Guatemala: Atanasio Tz’ul, presente, 12 de octubre, Día de la Dignidad.
Anamaría Cofiño K.
El Periodico, 13 de octubre 2012
Los pueblos indígenas de Guatemala tienen una larguísima trayectoria de lucha que se remonta a cuando los invasores españoles vinieron a robarles sus riquezas, a violar a las mujeres, a esclavizarlos en plantaciones y minas. Durante más de 500 años han padecido abusos y explotación de parte de descendientes de criollos y mestizos que los consideran y tratan como seres útiles para sostener el injusto sistema que ha dejado a millones en la pobreza y a unos pocos en la opulencia. No obstante, los pueblos están vivos, no los han logrado exterminar, como algunos quisieran.
El racismo se inculca en las escuelas, se practica en la vida cotidiana, se transmite y reproduce por medio de gestos, ideas, imágenes, normas, y un sinfín de expresiones desagradables. Va unido a una serie de prejuicios asumidos sin pensar. El resultado es una sociedad que se odia a sí misma, que no se gusta, que se confronta frente al espejo. Para agravar este cuadro, se suman la ignorancia y voracidad de una clase dominante que ha acumulado un poder inusitado ejerciendo todo tipo de violencias, simbólicas y materiales.
De allí vienen los chapines aguantadores que con tal de no meterse en problemas, se quedan como están, ya sea sometidos a los mandatos o tratando de parecerse a quienes más los desprecian. De esa línea provienen empresarios y funcionarios neocolonialistas que hoy pretenden vender hasta el subsuelo, destruyendo la tierra que nos da abrigo y alimento.
Quienes hoy levantan la voz y reclaman el disfrute de todos los derechos, se reconocen herederos de las guerreros que enfrentaron a los conquistadores con flechas y lanzas de obsidiana; de los pueblos alzados que sobrevivieron bajo cerros y montañas; de la juventud rebelde que quiso cambiar el mundo; de quienes han soñado con construir un territorio de libertad y bienestar.
Atanasio Tzul, dirigente k’iche’ reivinidicado como un héroe que luchó contra los abusos cometidos hacia los indígenas y por la independencia en el siglo XIX, ha acompañado a las personas que han defendido territorios, bosques, fuentes de agua y tradiciones. Estuvo en la Cumbre de Alaska, exigiendo que las empresas extranjeras que cobran la electricidad a su antojo, se vayan. Oliverio Castañeda, Rogelia Cruz, Adelina Caal también están presentes junto a Carmen Tacam, Lolita Chávez y todas las personas que reclaman el derecho a decidir qué desarrollo desean.
Las clases dominantes tienen un temor visceral a que los pueblos les pasen las facturas. La idea de multitudes cobrando venganza todavía desvela a quienes se saben culpables de las peores atrocidades, por eso se esconden detrás de grupos armados que pagan para protegerse.
La continuidad de las luchas de resistencia que hoy se manifiesta con potencia y vitalidad en la defensa de la naturaleza, en las gestas por la autonomía, en la recuperación de la memoria y en la construcción de una sociedad libre de todas las violencias es una fuerza que no para ni las balas ni el terror.
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