Pensamiento contracorriente

Guatemala:  El Chino Herrera, otra víctima de la criminalización de la protesta social 
 

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Rubén, el Chino, no es un delincuente más. Tampoco trafica con droga. Ni es marero, ni traficante de personas. Ha trabajado durante muchos años en la proyección social y desde hace tiempo se traslado a su natal Barrillas, en donde cosecha café y apoya con su experiencia la organización comunitaria.

Cuál es su delito. Pertener a la coordinación de la Alianza por la Defensa de los Recursos Naturales de Huehuetenango -ADH- , y al Consejo de Pueblos de Occidente – CPO-

Eso lo ubica como miembro de la oposición a las actividades de la empresa hidroeléctrica española Hidro en Santa Cruz Barrillas. Según el parte policial, se le acusa de “ser el dirigente, desestabilizador y manipulador de las ONG, para que actúen violentamente en contra del Estado”. Esto es una clara muestra de la política del actual gobierno que criminaliza la lucha social, que realizan las comunidades en defensa del territorio y sus medios de vida.

La instalación de Hidro Santa Cruz ha generado varios conflictos en Barillas, al igual que otros emprendimientos de este tipo en diversos puntos del país. La respuesta del gobierno siempre ha sido ponerse del lado de las empresas que explotan los recursos, sin importar el costo social y las protestas de los comunitarios.

Junto a Rubén Herrera se encuentran 22 líderes comunitarios con ordenes de captura, de los cuales 11 personas permanecieron injustamente encarcelados por más de ocho meses, hasta que un tribunal desestimo las acusaciones.

Este hecho, sumado al asesinato de Carlos Hernandez, líder sindical y miembro del Comité Ejecutivo del FNL, se suma a los preocupantes hechos represivos en contra del movmiento social guatemalteco y principalmente a miembros de organizaciones que luchan contra el modelo económico actual.

Ante estos hechos, la demuncia y la movilización es fundamental para detener la criminalización de la protesta social, buscando que las instituciones sirvan al pueblo y no a las empresas que explotan nuestros recursos y generan conflictividad social.