Palabras pronunciadas por René González Sehwerert, Héroe de la República de Cuba, en el concierto: ¡Por nuestros Cinco Héroes, 15 años de injusticia basta! en la Tribuna Antimperialista José Martí, el 12 de septiembre de 2013, “Año 55 de la Revolución”.
Cubanas y cubanos;
Personas de buena voluntad de todo el mundo:
Cuatro hijos de esta tierra languidecen en prisiones norteamericanas por el crimen de defender la vida humana. Por resguardar nuestro derecho a la tranquilidad y a la existencia. Sus voces nos llegarán hoy desde sus encierros y lo harán libres de odios y rencores. Nos traerán esa alegría de vivir que les hizo asumir este sacrificio en primera instancia. Nos recordarán que sus espíritus no pueden ser quebrados por todo el encono que el gobierno más poderoso de la historia humana ha dejado caer sobre ellos. Se les castiga con tal saña porque —parafraseando a un poeta— emiten una luz que para sus acusadores resulta insoportable.
Ellos no vinieron de otro planeta. En estas calles dieron sus primeros pasos y disfrutaron de la maravilla de sus primeras letras. Absorbieron aquí de sus padres el alma y la historia de nuestros antepasados. Aquí amaron y fueron amados. Fueron, como muchos de ustedes, jóvenes que aquí gustaron de un concierto. Sólo que cuando fue preciso dieron el paso para proteger todo eso, y cuando fue aún más preciso dieron a sus fiscales una lección moral imperdonable. Y ha sido por eso todavía más preciso que soporten todo ese rencor; pero lo han hecho con altura, con el corazón ligero, con una sonrisa en los labios en los momentos más difíciles.
Gerardo, Ramón, Antonio y Fernando son esta noche los presos de nuestra felicidad; pero pudieron ser hoy cualquiera de ustedes tal y como cualquiera de ustedes pudo estar en su lugar. Ellos vibrarán con cada nota de este concierto. Junto a los corazones de ustedes los suyos palpitarán a la magia de la música. La felicidad de ustedes será la felicidad de ellos, porque ha sido y es esa felicidad alimento de sus almas, fuente de su resistencia y razón primera de su sacrificio.
Pero siguen presos. Privados de todo lo que es suyo. Arrancados de entre nosotros por un odio irracional. Y, aunque ellos nos convocan a la felicidad, no debemos olvidarlo porque de ella siguen siendo los presos. Y cuando la música cese y regresemos a la cotidianeidad, no podemos nunca dejar de pensar que les debemos y nos debemos el traerlos de vuelta a casa, y nos debemos todos el regalo de ese enorme concierto conque habremos de celebrar su regreso a la libertad.
Muchas gracias
(Ovación.)
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