La renta básica: ¿sólo una moda, un tema con sex-appeal, una provocación snob o algo que vale la pena estudiar?


Daniel Raventós  Sin Permiso

19 de enero 2014

"…muy a menudo ha mirado la vida por encima del breviario

 a fin de conocer con exactitud qué es lo que en ella sucede" E.T.A. Hoffmann

Será ya pronto el 13 simposio. Es un trabajo que viene de lejos. Aunque a veces parezca que acaba de comenzar. Con la renta básica (RB) parece, según una primera mirada superficial, que pasa como con las modas y con los vientos: van y vienen. Hay momentos en los que se puede creer que nadie le presta mucha atención y otros, por marcada diferencia, en los que parece que todo el mundo quiere hablar de ella. Para bien y para mal. Ahora estamos en un momento del último tipo: periódicos, televisiones, revistas, radios… hablan de la RB. Partidos, movimientos sociales y sindicatos le prestan alguna atención. En una segunda mirada menos rápida puede constatarse que el interés por la RB cuando se inició la crisis y especialmente vistas las consecuencias de las medidas de política económica puestas en funcionamiento en la UE, obedece a algo más que a una simple moda. Muchas personas, algún partido, algún sindicato, algunos movimientos sociales están convenciéndose de que se trata de una medida clara e inmediata que permitiría hacer frente aunque sea parcialmente a las consecuencias fatales de la crisis y de las medidas de austeridad para la población no rica. Cuando se habla de la RB de forma tan generosa como en los momentos presentes estamos ante una muestra de que ya no se trata de una propuesta exótica como hace pocos años. Pero, detrás de la cruz está el diablo, y cuando se habla y se escribe en tantos medios de comunicación es frecuente que aumenten las confusiones. Se califica de RB lo que es stricto sensu una renta para pobres, o de insuficiencia de rentas o cualquier variante de la condicionalidad. No es tampoco ajeno a las confusiones el hecho de que se obligue a un o una periodista a que haga un reportaje sobre la RB. Mal pagado, con pocas condiciones, ¿alguien puede culpar al o la periodista que escriba algo poco, digamos, aseado? Poco tiempo, mal salario y conocimiento escaso del tema comportan, aunque se haga bona fide, un producto normalmente malo: una opinión o dos o tres a favor, una o dos o tres en contra, alguna frase más o menos espectacular y ya está hecho el reportaje. Hay heroicas excepciones que son muy de agradecer, pero no abundan. Son los costes inevitables de la atención que merece en estos momentos la RB. Incluso colectivos de profesionales cualificados y además beligerantes a favor de una fiscalidad más justa, cometen errores de bulto en sus interpretaciones acerca del cálculo y financiación de una RB.

Como también forma parte de estos costes el que se pida la opinión a personas que no conocen el tema. Así, por ejemplo, después de 30 años de debates académicos, sociales y públicos, aún es frecuente leer objeciones como que la RB es absurda porque… se da la misma cantidad a todo el mundo. Y se realiza esta afirmación, aunque parezca increíble, ¡sin mencionar la forma de financiación! Algo así como si la RB beneficie por igual a Botín y al sin techo de abajo. De manera que tendría razón el señorito andaluz que estaba de acuerdo con la reforma agraria que se discutía en la Segunda República española porque "entre lo que tengo y lo que me van a dar…". Eso sí que sería una RB absurda, desaconsejable, políticamente reaccionaria y, por resumir, completamente imbécil.

De vez en cuando es bueno ponerse a reflexionar sobre las propias convicciones. Ya sabemos que el "sesgo de la confirmación" no es buen consejero. Este sesgo nos inclina a procesar mucho más favorablemente la información acorde con las propias convicciones que la información que es contraria a las mismas. En San Sebastián realizaremos el simposio número 13 de la RB. Y allá esperamos discutir lo más a fondo posible con activistas, profesionales del trabajo social, políticos, académicos, feministas, sindicalistas… Sean favorables o contrarios a la RB.

La RB es (hay que repetirlo una vez más para intentar evitar, aunque no haya suerte, el menor número de confusiones) una asignación monetaria incondicional a toda la población, es decir, algo bien diferente de los subsidios condicionados a alguna circunstancia (ser pobre, estar en el paro, tener alguna discapacidad física o psíquica…). Incondicionalidad: quizás la principal característica distintiva de la RB. Pero con la RB y un buen sistema de financiación, como se ha expuesto en varias ocasiones y un poco más abajo se vuelve a especificar, los ricos pierden. Siguiendo con el señorito terrateniente andaluz: la reforma agraria comporta que él no se quede con las mismas tierras que tenía antes de la reforma. 

La RB es una propuesta que viene discutiéndose desde hace unas pocas décadas en ámbitos académicos, en distintos parlamentos, en algunos movimientos sociales y en distintos países de todos los continentes. Sin estar difundido entre gran parte de la población, el conocimiento de la RB está mucho más extendido entre algunos sectores sociales que hace unos pocos años. 

Nadie razonablemente sensato puede asegurar que habrá una masiva creación de puestos de trabajo en los próximos meses y años. De entre las distintas características de la RB, hay una que incluso los más firmes defensores del pleno empleo deberían evaluar: su aplicación inmediata conseguiría mejorar la posición de los más débiles y eliminaría casi de golpe la pobreza. No es poca cosa. Además, por citar solamente una más de sus potencialidades, la RB suprimiría los perversos incentivos de la política de workfare que obligan a aceptar cualquier trabajo en cualquier condición. [1] 

La RB es una propuesta que desde que empezó a debatirse a mediados de la penúltima década del siglo pasado, ha despertado enorme interés en algunas personas, así como claras animadversiones en otras. Ha provocado también debates muy interesantes, así como muchos otros de completamente prescindibles. Otra curiosidad de la RB es que tiene partidarios de derechas (pocos) y de izquierdas (bastantes más); detractores de derechas (muchos) y de izquierdas (bastantes menos). Situación que puede confundir a más de uno. Efectivamente, saber que alguien es partidario de la RB sin más, informa muy poco de su pensamiento político y social. Para disponer de una opinión más razonada al respecto es imprescindible conocer detalles sobre la propuesta concreta de la RB, verbigracia: qué cantidad, qué financiación, qué redistribución de la renta supone, qué sectores de la población ganan y cuáles pierden, entre otros. Hay propuestas técnicamente competentes, otras que no lo son tanto y otras que no lo son nada. Puede resultar antipático para más de uno mostrar estas evidencias, pero honradamente hay que constatarlo si queremos debatir seriamente. Las buenas, mediocres y pésimas críticas de la RB conviven con las buenas, mediocres y pésimas defensas de esta propuesta. Es otro signo costosísimo de la vitalidad de la propuesta.

La RB ha sido objeto de críticas de características muy distintas. Críticas algunas que, como queda dicho, provienen de autores o autoras que pueden ser situados políticamente en las izquierdas, y otras que son dirigidas por autores de derechas. Y algunas críticas son comunes a autores de distinto pensamiento político. No puede ser pretensión de un artículo breve como éste salir al paso de todas esas críticas, pero sí puede ser útil hacer una breve lista. Sin temor a olvidar las más frecuentes, la lista de críticas imputaría a la RB peligros, características o imposibilidades como las siguientes: no se puede financiar, sería un pretexto para desmantelar el Estado de Bienestar, permitiría mantener a vagos, son preferibles los subsidios destinados a los pobres, relegaría a las mujeres al interior del hogar, provocaría un inmenso efecto llamada de la inmigración, es preferible el pleno empleo, muchas personas preferirían vivir sin trabajar (asalariadamente), es una propuesta que está bien pero es utópica, y, para terminar en algún sitio, no acaba con todas las injusticias del capitalismo. [2]

Todas estas críticas, y algunas más, han sido debatidas a lo largo de al menos 30 años, pero a veces se reiteran independientemente de la historia del debate. Por lo que se vuelven a repetir sin tener en absoluto presente lo que se lleva acumulado. Pero esta característica relacionada con la RB no es exclusiva de esta propuesta: ¡cuántas materias no se discuten actualmente sin tener en cuenta el conocimiento precedente! 

Precisamente en el XIII Simposio de la Renta Básica que se realizará en San Sebastián los días 31 de enero y 1 de febrero, y que será coorganizado por la Diputación Foral de Guipúzcoa y por la asociación Red Renta Básica (www.redrentabasica.org), se debatirán si no todas las cuestiones relacionadas con estas críticas apuntadas sí algunas de ellas. Se tratarán temas relacionados con el feminismo, la pobreza, la salud física y mental. Asistirá el senador del Partido de los Trabajadores de Brasil, Eduardo Suplicy, veterano defensor de la RB. Tendrá también especial relevancia en el simposio algo directamente relacionado con la primera de las críticas citadas: si se puede financiar o no. Se hará público por primera vez un estudio para financiar una RB en Guipúzcoa y se presentará la última versión de una financiación para Cataluña. Un amplio resumen de este trabajo puede descargarse en: http://www.sinpermiso.info/articulos/ficheros/RBnoinerte.pdf. Más que un apretado resumen del estudio de Cataluña, realizado por Jordi Arcarons, Lluís Torrens y yo mismo, basado fundamental aunque no únicamente en una muestra de más de 200.000 declaraciones de IRPF catalanas, algunos datos importantes del mismo son los siguientes:

1) La cantidad de RB para los mayores de 18 años se propone que sea de 7.968 euros anuales (664 euros mensuales).[3] Esta cantidad era el indicador en el año 2010 (no se ha modificado a lo largo de los años 11, 12 y 13) de la "renta de suficiencia" de Cataluña que cada año debe establecer la Ley de Presupuestos de la Generalitat. Este indicador fue establecido por la Ley13/2006 de 27 de julio. Dicho indicador de "renta de suficiencia" sirve, según la Generalitat, para valorar la situación de necesidad que permite tener derecho a determinados prestaciones. Para los menores de 18 años, la cantidad de RB se establece en nuestro estudio en una quinta parte, es decir, 1.594 euros anuales.



2) La RB no está sujeta a la imposición del IRPF.



3) Sustituye toda prestación pública monetaria de cantidad inferior.



4) Deberá ser complementada cuando sea inferior a la prestación pública monetaria.



5) Finalmente, su implantación no supone la detracción de ningún otro ingreso público por la vía del IRPF. Es decir, el modelo deberá financiar lo que ya se financia actualmente (sanidad, educación… y todas las demás partidas de gasto público) y además la RB que se propone.



Los resultados son muy contundentes. En lo que respecta a la desigualdad, la transferencia de RB significa una reducción de 12 puntos en el índice de Gini, muy por encima de la conseguida con el IRPF actual, que representa la situación previa, que es tan solo de 4,5 puntos sobre el índice de Gini de la renta bruta inicial. Por su parte, el ratio S80/20 confirma en la misma línea este resultado anterior: la proporción entre el acumulado de renta (en el 20% de los más ricos, respecto al 20% de los más pobres) se reduce significativamente (1,35) en la renta posterior a la reforma. Desde el punto de vista de la progresividad (impacto de la medida sobre las rentas elevadas, en beneficio de las rentas bajas), la transferencia de RB no deja ninguna duda al respecto en los dos índices utilizados (22 o 21 puntos de aumento, según el índice de Kakwani o el de Suits y con valores positivos) para comparar la situación anterior y posterior a la reforma. Desde el punto de vista redistributivo, el indicador que mide este efecto es también tajante: un aumento por encima de 12 puntos, cuando comparamos la transferencia de RB con la situación que determina el actual IRPF. Por último, aunque referido a otro aspecto, conviene destacar la clara regresividad de una parte importante de los beneficios fiscales (reducciones y deducciones) que contempla el actual IRPF. 

  

El proyecto de financiación propuesto de una RB para Cataluña con datos de 2010 tendría estos resultados. Para financiar una RB de 7.968 euros anuales para los mayores de 18 años y de 1.594 para los menores para toda la población residente en Cataluña, además de lo recaudado hasta ahora, es decir, sin tocar ni un euro de ninguna otra partida (sanidad y educación públicas no se tocarían, por si alguien tiene alguna duda) excepto las prestaciones monetarias que fueran redundantes con la RB, el dinero provendría de: la reforma del IRPF (que aquí no se detalla) y el ahorro de las prestaciones monetarias públicas que serían suprimidas con la RB. 



La gran mayoría de la población declarante actual en el IRPF y no declarante resultaría ganadora respecto a la situación actual. Solamente un porcentaje que oscilaría entre el 10 y el 15% de la población más rica saldría perdiendo con la reforma propuesta. Un porcentaje similar quedaría en una situación parecida a la actual, dependiendo claro está de la situación de sus respectivos hogares, y entre un 70 y un 80% de la población situada en los niveles inferiores de renta de los otros dos grupos saldría ganando con la reforma. Dicho con otras palabras: se produciría una gran redistribución de la renta de los sectores más ricos al resto de la población. Es decir, lo contrario de lo que se ha producido a lo largo de las últimas décadas, especialmente en los últimos años. De hecho el índice de Gini en Cataluña pasaría de ser uno de los  mayores valores de Europa a ponerse al nivel de Noruega, el país europeo que presenta la menor desigualdad.



Para acabar. No cualquier proyecto, ocurrencia, ideal que tengamos, por deseable que pueda ser, es realizable. En muchos ámbitos (desde el muy abstracto de la matemática al muy concreto de la economía) investigar sobre imposibles conduce a la frustración, al engaño, a la impostura y también a perder el tiempo. Hay límites absolutos a lo que podemos hacer, saber o concretar. No es el caso de la propuesta (o propuestas) de la RB que se debatirán en el XIII simposio de la RB. Los obstáculos fundamentales a la RB son políticos, como políticos fueron (o son, dependiendo del lugar) las resistencias al sufragio universal, las vacaciones pagadas, el derecho de huelga, el aborto libre o el matrimonio del mismo sexo. 



Pero constatar que no hay una imposibilidad lógica o empírica a la RB, no equivale a afirmar que puede despertar simpatías unánimes. En política, hay que elegir. En política económica también. Y las propuestas de financiación de la RB que se discutirán en el XIII Simposio forman parte de una elección para garantizar la existencia material de la población. Ese objetivo no será nunca bien visto por aquellos que se benefician de que esa existencia no la tenga toda la ciudadanía. Constatarlo es apuntar más razonablemente a las tareas que hagan posible la conquista de la RB. La RB no solamente es deseable, también es factible. Y, como en más de una ocasión ya se ha escrito, quizás con la RB ocurra algo parecido a lo que una vez se refirió Arthur C. Clarke con las "nuevas ideas". Decía este gran escritor: "Cada nueva idea pasa por tres fases. Primera: Es una locura, no me haga perder el tiempo. Segunda: Es posible, pero no vale la pena. Tercera: ¡Ya dije desde el principio que era una buena idea!". Aunque la RB ya no es una "nueva idea", sería deseable que las dos primeras fases fueran rápidamente superadas. En beneficio de la población no estrictamente rica y, ¿por qué no?, de la racionalidad. Porque "no es posible para ninguna persona racional vivir en una sociedad como la nuestra sin tener deseos de cambiarla", en palabras del siempre magistral George Orwell escritas en 1938. 

(Una versión más reducida de este artículo se publicó en Público 18-1-2014)
Notas: [1] Lluís Torrens ha realizado algunos comentarios y aportaciones a este artículo que agradezco. He incorporado algunas de sus sugerencias. Por supuesto, la responsabilidad del resultado final y de los errores que pueda haber cometido es solamente mía. [2] Estas críticas y algunas más están discutidas en Daniel Raventós (2007), Las condiciones materiales de la libertad, Ed. El Viejo Topo, Barcelona. [3] En realidad, el modelo de microsimulación permite estudiar cualquier cantidad. Si se eligió la mencionada de 664 euros mensuales para los adultos es por ser la cantidad que actualmente está establecida oficialmente como "renta de suficiencia". Nada impide utilizar otras cantidades que, por supuesto, modifican los tipos impositivos, el porcentaje respectivo de ganadores y perdedores, los diversos indicadores (Gini, Kakwani, Suits), etc. 

Daniel Raventós es profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, miembro del Comité de Redacción de sinpermiso y presidente de la Red Renta Básica. Es miembro del comité científico de ATTAC. Su último libro es ¿Qué es la Renta Básica? Preguntas (y respuestas) más frecuentes (El Viejo Topo, 2012).

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