ESPAÑA:Crónica sobre el 25S en Madrid.
Octavio Fraga Guerra
26 de septiembre 2012
Un día de dignidad y justicia. Una día para la historia. Detenciones arbitrarias e identificaciones a ciudadanos que deambulan por las calles. Porras, patadas, alones de pelos y cuanta cosa sirva para golpear a los indignados de este gran país, de esta gran ciudad...
Madrid ha sido un campo de batalla. Policías con armas largas en lo alto de las azoteas en torno al Congreso de Diputados. Detenciones arbitrarias e identificaciones a ciudadanos que deambulan por las calles sin razón alguna. Porras, patadas, alones de pelos y cuanta cosa sirva para golpear a los indignados de este gran país, de esta gran ciudad.
Ataques y detenciones selectivas para fragmentar la ira y el dolor de un pueblo que clama por un cambio de ruta y de principios. “Antidisturbios” que pisotean cuerpos, cabeza o brazos, para anular y amedrentar a los que exigen una ruta diferente.
La dignidad está efervescente en las calles. Esta ciudad está crecida ante la brutalidad que no tiene parangón desde los inicios del crecido 15M. Los políticos han recibido un mensaje, un claro mensaje. La sociedad les ha convocado a parar la ruta del entreguismo y la cobardía política para sentarse con el pueblo. Con este pueblo que ha de participar en todos y cada uno de los asuntos que rigen el futuro del país. De esta gran nación que lucha contra los molinos, como esa gran Quijote enamorado de su Dulcinea, de la vida y del tiempo que les ha tocado vivir.
Madrid se crece ante la fuerza bruta. El decoro vibra en la Gran Vía, en Atocha, en Cibeles, en la Puerta del Sol. En la calles aledañas a este Congreso que está legítimamente “zarandeado” por el pueblo. O en ese Neptuno que es testigo de los más brutales actos policiales ejecutado por una “autoridad”, que ha de proteger a la ciudadanía, no amedrentarla con las braza del terror.
Esta ciudad hoy tiene otros colores, otras luces. Son luces de gloria y aplomo. Son lanzas de vida y compromiso. La verdad se crece en cada calle, en cada casa. En cada rincón de esta majestosa capital que le está dando al mundo, lecciones de paz, justicia y compromiso. Compromiso con la gran humanidad que sigue soportando la furia de la guerra.
Este día ha quedado para la historia. Es la historia de cientos, de miles –no importan las cifras-, de hombres y mujeres venidos de todas partes. Para dignificar un país y una nación culta, valiente y enérgica. Un pueblo con un desbordado sentido del humor.
Una nación que aún soporta una dilatada historia, plagada de horror y muertes anónimas. Son los sin nombres de tiempos pretéritos, aniquilados y enterrados por ese fascismo franquista que -aún hoy-, persiste camuflado en los poderes tecnocráticos.
Son los gendarmes de la economía y el empresariado multinacional. En esta jungla, está también, los medios de comunicación que traicionan la verdad y el ejemplar oficio de hacer cultura y educación desde la palabra.
La paz, la justicia y el decoro, solo se conquista luchando. Eso hace Madrid en esta noche.
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