Economía de guerra vs Economía especulativa: A once años de las Torres Gemelas por Wim Dierckxsens / La Haine Sábado, 13 de Octubre de 2012
Larry A. Silverstein firmó el 24 de Julio de 2001 un contrato de arrendamiento-compra del World Trade Center (WTC), con un pago inicial de 124 millones de dólares. Aseguró fuertemente el complejo del WTC contra ataques terroristas. Obtuvo una indemnización total de 7.3 mil millones de dólares.
Introducción
Larry A. Silverstein, un magnate israelí en bienes raíces, firmó el 24 de Julio de 2001 un contrato de arrendamiento-compra del World Trade Center (WTC), con un pago inicial de 124 millones de dólares. El contrato se celebró 6 semanas antes del 'ataque terrorista' del 11 de setiembre. El banco JP Morgan Chase y las Autoridades del Puerto de Nueva York, ambos controlados por la familia Rockefeller, negociaron el trato. Silverstein aseguró fuertemente el complejo del WTC contra ataques terroristas. Silverstein también poseía el edificio siete del complejo. Los ocupantes de este edificio bastante seguro fueron, entre otros, la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Este edificio siete colapsó aunque edificios que se encontraban más cerca de las Torres Gemelas pero no poseído por el Sr. Silverstein quedaron sin daños.
Silverstein recibió una liquidación de 4.5 mil millones de dólares de las compañías de seguro después de su destrucción. Apeló el pago del seguro reclamando que el impacto de los dos aviones no representaba un solo caso sino dos. El ganó el juicio y de esta forma obtuvo una indemnización total de 7.3 mil millones de dólares. Alice Schroeder, Vinay Saqui y Chris Winans afirman en su documento del 17 de setiembre de 2001, titulado “World Trade Center Special Issue”, que las pérdidas consecuentes de la caída de las Torres Gemelas superarían eventualmente las posibilidades de Lloyd's como empresa re-aseguradora.
Es preciso saber que Lloyd's es una de las empresas claves que pertenece a la fracción dominante del capital financiero anglo-americano globalizado con sede en Wall Street y el centro financiero de Londres. Esta fracción que reúne las principales bancas de inversión del mundo y transnacionales está en franca disputa con la fracción financiera americana conservadora unipolar y unilateral. La última se basa fuertemente en el complejo industrial y militar de EEUU y busca conservar la hegemonía norteamericana en el mundo. Los globalistas en cambio, aspiran a crear un Estado global bajo hegemonía de los grandes banqueros. Lo anterior pone el suceso del atentado del 11 de setiembre de 2001 en un entorno de lucha geopolítica que tiene su anclaje primero que todo en los propios Estados Unidos.
La pérdida de soberanía nacional en la era de la globalización
Con la globalización neoliberal ha dominado la política económica que promueve la liberalización de los mercados en general y de los financieros en especial. El poder de los Estado-nación para definir en forma independiente su política económica dentro de un marco nacional, ha sido reducido de forma drástica, primero en los países periféricos como los latinoamericanos, pero luego también en Europa y hasta en los mismo EEUU. En las últimas dos décadas del siglo pasado, el poder soberano del Estado-nación ha disminuido en el plano económico como consecuencia del poder totalizador adquirido por las transnacionales en el marco de la política de desregulación económica a nivel mundial. El poder totalizador que adquieren las transnacionales en la desregulación económica y en la política de los estados, se desarrolla en el marco de la eficiencia para maximizar ganancias como finalidad última, que no es otra cosa que la ley del más fuerte en el libre juego del mercado (que por supuesto no es libre). Las transnacionales, los grandes bancos, a partir de las megafusiones y grandes adquisiciones se transforman en "Estados privados sin fronteras ni ciudadanos" y juntos actúan como un capital financiero globalizado que no da cuenta de nada a nadie más allá de sus principales accionistas.
Es la destrucción de la soberanía, democracia, libertad y del concepto de estado ya mencionados, para dar paso a la construcción de un nuevo estado global total: El de las transnacionales y los grandes capitales atrincherados tras la mayor acumulación de armas que conoce la historia. Si la ganancia en la economía real tiende a la baja, ya nada importa el cómo se obtiene la ganancia, lo que conlleva a la corrupción y la criminalización de las sociedades. Los estados se convierten en los garantes para toda modalidad de acumular. Así también el estado tradicional ha venido siendo substituido por un nuevo concepto: el de un “Estado-corrupto-totalitario” que es el que brinda las mejores y más rápidas oportunidades para acumular, pero que a la par desmantela todo el sistema y no solo social previo. Eso no es sostenible por largo tiempo sin hundirse en el caos.
¿Cómo se estructura esa red financiera global que tiende a subordinar a todos los estados en el mundo? Los resultados de un estudio de ETH en Zürich, Suiza, titulado “The network of global corporate control”, realizado por los investigadores suizos, Stephania Vitali. James B. Glatterfelder y Stefano Battison, muestran que 737 compañías controlan 80% de la red de corporaciones transnacionales y que solo 147 controlaban más del 40% de esta red global. De las 50 compañías, la mitad es norteamericana. Gran Bretaña ocupa el segundo lugar con 8; Japón y Francia siguen con 4 compañías cada uno en el tercer y cuarto lugar. A esto se puede sumar que 12 de las 25 compañías con el mayor número total de nodos de la cadena, son conocidos instituciones financieras. En el orden de importancia menciona el texto: Barclays, JP Morgan Chase (creada el año 2000 a partir de la fusión del Chase Manhattan y la JP Morgan & Co), UBS AG, Merril Lynch & Co, Deutsche Bank AG, Credit Suisse Group, Bank of New York Mellon, Goldman Sachs Group, Morgan Stanley, Mistsubishi Financial Group, Societé Génerale y Bank of America Corp. Estos son como los pulpos más grandes con más tentáculos en el mundo. Lo que más llama la atención aquí es que Barclays de la City de Londres estaba en primer lugar. El capital financiero global guerrea por más áreas de influencia para instaurar un orden global bajo su hegemonía. Esta puja tendrá sus triunfadores y perdedores dentro y entre las propias potencias económicas que si se basan en la territorialidad. La imposición del poder financiero global hoy responde a una lógica más allá de un país hegemónico o dominante en el mundo. Lo anterior implica que hasta se vuelve necesaria la superación de EEUU como la única superpotencia del mundo. Con ello la autodeterminación o soberanía del Estado-nación está en peligro de pasar a la historia. Hasta en los propios Estados Unidos, hay una puja de intereses por acabar con o defender su soberanía. En medio de esta puja de intereses, el bloque de poder financiero angloamericano se divide en dos, como veremos a continuación.
1. La fracción dominante del capital financiero anglo-americano globalizado
La fracción dominante de capital financiero anglo-americana, globalizado tiene su centro de operaciones en la City de Londres y Wall Street. Este capital financiero globalizado está liderado por bancos como City Group (es la mayor empresa de servicios financieros del mundo con sede en Nueva York), HSBC (es la segunda empresa de servicios financieros más grande del mundo con sede en Londres), Lloyd’s (es el principal mercado de seguros y re-aseguramientos con sede en Londres) y Barclays (es la cuarta compañía más grande del mundo en servicios financieros con sede en Londres) y controla, por ejemplo a Cargill-Monsanto (Vea, Formento y Merino, Crisis financiera global; La lucha por la configuración del Orden Mundial, Peña Lilo Eds. Buenos Aires, 2011: p.58). Muy especialmente los autores mencionan la red financiera internacional de la Gran Banca Global Rothschild que está detrás de HSBC y Lloyd´s Bank y detrás de los últimos aparecen empresas transnacionales como la Shell y Unilever. Es interesante saber que los Rothschild controlan a los principales medios de comunicación (Reuters News, Associated Press, ABC, CBS, NBC, CNBC, CNN, la BBC, y otros canales de televisión y diarios en todo el mundo). Los medios de comunicación masivos divulgaron que la euro-zona y la deuda soberana de EE.UU. producirán un desastre creciente durante el año 2012. Estas naciones entenderán, por la "teoría" aceptada como "políticamente correcta", que solo una guerra apaciguará la crisis financiera. Es preciso saber aquí que los Rothschild controlan la CIA y la OTAN y que hasta hace poco sólo había cinco naciones en el mundo donde los Rothschild no controlaban el banco central.
La idea de los Rothschild es provocar una Tercera Guerra Mundial, que tiene como objetivo instalar una nueva élite global, sumiendo al planeta en un Estado Totalitario. En términos políticos este imperio financiero estaba mejor representado en EEUU por los Demócratas desde la administración de Bill Clinton (1993-2001). Hoy en día el gobierno de EEUU bajo la administración Obama (2009-2013) está en manos de la fracción globalista, que impone ministro de economía, Geithner, y de relaciones exteriores, Clinton, pero no controla el ministerio de defensa ni el banco central que están en manos ambos de la fracción americana imperialista. En términos intelectuales su ideólogo es el premio nobel de economía Paul Krugman. Se destaca aquí también la figura política de Zbigniew Brzezinski, ex asesor de seguridad nacional de EEUU y asesor del presidente Barack Obama.
El capital financiero global guerrea por más áreas de influencia para instaurar un orden global bajo su hegemonía con la creación de un Estado global. Su proyecto estratégico ha sido la aceleración de la crisis de la soberanía del estado nacional y el desarrollo de formas de soberanía global tendientes a la conformación de un Estado Global sin Fronteras ni Ciudadanos. El espacio nacional norteamericano deja de ser punto de partida del gran capital financiero global en la lucha por ese nuevo orden global. Este capital deja de tener, en otras palabras, cualquier compromiso con los ciudadanos en los países centrales hasta en los mismos EEUU.
Para las redes financieras globales, afirman Formento y Merino (Ob. Cit.), “solo debe haber colonias no países colonizadores; incluso estos mismos devienen en territorios a colonizar”. Tratase de un imperialismo desplegado en una red jerarquizada de ciudades financieras globales: Nueva York y el centro financiero de Londres (la City de Londres) como su eje central. Esta red tendrá sus nodos locales en París, Tokio Shanghái, Frankfurt, Moscú Singapur, Hong Kong, Dubái, Abu Dabi, Bombay, Sídney, Johannesburgo, Sao Paulo, Buenos Aires, México etc. Estas ´capitales financieros´, continúan los autores, son los nodos principales que darían forma social al Estado Global y donde la división global de trabajo asignaría las funciones a cumplir en cada espacio regional. La caída de EEUU como potencia mundial se convierte una condición necesaria para avanzar hacia este nuevo formato imperial donde no existe país central: Un imperialismo sin centro establecido en un país determinado, sino en una red de mega ciudades financieras.
Para no ser absorbido por los tentáculos del capital financiero global angloamericano y al tratar de ser parte de los mismos, ha de entenderse la creación de la Unión Europea en 1992 y la introducción de la moneda única, el euro, en 1999. La forma de avanzar es a través de la constitución de áreas de libre comercio por región. Regionalizando el Globo, sin que esto implique armar bloques políticos de poder (la Unión Europea o UNASUR), sino como estrategia para debilitar los poderes estatales nacionales y regionales, se avanza para los intereses angloamericanos hacia el globalismo financiero.
2. La fracción financiera norteamericana conservadora unipolar y unilateral
A la política de desmantelamiento de la soberanía nacional había oposición de un fuerte bloque conservador dentro de los propios EEUU. Estas fracciones conservadoras necesitan perpetuar el viejo imperialismo del país central y apuntan a la estrategia de un unipolarismo unilateral con el brazo fuerte del Pentágono en medio de bloques regionales bajo hegemonía de EEUU. Este bloque de poder cuenta con la fracción financiera de J.P. Morgan (es la primera banca comercial de EEUU en cuanto a activos), Bank of America (es la segunda banca comercial más grande de los Estados Unidos). La banca comercial es la actividad más conocida por el gran público, la que se realiza a través de las típicas sucursales bancarias. Su negocio principal consiste en pagar por el dinero que depositan sus clientes y cobrar por los créditos que concede. Luego está Goldman Sachs (es uno de los grupos de banca de inversión y valores más grandes del mundo). La banca de inversión se dedica a sacar empresas a Bolsa, diseñar y ejecutar la obtención de una participación significativa en el capital de una sociedad (OPA's), fusiones, ventas de divisiones enteras entre empresas, emisiones de bonos, operaciones de gran volumen en los mercados financieros, etc. En fusiones y adquisiciones Goldman Sachs ha ganado fama histórica por asesorar clientes en ofertas públicas de adquisición.
En este bloque están también las grandes empresas del imperio Rockefeller. David Rockefeller era el presidente del banco gigante de Chase Manhattan que hoy está fusionado en J.P Morgan Chase. Su vínculo con la industria militar ha sido muy directo. Así como los Rothschild manejan a la OTAN, así trabajan los Rockefeller con el Pentágono. El imperio petrolero de los Rockefeller es impresionante y se expresa a través de sus empresas como Exxon Mobil, Chevron Texaco, BP Amoco y Marathon Oil. El J.P.Morgan Chase controla la ESSO, Hulliburton, etc. Los Rockefeller controlan grandes empresas farmacéuticas así como la empresa constructora de aviones Boeing, las aerolíneas United Airlines, Delta y Northwest Airlines. Esto deja ver la cantidad de empresas que hay en esta línea. En términos políticos este grupo fue mejor representado por los Republicanos bajo la administración Bush (2001-2009).
Estas fuerzas conservadoras buscan mantener a toda costa la soberanía y fortaleza del poder norteamericano como potencia hegemónica. Para ello es preciso mantener el dólar como moneda mundial que implica mantener a la vez su poder militar. Este proyecto político defiende el concepto de Estado nación hegemónica con sus controles geográficos. La debilidad y retraso en términos económicos de esta fracción americana de poder fue compensada por la política militar. La caída de las Torres Gemelas en 2001, según una W. Formento y G. Merino (La llamada crisis financiera global), era el medio para detener el avance de la fracción avanzada del capital financiero global que buscaba acabar con la soberanía nacional de los mismo EEUU y dinamizar la hegemonía norteamericana a partir del antiguo complejo industrial-militar norte-americano. Antes de llegar a la Casa Blanca en el año 2001 George Bush ya tenía elaborado el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano. Pero este proyecto no lo podría poner en práctica sin tener ningún aliciente que lo justificara. El Proyecto para el Nuevo Siglo Americano más que como un intento de expandir e intensificar el poder de EEUU en el mundo, se debe considerar como un intento de mantener su posición hegemónica en el nuevo contexto de acumulación de capital financiero sin fronteras que se da desde finales del Siglo XX, ya que esta acumulación sin ligamen alguno a las fronteras pone en peligro hasta la propia soberanía de EEUU. Para poder implementar el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano los halcones necesitaban de una bandera falsa y este se lo va a proporcionar el ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre. Con la "caída" de las Torres Gemelas y la crisis de la burbuja de Nasdaq, los neocons logran imponer una nueva correlación de fuerzas en el territorio norteamericano, generando una situación de empate de fuerzas. A partir de aquí, tanto una como otra fracción se posiciona, pertrecha y fortalece, agudizando necesariamente las contradicciones entre ellas.
A partir de 2001, la fracción retrasada, fuertemente desarrollada al interior de los EEUU pero con menor desarrollo global logra compensar así su debilidad en el terreno económico, desplegando una política militarista basada en la idea de la seguridad nacional. Los halcones en EEUU aprovecharon el atentado del 11 de setiembre para fomentar un nacionalismo retrograda en tierra propia a tal grado que pude emerger una guerra contra el terrorismo. La guerra contra el terrorismo ha de “legitimar” cualquier barbaridad. La invasión de EEUU en Afganistán se hizo sin prueba alguna sobre la posible responsabilidad de Bin Laden en la caída de las torres gemelas de Nueva York.
A partir del 11 de setiembre de 2001 EEUU prepara la invasión de Iraq. EEUU no consiguió los votos necesarios en el Consejo de Seguridad para invadir Iraq. La invasión fue la sustitución del imperio de la ley por la ley del imperio. Con la invasión a Iraq en marzo de 2003, el gobierno de EEUU ha desconocido abiertamente la propia Carta Magna de la ONU y con ello viola la soberanía nacional, mostrando a la vez tener el derecho exclusivo de sobreponerse a las demás potencias, incluyendo a la Unión Europea. Sadam Hussein y sus supuestos armas de destrucción masiva revelan ser mero pretexto para la invasión así como son hoy en día las armas nucleares que supuestamente están en desarrollo en Irán. Nunca encontraron dichas armas de destrucción masiva en Iraq, pero menos de diez años después de nuevo se hace creer al mundo que, esta vez, Irán está fabricando armas atómicas.
El atentado del 11 de septiembre en Nueva York no tenía que ver con la caída bursátil en las principales potencias. La crisis bursátil (la de Nasdaq especialmente) ya existía en ellas, y se esperaba que la bolsa continuara cayendo a partir de la recesión mundial que estaba a la vista. Del 10 de septiembre al 10 de octubre del 2001, la situación bursátil no empeoró de manera sustancial entre las potencias mundiales: el Nikkei 225 estaba el 10 de octubre un 74% por debajo de su récord histórico contra el 73% un mes antes; El Dow Jones, un 21% contra 14%; el Nasdaq, un 68% contra 65%; y el área europea un 35% contra un 31%. Las bolsas en los países emergentes recibieron golpes más duros, puesto que la actividad bursátil cayó en un mes del 12% al 23% por debajo de su nivel alcanzado a principios del 2001. Así por ejemplo, la bolsa en Brasil cayó en ese mes del 39% al 53% por debajo de su nivel alcanzado a principios del 2001; en Argentina, pasó del 25% al 46% por debajo de ese nivel; en China, del 11 % al 20% (The Economist, 13-19. X. 2001: 99).
Ante la lógica unipolar del capital financiero angloamericano globalizado se enfrentó la visión unipolar de la fracción de aquel capital financiero apoyado en el complejo industrial y militar. Tratase de una batalla entre dos fracciones de capital improductivo al interior de EEUU. André Gunder Frank señalaba que el poder hegemónico y unipolar de Estados Unidos se sostiene sobre dos pilares: el dólar y el Pentágono. La guerra en Irak era una necesidad estratégica para asegurar la continuidad del poder americano por otras cuantas décadas. Al reposar la dominación de Estados Unidos sobre el mundo en los mencionados dos pilares, resultaba estratégico para Estados Unidos preservar el dólar como la moneda de reserva. Con una caída del dólar estaría en juego uno de los dos pilares de la hegemonía norteamericana. El fin de la era del dólar como moneda de reserva internacional significaría el hundimiento de Estados Unidos y consecuentemente un triunfo del capital angloamericano globalizado.
La economía estadounidense dependía cada vez más de los bancos centrales de China, Japón y otras naciones periféricas que invertían sus principales reservas internacionales en bonos del Tesoro. Con el transcurrir del tiempo, el dólar retrocede como moneda de intercambio universal y como moneda de reserva. Rusia ya exportaba en 2001 la mitad de su petróleo y gas en euros, y existían negociaciones para que el comercio bilateral con la Unión Europea se hiciera en euros. La participación del euro en las reservas internacionales alcanzó en 2003 ya el 20% y en 2011 (en medio de la crisis del euro) el 25.7% contra un 61.7% en dólares. Existía el peligro de que los países de la OPEP dejaran el dólar como moneda de intercambio con China, India entre otros. La implementación efectiva de tal política hubiera conlleva tarde o temprano a la caída libre del dólar. La llamada guerra contra el terrorismo por tanto, ha sido una enorme cortina de humo para ocultar esta feroz lucha por mantener el mundo unipolar bajo hegemonía estadounidense.
La creciente desconfianza en el dólar se revela en el precio del oro: Desde que la administración Bush llegó al poder en 2001, el oro pasó de 200 dólares a casi 700 la onza a principios de mayo de 2006. Desde junio de 2005 China anunció reorganizar la composición de sus reservas internacionales lo que empuja el dólar hacia abajo. A nadie se le escapa, ni en China ni afuera, que la diversificación de las reservas internacionales a otras divisas, al oro y al “oro negro” u otras materias primas que no pierden su valor, vuelve sumamente vulnerable al dólar. En este contexto se entiende cómo en 2012 el precio del oro estaba ya en más de 1700 dólares por onza.
La lucha entre las dos fracciones del capital improductivo salta a la vista con el traspaso de la presidencia de la Reserva Federal en EEUU en febrero de 2006. En esa fecha “cae” Alan Greenspan como presidente de la Reserva Federal y suben a Ben Bernanke. Con ello cambia la correlación de fuerzas entre las dos fracciones de capital en el núcleo del poder financiero global: La Reserva Federal. Con Ben Bernanke en la presidencia de la Fed., la política de altas tasas de interés, golpea directamente al sistema financiero. Para Formento y Merino (La llamada crisis financiera global), el Banco Lehman Brothers (una de las mayores bancas financieras de inversión y parte de la red del Citigroup, principal grupo del capital financiero anglo-americano globalizado) no se cayó el 15 de setiembre de 2008 sino, en la lucha lo dejaron caer para que arrastrara a toda la banca de inversión a la crisis. La caída del Lehman Brothers guarda, entonces, relación directa con la necesidad de desarticular la Red financiera global. Lehman Brothers fue. Meses antes habían caído el Bear Stearns (un banco de inversión global y de venta de ´securities´ como los CDS) el Merryll Linch (otro banco de inversiones), que fueron inmediatamente adquiridos a precios de oferta (10% de su valor) y con el apoyo financiero de la Reserva Federal, por el JPMorgan y el Bank of América respectivamente, ambos parte del grupo conservador. Este proceso de centralización forzado permite un salto de escala impresionante para estas entidades con poca presencia global en términos relativos, pero con fuerte desarrollo al interior de los EEUU, asociadas al antiguo complejo industrial-militar y a los grandes laboratorios norte-americanos, cuyos cuadros forman parte, a su vez, de la cúpula del partido republicano.
Los juegos de ajedrez continúan y parecen tornarse de nuevo a favor de los globalistas. En 2011 Barack Obama anunció un cambio en su política de defensa. La política militar ya no focalizaba tanto como proyecto norteamericano hacia Medio Oriente, sino como proyecto de la OTAN contra China y Rusia. El hecho que la administración Obama orienta su política hacia una confrontación directa con China y Rusia obedece a la preponderancia de la política del capital financiero anglo-americano y global sobre los neoconservadores. La idea principal sería fragmentar a Rusia y China en estados menores, con fuerza económica y capacidad militar muchísimo más limitada. Con ello se abortaría la alternativa de un surgimiento de un mundo multipolar bajo la hegemonía ruso-chino. Su afán es evitar un mundo multipolar bajo hegemonía ruso-china que echaría a perder el objetivo de alcanzar un Estado Global.
Según el autor Webster G. Tarpley en su trabajo “US Policy Shift On Iran-Iraq” (2008), el ideologo Brzezinski, señala que la primera fase consiste en echar a China de África a fin de cortar su acceso al petróleo y los recursos naturales en este continente y así saboteando su rápido crecimiento industrial actual. Toda África se está tornando en un campo de batalla contra los intereses chinos y Obama con la OTAN la encabeza. Una política posible, aunque dura de lograr, es no atacar a Siria e Irán sino tornar estos países contra de Rusia y China. Este diseño de Brzezinski explica porqué Obama afirma que quiere negociar con Irán y bombardear a Pakistán. En la fase final Brzezinski planea que los chinos tan necesitados de petróleo invaden las provincias orientales de Rusia donde hay muy pocos rusos y muchos posos de petróleo. De esta forma Obama, premio nobel de la paz, sería el portador de un plan para encausar una Guerra mundial que estallara entre Rusia y China que en mucho supera el plan insano de los neoconservadores. En la tercera guerra mundial se sacrificará a Europa y se entregará Israel al mundo musulmán. Con ello triunfaría el Estado Global.
La pregunta entonces ya no es cuál de las dos tendencias dentro de EEUU ganará, sino si la política de los globalistas triunfará o si habrá una tercera opción. Diferente de lo que pronostican Formento y Merino, en nuestra opinión, el capital improductivo, sea financiero o militar no triunfará en esta carrera por el poder. Con ello viene inmediatamente otra pregunta sobre las alternativas que queremos desarrollar en el próximo capítulo.
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http://www.dei-cr.org/
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