China: la gran muralla de la especulación

Alejandro Nadal · · · · ·
 
30/08/15
 

La línea que separa a un especulador de un inversionista es delgada. Éste apuesta a recuperar su inversión inicial. Aquél juega a saber más que el mercado. En el capitalismo hay cabida para los dos tipos de agentes y en su análisis sobre la formación de expectativas, Keynes afirmó que la especulación no es dañina cuando las burbujas son pequeñas y forman parte de un gran río de inversión. Pero cuando la inversión se compone de unas cuantas burbujas en un mar de especulación, las cosas salen mal.
Todo mundo sabía que la crisis llegaría a China. Había demasiados canales de comunicación como para pensar que los efectos del descalabro en Estados Unidos y Europa no se transmitirían a China. Pero la crisis en el gigante asiático tiene también los ingredientes de su propia cocina. Otros se relacionan con la política económica que aplicó el gobierno chino al sentirse los efectos de la contracción del mercado mundial.
La crisis financiera y sus efectos sobre la economía mundial terminaron por frenar la expansión de las exportaciones chinas. Pero ese no fue el único problema. Contrario a lo que muchos piensan, la fuente de mano de obra en China no es inagotable: en 2011 la oficina de estadísticas anunció que la población en edad de trabajar se contrajo por primera vez. Es el resultado de 30 años de una política demográfica restrictiva (un hijo por familia) y del retiro de una generación nacida entre 1950 y 1975.
Contra este telón de fondo y para combatir la contracción provocada por la caída en la demanda mundial, las autoridades del banco central chino comenzaron a aplicar una política de expansión crediticia desde 2012. Y para compensar la pérdida de dinamismo del sector exportador, un año después hasta se anunciaron planes para ir modificando la estrategia de crecimiento de la economía china: en adelante se estaría descansando más en el consumo doméstico.
Pero para los gobiernos provinciales en China el crecimiento de la inversión en la industria de la construcción es una fuente muy importante de recursos. Así que el auge del sector de la construcción va de la mano con las necesidades fiscales: promover el crecimiento de una burbuja de bienes raíces es algo casi natural. En 2013 había más de 10 mil millones de metros cuadrados en construcción en diversas ciudades chinas. El valor de mercado de esas obras era equivalente a casi dos veces el PIB: es una burbuja en cantidades y precios que no tiene paralelo en la historia del capitalismo. Y ha sido inflada por un sistema en el que la sed de ingresos fiscales y la especulación van de la mano. En muchos casos, la argamasa que mantiene unido este enredijo es la corrupción.
La expansión crediticia permitió una ola de inversiones en la bolsa y un espectacular crecimiento de precios en títulos y acciones. La expansión de las operaciones bursátiles con dinero prestado genera mayor volatilidad de la que ya existe en esos mercados. Y a esto hay que añadir el hecho de que otra parte de las inversiones de corto plazo en China proviene de la estrategia de empresas, bancos y fondos de inversión para obtener divisas a un costo bajo e invertir en títulos denominados en divisas que tienen rendimientos superiores. Este llamado carry trade en el mercado mundial de divisas es resultado de un arbitraje en el que se toman en cuenta tasas de interés y estabilidad cambiaria. Estas operaciones han existido desde hace mucho, pero en los últimos años la flexibilidad de la política monetaria en Japón, Estados Unidos y, más recientemente, en Europa ha permitido su expansión sin freno.
El crédito interno y el carry trade crearon una gigantesca burbuja en el mercado de valores en China. En los 12 meses anteriores a junio de este año, el índice de precios de las acciones creció 150 por ciento. Hoy el desplome en los índices Shanghai y Shenzhen es espectacular: cuando reventó la burbuja todas las ganancias de los últimos dos años se perdieron en cuestión de días (en las últimas tres semanas se han perdido más de 2.4 billones de dólares de riqueza de papel). La corrección en el mercado de valores no tiene precedentes y todavía no se acaba. El gobierno chino ha intentado todo para detener el baño de sangre: quitó restricciones a los bancos para mantener la expansión del crédito, redujo nuevamente la tasa de interés y hasta prohibió la venta de nuevas acciones. Todo ha sido en vano.
En los pasados dos trimestres del año pasado la cuenta de capitales china registró la salida de 148 mil millones de dólares (mmdd). Es decir, por primera vez en su historia reciente la cuenta de capitales de su balanza de pagos acusa un déficit de este calibre. Esto puede ser la señal de que el auge de la entrada de capitales especulativos asociados a las inversiones con divisas (carry trade) se ha terminado. Es posible, pero el ajuste promete terminar como un brutal aterrizaje forzoso para toda la economía china. Y las medidas de política para reactivar el crédito que se anunciaron hoy no presagian nada bueno.
Keynes también decía que cuando el desarrollo de un país depende de las actividades de un casino, la tarea seguramente estará mal hecha.
Alejandro Nadal es miembro del Consejo Editorial de Sinpermiso

Guatemala. Yo estoy en Paro Nacional


Guatemala: #27A Masiva manifestación esperada para el día de mañana para exigir renuncia del aún Presidente de la Republica


Mañana será un día histórico y seremos protagonistas los pueblos que aqui habitamos. Más de 100 negocios y empresas privadas, la mayoría de los colegios privados, la mayoría de las universidades, colectivos, organizaciones, comunidades , maestros conscientes, estudiantes normalistas, mujeres, jovenes y pueblos originarios se sumarán al paro nacional y la manifestacion del día de mañana. Nuestro digno pueblo se merece un futuro mejor. 


A la calle mañana. ‪#‎RenunciaYa‬,‪#‎RefundacióndelEstado‬;


 Que viva nuestro bravo pueblo.

PensamientoContracorriente

“Los siete momentos del cambio social”: David Harvey

Marxismo crítico

Intervención en el Congreso “Marxism 2009”, organizado por el SWP (Partido Socialista de los Trabajadores) británico en Londres, del 2 al 6 de julio. David Harvey participó en el taller consagrado a la crisis económica junto a Chris Harmann. En su intervención se desarrolla principalmente una idea que parece paradójica hoy con relación al repliegue del movimiento social. Para él, la crisis, lejos de cerrar los horizontes socialistas, abre nuevas perspectivas. Es la hora, según él, para las fuerzas de izquierda, de volver a salir al ataque, armadas de una teoría del cambio social que se inspira en Marx. (Nota de los editores franceses)

La crisis es, a mi juicio, una racionalización irracional de un sistema irracional. La irracionalidad del sistema queda perfectamente clara hoy: masas de capital y trabajo inutilizadas, de costa a costa, en el centro de un mundo pleno de necesidades insatisfechas. ¿Acaso esto no es una estupidez? La racionalización que el capital desea tiene por objeto restablecer las condiciones de extracción de plusvalía, restaurar los beneficios. El medio irracional de lograr este objetivo consiste en suprimir trabajo y capital, condenando inevitablemente al fracaso la racionalización buscada. He aquí lo que entiendo por racionalización irracional de un sistema irracional.
Sin embargo, el socialista que soy considera que existe otro medio de racionalizar el sistema. La cuestión fundamental, a mi modo de ver, consiste en determinar las condiciones que permitan al capital y al trabajo, reunidos, ir efectivamente al encuentro de las necesidades de la humanidad. Es la racionalización a la cual deberíamos tender todos, de ahora en adelante. En efecto, hoy día la crisis abre la oportunidad de pensar la transición hacia el socialismo, hacia el comunismo.Ahora bien, buscar respuestas en el sistema en el cual vivimos implica reafirmar nuestro entusiasmo revolucionario. Entiendo que para ello es necesario volver de nuevo a los orígenes de este entusiasmo. Aunque aprecié mucho el impulso revolucionario que reinaba ayer aquí por la noche, con Alex Callinicos o Slavoj Žižek, me pareció no obstante que éste no estaba libre de peligros. En nuestra época, el adjetivo revolucionario se ha vaciado de sentido. Todo es revolucionario, incluidos los cosméticos, y no estoy seguro de querer llegar a ser un experto del último pulverizador capilar revolucionario; ¿Acaso Margaret Thatcher no se definía ella misma como revolucionaria?
Pensar para actuar
¿A qué debería parecerse el movimiento revolucionario que deseamos? Para responder a esta cuestión debemos forjar una teoría del cambio social que nos ayude a determinar los medios por los cuales un movimiento revolucionario pueda conducirnos hacia una sociedad radicalmente diferente. Con ese fin, me interesé cada vez más de cerca con lo que es, a mi juicio, la teoría del cambio social desarrollada por Marx en El capital. Y voy a utilizarla para que reflexionemos sobre esta teoría como un medio para actuar.
El pasaje sobre el cual me detengo siempre es una nota a pie de página (la nota 4) del capítulo 15 del libro I, titulado “Mecanización y gran industria”. Marx desarrolla la idea de que la tecnología, la relación con la naturaleza, las relaciones sociales y las representaciones mentales se imbrican en una suerte de configuración dialéctica. Conecta igualmente esta idea con su lectura de Darwin, lo que me parece casi corresponder con una tentativa evolucionista para establecer una teoría del cambio social. Marx plantea la cuestión en estos términos: analicemos estos distintos elementos poniéndolos en relación con nuestra concepción del futuro; es decir, partamos de donde estamos ahora y reflexionemos sobre los medios para llegar a otras configuraciones.
La relación con la naturaleza: primer momento del cambio social
El primer concepto sobre el cual Marx se detiene es el de la relación con la naturaleza. ¿En qué consiste nuestra relación con la naturaleza? ¿Cómo la comprendemos? ¿Por qué medios queremos modificarla en el futuro y cómo pensamos la relación dialéctica entre la actividad humana y la transformación de la naturaleza? Colocar la relación con la naturaleza en estos términos vuelve obsoleta la idea de que la naturaleza podría ser determinada por la actividad humana. Al contrario, aparece más bien como un componente del cambio social. En otras palabras, colocar la relación con la naturaleza así implica que la transformación humana y la transformación del orden de la naturaleza son interdependientes, evolucionan juntas. Esta dialéctica es crucial en la historia humana. Y cuando Marx la aborda, lo hace de manera extensa, abarcativa y compleja.
He aquí, en cualquier caso, un momento de la transformación histórica sobre la cual Marx nos invita a que reflexionemos: ¿Qué tipos de relación con la naturaleza apuntan a una sociedad socialista? ¿Y cómo vamos a conseguir, a partir de la situación actual, establecer nuevas formas de relación con la naturaleza en la sociedad socialista futura?
El momento tecnológico
Marx introduce otro elemento: el tecnológico. Para él, la tecnología no se reduce a las máquinas sino que se refiere también a la concepción, a las formas sociales y a la organización del trabajo, así como a la formación y los conocimientos necesarios. Este momento nos reenvía a una extensa esfera de actividades. ¿Qué tipos de combinaciones tecnológicas deseamos y cómo pueden ser establecidas? He aquí las cuestiones a las cuales debemos responder. A ellas se añade el problema planteado por Marx en el capítulo 15, consagrado a la gran industria: ¿Cómo el capitalismo definió una tecnología que le es propia y que corresponde perfectamente con sus necesidades específicas y a sus medios de producción? Después de todo, el capitalismo tiene su origen en tecnologías feudales, en formas de organización social feudales. Y es solamente cuando desarrolla su propia tecnología que de verdad se afirmó como capitalismo. La evolución de la tecnología se conecta entonces con la aparición de un nuevo modo de producción que rompe con el feudalismo.
Se trata, entonces, de colocar un haz de cuestiones verdaderamente cardinales para nosotros: ¿Qué tipos de tecnologías podemos imaginar para la sociedad socialista? ¿Cómo establecerlas, al mismo tiempo que hoy sólo nos parece posible utilizar las formas tecnológicas que conocemos? ¿Cómo podremos pasar de tecnologías capitalistas a otras completamente diferentes? En otras palabras, se trata de plantearse exactamente las mismas cuestiones que en el capitalismo se plantearon para pasar de las tecnologías feudales a sus propias tecnologías.

Esta cuestión no es, obviamente, independiente de la relación con la naturaleza. Porque la relación con la naturaleza es definida por parámetros tecnológicos, al menos tanto como las tecnologías son determinadas por problemas vinculados a la naturaleza. En la actualidad, las “tecnologías verdes” se consideran como un medio para responder a las dificultades que plantea la relación con la naturaleza. Existe entonces una estrecha relación entre la evolución tecnológica y la evolución de nuestra relación con la naturaleza. Es decir, estas evoluciones están dialécticamente relacionadas una con la otra, aunque son independientes entre sí. Así como lo que hacemos tiene consecuencias directas sobre la naturaleza, esta cambia por sí misma también y debemos adaptarnos a ello. No es una casualidad si, por ejemplo, se asociaron algunas gripes aparecidas recientemente con las grandes densidades de la industria agroalimentaria. Surgida en México, la gripe porcina procede en realidad del desplazamiento de las grandes concentraciones de cerdos de Carolina del Norte hacia este país. En el Delta del Rivière de las Perlas (Sur de China), la gran concentración de aves (incluidos pollos enfermos) implicó la aparición de la gripe aviaria.
El mecanismo tecnológico y la relación con la naturaleza son, por tanto, dos momentos del proceso de transformación en los cuales debemos pensar.
Las relaciones sociales
El tercer elemento sobre el cual Marx se detiene se refiere a las relaciones sociales. ¿De qué tipos de relaciones sociales estamos hablando en el presente y en qué tipo de relaciones sociales queremos trabajar? Queda claro que esta cuestión no es independiente de los mecanismos tecnológicos, que tiene que ver con la relación con la naturaleza. En efecto, estas relaciones constituyen una esfera verdaderamente compleja, dentro de la cual los conflictos son numerosos, tanto en lo que concierne al tipo de relaciones sociales que contemplamos -en términos de clases sociales, de género, de “razas”- como a los medios de los que disponemos para asumir el conjunto de estas cuestiones.
De este modo, las tecnologías limitan las posibilidades de algunos tipos de relaciones sociales. Por ejemplo, yo defiendo la idea de una división horizontal de las tareas sociales en el marco de algunas actividades comunes. Y con todo, tendría temor de ver a un anarquista a la cabeza de una central nuclear. Y francamente, la existencia misma de las centrales nucleares -y que se piense que ellas existan para un determinado tiempo- implica tomas de decisiones rápidas, con el riesgo de que una u otra explote.
Entonces, en cierto sentido, las tecnologías de las que disponemos no están desvinculadas de una determinada manera de concebir las relaciones sociales; del mismo modo, las posibilidades de ver las relaciones sociales no están desvinculadas de las tecnologías disponibles. Algunos piensan que es maravilloso poder beneficiarse de las tecnologías solares y de las energías eólicas. Sin embargo, el desarrollo de estas tecnologías depende de metales que poseen las cualidades magnéticas necesarias para su funcionamiento. Ahora bien, un 95% del comercio de estos metales raros procede hoy de China. Así pues, tal solución suscita otras dificultades, vinculadas, en particular, con la posición dominante de China en el comercio de los metales raros.
Organización de la producción, representación mental del mundo, de la vida diaria y del “vivir juntos”

El cuarto elemento sobre el cual Marx se detiene es, por supuesto, la organización de la producción. La producción puede organizarse de numerosas maneras diferentes. Debemos reflexionar sobre el proceso de producción y sus métodos de funcionamiento. La organización de la producción no está, nuevamente, separada de las relaciones sociales, de los medios tecnológicos y de la relación con la naturaleza.

Marx introduce una dimensión más que, en mi opinión, es en verdad muy importante: la representación mental del mundo. Ésta debe cambiar: debemos modificar nuestra manera de vernos en el mundo en términos de relaciones sociales, de medios tecnológicos, de relaciones con la naturaleza, en resumen: en relación con todas las cuestiones mencionadas anteriormente. De nuevo, esta transformación no es independiente de todos los demás aspectos. A eso se añade nuestra concepción de la vida diaria (el trabajo, los niños, etc.). ¿De qué se trata, en definitiva, hoy? ¿Y cómo lo vemos en la sociedad que debe construirse?
En fin, el último aspecto sobre el cual Marx hace hincapié remite a la noción de “vivir juntos”, es decir, todos los elementos de carácter institucional y administrativo que cimientan a la sociedad y gracias a los cuales los hombres y las mujeres pueden coexistir.
La revolución permanente del capitalismo
Tenemos así siete aspectos que participan en la transformación de todo orden social. Estos siete momentos evolucionan juntos en cada una de las fases de transición del orden social existente. Así pues, cuando Marx reconstruye el paso del feudalismo al capitalismo en El capital, destaca el hecho de que todos estos elementos debieron cambiar los unos en relación con los otros. En efecto, eso parece bastante claro, y es absolutamente falso sostener que Marx se haya imaginado que sólo uno de estos aspectos pudiera haber sido el determinante: el cambio tuvo implicaciones sobre cada uno de estos elementos. La transformación social es entonces un proceso que evoluciona de manera interdependiente; en eso se parece al sistema ecológico. La transición del feudalismo al capitalismo implicó de hecho una transformación de la representación mental del mundo, del proceso de producción, de la tecnología, y de la relación con la naturaleza.Sin embargo, a partir del momento en que el capitalismo se afirmó, no quedó satisfecho con la manera en que estos siete momentos se articulaban. En efecto, optó por una revolución perpetua. Piensen un poco en estos siete aspectos y traten de recordar cómo eran visualizados en 1970. ¿Cuál era entonces la representación mental dominante del mundo? ¿Y cuál es la de hoy? El capitalismo se presenta así como una reconfiguración radical permanente de todos estos momentos.
Las crisis configuran de nuevo al conjunto de estos elementos. En la actualidad, precisamente, atravesamos una crisis y debemos pensar en todas las posibilidades que se abren en este momento particular para configurar de nuevo el conjunto de estos aspectos, con el fin de reorientar la sociedad no en el sentido hasta ahora dominante -hacia las ganancias capitalistas- sino en una dirección radicalmente diferente, para responder a las necesidades de la humanidad.
Las posibilidades abiertas por la crisis
De ellas deberíamos ocuparnos en este momento. Lo que es de verdad maravilloso en el hecho de ver las cosas así es que el movimiento social puede tomar apoyo sobre no importa cuál de estos aspectos. Sin olvidar, sin embargo, que lo importante es no detenerse en uno u otro. En otras palabras, es necesario crear un movimiento revolucionario móvil que atraviese todas estas interrelaciones dialécticas. El capitalismo no sabe qué tipo de reconfiguración va a establecerse. Estamos hoy en un momento donde debemos estar en condiciones de dar sentido a todas estas posibilidades. Pero para ello, necesitamos recursos, imaginación, creatividad científica; tenemos necesidad de la ayuda de mucha gente. Debemos movilizar al conjunto de estas fuerzas. Por tanto, en este momento de crisis, uno de los problemas principales al cual debemos hacer frente es que todos estos recursos potenciales están, en cierta medida, aprisionados ideológicamente bajo el yugo de las estructuras institucionales, y por ello debemos liberarlos.
Yo trabajo en el sistema universitario; una de las más importantes tareas que tenemos que encarar hoy es liberar a la universidad de las limitaciones corporativistas neoliberales y movilizar a todas las personas que se preguntan lo que está en curso, con el fin de animarles a reflexionar. Imagínense que pueda hacerse… Pero debemos hacer más todavía. La universidad no se cuestiona sola; es necesario movilizar a otras instituciones, hacer el llamado; he aquí lo que en verdad debe hacerse.
Una visión radicalmente otra del mundo

Con el fin de movilizar al conjunto de estos recursos es necesario avanzar una visión del mundo radicalmente diferente, y proponer soluciones alternativas a aquellas sobre las cuales numerosas personas tienden. Debemos, por otro lado, extender esta nueva visión del mundo en el sentido más amplio posible. En otras palabras, si existe una transición entre el capitalismo y el socialismo, ella deberá ser tan larga y compleja como la que señaló el paso del feudalismo al capitalismo. Considerar así la fase de transición implica que es necesario ir más allá de las barricadas y la toma de poder. Ciertamente debemos tomar apoyo sobre estructuras existentes, sobre el Estado, pero debemos reconfigurar radicalmente al Estado. En mi opinión, no tiene ningún sentido llamar a la destrucción del Estado, porque la cuestión del tipo de institución que debe sustituir al Estado va a plantearse inevitablemente. Alguna cosa similar al Estado deberá organizar al Estado y eso implicará una reconfiguración de toda la estructura institucional.
Aquí está, a mi juicio, el conjunto de tareas que debemos atender. Ahora bien, nos enfrentamos a una crisis mayor en nuestras propias filas, vinculada a nuestra falta de imaginación en cuanto a lo que debe y puede hacerse reuniendo y movilizando todos los recursos disponibles. Debemos tener una visión más amplia que aquélla que expresa generalmente la izquierda.
La ciudad como bien común
Uno de los grupos con los cuales trabajo en Nueva York se llama “Derecho a la ciudad”. Se trata de una asociación que reúne aproximadamente a quince organizaciones que defienden distintos intereses (los sin refugios, las víctimas de la criminalización, los homosexuales, etc.). Estas organizaciones se reunieron con el fin de defender el derecho a la ciudad, a recuperar la ciudad como bien común. Se trata, a mi juicio, de un muy importante movimiento político que busca proyectarse nacionalmente; pretende extenderse en Nueva York, Miami, Washington, Los Ángeles y otras ciudades más. Aunque no sé cómo situarlo en las distintas concepciones de las clases sociales puestas en cuestión esta noche, lo considero como un movimiento de clase.
Muchas esferas, cuestiones, temas, deben ser abordadas: aquellas que afectan a la gente y son verdaderamente indignantes. Por ejemplo, en enero de 2008, dos millones de personas habían perdido sus casas en los Estados Unidos. Durante el mismo mes, Wall Street se asignaba una prima de 32 mil millones de dólares (sólo 2% menor que el año anterior), ¡una prima por haber llevado a la ruina el sistema financiero mundial! Encuentro eso en verdad indignante. Pero lo es más aún el que aquellos que perdieron su casa fueron considerados responsables del desastre. Eso no deja ninguna duda en cuanto a la incapacidad de comprender la naturaleza sistémica de la crisis.
El papel de la izquierda hoy
Tenemos un papel muy importante que jugar para esclarecer a la gente. Las visiones del mundo con las cuales se acercan a estas cuestiones son absolutamente erróneas. Esa es una de las razones por las cuales me interesé en la teoría del cambio social en Marx. Es necesario poder llevar la batalla sobre todos los frentes y combatir la ideología dominante. Internet puede ser un buen medio, pero la red puede ser utilizada también para otros fines, al igual que en su tiempo lo fue el teléfono: puede ser a la vez un instrumento para lograr objetivos revolucionarios así como un medio para defender opciones contrarrevolucionarias.
Cuando desarrollo la idea de la transición del feudalismo al capitalismo no quiero decir que hoy se trata exactamente de la misma cosa. Lo que este ejemplo muestra es que es necesario pensar en el conjunto de los elementos que implica el cambio social; la presión de la clase obrera por sí sola no basta. Francis Bacon [filósofo inglés del siglo XVII que dio un marco teórico a las ciencias modernas, NdT] modificó profundamente la concepción de la naturaleza y también transformó radicalmente la manera en que el sistema de producción podía ser comprendido. Esta transformación radical permitió después reorganizar la producción. Resumidamente, eso que se consideraba como un arte en el siglo XVI se volvería una ciencia y una tecnología en el siglo XIX.
En otros términos, estos cambios se llevan a cabo constantemente. La burguesía hace cosas que abren actualmente posibilidades; para nosotros se trata de asirlas, reconocerlas y analizarlas. Mucho trabajo nos espera. Es necesario intentar considerar lo que se hace aquí, en Egipto o en América Latina. Los movimientos sociales que se dicen hoy anticapitalistas son innumerables. Ahora bien, se trata de saber cómo unirlos proponiendo una visión del mundo que esté realmente en condiciones de impugnar al capitalismo mundial. Y eso debe hacerse a través de alianzas y también a través de la comprensión de cada uno de los siete aspectos desarrollados aquí. Se trata de observar también cómo se articulan los unos con los otros, en función de los distintos contextos en los cuales se llevan a cabo (la situación no es la misma, por ejemplo, en Sudáfrica o Zimbabwe). Debemos imaginar una manera dialéctica de articular al conjunto de estos elementos.
Leer a Marx hoy para cambiar el mundo
Mi análisis teórico desafía algunos de las interpretaciones clásicas de Marx. El argumento según el cual la superestructura sería modelada por la infraestructura no me convence, ya que no pienso que las ideas vengan determinadas por la base material. Todo es dialéctico y, al leer Marx, se no se puede ver nada de otro modo. Si hubiera pensado que todo venía determinado por las circunstancias materiales, no habría escrito El capital. Redactó este libro precisamente porque no creía en eso. Por otro lado, escribir El capital no basta, porque no basta con trastornar nuestra representación del mundo para cambiarlo: todos los demás momentos deben transformarse también; si no cambian, estaremos condenados.
A veces es posible tomar apoyo sobre la transformación de las relaciones sociales, pero si los otros aspectos no cambian también apenas se puede ir muy lejos en la transformación del universo social. Es necesario siempre tener en el espíritu al conjunto de elementos que lo condicionan y el conocimiento de cómo se articulan los unos con los otros. Esta es la razón por la que la construcción de un movimiento para el socialismo requiere una gran capacidad de imaginación. Sin eso, seguiremos haciendo principalmente aquello de los que muchas personas hablaron aquí: defender esto y defender aquello. Esto es ciertamente una etapa necesaria para constituir la base de todo movimiento, pero si afirmamos que “es el momento de pasar al ataque”, ello implica otra cosa.
Esta es la razón por la que el período de crisis que cruzamos es extremadamente importante; es un momento de debilidad de los poderes dominantes, y en tales momentos hay más posibilidad de pasar al ataque. Por eso debemos reflexionar sobre algunos verdaderos planes de ataque que nos permitan invertir la dinámica de este momento de transformación radical. Porque debemos emerger, de una manera o de otra, y nuestra tarea consiste en garantizar que podamos hacerlo de la mejor manera posible y no dejar que el sistema decida por nosotros, con el riesgo de que se sobreviva a sí mismo. Si no, nos encontraremos muy pronto en un marasmo peor; porque, francamente, no creo que este sistema sea posible a largo plazo. No me propongo defender aquí una visión apocalíptica, pero sinceramente no veo cómo el 3,5% o incluso 3% de crecimiento serán indefinidamente posibles. Ahora bien: tal es la condición precisamente necesaria para el restablecimiento del capitalismo. Pero al proseguir sobre este camino, iremos simplemente de una crisis a otra. Es necesario hacer algo ahora o, por lo menos, prepararnos para la próxima vez.

Transcripción, traducción al francés, título y encabezamientos de Stéfanie Prezioso para solidaritéS, n°159, 4 de diciembre de 2009, según el video disponible en youtube: “The Crisis today: Marxism 2009, Bloombsburry, July 5 2009”. Versión en castellano tomado de Viento Sur sección web, traducción de Andrés Lund Medina. Revisión del texto de los editores de Herramienta.
FuenteHerramienta

Francois Houtard.El Ecuador de 2015: el agotamiento de un modelo en un contexto de crisis mundial


Alainet
Para analizar una situación, evidentemente compleja, vinculada con una coyuntura internacional caótica que escapa a la capacidad de acción de cualquier país, especialmente del Sur, se debe salir de explicaciones simples reduciendo los procesos sociales a un voluntarismo colectivo o personal, que desembocan sobre acusaciones mutuas, sin excluir la utilización de la violencia institucional o espontánea.

Tampoco se puede negar la lucha de intereses económicos, que tanto al nivel nacional, como internacional, dominan el panorama, orientando las políticas y colonizando las mentes. También, hay varias maneras de concebir la lucha contra la hegemonía del capital y sus pertinencias pueden solamente ser juzgadas por sus resultados. Por eso en una primera sección se analizará el contexto local y global y en una segunda, los eventos de agosto 2015.

En este texto se trata de elaborar hipótesis destinadas a ser discutidas. La utilización del término modelo no contiene ningún sentido axiológico en sí mismo. Es un objeto social articulado en función de una lógica, que actores sociales adoptan para finalidades que ellos determinan. Cuando hablaremos de un modelo de modernización de la sociedad, no cuestionaremos la intención de cambiar una sociedad para su progreso, pero trataremos de analizar el contenido del concepto de modernidad y sus consecuencias sociales.

1° El contexto de las protestas de agosto 2015

La doble dimensión, nacional y mundial, del contexto es bien clara. En el conjunto del continente se nota en cada país elementos específicos que caracterizan las etapas de un agotamiento del modelo. Sin embargo los efectos de la crisis global afectan a todos y tal vez constituyen el elemento más importante.

  1. Al nivel nacional  

El paro sindical y el “levantamiento” indígena de agosto 2015, fueron el resultado de una situación que se deterioró ya desde hace bastante tiempo. Después de un periodo de caos político que caracterizó en Ecuador la salida progresiva de la era neoliberal, se elaboró en 2008, una constitución y el país conoció una estabilidad, que permitió la elaboración de planes de desarrollo, de restablecer un papel activo del Estado; de reconstruir los servicios públicos y de dar un mejor acceso de los más pobres a la salud y a la educación.

  • El cambio económico y social

Gracias a mejores precios de las commodities y a una política fiscal nueva, transformaciones socio-económicas fueron posibles. Hubo medidas sociales importantes en favor del trabajo formal, un aumento del salario mínimo; avances en el seguro social; reconocimiento del trabajo de las amas de casa que para quienes se afilien, tienen derecho a una pensión jubilar mínima y también inversiones importantes en los sectores de la salud y de la educación. Grandes obras públicas para acceder a la soberanía energética están en ejecución. Ecuador cuenta con centenares de kilómetros de carreteras nuevas.

Sin embargo, a poco más de dos años del segundo mandato del presidente Rafael Correa, protestas se generalizaron en el país, no solamente en las varias ramas de la derecha, sino también en los sectores populares. Muchos elementos intervienen para explicar tal situación. Entre ellos un factor central: el agotamiento de un modelo de modernización de la sociedad que ha tenido logros sociales importantes y ha permitido inversiones públicas e numerosas, pero que no transformó el modo de acumulación y sus contradicciones fundamentales: grave destrucción ambiental; proletarización de los campesinos; desintegración de la culturas indígenas; urbanización poco controlada. Se trata, como expresa el presidente Rafael Correa, de un “capitalismo moderno” basado en una nueva matriz productiva que posibilite acelerar las exportaciones de productos fósiles (petróleo, minas) y agrícolas (banano, azúcar, palma, brócoli, agro-combustibles por medio de monocultivos); disminuir las importaciones; asegurar la soberanía energética; remplazar el petróleo que está llegando a su pico por la extracción minera y el agro-negocio.

En síntesis, es un proyecto que busca crear de manera rápida y eficaz el progreso del pueblo ecuatoriano, con un liderazgo dinámico y la adopción de conocimientos y de tecnologías avanzadas. De verdad, el Ecuador es probablemente el país de América Latina que supo aprovechar lo mejor de los logros de este modelo. Además que jugó un papel protagónico para la integración latino-americana y la imagen del país al exterior se transformó de manera positiva.

Socialmente, se desarrolló una clase media con un consumo importante de bienes importados; se realizó una salida de la pobreza de casi dos millones de personas, con programas eficaces, pero de tipo principalmente asistencialista que crean más clientes que actores sociales; se redujo el poder político de la antigua oligarquía capitalista, se eliminaron los partidos políticos tradicionales denominados como partidocracia. Al mismo tiempo, nuevos grupos capitalistas “modernos” económicamente eficaces se reforzaron, con procesos acelerados de acumulación en los sectores de las finanzas; de la construcción; del comercio; de las telecomunicaciones; del agro-negocio y de los intermediarios con los nuevos inversionistas, especialmente chinos. Poco a poco se constituyó una derecha “moderna”, que está tanto dentro de la oposición como dentro del gobierno; se aumentó la recaudación fiscal por medio del IVA y la creación de nuevos impuestos, pero todavía moderada para los más ricos y sin tocar ciertos intereses extranjeros y se recuperó mayor participación de las ganancias de las empresas extractivas para financiar los programas sociales. En la agricultura, el Gobierno apoyó los monocultivos de exportación de alta productividad, pero también destructores del ambiente y del tejido social rural, pero descuidó la agricultura familiar campesina e indígena, a pesar de que produce más del 60 % de la alimentación del país y garantiza su soberanía alimentaria.

La derecha ecuatoriana que se opone al actual gobierno es plural: la antigua oligarquía que no tiene mucho peso político y la nueva que está divida en tres ramas principales: CREO con el banquero y exministro Guillermo Lasso; el Partido Social-Cristiano (hoy Madera de Guerrero) con Jaime Nebot, actual alcalde de Guayaquil y SUMA con Mauricio Rodas alcalde de Quito, en funciones. Cada una de estas ramas está vinculada con intereses económicos específicos. Así, la oposición de derecha no tiene un liderazgo ni un programa único y se caracteriza principalmente por su oposición al presidente Correa y tiene por estrategia infiltrar los movimientos de protesta.

La derecha que está dentro del Gobierno acepta la lucha contra la pobreza que amplía las bases del mercado; el trabajo formal; el seguro social; aún pagar un cierto nivel de impuestos, a condición que la estabilidad política les permite proseguir en ciertos sectores de la economía un proceso de acumulación acelerado.

Varios líderes indígenas se acercaron a personalidades de esta derecha, con la finalidad de exigir en un frente común, la dimisión del presidente Correa, como ocurrió en el pasado con otros mandatarios. Fueron rechazados por la CONAIE. Además, no hay duda que los servicios secretos de los Estados Unidos (CIA y otros) sean activos para fomentar el desorden, como siempre, pero no pueden ser considerados como la primera causa de los procesos socio-políticos que conoce el país en este momento. La teoría del complot tiene el peligro de velar las causas profundas del proceso.

Por otra parte, ciertos grupos sociales (médicos, trabajadores del petróleo, jubilados, universitarios) han defendido intereses corporativos  frente a reformas necesarias, pero a menudo impuestas desde arriba, por deseo de eficacia, muchas veces sin real diálogo y en varios casos de manera arbitraria,  obligando a dar pasos atrás para rectificar errores. En el caso de las leyes sobre la herencia y la especulación, el malentendido fue tan profundo, que la derecha logró provocar en una buena parte de la clase media baja y aún de campesinos e indígenas, una reacción de rechazo contra medidas destinadas a repartir mejor la riqueza. Hubo, en este caso,   evidente déficit de comunicación, debido a un flujo de información desde arriba, sin suficiente atención a las reacciones de los que la reciben. Fue uno de los efectos de un liderazgo demasiado exclusivo, que ve en una enmienda de la constitución para la reelección, la única manera de asegurar la continuidad del modelo.

El proyecto, que identifica modernización de la sociedad con el “buen vivir”, ha generado progresivamente un malestar generalizado a pesar de sus logros indiscutibles. Por una parte, grupos políticos que habían hecho una alianza con el Gobierno de Alianza País, perdieron su cuota de poder y se separaron. Por otra parte, movimientos sociales que defienden la naturaleza; los derechos obreros afectados por la nueva matriz productiva; la posibilidad de organizar sindicatos en el sector público; la plurinacionalidad; los territorios y la identidad en tanto que pueblos de los indígenas, fueron considerados como obstáculos al proyecto modernizador. El nuevo código integral penal (COIP) y ciertos decretos presidenciales, como el decreto 16 sobre las organizaciones sociales, son los instrumentos utilizados para limitar sus acciones. Simultáneamente, se crearon movimientos paralelos favorables al gobierno, con una base frágil aunque numerosa, porque fue construida en gran parte sobre ventajas económicas inmediatas o como fruto del modelo de modernización, que hoy en día entra en crisis.

  • Cambio en la gestión política

Al mismo tiempo, se desarrolló en el país un aparato de Estado bastante amplio, utilizado en varios casos como instrumento partidario para asegurar la continuidad del proyecto en el cual la influencia del ejecutivo es predominante. Se trata de un Estado administrado por una organización política pluriclasista (Alianza País), donde las fuerzas de derecha empezaron a ocupar un espacio siempre mayor en sectores estratégicos, especialmente desde el segundo mandato presidencial.

El conjunto de estos procesos más son el fruto de lógicas sociales, que de cálculos individuales, aún si ellos existen. Son connaturales al ejercicio de un poder que persigue la eficacia y objetivos políticos desde arriba, aún con un apoyo popular fuerte. No son determinismos, sino condicionamientos que siempre pueden revertirse con otra concepción del poder.

  • Los pueblos indígenas

Los pueblos indígenas tienen su especificidad también en esta realidad. En 2007, al inicio del nuevo sistema político que produjo una Constitución muy avanzada que incluye los derechos de la naturaleza; ratifica los derechos colectivos de los pueblos indígenas y reconoce al Ecuador como Estado Plurinacional. Hubo un apoyo de la CONAIE, (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, considerada como un verdadero gobierno de las nacionalidades) y que fue protagonista del levantamiento indígena de 1990.

Poco a poco vino la decepción frente a la no aplicación de la Constitución en materia de territorios, de conducción de la educación bilingüe; la ausencia de reforma agraria; las nuevas leyes y códigos que favorecen los monocultivos; la desposesión del control comunitario del agua en general y de la de los páramos en particular, sin hablar del desprecio, los insultos, y la deslegitimación sistemáticos de parte del poder. En las políticas sociales se consideraron a los indígenas como pobres, como campesinos, o ciudadanos, pero no como comunidades, pueblos, nacionalidades. La gran marcha del 8 de marzo 2012 no fue entendida lo suficiente por el poder político. El proyecto modernizador apareció más y más como destructor de la identidad indígena. No era necesariamente su objetivo, sino el resultado, aún de parte de personas bien intencionadas, pero con una gran dificultad de entender en su esencia la realidad y la perspectiva indígena.

La aceleración de la disolución socio-cultural de las comunidades y pueblos indígenas por la urbanización; la desestructuración del tejido social rural propio; el sistema educacional; los medios de comunicación; la sociedad de consumo; la individualización de la propiedad; la folklorización de la cultura y de las cosmovisiones, son factores, que añadidos a la política oficial, han creado dentro de muchos indígenas un sentimiento de verdadera desesperación y desengaño. Por otra parte, un buen número de indígenas entraron en el sistema y se va conformando también una “burguesía” indígena, con reacciones similares a las de la nueva clase media en ascenso.

Para las organizaciones indígenas, la visita el Papa Francisco añadió un elemento coyuntural a este estado de cosas, por la invisibilización de los pueblos indígenas y de sus líderes, situación muy diferente a la de 30 años antes, donde un encuentro del Papa Juan Pablo II con más de 300.000 indígenas tuvo lugar en Latacunga. En esa ocasión, Monseñor Leonidas Proaño fue proclamado “el obispo de los indígenas”. En 2015, el único que recordó su memoria fue el Presidente de la Republica en su discurso de bienvenida al Papa. En el resto de los tres días de visita, el silencio fue total.

Evidentemente la alternativa no consiste en crear “reservas” a las que Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, les llama “jardines zoológicos”, sino de reconocer los derechos históricos de los pueblos que fueron desposeídos de sus territorios y de sus culturas al inicio por un capitalismo mercantil y colonial triunfante y más tarde por la integración en un capitalismo globalizado. La alternativa en este caso consiste en reparar la injusticia histórica para permitir a los pueblos indígenas vivir el Sumak Kawsay y mantener sus identidades con las bases materiales suficientes. Apoyar la agricultura indígena; la educación bilingüe; la justicia autóctona; las organizaciones indígenas urbanas; definir los territorios, son algunas de las medidas que podrían contribuir a una transformación que mira al futuro.

Es en este contexto que se deben interpretar las reacciones de las organizaciones indígenas históricas que muchos perciben como irracionales o exageradas.

  • Otros elementos de tipo social y político

Se tendría que abordar también muchos otros aspectos de la situación del Ecuador, como el uso de las comunicaciones por el poder, si bien no se ha suprimido la libertad de prensa, como se dice en ciertos medios de la derecha, la hiper-comunicación de tipo vertical al servicio del modelo modernizador,  empieza a cansar en vez de convencer. También se puede señalar la dificultad de promover la participación, ya porque está institucionalizada desde arriba, o porque la organización política tiende a monopolizar los roles, las decisiones y también porque la descentralización está pensada más como una regionalización del poder central que como una autonomía local.

Como en el resto del mundo, los movimientos sociales ecuatorianos han perdido la fuerza que tenían en los 90s. Hubo el efecto de la crisis económica; los errores políticos debidos a preocupaciones inmediatas, a menudo electorales; la pérdida de objetivos a largo plazo; la invasión de la sociedad de consumo; la absorción del liderazgo por los partidos y organizaciones políticas nuevas y su burocratización y adicionalmente, la cooptación individual y grupal por el aparato de Estado. Por estas razones los movimientos sociales se encuentran en una relación desigual mayor frente al Estado.

  1. Al nivel internacional

Los factores externos juegan un papel crucial en la situación actual del Ecuador y son esencialmente debidos a la crisis internacional que desde 2012 empezó a afectar los países del Sur y en particular a América Latina. La base material, la más importante del proyecto de progreso social sufre de las consecuencias de la crisis del capitalismo mundial, que es mucho más que una crisis financiera y económica, sino realmente una crisis de civilización. No se trata de un fenómeno pasajero, como no cesan de afirmarlo los líderes europeos desde 2008.

La coyuntura internacional se degrada. No solamente el petróleo pasó en algunos meses de cerca de 100 dólares el barril a 37 dólares (para el Ecuador en agosto 2015), sino que la crisis europea se profundiza y China al ver que su economía se contrae, desvalúa su moneda. La dolarización de la economía ecuatoriana permite que la inflación sea relativamente lenta, sin embargo real, pero disminuye su competitividad frente a economías vecinas que desvalúan su moneda (Perú, Colombia, Venezuela).

El resultado para el Ecuador es la necesidad de recurrir al endeudamiento que se acelera rápidamente, a pesar de ser por el momento relativamente modesto en comparación con los de EE.UU, Bélgica, Japón. La necesidad de financiamiento exige nuevas relaciones con los antiguos enemigos, Banco Mundial, Goldman Sachs, aún si los términos de las transacciones son diferentes, o con nuevos acreedores: China, Tailandia, Catar, Arabia Saudita. También el Gobierno ve la necesidad de disminuir el ritmo de las inversiones públicas y pedir la colaboración del sector privado. Se anuncian políticas similares a la “austeridad” en Europa que inevitablemente van afectar los ingresos y el empleo.

En la perspectiva del proyecto de modernización del país se trata de medidas razonables para salvar lo esencial, especialmente si se piensa que la crisis será pasajera. Se entiende que otra lectura de la realidad sea considerada como un real peligro. La reacción gubernamental será tanto más fuerte cuando existe la convicción profunda de poseer la verdad y que existen logros reales.

2° Los eventos de agosto 2015

Las protestas y las violencias que explotaron en agosto 2015, fueron precedidas por varios eventos que contribuyeron a preparar un terreno favorable a un deterioro de la situación. No podemos ser exhaustivos, sino señalar algunos elementos.

La decisión de explotar el petróleo del Yasuní es uno de ellos. Sin duda, por varios factores, la comunidad internacional no respondió a las expectativas y el Presidente Correa declaró que esta decisión fue la más difícil de su mandato. También, él afirmo que solo una infinitésima parte de este parque nacional seria afectada por la explotación minera, que tecnologías recientes minimizarían los impactos ambientales y que las comunidades locales recibirán una parte importante de las ganancias. Sin embargo, grupos económicos nacionales también tenían interés a pasar al plan B. La resistencia de jóvenes, especialmente de medios urbanos, fue el fruto de una creciente consciencia ecológica, que encontramos en muchas partes del mundo. En 2014, cuando organizaron una colecta de firmas pidiendo una consulta popular, la Comisión electoral deslegitimó el proceso y anuló centenares de miles de firmas, con argumentos jurídicos formales discutibles (formato de los formularios, etc.) junto a objeciones justas (repetición de firmas). Una delegación de ellos se fue a Lima para testificar frente a un Tribunal Internacional de Opinión y el bus en el cual viajaban fue parado por razones “técnicas” provocando un retraso del viaje.

La exploración minera en el valle de Intag por la compañía nacional chilena CODELCO junto con la empresa nacional ENAMI fue otro caso que tuvo una oposición fuerte de una parte importante de la población local. No era la primera vez. La lucha comenzó en la década de los 90as cuando la empresa japonesa Bishimetales consiguió la concesión de una parte del territorio el valle. La resistencia de los habitantes logró expulsar a la empresa en 1997. En 2004, el estado ecuatoriano volvió a permitir la entrada de otra multinacional, la canadiense Ascendant Copper. Las 76 comunidades del valle expulsaron la compañía. El actual Gobierno inicio el proyecto Llurimagua, con las dos empresas citadas. El 14 de septiembre 2014, los comuneros de Intag bloquearon el acceso a la mina. La respuesta de las autoridades fue la ocupación militar del lugar y el apresamiento de sus líderes para agotar con el tiempo las protestas.

A finales del 2014, la sede de la CONAIE por el Estado en comodato, fue objeto de una decisión ministerial de recuperación para fines sociales (alojamiento de jóvenes drogados). Esta decisión contó con el apoyo presidencial, que acusó la organización de tener actividades políticas incompatibles con su estado de movimiento social y también de desorden administrativo. La medida provocó reacciones nacionales e internacionales fuertes. Finalmente la orden de desalojo fue retirada, algunos días antes de la visita del Papa en julio 2015, pero los siete meses de incertidumbre devinieron en muchas insatisfacciones y movilizaciones.

El primero de mayo 2015, la tradicional marcha del Trabajo se dividió en dos. La primera organizada por los movimientos sociales tradicionales y la otra por el Gobierno y organizaciones afines. De tamaño bastante similar, las dos marchas tenían sin embargo condiciones de realización bastante diferentes. Los participantes de las provincias de la marcha oficial fueron transportados gratuitamente y recibieron alimentación distribuidas por las autoridades. En la otra manifestación, por primera vez, una de las consignas fue “Fuera Correa fuera” y algunos grupos de la derecha se juntaron a ella. Al final hubo violencias de parte de grupos de jóvenes encapuchados que no pudieron ser controlados por los organizadores de la marcha.

Otro caso fue el anuncio de los dos proyectos de ley ya citado, uno sobre las herencias y otro sobre la especulación. Provocaron una fuerte reacción de las diversas derechas tradicionales y modernas, bajo el argumento de que se trataba de un ataque a la familia. Una parte de la clase media se juntó al movimiento. Manifestaciones diarias se organizaron en el norte de la capital y hubo una tentativa, por elementos de la derecha, de ocupar la plaza de la Independencia (sede del Palacio presidencial). Rafael Correa al regresar de una reunión en Bruselas como presidente pro tempore de la CELAC Comunidad de los Estados Latinoamericanos y del Caribe), retiró provisionalmente los dos proyectos de ley, para pacificar las tensiones en la víspera de la visita del Papa Francisco. Sin embargo, la presencia del Papa fue solamente un paréntesis en la confrontación política y a pesar de las explicaciones más precisas sobre la aplicación de las leyes, la oposición a éstas, disminuyó ligeramente, pero no desapareció.

El primer elemento de las protestas fue la decisión de los dirigentes del FUT (movimiento obrero sindical histórico) de realizar un paro indefinido a partir del 13 de agosto, con varias demandas laborales y políticas (retirar las enmiendas a la constitución, que incluyen la reelección presidencial). Por su parte, la CONAIE decidió llamar a un levantamiento indígena, iniciando el dos de Agosto una marcha desde el Sur del país para llegar a Quito el 12 de Agosto. La organización indígena tuvo planteamientos claros: el objetivo de la movilización no era pedir la dimisión del presidente (él tiene que terminar su mandato) ni de tumbar el gobierno y se rechazaba toda alianza con la derecha. Se hizo un llamamiento a marchar de manera pacífica.

El Gobierno preocupado por la situación todavía tensa después de la visita del Papa, llamó a un “diálogo con los de buena fe”, y empezó a nivel nacional a organizar reuniones con varios sectores de la población. En un mes y medio, centenares de grupos y organizaciones nacionales y locales fueron contactados. De hecho, los debates se realizaron en gran parte con organizaciones más o menos afines al Gobierno. Aun así, se han revelado muchas críticas generalmente dirigidas a la falta de reconocimiento de parte de los organismos y de los mandatarios del Estado. Las organizaciones indígenas y sindicales tradicionales no aceptaron participar a estas iniciativas, estimando que no había condiciones para el diálogo pues éste se reducía generalmente a la socialización de decisiones tomadas o de proyectos gubernamentales. 

El paro sindical, en principio indefinido, no tuvo éxito masivo, aunque en la capital las actividades sí se redujeron y el centro de Quito se paralizó.  Se debe recordar que la huelga es ilegal en los servicios públicos, donde los sindicatos no son permitidos. El levantamiento indígena que empezó en el Sur del país se trasformó en una marcha recibida en el camino por simpatizantes y opositores, sin incidentes mayores, pero no fue comparable con los levantamientos del pasado. Varios exdirigentes de la CONAIE y un cierto número de organizaciones indígenas y gremiales nacionales y locales se pronunciaron contra la marcha. Estos hechos permitieron al Gobierno de hablar de un fracaso.

Sin embargo, la marcha del 13 de agosto fue impresionante. Hubo decenas de miles de personas. Los indígenas estaban a la cabeza. Dentro de la marcha hubo también un buen número de banderas negras de la derecha. Varios de estos grupos se mostraban verbalmente agresivos contra las fuerzas del orden. Los eslóganes eran netamente hostiles al presidente Correa. Jóvenes encapuchados estaban presentes en varios lugares, a pesar de un servicio de seguridad organizado por los movimientos sociales.

Los partidarios del Gobierno y miembros de Alianza País estaban en la Plaza Grande, frente al palacio presidencial, donde una tarima había sido instalada con un grupo musical. Unas diez mil personas, muchas de origen popular, estaban presentes en la plaza y en las calles vecinas, protegidas por un impresionante operativo de la policía y del ejército, que tenía la misión de impedir enfrentamientos. En la plaza, la guardia presidencial estaba presente y también un grupo de combatientes Shuar vestidos de negro, que actuaron en la última guerra contra el Perú.

Al llegar la marcha cerca de la plaza de la Independencia, en vez de seguir el trayecto previsto hasta la plaza San Domingo, un grupo de jóvenes encapuchados de las izquierdas radicales bastante desprestigiadas -entre otros- por el uso de la violencia, empezó a tirar piedras y cocteles Molotov contra la policía y el ejército que controlaban el ingreso a la plaza de la Independencia. Es un hecho que una parte de la juventud de la CONAIE se dejó influir por ellos. Miembros de la marcha cayeron en provocación. Dos líderes de la organización indígena se juntaron a los jóvenes. La policía y el ejército reaccionaron duramente, lanzando gas lacrimógeno. Otro líder, el presidente del ECUARUNARI fue herido por la policía y trasladado bajo custodia a un hospital. Su compañera, Manuela Pick, periodista y antropóloga franco-brasilera fue también vejada y así mismo trasladada bajo custodia primero a otro hospital y después a un lugar de detención del Ministerio del Interior. Su visa fue cancelada. Eso provocó una campaña internacional de protesta. Una jueza dictaminó su libertad al considerar que su detención fue ilegal. Ella fue liberada, pero dos días después un juez negó el pedido de acción de protección, con lo cual al quedar en indefección, tuvo que abandonar el país.

La marcha se desarrolló sin otros incidentes hasta la plaza San Domingo, pero varios manifestantes se dirigieron después hasta la plaza San Francisco, donde hubo nuevos enfrentamientos, la policía utilizó perros y caballería para dispersar a los manifestantes. Todo eso provocó heridas en ellos y en policías.

 A la noche, el presidente Correa se dirigió a los de la Plaza Grande, con un discurso particularmente duro, el cual condenó a los manifestantes de la marcha; afirmó que la violencia hacía parte de su estrategia; denunció que la coalición de los indígenas y sindicatos era con la derecha; habló de una tentativa de desestabilización del Gobierno por parte de una minoría y reiteró insultos contra los dirigentes indígenas. El discurso fue obviamente una expresión de exasperación. Cuando se sabe que las malas noticias se acumulaban en otros frentes, se puede entender. El precio del petróleo continuaba su descenso; China y Rusia, pero también los países vecinos seguían devaluando sus monedas; el déficit comercial se acentuaba; el presupuesto estatal debía ser seriamente reducido. A esto se añadió amenazas de erupción del volcán Cotopaxi, vecino de Quito y previsiones pesimistas para el fenómeno del Niño.

 En las provincias, con acciones de las bases de la CONAIE también se produjeron incidentes durante toda una semana mediante la realización de marchas, bloqueos de carreteras y tomas de edificios públicos, particularmente entre Loja y Cuenca protagonizados por el pueblo Kichwa Saraguro y en el Oriente (Amazonía): como ocurrió en Macas, donde el Gobernador fue retenido en su sede por indígenas Shuar y Achuar tradicionalmente armados de lanzas. La reacción policial fue dura y al final, los indígenas amazónicos optaron por retirarse para evitar la espiral de violencia. En Quito los indígenas han acampado en carpas en el Parque del Arbolito más de una semana y desde allí las marchas continuaron cada dos días hacia el centro histórico de la ciudad, sin incidentes y con mayor control por parte de las organizaciones.

Durante la primera semana de las protestas, un centenar de policías resultaron heridos. Hubo un centenar de detenciones y también decenas de heridos entre los indígenas y otros manifestantes y serias brutalidades contra mujeres indígenas.

 En varias ocasiones hubo sesiones de evaluación de parte de la organización indígena y de los sindicatos. Se reconoció que la declaración de un levantamiento indígena había exigido una mejor preparación y que un paro indefinido no era realmente factible en las circunstancias socio-económicas del país. Los líderes que trataron de ir hasta la plaza de la Independencia fueron criticados. Los que pretendían que la salida de Rafael Correa tenía que ser el objetivo de las protestas fueron reprochados, porque esta posición entraba en contradicción con la posición original de la CONAIE. Sin embargo, después de la primera semana de protestas se decidió seguir con marchas en la capital y acciones específicas en otras partes del país, pero tratando de conservar su carácter pacífico.

Varios miembros del Gobierno, en acuerdo con la posición del Presidente, dijeron que un diálogo con quienes estaban al frente del desorden y el caos no era posible.

Cuando se reflexiona en función del futuro, parece claramente que el primer paso es evitar que continúe la violencia, que puede desembocar en pérdidas de vidas y profundizar una polarización. El momento amerita eventualmente una mediación del exterior. Un segundo paso sería construir espacios de diálogo basados en una lectura realista de la situación, en el que, por una parte, se descarte las maniobras de la derecha por parte de las organizaciones indígenas y sindicales y, por otra que el Gobierno reconozca la legitimidad de las protestas.

3° Un proceso local inserto en una lógica de conjunto mundial

Las reflexiones de Bolívar Echeverría, uno de los mejores pensadores ecuatorianos de la posguerra, cuyo pensamiento se sitúa dentro de la corriente de la escuela de Frankfurt, nos permiten entender que no se trata de un fenómeno puramente ecuatoriano, ni de un proyecto “maquiavélico” de una organización política particular, como Alianza País y menos aún todavía de un solo hombre, como el presidente Correa.  Es la concepción occidental de la modernidad que está en cuestión, porque, según este pensador, desde el inicio del siglo de las Luces, ella fue absorbida por la lógica del capitalismo. Karl Polanyi, historiador del sistema económico, desarrolló ideas similares, afirmando que el capitalismo desvinculó la economía de la sociedad, permitiendo a este último imponer la ley del valor a todos los aspectos de la vida colectiva.

Se puede pensar que la caída del socialismo del siglo XX fue debida en gran parte al hecho que no se cambió esta visión del desarrollo humano, considerando el progreso como lineal, fruto de la ciencia y de las técnicas; y el planeta como una reserva inagotable de recursos naturales. Por la misma razón, la China y el Vietnam adoptaron políticas económicas de mercado, ignorando las externalidades, es decir las consecuencias ambientales y sociales. En el Ecuador, la misma ausencia de visión holística caracteriza a la concepción de la “nueva matriz productiva”: exportar sin tomar suficientemente en cuenta las externalidades, es decir los daños ambientales y sociales.

Evidentemente, no se trata de proponer un retorno al pasado, sino de redefinir una nueva modernidad, implicando un cambio de paradigma, con aplicaciones concretas y procesos de transiciones, para responder a las necesidades de la humanidad y del planeta, en el caso, aplicadas a la situación del Ecuador, lo que se puede llamar el Bien Común de la Humanidad o también el “Buen Vivir”.

Como en otras partes del mundo, muchos piensan que el único modelo posible en la coyuntura actual, es un mejoramiento del capitalismo (social y verde). Por una parte la fuerza del sistema, a pesar de la crisis, es enorme (se ha visto en Grecia) con la combinación del capitalismo de monopolio y de las instituciones financieras y comerciales internacionales. Por otra parte, el pensamiento económico y social de los movimientos y líderes políticos nuevos no va mucho más allá que en la formulación de una nueva forma de desarrollismo sin crítica de la modernidad capitalista. Ellos también han tenido un apoyo popular real, que empezó a disminuir solamente con el cambio de la coyuntura económica mundial y también en ciertos casos, por errores y fallas internas. Se debe añadir la ausencia de una referencia creíble después de la caída del socialismo en Europa y de los cambios de los socialismos asiáticos. En esta perspectiva, proponer otro paradigma parece ser una ilusión.

Sin embargo, otro pensamiento es posible y se manifiesta indispensable frente a la crisis sistémica del capitalismo y a la gravedad de la destrucción ambiental. Las transiciones no pueden ser pensadas como adaptaciones del sistema a nuevas exigencias sociales, culturales, ecológicas. Se debe dar pasos hacia a un nuevo paradigma, elaborados de manera práctica en los diversos dominios de la vida económica, social, cultural y económica, con una visión de conjunto (holística) y en función de la exigencia ética de producir, reproducir y mejorar la vida.

Quito, 23 de agosto del 2015
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