30 mai par Jaime Pastor
CADTM
Pese a que la participación ha sido solo de un 45,85 %, las elecciones al Parlamento Europeo se han convertido en un primer test de la evolución de la situación política y social española desde que gobierna el PP.
Por eso, aun no siendo extrapolables a unas elecciones generales, sus resultados marcan un punto de inflexión en el marco de la agravación de la crisis del régimen y del ciclo de luchas inaugurado hace tres años por el 15M, apuntando hacia un cambio radical en el panorama político de los próximos años.
El dato más relevante es el anuncio del principio del fin del bipartidismo, como se está reconociendo en la casi totalidad de los medios de comunicación. En efecto, el retroceso de los dos grandes partidos es incuestionable, si bien es el PSOE el principal perjudicado. El PP pasa de obtener un 42,12 % de votos y 24 escaños en 2009 a 26,05 % y 16 respectivamente ahora, mientras que el PSOE desciende de de 38,78 % de votos y 23 escaños a 23% y 14. Nunca había ocurrido que la suma de ambos partidos estuviera por debajo del 50% de votos y, por tanto, cabe pronosticar que esa tendencia va a ser difícilmente reversible a escala estatal, si bien es probable que todavía se exprese de forma desigual (como en el caso de Andalucía, en donde el PSOE resiste relativamente bien) con ocasión de las elecciones autonómicas y municipales de mayo del próximo año.
Es el PSOE sin duda el más afectado por los resultados electorales, ya que se ve confirmada la prolongada crisis en que se encuentra desde las pasadas elecciones generales, agravada por la práctica descomposición que está sufriendo el Partido Socialista de Catalunya (PSC), debido a su subordinación creciente al discurso españolista del hasta ahora Secretario General, Alfredo Pérez Rubalcaba. El descenso de 36 % en 2009 a 14,28 % de votos en esa Comunidad ha venido a corroborar la creciente pérdida de apoyo social que ha sufrido una fuerza que en el pasado fue uno de los principales bastiones de ese partido.
La reacción de la dirección socialista ante el desastre electoral sufrido no se ha hecho esperar y ya hemos visto este mismo lunes su decisión de convocar un Congreso Extraordinario en julio de este año, junto con el anuncio de “primarias abiertas” para la elección de quien vaya a sustituir a Rubalcaba como número 1. Se abre así un proceso de debate interno en el que no está solo en discusión quién va a asumir el liderazgo sino también, esperemos, la búsqueda de un proyecto capaz de hacer olvidar su corresponsabilidad en el “austericidio” y conectar con una base social que, si bien una parte de ella ha podido refugiarse en la abstención, esta vez parece haber expresado su rechazo al PP mediante su voto a otras formaciones (Podemos, IU) o, en el caso de Catalunya, a ERC (con el exPresident de la generalitat Pasqual Maragall) y Ciutadans.
La gran sorpresa de estas elecciones ha sido sin duda –y así lo han tenido que reconocer la mayoría de los grandes medios de (des)información que lo ignoraron durante la campaña- el éxito electoral alcanzado por PODEMOS : 1.239.133 votos, un 7,96 % y 5 escaños así lo confirman, revelándose como tercera fuerza política en algunas Comunidades Autónomas como Madrid (con un 11,27 %), Asturies, Cantabria y Aragón y en muchas ciudades y pueblos. Se trata de algo inédito en nuestra historia electoral, ya que en apenas 5 meses esta candidatura ha logrado generar una enorme ilusión en muy distintos sectores sociales afectados por la crisis, erigiéndose como aspirante a ser el principal catalizador de la indignación popular que en los últimos años se ha ido expresando frente a una “casta política” corrupta al servicio de la troika y de Merkel.
Esta iniciativa, surgida a mediados del pasado mes de enero, con Pablo Iglesias Turrión como líder y una larga lista de Círculos que se han ido creando y constituyendo en más de 400 ciudades, barrios y pueblos, ha desarrollado una campaña basada en la autofinanciación y en un método participativo, especialmente activo en las redes sociales, reflejado tanto en la elaboración del programa como en la elección de miembros de la candidatura a través de unas primarias en las que participaron 33.165 personas. Un “método” que ha demostrado que es posible otra forma de hacer política y que ha sustentado un discurso en el que la denuncia de la “casta” ha ido acompañada de distintas propuestas, como la firme defensa de los derechos sociales, la denuncia de los “rescates” bancarios y de la deuda ilegítima y la reivindicación de la soberanía popular y del derecho a decidir.
Su entrada en el Parlamento Europeo con 5 representantes ha provocado la alarma en los partidos del régimen y los medios de la derecha, pero también otorga a esta formación una enorme responsabilidad por la ilusión de cambio que ha generado en tan poco tiempo de que “sí, se puede” no sólo resistir sino también acabar con la dictadura del 1%. Con su irrupción como cuarta fuerza política de ámbito estatal se ve obligada asimismo a convertirse en referente de nuevos agrupamientos y convergencias con otras fuerzas sociales y políticas para la movilización en la calle y la preparación de las próximas elecciones autonómicas y municipales.
Izquierda Unida (en alianza con otras fuerzas afines dentro de la candidatura de Izquierda Plural) ha pasado de un 3,71 % en 2009 a 9,99% de votos, con un total de 1.555.275 votos y 6 escaños. Ha logrado triplicar, por tanto, sus resultados pero no ha conseguido ocultar su incapacidad para conectar con sectores sociales significativos que en esta ocasión han optado por PODEMOS, especialmente en lugares tan emblemáticos como Madrid. Es probable, por tanto, que se inicie también en este partido un proceso de reflexión sobre la necesidad de confluencia con PODEMOS que, para ser creíble, debería implicar un cuestionamiento de su participación en gobiernos como el de Andalucía con el PSOE, una desburocratización interna y una mayor sensibilidad ante las demandas de nuevas formas de hacer política que desde hace tiempo proceden de los distintos actores sociales -15M, PAH, Mareas, Marchas de la Dignidad…- que han ido emergiendo durante los últimos tres años.
El tercer dato novedoso, aunque esperado, es la conversión de ERC en primera fuerza electoral en Catalunya, con 23,67 % de votos frente a 9,2 % en 2009, por encima de CiU, que ha pasado de 22,44 % a 21,86%. A ambos hay que añadir el ascenso de ICV-EUiA (de 6,08 % a 10,30 %), también favorable al derecho a decidir. La suma total de estas fuerzas es de 55 % de votos, mientras que las contrarias (PSC, PP y Ciutadans) suman poco más del 30 %. Se confirma así el ascenso del movimiento soberanista e independentista y el avance en la firme voluntad de convocar la consulta el 9 de noviembre de este año.
EH Bildu (con 2,08 % de votos y convirtiéndose en Nafarroa en primera fuerza política) obtiene un escaño reafirmándose en su proyecto independentista. “Primavera Europea” (una alianza de Compromís –coalición de una formación procedente de IU y otra del nacionalismo valenciano-, Equo –vinculado a los Verdes Europeos- y Chunta Aragonesista) también ha conseguido un escaño con 1,91 % de votos.
Frente a este conjunto de fuerzas han obtenido presencia parlamentaria otras como Unión Progreso y Democracia (UPyD) (con 6,49 % de votos y 4 escaños) y Ciudadanos (con 3,16 % y 2 escaños), ambas con pretensión de situarse al margen del eje izquierda-derecha y con la defensa de un nacionalismo español laico, pero beligerante con los “periféricos”, y el rechazo a la corrupción como ejes distintivos.
Entramos así en una nueva fase política en la que el debilitamiento de pilares básicos del régimen y el ascenso de nuevas fuerzas que se reclaman del “espíritu del 15M” pueden ayudar a reanudar e intensificar la movilización social en el camino ya iniciado por las Marchas de la Dignidad el pasado 22 de marzo, con el fin de hacer retroceder a este gobierno y a la Troika en sus políticas austericidas.
En resumen, como bien apunta Josep María Antentas : “Es el momento de trabajar para articular una mayoría políticosocial anti-austeridad y favorable a la apertura de proceso(s) constituyente(s) democráticos que rompan lo que se ató bajo las cadenas del miedo en 1978”. Un horizonte necesario que pasa por comprender, como también escribe Antentas, que la consulta catalana del 9 de noviembre está lejos de ser sólo un ‘affaire’ solo catalán, ya que “si Rajoy es doblegado en Catalunya quedará herido de muerte, igual que lo estará el Régimen del que actúa como garante”
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