México: cuando “la democracia nos mata”, crónica de un fraude anunciado.
Carlos
Figueroa Ibarra.
Al repasar la
historia de América latina en los últimos diez años, no he dejado de
recordar lo que alguna vez escribió Marx
con respecto a la turbulencia política observada durante la oleada
revolucionaria en Europa a partir de
1848. En el caso particular de Francia
tal oleada terminaría en el golpe de estado de Luis Bonaparte, Napoleón
III, el 2 de diciembre de 1851. Napoleón el chico, el sobrino del tío, como
desdeñosamente fue llamado por Marx, acababa así con la república e instauraba
el orden imperial. La legalidad republicana se hacía cada vez más asfixiante
ante la combatividad incesante de los de
abajo, empezando por el proletariado
francés quien había sido ahogado en sangre desde el principio del
proceso.
Advirtiendo la camisa
de fuerza que para las fuerzas reaccionarias implicaba dicha legalidad, Marx
escribió en su famoso libro “las luchas de clases en Francia 1848-1850”: “La ironía de la historia universal lo pone
todo patas arriba. Nosotros, los «revolucionarios», los «elementos
subversivos», prosperamos mucho más con los medios legales que con los ilegales
y la subversión. Los partidos del orden, como ellos se llaman, se van a pique
con la legalidad creada por ellos mismos. Exclaman desesperados, con Odilon
Barrot: La légalité nous tue, la legalidad nos mata, mientras nosotros
echamos, con esta legalidad, músculos vigorosos y carrillos colorados y parece
que nos ha alcanzado el soplo de la eterna juventud”. Durante la guerra fría el
anticomunismo hizo una caricatura del conflicto social: en la región
y en el mundo lo que se observaba era la lucha de la democracia contra
el totalitarismo. No importó si como parte del campo democrático se
encontraban las dictaduras más deleznables del mundo, como la guatemalteca, la
argentina o la chilena. Finalmente, nos dice la derecha, la democracia se
impuso al comunismo. Ironías de la
historia, en los últimos diez años, ha sido la derecha la que ha estado
pateando el tablero de la democracia: golpes de estado en Venezuela (2002),
Honduras (2010), Paraguay (2012); tentativas de golpe de estado en Bolivia
(2008, 2012), Guatemala (2009), Ecuador (2010) y fraudes electorales en México (2006, 2012). Parafraseando a
Odilon Barrot en el libro de Marx, la derecha en todos estos países podría
estar diciendo “la democracia nos mata”.
La democracia nos
mata, asesinemos a la democracia.
Como la democracia
está matando a la derecha, en México la derecha neoliberal (Partido Revolucionario
Institucional, PRI) y la derecha clerical-neoliberal
(Partido de Acción Nacional, PAN), tienen
que matar a la democracia. El proceso electoral en México en este 2012, como el
de 2006, asesinó a la democracia. En ese sentido estas elecciones son la continuación de las de 2006. En ese
año, el candidato de la derecha
clerical-neoliberal, Felipe Calderón, supuestamente habría ganado las
elecciones con una diferencia de apenas 0.5% de los votos. El proceso electoral
fue de ínfima calidad. El gobierno federal gastó en tres meses aproximadamente
1,300 millones de pesos (más de 100
millones de dólares) en una campaña
publicitaria encaminada a destruir la imagen de Andrés Manuel López
Obrador. También las cámaras
empresariales hicieron inversiones millonarias que se difundieron a través del
duopolio televisivo. Fue exitosa la
campaña concertada entre el gobierno federal encabezada por el presidente Vicente
Fox, la cúspide empresarial y los
grandes medios de comunicación principalmente electrónicos. A esta entente se
sumó la alta jerarquía católica. La divisa fue “Lopez Obrador es un peligro
para México”. La campaña mediática fue exitosa pues abatió la diferencia de 10
puntos que llevaba López Obrador. No
obstante ello, la consolidación del triunfo de Calderón se dio porque se observó un fraude electoral que pudo
otorgarle el 0.5% con el que ganó. Desde entonces, el gobierno de México vivió
una constante crisis de legitimidad que fue uno de los factores para que
Calderón se lanzara a la guerra contra el narcotráfico. Se pensaba que dicha
guerra le daría una popularidad que
estaba descalabrada con el conflicto poselectoral. Seis años después, la guerra
contra el narcotráfico ha mostrado su
fracaso. Más de 60 mil muertos y otros miles de desaparecidos ha costado este
esfuerzo, sin que se haya logrado detener a los cárteles del narcotráfico. El
partido oficial, el PAN, sufrió en estas elecciones de 2012, según palabras
de su presidente Gustavo Madero, “una
derrota mayúscula”.
El asesinato de la
democracia que hoy observamos, comenzó en 2005 con la multimillonaria inversión
que desde ese año hicieron los grandes poderes fácticos mexicanos para promover
la imagen del que ya se perfilaba como candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.
El duopolio televisivo hizo suyo a dicho candidato y como lo ha denunciado el
diario londinense The Guardian,
cientos de millones de dólares fueron invertidos en promover la imagen de Peña
Nieto y en denostar la de Andrés Manuel López Obrador. Siguieron las casas
encuestadoras Mitofski, GEA-ISA, Parametría y las encuestas hechas por el
diario Milenio. Todas ellas dándole a Peña Nieto hasta
en los días previos a las elecciones una ventaja de entre 12 y 18%. Es
muy probable que las encuestadoras referidas, nunca podrán explicar cómo el domingo tal ventaja se redujo
a 6.51%. Algunas de estas empresas mercenarias ya han empezado a ofrecer
disculpas, costo menor si se compara con los millones de dólares que recibieron
por adulterar las encuestas. El PRI también tendría que explicar de dónde sacó
el dinero para que Peña Nieto obtuviera el 38.14% contra el 31.65% de López Obrador. Siendo el tope de gastos de campaña 360 millones de
pesos (casi 26 millones de dólares), Peña Nieto
pudo haber gastado más de 13 veces esa cantidad: 357 millones de dólares
si fuera cierta la afirmación de López Obrador de que los gastos de campaña del
priísta ascendieron a 5 mil millones de pesos. De esta cantidad, 1,800 millones
de pesos (más de 128 millones de dólares) se habrían gastado en comprar el voto
en el estado de México en donde Peña gobernó
hasta hace poco. Tragicómicamente, el lunes 2 de julio las
tiendas Soriana se abarrotaron de personas
de humilde condición haciendo compras de pánico pues se corrió el rumor
de que los monederos electrónicos que les había dado el PRI dejarían de
funcionar. En las filas en las cajas la
gente comentaba que les habían dado entre
100 y 500 pesos por el voto (7 y 35 dólares).
A varios días de la
elección, el recuento del 57% de las
casillas electorales realizado por el IFE, refleja que las cifras iniciales
obtenidas por los cuatro candidatos presidenciales están confirmadas. No hubo adulteración del contenido
de las casillas electorales, ni alteración sustancial de los resultados electorales. El fraude
observado en México en las elecciones del 1 de julio, ya no puede ser el mismo
que el que se observaba antaño. Hay muchos candados y organización en la
oposición que impedirían al partido oficial o de maquinaria electoral más
eficaz, realizar relleno de urnas, adulteración de actas y otras triquiñuelas.
Hoy se trata sobre todo de la mediación prebendal y el control organizativo de
votantes cautivos. Así las cosas, no debe extrañar que
haya informes de compra de votos no solo en las periferias urbanas sino también en las
regiones rurales empobrecidas. Una organización no gubernamental que
monitorea la calidad de la democracia en
México, Alianza Cívica, realizó una encuesta que arroja datos verdaderamente inquietantes. Dicha
encuesta realizada en 21 estados de la republica mexicana, indica que a 28.4%
de los votantes les habrían comprado o
coaccionado el voto. De ese total de votos comprados o coaccionados, el
PRI resulta el principal implicado con
un 71%, el PAN lo habría estado con el 17%, el Partido de la Revolución Democrática con un 9% y el
partido Nueva Alianza (PANAL) con un 3%.
La encuesta determinó que en 14% de las
casillas se observó acarreo de ciudadanos para que votaran.[1]
Todo esto demuestra que existe una
cultura política compartida de clientelismo y acarreo de votantes y al mismo
tiempo que el principal actor y beneficiario de dicha cultura fue Enrique Peña
Nieto. También se demuestra que quien regresa al gobierno, no es un nuevo PRI,
democrático y modernizado. Regresa con Peña Nieto el PRI de siempre. El
PRI de la poderosa maquinaria electoral
que siempre pretendió legitimar un orden autoritario. La novedad ahora es
que en este proceso electoral de 2012,
la sociedad mexicana ya no es la de la edad de oro del priato, aquella que era cooptada
o controlada a través de la Central de Trabajadores de México (CTM), la Confederación
Nacional Campesina y la Confederación
Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) y del propio PRI a través de
sus organizaciones en estados y municipios. Es novedad también que a diferencia de la época de oro del PRI, en
México existe también una izquierda que ha logrado convertirse en
una fuerza viable y con fuertes posibilidades de ganar la presidencia de la
república. Acaso por ello, siendo los métodos del PRI los mismos que usó cuando
era hegemónico, en esta ocasión le han
salido muchísimo más costosos que en las décadas en que gobernó. Y este costo
no son solamente los cientos millones de
dólares invertidos desde 2005 en las campañas en medios electrónicos y durante
los meses de la campaña electoral. También hay un costo político que el PRI
tendrá que pagar por la percepción de la inmensa mayoría de la población (votantes de derecha e
izquierda) que piensas que el PRI ganó a través de un fraude hecho adulterando
voluntades a través de la prebenda y la coerción.
Entre el
desencanto y el optimismo.
En el balance que tendrá que hacer
el movimiento lopezobradorista se encuentra si fue efectivo el vasto trabajo
para que hubiera representantes del movimiento en el 100% de las mismas. En las vísperas de la elección, Lorenzo
Córdova, uno de los consejeros del
Instituto Federal Electoral (IFE) dijo que
en su conjunto los tres partidos de izquierda (Partido de la
Revolución Democrática, PRD; Partido del
Trabajo, PT y Movimiento Ciudadano, MC) habían puesto representantes en casi todas las casillas excepto en unas
258. Esto fue posible no por la labor de estos partidos solamente.
Esencialmente fue el concurso de los ciudadanos sin partido que fueron
movilizados por el movimiento de López Obrador (Movimiento de Regeneración
Nacional, MORENA) en un esfuerzo verdaderamente importante. Todavía falta saber
si los
representantes de casillas que estaban registrados cubrieron ese
porcentaje de casillas o si el ausentismo fue significativo. Hay que recordar
que en el fraude del 2006, un hecho
crucial fue que el movimiento lopezobradorista y sus partidos aliados no tuvieron
representantes en un 30% de las mismas, aun cuando hay quien afirma que dicho porcentaje
llegó a 57%. De todos modos, este balance servirá más para medir la eficacia
organizativa del Movimiento Progresista (PRD, PT, MC y MORENA) que para saber
si hubo fraude a través de adulteración de resultados en las casillas. Esto
sucede así porque se han confirmado las
cantidades de votos obtenidos por los candidatos al abrir y recontar los
votos de 78 mil paquetes electorales de los más 143 mil que constituyeron el
total.
He detectado en amplios sectores del
Movimiento Progresista y de MORENA tristeza y decepción por los resultados
electorales. Fue arduo el esfuerzo realizado, empezando por el del propio
Andrés Manuel López Obrador y los resultados parecen descorazonadores. Esta
percepción es más acentuada en aquellos que percibiendo el ascenso de
López Obrador después del 11 de mayo
cuando surgió el movimiento #YoSoy132, estaban seguros de que se iba a
ganar. Subestimaba dicho optimismo el poderío de una maquinaria electoral que
además estuvo apoyada por las grandes cúspides empresariales, el duopolio
televisivo (que extiende sus tentáculos en una porción importante de la radio)
y en la alianza vergonzante de las cúpulas del PRI y del PAN. El desencanto se
sustenta básicamente en el hecho de que no se ganó la presidencia de la
república. Esta apreciación resulta parcial. Para empezar es una proeza que
después de más de ocho años de satanización de López Obrador a través de la
mayoría de los medios de comunicación, un tercio de los votantes estén
considerando al neoliberalismo un crimen social. Además MORENA concitó el apoyo
de un sector importantísimo de la
comunidad intelectual, científica y artística mexicana. Estos dos últimos
hechos son de una relevancia que va más allá de un proceso electoral.
Me parece igualmente épico que ante
poderosísimos adversarios, el
lopezobradorismo haya obtenido casi el 32 % de los votos a nivel nacional y que se haya ganado el DF (la capital del país)
con el 63% de los votos después de 15
años de gobiernos de izquierda. Que además se hayan obtenido 2 de las 6 gubernaturas estaduales que fueron
sometidas a elecciones. El trabajo político de MORENA ha organizado a millones de mexicanos a lo
largo y ancho de todo el territorio
nacional. La izquierda sigue posicionada como segunda fuerza en el país. Ha
obtenido en el Senado una cantidad de escaños casi igual a la del Partido de
Acción Nacional (PAN) y se ha convertido en la
segunda fuerza en la Cámara de Diputados. Uno de los temas de la campaña
de López Obrador, la alianza del duopolio televisivo con el PRI y la
manufactura de un candidato mediático, se volvió el eje de la protesta del #YoSoy132. Y la emergencia de dicho
movimiento volcó a un notable sector de
la juventud hacia la política en alianza con la izquierda. A su vez esto se
expresó en el hecho de que en los simulacros de votación en las universidades e
instituciones de educación superior, López Obrador obtuviera el 80% de las
preferencias. Peña Nieto gobernará contra la voluntad de una parte importante
del electorado, de los movimientos sociales, de la intelectualidad y de los
artistas que lo consideran producto de la imposición de los más poderosos. Por todo ello creo que hay condiciones para que el movimiento siga
adelante y los que se encuentran desencantados tienen que ver lo positivo en todo esto pese a que sus
expectativas se vieron frustradas. A
diferencia de lo que sucede en otros países, en México la izquierda no está en
la marginalidad y ha sido exitosa en jalar hacia ella a una parte del voto que
no es de izquierda pero que mira en sus propuestas una razonable salida a la
crisis profunda en la que se encuentra el país. Hay que recordar que después
del fraude electoral contra Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, éste nunca pudo salir
del voto duro de la izquierda que osciló
entre el 15 y 16% en 1994 y
2000. El movimiento político y social que hemos generado todos con Andrés Manuel a la
cabeza es una verdadera joya que habrá que preservar. Sin este movimiento el
neoliberalismo hubiera ya arrasado con
todo. En los próximos seis años, el gobierno de Peña Nieto intentará hacerlo.
Este último ha anunciado una agenda neoliberal agresiva: la reforma energética
(privatización de PEMEX), la reforma laboral (precarización laboral), la
reforma hacendaria (reforma fiscal regresiva y orientada a castigar el consumo)
y la reforma de la seguridad social (privatización de la misma). Dependerá de
todos nosotros el impedirlo. Dependerá también de movimientos como el de #YoSoy132 que han sido la gran sorpresa de
toda esta coyuntura.
En otros países la ausencia de un movimiento
como el lopezobradorista ha permitido que
derrocamientos como el de Fernando Lugo en Paraguay se haya logrado sin
mayor pena ni gloria. En otros como Honduras, estos movimientos ha convertido
la derrota en la esperanza. El domingo 1 de julio, ya salió como candidata
presidencial Xiomara Castro de Zelaya, un ama de casa, casi invisibilizada
durante la presidencia de su marido, Mel
Zelaya, quien se convirtió en toda una
figura cuando se inició la resistencia contra el golpe del 28 de junio de 2009.
Y no porque fuera la esposa del presidente
derrocado, sino porque mostró una valentía y una disposición así como
evolución política verdaderamente
sorprendente. En suma, debemos congratularnos por contar con este movimiento
que se ha venido construyendo desde 2004 y deberemos luchar por preservarlo y
ensancharlo. Por supuesto que deberemos luchar y apoyar todos los movimientos
que desde la sociedad civil expresen una participación activa y autónoma de los
de abajo. Además del movimiento
organizado en MORENA, hoy observamos el #YoSoy132, el zapatismo que pervive a pesar de los
errores de Marcos, el Movimiento por la Paz y Justicia con Dignidad, la
comunidad de los derechos humanos, el movimiento sindical y campesino
independiente, y muchos otros más que hoy hacen de México una sociedad mucho menos
sumisa que la que gobernó el PRI durante 70 años.
Algunos
analistas que se dicen desafectos al PRI, consideran su regreso como algo
indeseable. Pero se apresuran a agregar que el PRI ya no es el mismo de antes,
ni tampoco el entramado institucional del país, ni tampoco la sociedad
mexicana. De las tres aseveraciones me
quedo con la última. El PRI regresa al
gobierno federal corregido y aumentado y el fraude electoral de
2012 lo demuestra. Un grupo de poder oculto
fuente de insultantes fortunas, el grupo Atlacomulco (o sus resabios), regresa
a una parte fundamental del poder del Estado.
Tampoco soy muy optimista con respecto a instituciones como la Suprema
Corte de Justicia, el Instituto Federal
Electoral o el Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación. La
Suprema Corte de Justicia ha emitido fallos que resultan insultantes. El IFE fue omiso en muchas de las anomalías de
este proceso electoral y el Presidente del TEPJF, ya ha adelantado su fallo ante una posible controversia
judicial por estas elecciones: ha
declarado públicamente que no se puede ganar en la mesa lo que no se ha ganado
en las urnas.
Así pues, lo que realmente puede frenar al dinosaurio que
ha retornado, es la lucha desde esa
parte de la sociedad que se expresó a través del voto y las movilizaciones
sociales en el proceso electoral recién concluido. Esto es lo que veremos en
los próximos años y a lo deberemos apostar todos aquellos que estamos en contra
del neoliberalismo.
[1] La presentación de los
datos de dicha encuesta fue hecha en el programa de Carmen Aristégui en CNN en
Español, el jueves 5 de julio de 2012. Véase también la nota en Aristegui Noticias reproducida en http://www.vanguardia.com.mx/elpriacaparocoaccionycompradevotosalianzacivica-1323960.html
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