Opinión: elPeriódico, 3 de julio de 2012
Alto a los gases y a las pedradas
La ministra no fue secuestrada.
Miguel Ángel
Albizures
La batalla campal que se inició
ayer en el Parque de la Industria entre estudiantes, policías y autoridades y
que se extendió a otras zonas de la Capital, debe ser motivo de una profunda
reflexión de los bandos, pues una propuesta aparentemente buena, pero no bien
explicada y consensuada, empieza a tener graves consecuencias para autoridades
y estudiantes que corren el riesgo, los primeros, de desgastarse políticamente,
y los segundos, de perder el año lectivo.
La presencia de antimotines
antes de que se inicie la resistencia con piedras y otros objetos, solo lleva a
la extensión del conflicto a nivel nacional y no a una solución de mediano y
largo plazo que satisfaga a las partes. No hay que
tener miedo ni vergüenza de dar marcha atrás en una decisión educativa, si ello
permite calmar los ánimos y volver a la mesa de negociaciones, no de
imposiciones de uno u otro bando. No pueden ni deben los estudiantes continuar
respondiendo con piedras y palos, se necesita implementar otro tipo de
resistencia que evidencie la creatividad de la juventud.
El reportaje de Eder Juárez en
el Diario La Hora de ayer, es claro que no había sido
secuestrada la Ministra de Educación, pues según señala “Adentro la Ministra se
encontraba sentada en la mesa de diálogo que iba a tener con los representantes
estudiantiles, en esos minutos ingresaron a las instalaciones agentes
antimotines, los cuales a empujones y a la fuerza sacaron a la funcionaria,
quien al salir del lugar sufrió un desmayo por la crisis nerviosa que
presentaba”. Y le faltó agregar y por los gases lacrimógenos de la
Policía.
Quienes han estado mediando en
este conflicto, no pueden continuar después de la grave acusación del Ministro
de Gobernación de ser ellos los que mal aconsejan a los estudiantes, por lo que
es importante que intervengan otros mediadores con amplio reconocimiento de las
partes, pero antes de ello el Gobierno debe dar paso atrás en su propuesta y en
la utilización de la fuerza pública que solo provoca respuestas violentas del
estudiantado. Actuar con drasticidad como lo piden muchos, no es la
solución al problema, hay que entrarle a una transformación profunda de todo el
sistema educativo para que de las aulas egresen profesionales hombres y mujeres
altamente preparados, con conciencia social, con valores y principios éticos y
no mediocres que solo buscan hacer pisto.
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