Dougal McNeil
Viento Sur, 25 de enero de 2014
La catástrofe suscita que los movimientos de protesta alcancen un nivel que Japón no ha conocido desde décadas. El seísmo ha evidenciado problemas sociales profundos tales como las deficiencias de la seguridad social y el derecho a la vivienda. Esta lucha tiene poco interés mediático y merece la pena que sea mejor conocida.
Cerca de 19.000 muertos o desaparecidos, 150.000 residentes de la región de Fukushima obligados a huir (la mayor parte de ellos aun hoy no han podido regresar a sus casas), mientras que la evaluación de los daños ambientales y sociales de la catástrofe nuclear está aun en sus inicios – el seísmo y el tsunami de 2011 han provocado estragos incalculables en Japón. Las estructuras de la central nuclear de Fukushima Daiichi fueron dañadas tras el terremoto y las radiaciones han vuelto la situación desesperante. El futuro es poco alentador: un informe señala que « el nivel de cesium radiactivo en las hojas secas de tabaco recolectadas en la prefectura de Fukushima sobrepasan las normas de la Japan Tobacco Inc. » /1. También en la carne de vaca de Miyagi se han encontrado niveles cesium que están por encima de lo permitido /2 mientras que las anomalías observadas en las mariposas recogidas alrededor de Fukushima sugieren que la radiación es el origen de sus mutaciones /3. El estrés y las perturbaciones provocadas por las réplicas del seísmo durante la primera mitad del año 2001, la incertidumbre constante en lo concerniente a la seguridad alimentaria, las radiaciones y los desplazamientos de la población revelan los acuciantes problemas de la sociedad japonesa.
Si el seísmo y el tsunami son catástrofes naturales, no hay nada de natural en su impacto social. La reacción desordenada, caótica y a la vez insensible tanto del gobierno japonés como de la Tokyo Electric Power Company (Tepco) ha demostrado a la población las prioridades y los principios de éstos. La catástrofe ha provocado una crisis de la clase dirigente japonesa y ha suscitado movimientos de protesta que alcanzan un nivel que Japón no ha conocido desde hace décadas. Las consecuencias de la catástrofe nuclear han golpeado a una sociedad ya de por sí empobrecida por dos décadas de estancamiento económico. La falta de viviendas provocada por la evacuación de la población ha agravado la crisis de la vivienda, crónica y silenciada. El movimiento antinuclear tiene así una significación más allá de sus objetivos inmediatos: éste actúa como un catalizador del descontento alrededor de una serie de cuestiones sociales y podría desarrollar una energía anticapitalista mucho más amplia. Este movimiento se enfrenta a grandes problemas – de organización, de perspectivas, de análisis y de dirección -, pero representa una oportunidad que el movimiento obrero y la izquierda no habían tenido después de los años sesenta. Esta lucha tiene poco interés mediático y merece la pena que sea mejor conocida.
Este artículo describe el impacto político del seísmo y de la catástrofe nuclear así como el movimiento de protesta emergente y sus perspectivas y desafíos que como movimiento antinuclear en Japón deberá confrontar. Nos hemos basado, en la medida de los posible, en fuentes japonesas con la idea de dar voz a estos movimientos y compartir esta interesante lucha.
Una tragedia que se podría haber evitado
«Es un crimen, y los miembros del gobierno que han tomando esta decisión deberían ser encarcelados». Así es como el agricultor Ito Noboyoshi ha resumido la situación, hablando con el periodista David McNeil, un año después de la catástrofe. Ito vive en un pequeño pueblo de Iitate, a unos 40 kms. de la central de Fukushima. El 14 y el 15 de marzo de 2011, la irradiación provocó graves daños. «Por las noches llovía y la lluvia hacía caer la radiación sobre nosotros», cuenta Ito a McNeill. « El gobierno retrasó la publicación de los datos que indicaban los restos de radiación, cuyo conocimiento podría haber ahorrado a un montón de personas haberse comprometido a una fuerte exposición. Cientos de familia habían sido evacuadas de las zonas irradiadas, sin saberlo » /4. Historias como estas abundan.
Después de pasar meses fingiendo que nada se podía hacer para proteger sus centrales de los efectos del terremoto, en octubre de 2012 Tepco fue forzada a admitir que su dirección sabía que era necesario realizar trabajos para mejorar la seguridad, pero que no actuó. ¿La razón? Los administradores de la compañía creían que el reconocimiento de estos problemas de seguridad provocaría actuaciones judiciales. No querían inquietar a la población de las zonas en las que sus centrales están situadas revelando las infracciones en la seguridad, la compañía eligió esconder su información. Según la propia Tepco: «Si la compañía acometía un plan para plantar cara a un grave accidente, nos preocupaba que esto creara inquietud y ansiedad en todo el país y las comunidades próximas a las centrales nucleares, lo que daría un impulso al movimiento antinuclear» . /5
Durante años, investigaciones de periodistas y militantes habían avisado sobre los problemas de seguridad de las centrales nucleares, pero los grandes medios eligieron no hacerlas público y alinearse así junto al gobierno y la compañía. El investigador Onda Katsunobu publicó en 2007 un libro titulado Tepco’s Dark Empire, en el que enumeraba los fallos de seguridad, los encubrimientos y los casos de corrupción de la compañía. Durante cuatro años, este estudio fue ignorado. Incluso antes del seísmo, había otros indicios de peligro que la industria nuclear podía causar a la población en caso de terremoto. En 1996, el libro de Fujita Yuuko, Silent Killer, presentaba los enormes riesgos para la salud a los que Tepco exponía a sus trabajadores, relatando la vida de Shimahashi Noboyuki, muerto de leucemia a los 29 años a causa de la exposición a las radiaciones durante su trabajo. /6 Los patrones, que ahora afirman que no podían saber que esto podía llegar a ocurrir, mienten y lo saben. Esto que hoy parece nuevo, es algo que la gente ya conocía.
La privatización de los beneficios y la socialización de las perdidas por parte del capitalismo se confirma en Japón de una forma cruel. Más de un centenar de miles de personas privadas de vivienda, numerosos trabajadores de Tepco expuestos a enfermedades que amenazan sus vidas, los medios de vida de los pequeños agricultores arruinados, y todo porque la compañía de electricidad privilegia sus intereses a corto plazo por encima de la seguridad de la gente.
A cada revelación sobre la incompetencia y la imprudencia de Tepco, el descontento popular aumenta. Un signo de la inquietud del gobierno japonés ante este aumento de las críticas es que el Parlamento ordenó, por primer vez en su historia, la realización de una investigación independiente. La comisión creada para este propósito no estaba compuesta por radicales y ni siquiera representaba el descontento popular. Estaba constituida por personalidades del establishment, científicos y funcionarios afines a la clase dirigente garantizándose ésta que el caso quedaba «en manos seguras». Sus conclusiones, publicadas en julio de 2012, son abrumadoras.
La declaración de su presidente, Kiyoshi Kurokawa, indica hasta qué punto el mundo oficial estaba desacreditado: « El seísmo y el tsunami del 11 de marzo de 2011 fueron catástrofes naturales cuya magnitud conmocionó al mundo entero. Aunque provocada por estos fenómenos naturales, el accidente que se produjo en la central de Fukushima Daiichi no puede ser considerado como un desastre natural. Ésta ha sido una catástrofe provocada por los humanos - que podría haberse evitado y debería haber sido prevista e impedida. Y sus efectos podrían haber sido atenuados por una respuesta humana más eficaz (…). Nuestro informe enumera una serie de errores y negligencias voluntarias que hicieron que la central de Fukushima no estuviera preparada para los acontecimientos del 11 de marzo. Éste examina igualmente las lagunas en la reacción de Tepco, las autoridades encargadas de la seguridad y el gobierno ante el accidente». /7
El informe continúa tratando de diluir estas «negligencias voluntarias» en la «cultura japonesa» en general, pero los hechos hablan por sí mismos: la cultura de empresa, la atmósfera de asfixia creada por la sumisión y la intimidación en el seno de las grandes empresas, están lejos de ser una especificidad japonesa.
Negligencia corporativista y solidaridad de la clase obrera
Durante los días y semanas que siguieron al seísmo, la supervivencia estuvo a la orden del día. Es en el seno de las redes formadas durante este proceso que dio sus primeros pasos el movimiento de protesta. Tepco por su parte se abonó al insulto y a la injuria: « A partir del 12 de septiembre – seis meses después de la fusión de su reactor – la empresa comenzó a enviar, principalmente por correo, un formulario de 58 páginas para quienes quisieran demandar una compensación, exigiendo los recibos (originales, no copias) por los costes de transporte y otros gastos provocados durante la evacuación, registros bancarios y fiscales que muestren el nivel de ingresos antes del desastre y certificados que acrediten el deterioro de la salud después de la evacuación. Un mes más tarde Tepco no había recibido más de 7.600 formularios cumplimentados – aproximadamente el 10% -, ya que se consideraba que eran imposibles de rellenar y sobre todo porque la mayor parte de los documentos requeridos habían sido destruidos por el seísmo y por el tsunami». /8 Como dijo el militante Sakoto Kishimoto, « Fukushima es hoy una comunidad totalmente rota y ni el gobierno ni Tepco quieren pagar la factura. Han abandonado a la gente de Fukushima a su suerte ». /9
La respuesta de la población japonesa contrasta con este insulto. Los sindicatos y los grupos comunitarios se han hecho cargo de organizar el alojamiento y la atención cuando entendieron que el gobierno no podía hacerlo. La reconstrucción llevará años y algunas zonas quedarán inhabitables para siempre, sin embargo la mayor parte de los alojamientos temporales del gobierno tendrán que ser abandonados por las familias como muy tarde pasados dos años. Otros alojamientos temporales están desprovistos de servicios básicos como agua o gas.
Los pequeños sindicatos radicales, en particular aquellos que organizan a los jóvenes trabajadores precarios, apoyan y ayudan a sus miembros y a las comunidades obreras evacuadas, y al mismo tiempo organizan la crítica política de la lógica dominante sobre la reconstrucción. Iwahashi Makoto, militante del sindicato independiente Posse, explicó esta estrategia durante una reunión sindical en Seúl el año pasado: « La versión oficial se ha denominado como “reconstrucción creativa”, un eufemismo para hablar de la reconstrucción neoliberal y la remodelación de las ciudades en beneficio del capital. El gobierno ha impuesto la desregulación para fomentar la competencia mundial entre las multinacionales, recalificando las “zonas de reconstrucción” como zonas con beneficios fiscales, y una gran desregulación de los capitales privados en los puertos y en los terrenos agrícolas devastados. Al mismo tiempo, el gobierno no ha hecho nada para garantizar el nivel de vida de la gente corriente. Algunos se han visto privados de seguridad social y las familias han visto como suprimían sus asignaciones una ves que fueron consideradas como “independientes” al ser ubicadas en un alojamiento temporal.
Ante esta situación, pensamos que es importante que los militantes ayuden en la reconstrucción de Sendai. Hay gente que ha sido abandonada y que prácticamente no ha recibido ayuda del Estado. Ayudando a estas personas, esperamos que la cuestión de la pobreza en Japón sea percibida como un problema general y no como un incidente debido únicamente al terremoto. El seísmo ha puesto en evidencia problemas sociales profundos, como las insuficiencias de la seguridad social y el derecho a la vivienda. Los problemas de las zonas siniestradas sacan a la luz los problemas sociales de Japón. Nuestro primer objetivo es que la cuestión de la pobreza sea considerada un problema social». /10
El argumento de Iwahashi según el cual «los problemas de las zonas siniestradas sacan a la luz los problemas sociales de Japón» es importante: después de dos decenios de empeoramiento del nivel de vida, de aumento del desempleo y de incertidumbre económica, la clase obrera japonesa sufre esta crisis de una forma más aguda. /11
Los obreros de la construcción se han enfrentado a estos problemas en su más alto nivel. La industria de la construcción ha sabido sofocar el sindicalismo, está dominada por el crimen organizado, por la imposición de una precariedad despiadada y por la atomización de los obreros. Tepco explota esta situación. En junio de 2011, el blog de Posse informaba: « El trabajo más peligroso de limpieza después de la catástrofe de Fukushima ha sido reservado a los obreros. Éstos son expuestos a los más altos niveles de radiación transportando el agua de los tanques, etc. A menudo ni siquiera saben dónde se están metiendo, ya que la oferta de “puesto vacante” miente descaradamente al prometer un trabajo fijo, mientras que la realidad es que esos contratos son de corta duración o empleos eventuales. Esto revela los problemas de pobreza y desigualdad de la sociedad ». /12
Aparición de un movimiento de contestación
Dada la terrible experiencia que las armas nucleares provocaron al final de la Segunda Guerra mundial, no es de extrañar que el sentimiento antinuclear sea aun hoy fuerte entre los trabajadores de Japón. Pero décadas de relativa estabilidad social y de crecimiento del nivel de vida de numerosos trabajadores – hasta el estallido de la burbuja económica en los años noventa – han ayudado a las clases dirigentes a separar «lo nuclear malo» (las armas nucleares y el militarismo, un tema políticamente demasiado «caliente» para los políticos japoneses, pese a que después de 1950 han sido sometidos a una fuerte presión por parte de los EEUU para su rearme), de «lo bueno» (energía, «prosperidad», potencia, …). Así, el movimiento antinuclear fue debilitado, dispersado, fracturado y marginal antes de 2011.
Después de Fukushima, parecía en un primer momento que nada podría cambiar significativamente. Desde principios de marzo hubo protestas contra la energía nuclear y la gestión de la catástrofe por parte del gobierno. Pero las manifestaciones eran pequeñas y fueron ignoradas por los medios. Todavía su pequeño tamaño disimulaba la importancia del cambio cualitativo que éstas suponían. El periodista y sindicalista Chie Matsumoto comentaba en vista de la gran manifestación de junio de 2012 contra la reactivación de las centrales nucleares: « Esta no es la única manifestación que ha tenido lugar en Japón. Si mira las manifestaciones precedentes a lo largo del año que siguió al desastre, se ve claramente que la gente ya había comenzado a actuar. Es muy raro que el pueblo japonés entre en acción: el sentimiento dominante hasta entonces era que las protestas y las manifestaciones eran cosa de unos pocos...y que esto no era un derecho del pueblo. Pero después del desastre las manifestaciones han cambiado. Cada vez son más y más grandes. Éstas se extienden a lo largo de todo el país. La última, ante la sede del Parlamento, fue probablemente una de esas extrañas ocasiones en las que la gente se manifestaba espontáneamente y no atendiendo a la llamada de sindicatos o de otros colectivos. Fue una verdadera demostración de rabia, de frustración ante la traición del gobierno, de acción colectiva espontánea ». /13
Estas movilizaciones tienen algo en común con el movimiento Occupy: la gente oye hablar de manifestaciones y de sentadas a sus amigos o en las redes sociales y deciden hacer lo mismo en sus ciudades. Un nueva generación, que no carga con la herencia de defectos y de reveses que azotaron a la izquierda en Japón, ha construido estas protestas. Para muchos, esta es la primera vez en su vida que toman parte en la actividad política.
Las redes sociales han jugado un papel importante en el inicio de este proceso. Después, una vez que la gente ha cogido confianza viendo como otros compartían sus opiniones y estaban dispuestos a bajar a las calles, las discusiones políticas han penetrado, en muchos casos por primera vez, en los centros de trabajo.
«Yo me enteré de esta manifestación por Twitter» , explicaba una mujer entrevistada en Kyoto durante una manifestación antinuclear. « Normalmente no puedo discutir con la gente de mi trabajo o de mi entorno, pero, en comparación con el ambiente de antes, creo que ahora puedo tener una conversación sobre el hecho de que no necesitamos la energía nuclear y que la gente esté de acuerdo ». /14
Cada semana, nuevos informes sobre los daños de la catástrofe o sobre las inaceptables prácticas de Tepco centran la atención de los principales periódicos japoneses y, con ellos, cada semana durante la primavera y el verano de 2011 el movimiento iba creciendo. Así, lo que comenzó como piquetes de unos cientos de personas, se ha transformado en reuniones semanales de varios miles.
El movimiento se elevó como un cohete, partiendo de la nada y deviniendo finalmente en una fuerza que ha dominado durante meses la política japonesa. Una sentada y una acampada de tantas iniciada en septiembre de 2011 ante el Ministerio de economía, comercio e industria duró seis meses y fue defendida por miles de manifestantes ante las tentativas de la policía de desalojarla. «Las mujeres de Fukushima» - un movimiento de protesta de las mujeres desplazadas de la región irradiada – organizaron otra sentada que se convirtió en un polo de atracción. Las manifestaciones comenzaron y continúan delante de la residencia del Primer ministro. Las manifestaciones de los viernes pasaron de 300 personas en marzo de 2011 a 90.000 en julio. Japón, un país conocido por su cultura dócil y apolítica, se ha convertido de golpe en un país políticamente vivo.
Las personas evacuadas de las regiones devastadas han jugado un papel importante en estas movilizaciones semanales y han dado confianza al movimiento, permitiéndole resiste a las llamadas de «unidad nacional» y otras tentativas de despolitización. Después de una manifestación en octubre de 2012, el periódico del Partido Comunista, Akahata («Bandera roja») entrevistó a a uno de los evacuados de Fukushima: « Yo no sabía hasta qué punto las centrales nucleares eran peligrosas», dijo. « Mucha gente no saben el daño que puede causar la fusión del núcleo de un reactor nuclear. Yo he participado en reuniones para compartir mi experiencia con otros. He encontrado muy alentadoras las manifestaciones que se desarrollaron frente a la oficina del Primer ministro. Estoy contento de ver que la gente que no se ha visto afectada por la catástrofe también se unen a la protesta ». /15 Inspirados por el ejemplo de los militantes de Tokyo, manifestaciones más pequeñas se han convertido en habituales en las zonas rurales y del entorno de Fukushima.
Las manifestaciones masivas fueron las más grandes que Japón ha conocido desde los años sesenta. Unas 60.000 personas fueron movilizadas en Tokyo seis meses después de la catástrofe. Más de 20.000 desfilaron a finales de julio de 2011, a pesar del fuerte calor y de la humedad. En julio de 2012 más de 170.000 personas se manifestaron en Tokyo, y después, en el mismo mes, fueron 200.000 las que rodearon el Parlamento... Como siempre, las estimaciones policiales y las de los organizadores son muy diferentes, pero todo el mundo estaría de acuerdo en que este es un cambio cualitativo importante, algo que la actual generación no había conocido antes.
El Primer ministro Noda intentó por un momento descalificar al movimiento, hablando de «mucho ruido y pocas nueces». « Pero estas voces no son simplemente ruido», le respondió Hayashi Yuichi, estudiante y activista. /16 La clase dirigente ha perdido, por el momento, la iniciativa y no sabe qué responder a un movimiento popular. Por una parte, Noda y su gobierno no hacen nada y actúan como si las protestas no les afectaran, asegurando que la vida puede seguir con normalidad – con las centrales nucleares reactivadas. Pero al mismo tiempo el movimiento amenaza con seguir propagándose y los manifestantes ocupan las calles, cada vez más confiados en sus fuerzas. Esto supone una ruptura con el orden social autoritario y represivo que el capitalismo japonés había mantenido. Si este movimiento legitima la protesta, ¿quién sabe dónde puede terminar? Como dijo al New York Times Matsumoto Hajime, uno de los organizadores del movimiento más radical, el país « está al borde de vivir algo nuevo». /17
Este «algo nuevo» ha encontrado expresión en el movimiento y alrededor de él. Desde el seno del movimiento, Kenji Kunitomi, un veterano socialista revolucionario, editor del periódico Kakehashi, explica que una «consciencia anticapitalista primaria» emerge entre los manifestantes gradualmente a medida que éstos ganan experiencia y son inspirados por las discusiones dentro del movimiento. El movimiento hace virar a la sociedad hacia la izquierda mientras se desarrolla: un sondeo realizado por Manichi Shinbun indica que el 47% de la población se solidariza con los manifestantes y sus objetivos. Esto refleja una importante evolución en un país en el que las protestas han sido demonizadas durante mucho tiempo. /18 El hecho de que las protestas sean cada vez más numerosas da fuerza a la gente: «Por el momento, no es importante que nos escuchen o no», explicaba al New York Times Ayuko Higashi durante la tercera manifestación antinuclear. «Es simplemente un paso para empezar a levantar nuestra voz ». /19
La mayor parte del material editado sobre la campaña por las organizaciones políticas o por los colectivos activos en ésta se limita a la cuestión del cierre de las centrales nucleares en Japón. Pero estos textos hacen una conexión entre la cuestión de la seguridad, sobre quién se beneficia de la energía nuclear y los límites de la democracia japonesa. «Se hace evidente que realmente se impone el problema nuclear», decía un hombre de Aichi a Akhata durante una de las manifestaciones del viernes en septiembre de 2012. « Nosotros queremos mostrar al Primer ministro Noda que la rabia de la gente corriente es más peligrosa que Keidanren [el principal lobby de los empresarios japoneses] o que los Estados Unidos ». /20 Otros comentaban al mismo periódico que «tiemblan de rabia» cuando un manifestante que protestaba por primera vez en su vida resumía así el punto de vista dominante: «Este parece ser un punto de inflexión en nuestra historia. No vamos a parar hasta que todas las centrales nucleares sean cerradas».
Respuestas de la clase dirigente
El gobierno del Partido demócrata (PD) está dañado y dividido. Después de que su Primer ministro, Hatoyama Yukio, el primero el dirigir un gobierno del PD, fuera humillado por Obama y forzado a aceptar la dominación estadounidense en Okinawa, el gobierno ha ido conociendo una crisis tras otra, ha tenido un liderazgo débil y ha perdido credibilidad tanto ante el gran capital como ante la población. Una fracción del partido, dirigida por Ozawa, se escindió tras un aumento de los impuestos. A semejanza de los partidos social-liberales, el PD tiene dificultades por su deseo de gobernar tanto como para el capital como para su base social, a la que ha traicionado y castigado. /21 En este contexto, el gobierno ha tenido una mala respuesta ante la rabia y el miedo de la población después de que los secretos de Tepco hubieran sido hecho públicos. En un principio el gobierno anunció el fin de la energía nuclear para el año 2030, pero durante los días siguientes cambió de posición, optó por mantener el statu quo bajo la presión del capital y del lobby nuclear. /22 Teniendo en cuenta que la represión policial contra los activistas sindicales y sociales es una tradición y que los miembros del Partido comunista han sido encarcelados en el pasado por haber distribuido panfletos en los buzones, las acciones de la policía contra el movimiento antinuclear ha sido muy limitadas y solo un puñado de activistas han sido arrestados. Así, si por un lado el gobierno del PD es favorable a la energía nuclear y se ha alineado con su lobby, por otro, no se siente capaz de enfrentar al movimiento. Mientras tanto la popularidad del gobierno de Noda ha seguido cayendo, mientras trataba de usar una retórica nacionalista con el fin de desviar la atención sobre la crisis del país.
Otros representantes del establishment trataron de subirse al último vagón del movimiento. El anterior Primer ministro Hatoyama hizo su aparición en las manifestaciones, señalando a la multitud que « debemos valorar esta nueva corriente democrática que habéis creado... Podemos ver aquí cuál es la distancia entre la voz del pueblo y la oficina del Primer ministro. Como anterior Primer ministro, yo deseo transmitir inmediatamente vuestro mensaje al Primer ministro » /23 Está claro que Hatoyama y algunos otros veían en este movimiento una oportunidad para volver a la política y reconstruir su base electoral. ¿Pero se dejará cooptar el movimiento?
Retrato del movimiento
«La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos» /24, escribió Marx. Para el movimiento obrero japonés, esta pesadilla era la herencia de las derrotas de los años setenta. No es este el lugar para volver sobre esta historia, pero a veces hacer memoria es indispensable para comprender el movimiento actual. La dura represión de los años treinta y cuarenta, seguida de las purgas anticomunistas inspiradas por los Estados Unidos, había dejado a la izquierda de los años sesenta huérfana de una tradición, de una continuidad y de lazos con el movimiento obrero que le hubieran permitido guardar un sentido de la realidad. En consecuencia – y de manera trágica – el gran levantamiento de la juventud durante los años setenta se perdió, cuando los militantes socialistas se hundieron en la extrema izquierda (y a veces en el terrorismo), en la guerra entre organizaciones de extrema izquierda y en la glorificación de la violencia. El crecimiento de la represión produjo en la izquierda una cultura de confrontación y los grupos que se pretendían socialistas participaron de este enfrentamiento, los unos contra los otros, y esto es lo que, a finales de los ochenta, provocó la muerte de más de cien militantes, asesinados por otros socialistas. Todavía quedan restos de estos grupos sectarios y sus payasadas han desacreditado tanto a la protesta como a la política socialista en el espíritu de importantes sectores de la clase obrera japonesa. Este legado de amargura y arrepentimiento todavía pesa mucho en la actualidad.
Así, algunos de los aspectos más radicales de la protesta del movimiento japonés pueden parecer, a ojos de los observadores occidentales, menos atrevidas de lo que son en realidad: no ha habido enfrentamientos de gran magnitud, nada de disturbios comparables a los de los estudiantes británicos contra la policía. Pero, en el caso de Japón, el hecho de que los trabajadores salgan a las calles en manifestaciones tienen una significación: si no se puede hablar de una radicalización masiva en Japón, sí podemos decir que el país está conociendo en la actualidad un proceso de politización generalizada. « Normalmente yo no voy a manifestaciones, pero como estaba en contra de lo nuclear, pensé que podía venir, al menos para ver», decía una mujer a los organizadores de la manifestación de Kyoto. /25 Al normalizar la participación en las protestas, este movimiento puede extenderse a otros dominios. El periódico socialista revolucionario Kakehashi señaló una serie de temas políticos generales que este movimiento ya se ha planteado. Cita a un estudiante que participa en la mayoría de las concentraciones delante del Parlamento: « Nosotros queremos que el gobierno nos diga, a nosotros, los jóvenes, la verdad. Queremos tener el derecho a decidir qué hacer con las centrales nucleares ». /26
«La tradición de las generaciones muertas» pesa aun hoy sobre este movimiento. Numerosos organizadores de las manifestaciones han querido señalar el carácter apolítico del movimiento, pidiendo a la gente que no portara banderas u otros símbolos de organizaciones en las manifestaciones antinucleares. Los organizadores también excedieron su papel destacando sus relaciones de amistad con la policía, inclinándose ante éstos y agradeciéndoles su trabajo al finalizar las manifestaciones. /27 Aunque la mayoría de los manifestantes eran trabajadores, fueron personajes famosos, celebrities, y personalidades de entre las clases medias – y no sindicalistas – quienes se han puesto en la cabecera de estas manifestaciones y han sacado un rendimiento mediático.
El movimiento antinuclear está dominado por dos coaliciones principalmente:
►Sayonara Genpatsu Issenmannin Akushon (Adiós a la energía nuclear — que moviliza a unos 10 millones de personas), una amplia coalición de grupos que viene de movilizaciones anteriores, con intelectuales y escritores, de la que Kenzaburo Oe es la figura más conocida;
►La Coalición metropolitana contra lo nuclear, una formación más joven y más reciente.
Si bien esta última coalición tiene una imagen más radical y juvenil, las dos han contribuido a las movilizaciones de masa y ambas se apoyan en fuerzas sociales comparables así como en sentimientos similares.
Las distinciones políticas entre los dos movimientos proporcionan pistas sobre cómo esta lucha puede desarrollarse y sobre las fuerzas sociales y políticas que actúan. La gran concentración en Yoyogi Uehara, organizada entre otros por Kenzaburo Oe, fue significativamente mayor de lo que han sido los mítines de los viernes por la noche ante la sede del Primer Ministro. Hay diferentes estratos en estos movimientos. Sayonara Genpatsu Issenmannin Akushon reúne a un buen número de generaciones desde los años sesenta y de la «vieja» nueva izquierda, mientras que la Coalición metropolitana contra lo nuclear – y, al mismo tiempo, otros grupos no alineados – reúne a los jóvenes grupos de militantes abiertos a diversos programas y análisis políticos. La mayoría de estos últimos jamás se habían implicado en una protesta anteriormente.
La aversión de este movimiento por la política podría traer problemas en el futuro. Como el gobierno pretende volver a poner en marcha los reactores nucleares y afirmar a la industria nuclear como parte integrante del capitalismo japonés, las cuestiones estratégicas, políticas y los análisis se convierten en una urgencia. Hay un foso político enorme entre los deseos políticos del movimiento antinuclear y las fuerzas políticas organizadas capaces de hacer que esos deseos tomen formas. Durante algunos de los años de la década precedente el Partido Comunista Japonés conoció un boom de adhesiones y simpatizantes en el seno de la juventud y parecía poder vivir una renovación generacional, pero esto no se tradujo en resultados electorales y, por otra parte, su política y sus estructuras son insensibles y con poca vida. /28
Es demasiado pronto para descartar la posibilidad de un avance en la organización de este movimiento, pero éste ciertamente representa una oportunidad para los militantes socialistas de hacerse con un auditorio mucho más grande y más dinámico que el que haya podido tener hace mucho. Hay un verdadero sentimiento de que hay que aprovechar este momento. La manifestante Naoki Okada dijo a Manichi Shinbun durante una de las manifestaciones de los viernes: « Si queremos deshacernos de ellos, el momento es ahora... Solo llevó unos meses reducir a cero los reactores operativos, entonces, ¿por qué deberíamos reactivarlos? (…) Yo querría golpear ahora, cuando todo el mundo está unido, para no dejar pasar este momento de unidad ». /29
Algunos líderes del movimiento son conscientes de sus límites y los tratan de superar. La clarificación política deviene posible cuando los activistas sienten su potencial. Así fue como Amiyama Karin fue inicialmente conocida como cantante punk ultranacionalista y de derechas y después, con el paso de los años, se radicalizó hacia la izquierda y ahora es una de las portavoces del movimiento antinuclear. Su nueva orientación política se expresó claramente en un discurso que pronunció durante una concentración masiva: « La forma en la que los medios hablan de nosotros ha cambiado. Una nueva consciencia de democracia directa ha emergido. Es tiempo de cambiar la historia... Desde finales de marzo se organizan vigilias semanales cada viernes frente a la sede del Primer ministro. El número de manifestantes ha aumentado y ahora éste es un movimiento social. Estamos ganando terreno... » /30
El reto para la izquierda socialista japonesa está en construir sobre la base de esta «determinación para no dejar pasar esta oportunidad».
Avances ideológicos
Las conexiones entre la crisis económica y la crisis medioambiental proporcionan un camino para lograr esto. Según Iwahashu Makoto, del sindicato independiente Posse, la catástrofe provocó una ruptura con las simpatías hacia la clase dirigente y dio a las ideas anticapitalistas la oportunidad de hacerse con una mejor audiencia: «La catástrofe provocó daños incalculables, pero ésta nos ofrece también una oportunidad. Hasta el momento, el individualismo era dominante en Japón. Dicho de otra forma, la asistencia social no era considerada como el resultado de la pobreza, sino como un problema de la propia gente pobre y de sus propias decisiones. Aproximadamente 2,05 millones de personas se benefician de una ayuda social actualmente – lo que es un récord. Sin embargo, esto no se considera por la sociedad como resultado de la pobreza estructural . Incluso los que reciben asistencia social han interiorizado la idea de que esto es a causa de su culpa. Los beneficiarios de ayudas sociales son denigrados incluso después del terremoto. Nuestro punto de partida debe ser la lucha contra esta idea hegemónica que impregna a la sociedad japonesa.
«Si se da un salto en la conciencia de la gente, seremos capaces de aprovechar el marco político abierto tras el terremoto. Por primera vez en Japón, todo el mundo puede darse cuenta de que un gran número de personas han sido empobrecidas por circunstancias ajenas a su voluntad y no a causa de sus propias acciones. Estas gentes son víctimas. Pero a pesar de todo lo extraordinario que éste se pueda considerar, el seísmo no es el único factor que ha hundido a la gente en la pobreza. Éste ha sacado a la luz los problemas estructurales más profundos del capitalismo japonés.
Al abordar el problemas de las víctimas, estamos construyendo en la actualidad un movimiento para exigir un nivel de vida digno. Queremos ligar esta cuestión con la lucha contra el neoliberalismo y el capitalismo. Pensamos que la resolución de los problemas de las zonas afectadas por la catástrofe constituye un aspecto importante en la lucha contra la hegemonía actual de la lógica antisocial fundada sobre la idea de que los pobres son los responsables de su situación ». /31
Hay señales que indican que una crítica social más profunda comienza a manifestarse. El semanario socialista revolucionario Kakehashi caracterizó la manifestación de octubre de 2012 en el Parque Hibiya como un paso adelante para el cambio y por una «política digna». /32
¿Qué hacer?
Nosotros no estamos en condiciones, desde el exterior, de dar consejos tácticos a nuestros amigos y camaradas que militan en el movimiento antinuclear japonés. Este movimiento moviliza a una generación nueva que construye su propia tradición buscando sus propias preguntas y sus propias respuestas. Las viejas lecciones deben ser aprendidas en su justa medida. Es experimentando la construcción de un movimiento como una generación nueva podrá tomar confianza para desafiar a la autoridad y al poder existentes.
Hay mucho en juego. La contaminación de la región de Fukushima ha provocado el desplazamiento de la población, destrucción material y daños en salud de los trabajadores por numerosos años, puede que décadas. Sin embargo, la clase dominante japonesa ha dejado claro que quiere mantener la industria nuclear. Tepco, que pasará a la historia por su falta de respeto a las normas de seguridad, no ha dado ningún indicio serio que haga pensar que va a cambiar su forma de actuar. Todos los problemas del capitalismo japonés continúan ahí. Este es un movimiento que debe ganar.
Esto que los militantes de fuera de Japón pueden ver es el renacimiento, en el seno de la izquierda japonesa, de una batalla ideológica. Ellos deben tomar parte. El movimiento ha abierto espacios de debate sobre toda suerte de cuestiones – empezando por los límites dominantes de la ideología individualista dominante hasta la centralidad del potencial de la clase trabajadora. Éste inspiró a los militantes más veteranos para conectar con las nuevas fuerzas sociales y con los jóvenes trabajadores.
Una lenta impaciencia
Los veteranos, como Kenji Kunitomi y sus camaradas de la Liga Comunista Revolucionaria y del Consejo Nacional de los Trabajadores Internacionalistas, que han mantenido una tradición de defensa de la autoemancipación del a clase obrera y sufrió la represión de los años setenta, los desastres sectarios de los ochenta y la vida política de los noventa, son ahora parte de un movimiento que moviliza a decenas de miles de personas que jamás han sido activos políticamente con anterioridad.
Los retos están ahí. El movimiento deberá afrontar una oposición seria de la clase dirigente y deberá superar sus ambigüedades y sus confusiones políticas en el curso de esta confrontación. Tenemos mucho que aprender de esta experiencia.
Uno de los manifestantes, preguntados por Akahata ante la sede del Primer ministro, explicó esto con claridad: « Si vamos más despacio - que ha dicho - no vamos a llegar a nuestra meta». /33
Dougal McNeil milita en Socialist Alternative en Australia
05/01/201
http://marxistleftreview.org
Traducción: VIENTO SUR
Notas
1/ « Above-limit radioactive cesium detected in Fukushima tobacco, JT says », Japan Times, 11 octubre de 2012.
2/ « Cesium above new limit in Miyagi beef, » Japan Times, 18 octubre de 2012.
3/ Nick Crumpton, « “Severe Abnormalities” found in Fukushima butterflies », BBC News, 13 agosto de 2012 : http://www.bbc.co.uk/news/science-e...
4/ David McNeill, « Crippled Fukushima Nuclear Power Plant at One Year: Back in the Disaster Zone », The Asia Pacific Journal, Vol.10, Issue 9, n° 4, 27 febrero de 2012 : http://www.japanfocus.org/-David-Mc...
5/ Justin McCurry, «Fukushima disaster could have been avoided, nuclear plant operator admits », Guardian, 15 de octubre de 2012.
6/ NPO Posse, « Livres : “Le tueur silencieux” : les travailleurs des centrales nucléaires exposés aux radiations », http://blog.goo.ne.jp/poss_blog/e/a...
7/ « The Official Report of the Fukushima Nuclear Accident Independent Investigation Committee: Executive Summary », Tokyo: National Diet of Japan, 2012, p. 9.
8/ David McNeill, « The Fukushima Nuclear Crisis and the Fight for Compensation », The Asia-Pacific Journal, Vol. 10, Issue 10, n° 6, March 5 2012, http://www.japanfocus.org/-David-Mc...
9/ « The Japanese People Won’t Accept it Any Longer », Transnational Institute, 5 March 2012, http://www.tni.org/interview/japane...
10/ Extracto de un discurso de Iwahashi Makoto, Extrait d’un discours d’Iwahashi Makoto, publicado por primera vez en Left21, periódico del grupo socialista revolucionario coreano «Todos juntos». Es una traducción del texto japonés original, que no fue publicado.
11/ Cf. R. Taggart Murphy, « Bubblenomics », New Left Review n° 57, Mayo-Junio de 2009.
12/ Blog de POSSE , Junio de 2011, http://blog.goo.ne.jp/posse_blog/e/...
13/ Citado por Dougal McNeill, « Japan: Hope, and Hashism », Overland blog, 25 Junio de 2012, http://overland.org.au/2012/06/japa...
14/ « Bye-Bye Nukes Kyoto », http://www.youtube.com/watch?v=dXHu....
15/ Akahata, 14 de octubre de 2012, http://www.jcp.or.jp/akahata/aik12/...
16/ Eriko Arita, « Citizens Groups Propel Rising Wave of Antinuclear Activism », Japan Times, 19 agosto de 2012.
17/ Hiroko Tabuchi, « Protests Challenge Japan’s use of Nuclear Power », New York Times, 11 de junio de 2011.
18/ Ver : Jake Adelstein & Nathalie Stucky, « Japanese Government Literally Surrounded by Antinuclear Protesters », Japan Subculture Research Centre, 30 July 2012, http://www.japansubculture.com/japa...
19 / Hiroko Tabuchi, « Tokyo Rally is Biggest Yet to Oppose Nuclear Plan », New York Times, 16 julio de 2012.
20/ Akahata, 12 septembre 2012, http://www.jcp.or.jp/akahata/aik12/...
21/ Cf. Gavan McCormack, « Obama vs. Okinawa », New Left Review, n° 64, July-August 2010.
22/ Justin McCurry, « Japan drops plans to phase out nuclear power by 2040 », Guardian (UK), 19 de septiembre de 2012.
23/ LaborNet Japan, « Movement against nuclear energy, government escalâtes », 9 de agosto de 2012, http://labornetjp.blogspot.co.nz/20...
24/ Karl Marx, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, http://www.marxists.org/espanol/m-e...
25/ « Bye Bye Nukes Kyoto », op. cit.
26/ Kakehashi del 29 de julio de 2012, http://www.jrcl.net/frame120806a.html
27/ Jake Adelstein & Nathalie-Kyoko Stucky, « Nuclear Power Protests Find Wide Support in Japan », The Daily Beast, 19 août 2012, http://www.thedailybeast.com/articl...
28/ Ver : Kaye Broadbent, « Japan’s New Radicalism », Socialist Alternative, junio de 2009, http://sa.org.au/index.php?option=c...
29/ « Giant Antinuclear rally in Tokyo draws protesters from all walks of life », Mainichi Shinbun, 17 de julio de 2012, http://mainichi.jp/english/english/...
30/ Kakehashi, 6 de agosto de 2012, http://www.jrcl.net/frame120806a.html
31/ Iwahashi, Left21, op. cit.
32/ Kakehashi, 22 de octubre de 2012, http://www.jrcl.net/
33/ Akahata, 21 de Septiembre de 2012, http://www.jcp.or.jp/akahata/aik12/...
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