuesto militar de Estados Unidos, hasta hacerlo superar, cuando se suman correctamente todos sus componentes, el billón de dólares (un millón de millones de dólares); o que es quien más personas ordenó matar con sus aviones no tripulados (drones), que siembran el terror principalmente en Afganistán y Pakistán; o que manda a espiar a gobiernos –amigos y enemigos por igual- y a ciudadanos comunes de terceros países, en un acto claramente delincuencial. Pero nada de esto comenta o publica el “periodismo serio e independiente” de nuestros países: para esta inmensa maquinaria de mentiras y falsificaciones montada por el imperio, ante la cual Goebbels es un niño de pecho, Obama es el héroe que lucha denodadamente para construir un mundo mejor para todos y sólo espíritus destruidos por la maldad pueden negarse a acompañarlo en su cruzada. Tariq Alí, otra vez, ha manifestado reiteradamente su indignación “ante  la persistente e interminable campañas de propaganda, de la CNN y BBC World, profundamente  sesgadas y  que suelen ser apropiados preludios a bombardeos de la OTAN  (por ejemplo,  a las matanzas infligidas en Libia durante seis meses y cuyas víctimas todavía permanecen ocultas a la vista del gran público)  o a invasiones por parte de las fuerzas occidentales en terceros países.”  Ver su  “The uprising in Syria”, en http://www.counterpunch.org/2012/09/12/the-uprising-in-syria/

¿Están dispuestos los occidentales a bombardear Siria?


Autor(es): Meyssan, Thierry
Revista Herramienta

Meyssan, Thierry. Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008). 

Fingiendo creer en la existencia de un ataque químico del gobierno sirio contra su propio pueblo, Washington, Londres y Paris hacen sonar los tambores de guerra. ¿Hay que tomar en serio esas amenazas provenientes de los mismos Estados que llevan 2 años anunciando la caída inminente de Siria? Aunque es una opción que no puede excluirse, Thierry Meyssan piensa que es menos probable que una intervención organizada por Arabia Saudita. Toda esta agitación tendría como objetivo poner a prueba las respuestas de Rusia e Irán.
¿Qué mosca ha picado al Premio Nobel de la Paz Barack Obama? El domingo 25 de agosto de 2013, la Casa Blanca publicó un comunicado en el que un alto funcionario anónimo afirmaba que hay «muy pocas dudas» del uso en Siria de armas químicas contra la oposición. El comunicado agrega que el consentimiento de Siria para permitir que los inspectores de la ONU penetren en la zona del ataque químico llega «demasiado tarde para ser creíble».
Si bien el uso de armas químicas en la periferia de Damasco reportado el miércoles 21 de agosto de 2013 parece bastante probable, el Consejo de Seguridad de la ONU no concluyó que fuese atribuible al gobierno sirio. En una reunión urgente solicitada por los occidentales, los embajadores quedaron sorprendidos cuando su colega ruso les presentó fotos captadas por los satélites de su país en las que pueden verse los disparos de 2 obuses –a las 01 horas y 35 minutos de la mañana– realizados desde la zona de los rebeldes en Duma hacia las zonas, también rebeldes, que resultaron afectadas por los gases –en Jobar y entre Arbin y Zamalka– en horarios que coinciden con los incidentes reportados. Las fotos de los satélites rusos no permiten determinar si se trata de obuses químicos pero sugieren que la «Brigada del Islam» que ocupa la localidad de Duma quiso matar tres pájaros de un tiro: eliminar a sus rivales en el seno mismo de la oposición, lograr que se acusara a Siria de usar armas químicas y contrarrestar al mismo tiempo la ofensiva del ejército sirio contra las posiciones de los grupos armados que hostigan la capital.
El gobierno sirio no es signatario de la Convención contra las Armas Químicas –como tampoco lo es su enemigo israelí– y dispone de ese tipo de armamento. Pero los yihadistas también lo tienen, como ya lo confirmó Carla del Ponte en declaraciones que desataron la cólera de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos. Ya en diciembre de 2012, el Ejército Sirio Libre difundió un video en el que realizaba un experimento de laboratorio con un gas venenoso y amenazaba con utilizarlo contra los alauitas. Esta misma semana, el gobierno sirio descubrió en las afueras de Damasco varios escondites que contenían armas químicas, mascaras antigases y dosis de antídotos. Los productos provenían de Arabia Saudita, Qatar, Estados Unidos y los Países Bajos. Es, por cierto, a pedido del gobierno sirio –y no de los occidentales– que los expertos de la ONU se encuentran en Siria por dos semanas para investigar las alegaciones de uso de armas químicas. Para terminar, el 29 de mayo de 2013, la policía turca arrestó una docena de miembros del Frente al-Nusra y les confiscó armas químicas destinadas a su uso en Siria.
A pesar de todo eso, el presidente Obama reunió su Consejo de Seguridad Nacional el viernes 23 de agosto para examinar las opciones de ataque contra Siria en presencia de su embajadora en la ONU, Samantha Power, cabecilla de los halcones liberales. Decidió entonces reforzar la presencia de la marina de guerra estadounidense en el Mediterráneo con el envío del buque de guerra USS Ramage, un destructor portador de misiles crucero, que se une a otros 3 –el USS Gravely, el USS Barry y el USS Mahan– que ya estaban en la zona.
El sábado, el presidente Barack Obama se comunicó telefónicamente con el primer ministro británico David Cameron. Y el domingo habló con el presidente francés Francois Hollande. Los tres estuvieron de acuerdo en que había que intervenir, pero sin precisar cómo. También el domingo, el secretario de Estado John Kerry llamaba a sus homólogos del Reino Unido, Francia, Canadá y Rusia para decirles que Estados Unidos está convencido de que Siria había traspasado la «línea roja». Sus tres primeros interlocutores lo escucharon asumiendo lo que los militares llaman «posición de firmes». Pero el ministro ruso Serguei Lavrov le expresó su asombro ante el hecho que Washington se pronuncie antes del informe de los inspectores de la ONU y le advirtió sobre las «consecuencias extremadamente graves» de una intervención en la región.
El lunes, el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, estaba en Qatar y debía viajar después a los Emiratos Árabes Unidos para coordinar con ellos mientras que el consejero israelí de seguridad nacional –general Yaakov Amidor– era recibido en la Casa Blanca. En una conversación telefónica entre el primer ministro británico David Cameron y el presidente ruso Vladimir Putin, este último subrayó que no existe prueba alguna del uso de armas químicas por parte del gobierno sirio. Por su parte, el viceministro chino de Relaciones Exteriores, Li Baodong, telefoneó a su homóloga estadounidense Wendy R. Sherman exhortando Estados Unidos a la cordura. Consciente del riesgo de una guerra regional, cuyas primeras víctimas serían los cristianos del Oriente, el papa Francisco I reiteró sus llamados a la paz.
¿Debemos pensar que los occidentales van a entrar en guerra sin un mandato del Consejo de Seguridad, como lo hizo la OTAN en Yugoslavia? Es poco probable porque la Rusia de aquella época estaba en ruinas mientras que hoy en día tendría que intervenir, después de haber emitido 3 vetos para proteger a Siria, o renunciar a toda acción internacional. Sin embargo, Serguei Lavrov descartó sabiamente una Tercera Guerra Mundial. Precisó que su país no tenía intenciones de entrar en guerra con nadie, ni siquiera por el tema sirio. Podría tratarse por lo tanto de una intervención indirecta en apoyo a Siria, similar a la acción de China durante la guerra de Vietnam.
Irán anunció, por boca del jefe adjunto de su estado mayor, el general Massud Jazayeri, que para Teherán el ataque contra Siria sería la violación de la «línea roja», precisando que si la Casa Blanca pasa a la acción tendrá que enfrentar «graves consecuencias». Es evidente que Irán no tiene los medios que posee Rusia, ni tampoco sus alianzas, pero no hay que olvidar que está entre las 10 primeras potencias militares a nivel mundial. Partiendo de esa base, atacar Siria sería arriesgarse a una respuesta contra Israel y a sublevaciones en gran parte del mundo árabe, sobre todo en Arabia Saudita. La reciente intervención del Hezbollah libanés y las declaraciones de su secretario general Hassan Nasrallah no dejan lugar a dudas en ese sentido.
Interrogado por la prensa rusa, el presidente sirio Bachar al-Assad declaró:
«Las declaraciones de los políticos estadounidenses, occidentales y de otros países constituyen un insulto al sentido común y una expresión de desprecio por la opinión pública de sus pueblos. Es algo que no tiene sentido: se acusa primero y después se reúnen las pruebas. Eso lo está haciendo un país poderoso, Estados Unidos (…) Son acusaciones exclusivamente políticas, responden a la serie de victorias registradas por las fuerzas gubernamentales sobre los terroristas.»
En Rusia, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento ruso, el periodista y especialista en geopolítica Alexei Pushkov comentó a través de su cuenta de Twitter: «Washington y Londres han declarado a Assad culpable antes de las conclusiones de los inspectores de la ONU. Sólo aceptarán un veredicto de culpabilidad. Cualquier otro veredicto será rechazado.»
El principio de una nueva guerra en Siria no se ajusta a los problemas económicos de Estados Unidos y los europeos. Vender armas es una manera de ganar dinero pero destruir un Estado sin esperanzas de recuperar la inversión a corto o mediano plazo sólo puede agravar una situación económica ya muy difícil.
Según un sondeo Reuters/Ipsos realizado después de las informaciones sobre el ataque del 21 de agosto más de 60% de los estadounidenses se oponen a una intervención en Siria y sólo un 9% sería favorable. Aún si estuviesen convencidos del uso de armas químicas por parte de Siria, un 46% de los estadounidenses seguirían oponiéndose a una intervención que sólo contaría con un respaldo del 25%. Ese mismo sondeo indica que los estadounidenses respaldan todavía menos la guerra secreta: el 89% declara que tampoco se debe armar a los rebeldes, contra un 11% que prefiere seguir armándolos. Los encuestadores propusieron a las personas interrogadas 4 opciones: golpes aéreos (respaldados por un 12%), creación de una zona de exclusión aérea (11%), financiamiento de una fuerza multinacional (9%) o una intervención directa de Estados Unidos (4%).
En Francia, el diario Le Figaro, propiedad del fabricante y vendedor de armas Dassault, también sondeó a sus lectores. Al cabo de un día, el 79,6% se había pronunciado contra la guerra, respaldada solamente por un 20,4%.
Será por lo tanto muy difícil para los occidentales invertir radicalmente el sentir de su opinión pública y entrar en guerra.
También es posible otra interpretación de los hechos. Ya que varios videos de víctimas de los ataques químicos fueron publicados en internet horas antes de los ataques, siempre cabe la posibilidad de que los occidentales «descubran» el engaño en el momento adecuado para dar marcha atrás. El escándalo de las supuestas armas químicas en Irak demostró, sin embargo, que los occidentales pueden darse el lujo de mentir a la comunidad internacional y reconocerlo ulteriormente –y sin mayores consecuencias– luego de haber cometido la fechoría que querían justificar.
Las acusaciones de los yihadistas y de sus padrinos occidentales se producen en medio de una vasta ofensiva del Ejército Árabe Sirio, bautizada «Escudo de Damasco» y destinada a limpiar los alrededores de la capital. El lanzamiento de los dos obuses de la «Brigada del Islam» tuvo lugar en respuesta al inicio de esa ofensiva, que se desarrolló durante 5 días y ocasionó grandes pérdidas a los yihadistas –al menos 1 500 bajas entre muertos y heridos. La agitación de los occidentales puede por lo tanto ser una forma de guerra sicológica tendiente a ocultar esa derrota y a paralizar a la vez la ofensiva siria. Para Washington es en todo caso una forma de poner a prueba la respuesta iraní después de la elección de Hassan Rohani como presidente. Y ahora se sabe claramente que este último no podrá oponerse a la política del Guía de la Revolución, el ayatola Ali Khamenei.
En el momento de la guerra contra Libia subestimé la capacidad de Estados Unidos para violar todas las reglas, incluyendo las de la OTAN. Basándome en el contenido de los documentos de la propia OTAN, insistía yo en la larga capacidad de resistencia de la Yamahiriya ante su oposición armada. Yo no sabía en aquel momento que una reunión secreta había tenido lugar en la base de la OTAN en Nápoles, a espaldas del Consejo de la alianza atlántica. Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Dinamarca y Turquía, con Israel, Qatar y Jordania estaban planificando en secreto el uso de los medios de la OTAN para bombardear la capital de Libia [1]. Excluyeron de aquella reunión a los aliados que se oponían a un ataque tan costoso en vidas humanas. La OTAN había dejado de ser una «alianza» en el sentido real de la palabra para convertirse en una coalición de circunstancia. En pocos días, la toma de Trípoli dejó un saldo de 40 000 muertos, según los informes internos de la Cruz Roja. Un dispositivo similar puede estar organizándose en este momento ya que los jefes de estado mayor de prácticamente los mismos países –a los que se unen ahora Arabia Saudita y Canadá– están reunidos, desde el domingo y hasta esta noche [martes 27 de agosto de 2013] en Amman, bajo la presidencia del comandante del CentCom, el general Lloyd J. Austin III. Los participantes estudian 5 opciones: entrega de armas a los Contras, imposición de una zona de no sobrevuelo, creación de zonas-tapones e invasión terrestre.
La prensa atlantista está llamando a la guerra. En Londres, The Times ya la anuncia.
El presidente Barack Obama podría seguir, de esa manera, el plan de guerra ya establecido por su predecesor George W. Bush desde el 15 de septiembre de 2001, plan que además de los ataques contra Afganistán e Irak preveía también las agresiones contra Libia y Siria, como ha revelado el general estadounidense Wesley Clark [2], ex comandante de la OTAN. Problema: por primera vez, el blanco seleccionado dispone de muy serias alianzas.
Esa variante contradice, sin embargo, todos los esfuerzos que la administración Obama había venido realizando desde hace un año para eliminar los obstáculos a la celebración de la conferencia Ginebra 2: dimisión del general David Petraeus y de los partidarios de la guerra secreta; no renovación del mandato de Hillary Clinton y de los ultrasionistas; acusaciones legales invalidantes contra los opositores irreductibles de toda alianza con Rusia, esencialmente en el seno de la OTAN y del escudo antimisiles. Y también contradice los esfuerzos de John Brennan, el ahora jefe de la CIA, por provocar enfrentamientos en el seno de la oposición armada siria, por exigir la abdicación del emir de Qatar y amenazar a Arabia Saudita.
Mientras tanto, Siria se prepara, en la medida de lo posible, para cualquier eventualidad, incluyendo un bombardeo de la OTAN contra los centros de mando y los ministerios, acción que puede estar coordinada con un asalto de los yihadistas contra la capital. Pero la opción más probable no es el inicio de una guerra regional que escaparía al control de las potencias occidentales sino un ataque –en otoño– bajo la supervisión de Arabia Saudita y concretado por los combatientes que ese reino está reclutando actualmente, operación que se desarrollaría con el posible respaldo de la Liga Árabe.
Thierry Meyssan 
[1] Entre las decisiones de aquella reunión había una larga lista de blancos y de medios a desplegar para abatirlos. Estaba previsto el envío de un comando encargado de eliminarme en el hotel Radisson, donde yo residía. Pero en el momento del ataque yo me encontraba en el centro de prensa, en el hotel Rixos.
[2] Ese plan prevé también la destrucción del Líbano, Sudán y Somalia antes de terminar con Irán.

Partidos Comunistas llaman a combatir en solidaridad con Siria


Comunicado de Partidos Comunistas y Obreros contra el ataque militar imperialista contra Siria


Los Partidos Comunistas y Obreros expresamos nuestra solidaridad con el pueblo sirio y condenamos el ataque militar contra Siria que está siendo preparado por los imperialistas de los EE.UU., de la OTAN y de la UE junto con sus aliados para la promoción de sus intereses en la región.

Rechazamos los pretextos imperialistas que, como se demostró, habían sido utilizados también en la guerra contra Irak y en las demás guerras imperialistas contra Yugoslavia, Afganistán y Libia.

Llamamos a la clase obrera, a los pueblos en todo el mundo para combatir y condenar la nueva guerra imperialista, exigir que los gobiernos de sus países no se impliquen ni apoyen el ataque militar criminal.

Firman:

Partido Comunista de Azerbaiyán – Partido Comunista Alemán – Partido Comunista de Australia – Partido Argelino por la Democracia y el Socialismo – Tribuna Progresista Democrática, Bahrein – Partido Comunista de Bélgica (PC de Valonia – Bruselas) – Partido del Trabajo de Bélgica – Partido Comunista de Bielorrusia – Partido Comunista de los Obreros en Bielorrusia – Partido Comunista de Bohemia y Moravia – Partido Comunista de Brasil – Partido Comunista Brasileño – Partido Comunista de Bretaña – Nuevo Partido Comunista de Bretaña – Partido Comunista de Canadá – Partido Comunista de Chile – AKEL, Chipre – Partido Comunista de Cuba – Partido Comunista en Dinamarca – Partido Comunista Dinamarqués – Partido Comunista de Eslovaquia – Partido Comunista de los Pueblos de España – Partido Comunista de Filipinas – 1930 – Partido Comunista de  Finlandia – Partido Comunista Obrero de Finlandia – Polo de Renacimiento Comunista en Francia – Partido Comunista Unificado de Georgia – Partido Comunista de Grecia – Partido Obrero Húngaro – Partido Tudeh de Irán – Partido Comunista de Irlanda – Partido de los Comunistas Italianos – Comunistas Izquierda Popular-Partido Comunista, Italia – Grupo Activista SHISO-UNDO, Japón – Partido Comunista Jordaniano – Partido Socialista de Letonia – Frente Popular Socialista de Lituania – Partido Comunista de Luxemburgo – Partido Comunista de Malta – Partido Comunista de México – Resistencia Popular, Moldavia – Partido Comunista de Noruega – Partido Comunista de Pakistán – Partido Comunista Palestino – Partido del Pueblo Palestino – Partido Comunista de Polonia – Partido Comunista Portugués – Partido Comunista de la Federación Rusa – Partido Comunista Obrero Ruso – Partido Comunista de la Unión Soviética – Partido Comunista Sirio – Partido Comunista Sirio (Unificado) – Partido Comunista de Sudán – Partido Comunista de Suecia – Partido Comunista de Tayikistán – Partido Comunista de Turquía – Partido del Trabajo (EMEP), Turquía – Partido Comunista de Ucrania – Unión de los Comunistas de Ucrania – Partido Comunista de Venezuela

Siria: antes de que sea demasiado tarde Guillermo Almeyra


La Jornada, 1 de septiembre 213

Estados Unidos y las ex potencias coloniales de la región se preparan para agredir militarmente a Siria. Pero, como en la guerra contra Serbia, los blancos principales reales son otros. En este caso, nuevamente Rusia, la gran potencia en crisis, dueña del gas y del petróleo del norte, e Irán, la amenaza político-social a las monarquías del Golfo y a Israel, y la clave para el petróleo del Pérsico. Pero un golpe contra esos países y China, que defiende a Irán y a Siria y tiene acuerdos fundamentales con Rusia, prepara también una posterior agresión contra Venezuela (protegida por ellos y también dueña de inmensas reservas petroleras). La guerra que están por lanzar contra Siria busca, en el fondo, hacer volver a fojas cero el proceso de descolonización abierto con el fin de la Segunda Guerra Mundial e instalar a Israel como única potencia vasalla en la zona, derrotando el proceso de democratización en el mundo árabe. Sobre todo, es la típica respuesta del capitalismo a su larga crisis económica que no cesa: el capital financiero internacional espera, como en el pasado, salir del estancamiento con una gran guerra que destruya bienes y a millones de personas y cree el gran negocio de la reconstrucción en condiciones mundiales de servidumbre y semiesclavismo.

Por eso está todo unido: la desocupación creciente en Europa; la anulación masiva de conquistas sociales; la prolongación de la edad para jubilarse y la reducción de las ayudas sociales, como en Francia; los ataques especulativos contra la moneda brasileña; los fallos en Estados Unidos en favor de los fondos buitres en el caso de Argentina, para llevarla a la quiebra; los esfuerzos para desestabilizar a Venezuela, así como la represión en Túnez o la contrarrevolución en Egipto, apelando incluso a una alianza con las fuerzas de Mubarak.

La gran ofensiva del capital contra salarios directos e indirectos en todos los países, las leyes reaccionarias y las embestidas contra los gobiernos “progresistas” tienen su expresión político-militar directa en la preparación de una gran guerra en Medio Oriente. Ésta, pese a la cautela de una parte del Pentágono y de Israel mismo, que temen ver en Damasco un gobierno islámico fundamentalista y son partidarios de un golpe limitado, podría extenderse a buena parte del globo y transformarse en una terrible catástrofe sin precedente en costos materiales y humanos. La ceguera de la izquierda tradicional europea que rechaza las políticas sociales de sus respectivos gobiernos pero no centra sus esfuerzos en denunciar e intentar impedir la costosísima y devastadora guerra que se prepara muestra que de esa gente no se puede esperar nada. Hay que reaccionar sin ellos y por sobre ellos.

El pretexto para la guerra contra Siria es la dictadura del régimen de los Assad, régimen odioso que durante décadas sirvió de sostén indirecto y garantía al racismo y el apartheid de Israel en la zona. Pero no se puede creer en sus cómplices, que ahora quieren ser sus verdugos. El mismo día en que Foreign Policy publicó documentos desclasificados de la CIA y del Departamento de Estado que comprueban que en 1988 éstos sabían que Saddam Hussein tenía gas sarín y lo utilizaría contra Irán y lo ayudaron a lanzarlo, Reino Unido y Estados Unidos decidieron atacar a Siria, sin esperar siquiera el informe de la comisión investigadora de la ONU en ese país para dilucidar si se utilizaron armas químicas y, en caso de que así fuere, quién lo hizo, si un grupo opositor o el ejército sirio. Como en el caso de la agresión a Irak, el veredicto de los piratas está listo antes de ninguna prueba o proceso. Así, apenas hizo pie en un charco de sangre el grupo militar reaccionario que reprime la revolución democrática en Egipto, Londres y Washington, con su faldero socialista proisraelí francés, decidieron actuar en Siria porque la no intervención del régimen de El Cairo en defensa de Siria les daba luz verde para su aventura.

Como en Afganistán, donde los estadunidenses armaron y utilizaron a Bin Laden y a los talibanes contra la entonces Unión Soviética (y después tuvieron que combatir contra el monstruo que habían engendrado), las potencias imperialistas, a pesar de las dudas de Tel Aviv, apoyan en este caso a grupos salafistas que mañana no los obedecerán y se preparan a sumir a Siria en un conflicto interreligioso e interétnico igualmente sangriento al de la ex Yugoslavia. En efecto, el gobierno dictatorial sirio cuenta con el apoyo de alauitas, cristianos de diversos credos, palestinos, minorías islámicas que rechazan el fundamentalismo de la gente financiada por Qatar, y además, una guerra interétnica e interconfesional en Siria se extenderá inevitablemente a Líbano, como en el pasado, y no sólo porque Hezbollah apoya a Assad, sino también porque en ese país las viejas potencias quieren reconquistar por completo su dominación.

Si Rusia (y China) no resistiesen la operación imperialista en Siria, pondrían su cuello en la guillotina y abrirían el camino a la colonización de Irán y de sus propios territorios. O sea, a un mundo que uniese una brutal reducción de los derechos humanos de tipo nazi con el retorno del racismo y del colonialismo y la superexplotación esclavista de cientos de millones de seres humanos.

El destino de Siria lo deben decidir los sirios, no los qataríes ni los imperialistas. La guerra debe ser repudiada mundialmente e impedida antes de que sea demasiado tarde. Hay que exigir en todas partes a los gobiernos una inmediata oposición explícita a la aventura bélica. ¡Ni un soldado, ni un peso para la aventura contra el pueblo árabe! ¡Cese inmediato del apoyo militar y en armas de gran calibre a los llamados rebeldes sirios! ¡Inmediatas negociaciones políticas de paz en Siria sobre la base de un cese el fuego para preparar una Asamblea Constituyente que determine su régimen político!

ENTREVISTA DEL PRESIDENTE DE SIRIA CON IZVESTIA



El Presidente de la República Árabe Siria habla en torno a la amenaza de invasión estadounidense, en torno a su relación con Putin y sobre el destino común que enfrentan los pueblos ruso y sirio. Todo ello en entrevista exclusiva con Izvestia.


ENTREVISTADOR: Señor Presidente: la cuestión más acuciante hoy es la situación que sufre Siria. ¿Qué partes del país permanecen bajo control de los rebeldes?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: Desde nuestra perspectiva, no es cuestión de ir etiquetando áreas como “controladas por terroristas” o “controladas por el Gobierno”; no nos enfrentamos a una ocupación convencional, que hiciera lícito contextualizar y “clasificar” de ese modo (como si los terroristas se hicieran con el poder o con el dominio de áreas y de porciones geográficas). Vamos a ver: los terroristas se infiltran en regiones concretas, municipios o áreas de la periferia urbana, y nosotros los combatimos. Causan estragos, perpetran vandalismo, destruyen infraestructuras y asesinan a población civil inocente por el solo hecho de ser denunciados. El ejército actúa en dichas áreas de la mano de las fuerzas de seguridad y de los organismos de legalidad, a fin de erradicar a los terroristas, y, aquellos que sobreviven, vuelven a infiltrarse y aparecen en otras áreas para pasar a castigarlas. Así pues, la esencia de nuestra actuación consiste en golpear a los terroristas allá donde estos emerjan, y no en una supuesta e irreal “disputa de territorio”, tendenciosamente presentada en esos términos.

El antagonismo al que nos enfrentamos -y que está prolongando en el tiempo la situación sufrida- es la violación de Siria por parte de un flujo de terroristas que, en grandes cantidades, van llegando constantemente desde países terceros, y que se estima, por lo bajo, en varias decenas de miles. Mientras continúen entrando y recibiendo ayuda financiera y militar, nosotros seguiremos golpeándolos. Puedo confirmar que no ha habido caso alguno donde el Ejército Árabe Sirio haya planificado la entrada a una ubicación de terrorismo y no haya al mismo tiempo tenido éxito eliminando a los terroristas.

La mayoría de quienes estamos combatiendo son takfiríes, quienes profesan la “doctrina” de Al-Qaida, además de un reducido número de lumpen-delincuentes, así que, tal y como ya he afirmado, aquí la cosa no va de quién controla más áreas o terreno ni nada por el estilo. Allá donde el terrorismo ataca, contra-atacamos.


ENTREVISTADOR: Y, a pesar de ello, los principales medios occidentales declaran que los terroristas controlan entre el 40% y el 70% del territorio sirio. ¿Es eso real?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: No hay país alguno en que el ejército pueda estar presente en cada rincón. Los terroristas aprovechan esta evidencia y violan aquellas áreas donde el ejército no tiene presencia. Transitan de un área a otra, mientras nosotros seguimos erradicándolos con gran éxito. Así que, reitero, la cuestión no es el tamaño de los territorios donde ellos se implantan y que ellos asedian, sino el voluminoso flujo de terroristas entrante desde el exterior.

El criterio evaluativo de mayor significatividad en lo que respecta al éxito alcanzado es: ¿Ha sido el Ejército Árabe Sirio capaz de entrar en cualquier área infiltrada por terroristas y derrotarles?. En la mayoría de casos, ciertamente la respuesta es “sí”; el ejército ha tenido éxito en ello y lo continúa teniendo. De todos modos, esto lleva su tiempo en la medida en que este tipo de guerras no acaban de repente. Se prolongan a lo largo de periodos amplios y conllevan un pesado precio. Incluso cuando hayamos al fin erradicado el terrorismo, habremos pagado un precio ciclópeo.


ENTREVISTADOR: Señor Presidente: ha hablado usted de combatientes extremistas islamistas takfiríes, quienes han entrado en Siria. ¿Se trata de grupos fragmentarios que operan esporádicamente?. ¿O, por el contrario, pertenecen a una fuerza sistémica “coherente”, que los engloba y encuadra, persiguiendo destruir la seguridad y estabilidad en Siria y, más ampliamente, en todo el Oriente Árabe?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: La propia fuerza subyacente (el Bloque declinante anglo-euro-sionista más sus peones árabes regionales, NOTA DEL TRADUCTOR) contiene en sí ambos rasgos: unas y otras caras superficiales de esa fuerza se aúnan en el hecho de compartir una misma doctrina, de seguir las prédicas de los mismos (por ejemplo, de Zawahiri, líder de Al-Qaida), de tener a los mismos sponsors financieros y de recibir su armamento de las mismas fuentes militares.

Difieren sobre el terreno, por el hecho de ser grupos operativamente desarticulados entre sí, quienes se adhieren respectivamente a distintos “líderes” que compiten entre sí y que les pautan agendas de acción distintas. Por supuesto, y esto es bien conocido, ciertos Estados los dirigen hacia la consecución de sus intereses particulares de Estado, tal y como Arabia Saudí, quien maneja hilos.

En el plano ideológico, estos países los mobilizan haciendo de ellos herramientas extremistas de fuerza a su servicio, a través de medios directos e indirectos. Si, en efecto, ellos declaran que “los musulmanes tienen el deber de practicar la yihad en Siria”, miles de personas se dejan regir por el llamamiento y obedecen.

En el plano financiero, esos que financian y arman a dichos grupos también los instruyen para la comisión de actos de terrorismo y la propagación de la catástrofe pre-diseñada. La influencia sobre ellos es sinergizada cuando un país como Arabia Saudí los dirige con la ideología wahabí en una mano y los petrodólares en la otra.


ENTREVISTADOR: El Gobierno sirio denuncia la existencia de un enlace directo entre Israel y los terroristas. ¿Cómo explicarlo?. La percepción común es que los extremistas islamistas odian a Israel y la sola mención del nombre les pone histéricos.

PRESIDENTE AL-ASSAD: Si así fuera, ¿por qué entonces ocurre una y otra vez que, cuando estamos golpeando con éxito a los terroristas en nuestra frontera con Israel, Israel ataca a nuestras fuerzas a fin de oxigenarles y aliviarles presión?. ¿Porqué cuando los bloqueamos, inmovilizándolos, al interior de un área concreta, Israel cubre su salida “de retaguardia” para que así puedan desplazarse, re-agruparse y atacar desde otro punto?. ¿Por qué Israel ha realizado y repetido ataques directos contra el ejército sirio en estos últimos meses?. La percepción a la que alude es una falsa percepción. Pero es que es Israel mismo quien públicamente ha declarado que coopera con estos terroristas y los trata en hospitales israelíes.

Si estos grupos terroristas fueran de verdad hostiles a Israel, e incluso histéricos a la sola mención de su nombre, ¿porqué han combatido contra la URSS, contra Egipto y contra Siria, mientras jamás han realizado un solo ataque contra Israel?. ¿Quién creó a estos grupos?. Fueron creados a primeros de los ochenta por los Estados Unidos y “occidente”, con presupuesto saudí, a fin de combatir a la URSS en Afganistán. ¡A esta luz se comprende que, lógicamente, grupos manufacturados por los Estados Unidos y “occidente” jamás atacaran a Israel!.

ENTREVISTADOR: Señor presidente: esta entrevista será traducida a varios idiomas internacionales, así como leída por líderes mundiales, algunos entre ellos operando contra usted. ¿Qué le gustaría decirles?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: Hay hoy gran cantidad de políticos “occidentales”, pero muy escasos hombres de Estado. Algunos de esos políticos no leen Historia o tan siquiera aprenden de ella, mientras otros más ni siquiera llegan a recordar hechos recientes. ¿Han aprendido esos políticos alguna lección de los últimos cincuenta años?. ¿Es que no se han dado cuenta de que, desde Viet-Nam, todas las guerras emprendidas por sus predecesores han culminado en fracaso?. ¿Es que no han aprendido que nada han sacado de esas guerras salvo la destrucción de los países por ellos agredidos, hecho que ha comportado un efecto desestabilizador del Oriente Árabe y de otras partes del Mundo?. ¿Es que no han comprendido que esas campañas no han hecho que los pueblos de la región los aprecien o crean en sus políticas?.

Por su parte, esos políticos deberían saber que el terrorismo no es un comodín que tú puedas jugar mientras te funciona y guardártelo en el bolsillo en cuanto no. El terrorismo es como un escorpión: en cualquier momento y sin que te lo esperes puede picarte. Así que no puedes apoyar el terrorismo en Siria mientras lo combates en Mali, ni puedes apoyarlo en Chechenia para al mismo tiempo combatirlo en Afganistán.

Para ser preciso, no estoy refiriéndome a todos los líderes mundiales, sino a “occidente”. Si es que estos líderes tratan de defender sus propios intereses, deberían escuchar a sus propios electores y a sus Pueblos en lugar de tratar de instalar títeres con la expectativa de que estos ejecuten los objetivos “occidentales”. Con ese cambio, la política “occidental” en la región devendría más realista.

Nuestro mensaje al Mundo es inequívoco y transparente: Siria jamás va a convertirse en un Estado títere de “occidente”. Somos un país independiente, que continuará combatiendo al terrorismo y construyendo soberanamente sus relaciones con países según sea aquello que mejor sirva los intereses del Pueblo sirio.

ENTREVISTADOR: El pasado miércoles, los rebeldes acusaron al Gobierno de Siria de haber usado armas químicas, y algunos líderes “occidentales” se apresuraron a hacer suyas estas acusaciones. ¿Qué respuesta le merece?. ¿Permitirá a los Inspectores de Naciones Unidas el acceso a la zona a fin de que investiguen la cuestión?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: Los pronunciamientos hechos por la Administración estadounidense, por “occidente” y por otros Estados fueron formulados con desdén y descarado irrespeto por su propia opinión pública. No hay entidad en el Mundo, salvo un Super-Poder, que se permita primero lanzar una sentencia y solamente después ir a la “recolecta” de “pruebas”. La Administración estadounidense acusó el miércoles y es dos días después cuando anunció que empezaría a recopilar “la evidencia”; ¡¿qué evidencia es ésa que va a recolectar, pero que, por lo visto y lo que de sus palabras se desprende, ya “tiene” antes de proceder a “recolección” alguna?!.

Los Estados Unidos afirman que esa zona está bajo control de los rebeldes y que el ejército sirio empleó armas químicas. Pero, de hecho, ese área es contigua a las posiciones del ejército sirio, así que, ¿cómo es posible que algún país del Mundo empleara armas químicas, o armas de destrucción masiva cualesquiera, en un área de ubicación de sus propias fuerzas?: ¡es un sin-sentido!. Las acusaciones de las que Siria está siendo objeto, son acusaciones-reflejo de una política concreta contra Siria, y provienen de un intento de responder a los avances que el ejército sirio está haciendo contra los terroristas.

En lo que respecta a la Comisión de Naciones Unidas, nosotros hemos sido los primeros en solicitar una investigación de Naciones Unidas, y ello ya cuando los terroristas lanzaron cohetes con gas tóxico en las inmediaciones de Alepo. Meses antes del ataque, los poderes estadounidenses y “occidentales” estuvieron ya preparando a la opinión pública respecto del “potencial de uso gubernamental sirio de armas químicas”. Esta “coincidencia” alerta nuestras sospechas de que “occidente” estaba al tanto de las intenciones de los terroristas en relación a usar este armamento con objeto de culpar al Gobierno sirio. Nosotros hablamos con Rusia y decidimos solicitar una comisión de la ONU para investigar la autoría. Mientras nosotros solicitamos una investigación fundamentada en los hechos sobre el terreno, y no en rumores ni en especulaciones, los EE.UU., el Reino Unido y Francia se han decidido por explotar el incidente “investigando” a partir de una narrativa concreta (que coincide con la sostenida por el llamado “Ejército Libre de Siria”, NOTA DEL TRADUCTOR), en lugar de investigar acontecimientos.

Durante estas pasadas semanas, hemos estado trabajando con la Comisión de Naciones Unidas y concretando las líneas maestras de cooperación. En primer lugar, nuestra Soberanía es una línea roja y, por ello, la Comisión estará directamente en vínculo con nosotros durante el proceso. En segundo lugar, la cuestión no es solamente cómo va a sucederse la investigación, sino también cómo serán interpretados los resultados de la misma. Estamos en alerta respecto de que esos datos sean interpretados, en lugar de objetivamente, de acuerdo a los requisitos y a las Agendas de ciertas Potencias en particular. En efecto, esperamos que Rusia denuncie en la ONU esas interpretaciones pre-cocinadas y proyectadas al servicio de las políticas estadounidenses y “occidentales”. Lo más importante es poder diferenciar entre entre las acusaciones “occidentales” basadas en especulaciones y “diretes” y nuestra solicitud a la ONU de una investigación basándose en los hechos concretos.


ENTREVISTADOR: Declaraciones recientes hechas por parte de la Administración estadounidense y de gobiernos “occidentales” han señalado que los Estados Unidos no descartan una intervención militar en Siria. Oído esto, ¿se hace más probable una actuación estadounidense “al estilo de Irak”, o, en otras palabras, ir a la búsqueda de un pretesto para dicha intervención militar?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: No es la primera vez que la posibilidad de intervenir militarmente ha sido anunciada. Desde el principio, los EE.UU., junto con Francia e Inglaterra, han operado para la intervención militar contra Siria. Desgraciadamente para ellos, los hechos tomaron un curso distinto teniendo en cuenta la correlación de fuerzas adversa a ellos en el seno del Consejo de Seguridad, y ello a pesar de sus numerosas tentativas de atraerse a sí tanto a Rusia como a China, quienes no han avalado. Los resultados que han obtenido en Libia y en Egipto tampoco juegan a su favor. Todo ello ha hecho imposible convencer a sus electores y al Mundo respecto de que estuvieran implementando políticas exitosas. La situación en Libia difiere, así mismo, de la egipcia y de la tunecina y Siria es, como he dicho, distinta respecto de todos estos casos. Cada país contiene su propia realidad concreta, de modo que aplicar el mismo escenario trans-territorialmente no es una opción plausible. No hay duda de que ellos pueden cometer guerras, pero son incapaces de predecir hacia dónde van a extenderse éstas o cómo van a acabar. Todo ello les ha llevado a darse cuenta de que todos y cada uno de sus escenarios argüidos están ahora fuera de su control.

Aflora ahora claro como el agua a ojos de todo el Mundo que lo ocurrido en Siria no es una Revolución popular pugnando por un cambio político, sino terrorismo dirigido y apuntado hacia destruir Siria y su Estado. ¿Qué van a decirle a su Pueblo cuando intenten una intervención militar?: “¿¡Estamos interviniendo en Siria para dar pulmón al terrorismo contra un país!?”.


ENTREVISTADOR: ¿Qué tendría que enfrentar USA llevara a cabo una intervención militar o guerra contra Siria?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: Lo que ha tenido que enfrentar en cada una de sus guerras desde Viet-Nam: el fracaso. Los Estados Unidos han cometido gran número de guerras, pero en ninguna han podido alcanzar sus objetivos políticos. Eso les hace incapaces de convencer a su población respecto de los beneficios de esta guerra, tanto como incapaces de convencer a los Pueblos de esta región respecto de sus políticas y planes. Los poderes globales pueden emprender guerras, pero, ¿acaso pueden ganarlas?.


ENTREVISTADOR: Señor Presidente: ¿cómo es su relación con el Presidente Vladimir Putin?. ¿Hablan ustedes por teléfono?. Y, si así es, ¿de qué hablan?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: Tenemos una sólida relación, que se remonta a muchos años atrás, ya antes de la “crisis”. Contactamos de vez en cuando, aunque la complejidad de los acontecimientos que Siria sufre no puedan ser discutidos por teléfono. Nuestra relación se ve facilitada por el intercambio de visitas de personal oficial tanto ruso como sirio, aunque la mayoría de estos encuentros se vean excluidos de aparecer en los medios.


ENTREVISTADOR: Señor Presidente, ¿está usted planeando visitar Rusia o invitar al Presidente Putin a visitar Siria?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: Por supuesto esto es posible. Aunque las prioridades actuales son trabajar por vencer a la violencia en Siria, que causa víctimas a diario. Cuando mejoren las circunstancias, se hará necesaria una visita. Por ahora, el personal oficial está materializando con acierto esta relación.

ENTREVISTADOR: Rusia está oponiéndose a las políticas de los Estados Unidos y de la UE, especialmente en lo referente a Siria. ¿Qué ocurriría si estas Potencias llegaran a un entendimiento con Rusia?. ¿Es posible tal escenario?.


PRESIDENTE AL-ASSAD: Las relaciones ruso-americanas no deberían ser vistas únicamente a través del prisma contextual relativo a la actual “crisis” siria. Deberían ser vistas, por el contrario, desde un contexto englobante. Los Estados Unidos tuvieron la presunción de que, tras el colapso de la URSS, Rusia quedaba ya destruida a perpetuidad. A partir de la asunción gubernamental por el Presidente Putin, a últimos de los noventa, Rusia empezó lentamente su recuperación así como a recobrar su posición internacional. En este punto, se re-inicia la Guerra Fría, aunque de un modo distinto y sutil.

Los Estados Unidos persistieron a través de varias vías: tratando de bloquear los intereses rusos en el Mundo, tratando de influenciar la mentalidad de los rusos, cercana a “occidente” en lo que a mentalidad y aspiraciones se refiere. Los Estados Unidos fueron trabajando con diligencia en la dirección de eliminar el vital y potente papel de Rusia en relación a muchos frentes, Siria uno de ellos.

Puede estar usted preguntándose por qué, tanto como la mayor parte de la población rusa, Rusia continúa firme junto a Siria. Es importante explicar esto a la ciudadanía en general: Rusia no está defendiendo a Bashar Al-Assad o al Gobierno sirio, pues es el Pueblo sirio quien debe decidir quién es su Presidente y a su sistema político (de modo que no es ésta la cuestión). Rusia está defendiendo los principios fundamentales que ha abrazado desde hace más de cien años, el primero de los cuales es la independencia nacional y el principio de no injerencia en los asuntos internos, pues Rusia misma ha sufrido y sigue sufriendo a causa de esa injerencia. Por añadidura, Rusia está defendiendo sus legítimos intereses en la región, que se ven reducidos, por algunos analistas superficiales, al puerto de Tartús. Pero, en realidad, los intereses de Rusia son mucho más significativos. Atendiendo al plano político, hay que tener en cuenta que cuando el terrorismo asola a Siria, un país-clave en la región, ello acostumbra a tener un impacto directo sobre la estabilidad del Oriente Árabe, y eso, a su vez, suele impactar contra Rusia. A diferencia de muchos países “occidentales”, Rusia sí comprende con plenitud dicha realidad. Y, atendiendo al plano social y cultural, no debemos olvidar la existencia de las decenas de miles de familias ruso-sirias, que crearon un puente social, cultural y humanitario entre los dos países.

Si Rusia fuera a perseguir un acuerdo, tal y como usted ha estipulado, ello hubiera tenido lugar ya hace uno o dos años, cuando “el cuadro” era aún borroso, incluso para algunos oficiales rusos. Hoy, “el cuadro” es claro como el agua. Y Rusia, que no estableció “un compromiso” con “occidente” en aquel entonces, no va a trazarlo ahora.


ENTREVISTADOR: ¿Están teniendo lugar negociaciones con Rusia a fin de concretar suministro de combustible o de material militar a Siria?. ¿Qué hay en relación al contrato del sistema defensivo S-300?; ¿lo ha recibido Siria?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: Es obvio que ningún país declararía públicamente qué armamento y arsenal posee, ni los contratos que firma al respecto. Se trata de información clasificada concerniente a las Fuerzas Armadas. Será suficiente con afirmar que todos los contratos firmados con Rusia están siendo cumplidos y ni la crisis, ni las presiones recibidas por parte de los Estados Unidos, países europeos o del Golfo han afectado a su implementación. Rusia continúa suministrando a Siria aquello que el país necesita para defenderse a sí mismo y a su Pueblo.


ENTREVISTADOR: ¿Qué tipo de ayuda solicita hoy Siria por parte de Rusia?. ¿Se trata de ayuda financiera o quizás equipamiento militar?. Por ejemplo, ¿pediría Siria un préstamo a Rusia?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: Dado la ausencia de seguridad sobre el terreno, es imposible una economía eficiente y estable. Así que, en primer lugar, el apoyo que Rusia está brindando a través de los contratos militares acordados para ayudar a los sirios en su auto-defensa, conducirá a mejorar la seguridad, mejora que, a su vez, obrará por facilitar una recuperación de la economía. En segundo lugar, el apoyo político ruso a nuestro derecho a la independencia y a la Soberanía ha jugado también un papel significativo. Muchos otros países se han puesto en nuestra contra políticamente, y han traducido esa política cortando los lazos económicos y cerrando sus mercados. Rusia ha hecho justamente lo contrario y continúa manteniendo buenas relaciones comerciales con nosotros, y eso nos ha ayudado a mantener en funcionamiento nuestra economía. Por tanto, y en respuesta a su cuestión planteada, la perseverancia rusa en el apoyo político y su compromiso en el cumplimiento de los contratos militares acordados sin doblegarse ante las presiones estadounidenses han supuesto una ayuda substancial a nuestra economía, a pesar de las incidencias negativas que el embargo económico -impuesto por otros- ha comportado en la vida del Pueblo sirio.

Desde una perspectiva puramente económica, varios son los acuerdos entre Rusia y Siria en lo que se refiere a bienes y materiales. En lo que respecta a un préstamo de Rusia, debería ser visto en tanto que algo beneficioso para ambas partes: es una oportunidad para Rusia en relación a la expansión de su industria nacional y de sus compañías, mientras para Siria reportaría fondos necesarios a la reconstrucción infraestructural y al estímulo de nuestra economía. Reitero que la solidaridad y el apoyo político ruso han sido medios decisivos en la restauración de la seguirdad así como a la hora de cubrir las necesidades básicas del Pueblo sirio.


ENTREVISTADOR: ¿Son esos contratos relativos a combustible y a necesidades de alimentos básicos?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: Los ciudadanos sirios vienen siendo objeto de sabotaje y ataque terrorista en lo que se refiere a los alimentos básicos, así como a sus necesidades sanitarias y de combustible. El Gobierno sirio está trabajando a fin de asegurar que estos recursos básicos estén disponibles para todos los sirios, y ello a través de nuestros acuerdos comerciales con Rusia y otros países amigos.


ENTREVISTADOR: Volviendo a la situación en Siria y a la crisis actual: estamos al corriente de que usted ha dado amnistías repetidas veces. ¿Han incluido a “rebeldes” estas amnistías?, y, ¿se han dado casos de cambios entre los “rebeldes”, pasando a luchar junto con el Ejército Árabe Sirio?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: Sí: así ha sido. Recientemente, ha tenido lugar un marcado desplazamiento, especialmente desde que el “cuadro” de qué está pasando realmente en Siria se ha tornado más claro para muchos, quienes comprenden que lo que está aconteciendo es crudo terrorismo. Muchos han vuelto al curso de la vida civil, entregando sus armas y beneficiándose de las amnistías, que les ayudan a volver a sus vidas. Más ilustrativamente, hay que decir que existen grupos concretos que han pasado de combatir al ejército, a luchar junto a él. Estas personas habían sido embaucadas por cuanto se propagó desde los medios o bien fueron inicialmente forzados a encuadrarse militarmente bajo amenaza por parte de los terroristas. Es justamente por esta razón que, desde el inicio mismo de la “crisis”, el Gobierno sirio ha adoptado una política de puertas abiertas para todas aquellas personas que han resuelto desentenderse de la ruta inicial que tomaron contra su propio país. Y, aunque mucha gente en Siria se opuso a esta política, ella ha demostrado ser efectiva tanto como ha ayudado a solventar parte de la tensión inherente a “la crisis”.


ENTREVISTADOR: Las relaciones que Siria mantiene con varios Estados han ido colapsándose consecutivamente, caso de Qatar, Arabia Saudí y Turquía. ¿Quiénes son los aliados de Siria y quiénes sus enemigos?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: De todos son bien conocidos los países que nos apoyan. Internacionalmente, Rusia y China. Regionalmente, Irán. De todos modos, estamos empezando a asistir a una basculación positiva para Siria en la arena internacional. Ciertos países antes intensamente contrarios a Siria han empezado a cambiar sus posiciones, mientras otros re-emprenden sus relaciones con nosotros. Por supuesto, estos cambios de posición no constituyen apoyo directo.

En cambio, hay países que han movilizado directamente y dado sostén al terrorismo en Siria. Durante los primeros dos años, estos países han sido fundamentalmente Qatar y Turquía. Mientras Qatar financiaba, Turquía proveía soporte logístico, entrenamiento de los terroristas y los introducía en territorio sirio. Recientemente, Arabia Saudí ha reemplazado a Qatar en lo que a financiación se refiere. Para ser claros: Arabia Saudí carece de todo, salvo de finanza. Quienes solamente tienen dinero, ni pueden construir civilización, ni pueden nutrirla. Así que Arabia Saudí implementa su Agenda en función de cuánto dinero llega a manejar.

Turquía encarna un caso diferente: es penoso que un gran país como es Turquía, que ocupa una ubicación estratégica y se caracteriza por una sociedad liberal, esté siendo manipulada por un grueso fajo de dólares expedidos a través de un Estado del Golfo que ostenta una mentalidad regresiva. Es, por supuesto, el Primer Ministro turco quien carga con la responsabilidad por esta situación, y no el Pueblo turco, con quien compartimos un gran vínculo de herencia y tradiciones.


ENTREVISTADOR: ¿Qué es lo que hace tan fuertes las relaciones entre Rusia y Siria?. ¿Se trata de intereses geo-políticos?, ¿o que ambos países comparten lucha contra el terrorismo?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: Existe más de un factor que forja tal fortaleza de relaciones. El mayor de todos es que Rusia sufrió la ocupación nazifascista durante la segunda guerra mundial mientras Siria ha sido ocupada más de una vez. En segundo lugar: desde el inicio de la época soviética, Rusia ha estado sujeta a numerosas y continuas tentativas de intervención extranjera sobre sus asuntos internos, y ése es precisamente el caso mismo de Siria.

El tercer factor, aunque no de menor importancia, es el terrorismo. En Siria comprendemos bien qué significa y qué comporta el asesinato de civiles inocentes por extremistas chechenos; qué significa mantener bajo secuestro y amenaza a alumnos y profesores en Beslan, o mantener secuestradas personas inocentes en el Teatro de Moscú. Igualmente, el Pueblo ruso comprende cuando en Siria hablamos de actos de terrorismo idénticos a esos que ellos han sufrido. A esta razón se debe que el Pueblo ruso rechace el discurso “occidental” de “los terroristas buenos y los terroristas malos”.

Añadiéndose a dichos factores, hallamos los nexos familiares sirio-rusos a los que me refería anteriormente, y que no habrían llegado jamás a desarrollarse sin la existencia de características comunes tanto culturales y sociales como intelectuales. Súmese a ello los intereses geopolíticos de que hemos hablado ya. Rusia, a diferencia de los europeos y de “occidente”, está bien concienciada respecto de las consecuencias de desestabilizar Siria y la región, tanto como respecto del efecto que esto tendría para la extensión del terrorismo, proceso inextricable al primero.

Es el conjunto de estos factores lo que perfila la solidaridad política con Siria de un gran país como Rusia. Su posición no se funda sobre uno o dos elementos, sino que se funda en su perspectiva de comprehensividad histórica, cultural e intelectual.


ENTREVISTADOR: Señor Presidente: ¿qué va a ocurrir en Ginebra II?; ¿qué expectativas tiene usted en relación a esta Conferencia?.

PRESIDENTE AL-ASSAD: El objetivo de la Conferencia de Ginebra es apoyar el proceso político y facilitar una solución política a la “crisis”. De todos modos, esto no puede ser alcanzado antes de haber detenido el apoyo extranjero al terrorismo. Esperamos que la Conferencia de Ginebra se iniciará ejerciendo presión sobre aquellos países que apoyan al terrorismo contra Siria, a fin de detener su pertrechado armamentístico y el alud de terroristas extranjeros hacia el interior del país. Si esto es alcanzado, los pasos políticos pueden ser andados fácilmente, siendo, entre ellos, el primordial, iniciar un diálogo entre sirios para discutir el futuro sistema político, la Constitución, legislaciones varias y otras cuestiones.


ENTREVISTADOR: Gracias por su sinceridad y por hacer una exposición tan transparente durante esta entrevista.