1. “Nunca derrotaría a Trump o a Cruz en unas elecciones generales”.
Falso. De acuerdo con los últimos sondeos, Bernie es el candidato demócrata más sólido para las elecciones, y derrotaría tanto a Donald Trump como a Ted Cruz en un hipotético enfrentamiento (las últimas medias de todos los sondeos de Real Clear Politics muestran que Bernie bate a Trump por un margen mayor que el de Hillary y que Bernie derrota a Cruz, mientras que Hillary perdería frente a Cruz).
2. “No podría llevar a la práctica ninguna de sus ideas porque el Congreso las rechazaría”.
Si ambas cámaras del Congreso siguen en manos republicanas, ningún demócrata será capaz de hacer aprobar mucha legislación en el Congreso, y tendrá que atenerse en vez de eso a decretos y reglamentaciones presidenciales. Pero hay mayores probabilidades de echar a los republicanos si se dispara la “revolución política” de Bernie, que traería consigo a millones de jóvenes y demás votantes, y de mantenerlos políticamente comprometidos.
3. “Norteamérica nunca elegiría a un socialista”.
Por-fa-vor. Los programas estatales de más éxito y aprecio son los de protección social: la Seguridad Social y Medicare. Una autovía es un gasto social compartido, como las fuerzas armadas, los parques públicos y las escuelas. El problema que hoy tenemos un exceso de socialismo para los ricos (rescates de Wall Street, subvenciones a Big Ag [los grandes intereses agrícolas] y Big Pharma [los de las grandes farmacéuticas], la monopolización por parte de las empresas de cable y las gigantescas aseguradoras y los paquetes salariales de los ejecutivos con descomunales deducciones fiscales), todo lo cual quiere concluir o impedir Bernie.
4. “Su propuesta sanitaria de un único pagador sería tan cara que exigiría subirle los impuestos a la clase media”.
Este es un argumento engañoso. Los estudios demuestran que un sistema de pagador único saldría bastante más barato que nuestro actual sistema, que depende de aseguradores sanitarias con fines lucrativos, pues un sistema de un solo pagador no gastaría sumas tan ingentes en publicidad, marketing, salarios de ejecutivos y facturación. De modo que aunque el plan de un solo pagador de Sanders exigiera impuestos más elevados, los norteamericanos adelantarían mucho, pues se ahorrarían bastante más que eso en seguros sanitarios.
5. “Sus planes para financiar la educación universitaria con impuestos a las transacciones de Wall Street significaría que las universidades se regirían por leyes gubernamentales”.
Tonterías. Tres cuartas partes de los estudiantes universitarios de hoy asisten ya a universidades públicas, financiadas por los gobiernos de los distintos estados, y no se rigen por una reglamentación gubernamental [federal]. El verdadero problema es que hay demasiada gente joven que no puede permitirse una educación universitaria. La política tendente a una educación superior pública y gratuita que comenzó en los años 50 con la G.I. Bill [ley que favorecía que los veteranos de las fuerzas armadas pudieran cursar estudios al reintegrarse a la vida civil] llegó a un brusco final en los años 80. Tenemos que reiniciarlas.
6. “Es demasiado mayor”.
No es cierto. Está en plena forma. ¿Se han fijado en lo ágil y enérgico que aparece haciendo campaña por todo el país? Hoy en día, tener 70 es como tener 60 (es más joven que cuatro de los nueve jueces del Tribunal Supremo). En cualquier caso, la cuestión no es la edad, es tener los valores adecuados. FDR sufría de parálisis y JFK tenía tanto la enfermedad de Addison como la de Crohn, pero fueron grandes presidentes porque lucharon rotundamente por la justicia social y económica.
fue secretario de Trabajo de EEUU bajo la Administración Clinton. Es catedrático de Políticas Públicas en la Universidad de Berkeley. Autor de Aftershock’.
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