Guatemala. Recapturan a dirigente del gobierno plurinacional tras audiencia en Torre de Tribunales


Hoy viernes 27 de marzo de 2015 se realizó la audiencia de primera declaración contra Rigoberto Juárez y Domingo Baltazar, líderes comunitarios del municipio de Santa Eulalia, Huehuetenango, y miembros del Gobierno Plurinacional de la Nación Q’anjob’al, Chuj, Akateka, Popti y Mestiza. Fueron capturados como animales por efectivos de la DEIC (División Especial de Investigación Criminal) en el centro histórico de Ciudad de Guatemala el 24 de marzo de 2015 cuando venían a denunciar las agresiones contra periodistas y comunicadores comunitarios por parte del alcalde de Santa Eulalia, Diego Marcos Pedro, ocurridas el jueves 19 de marzo de 2015 durante los actos de reapertura de la radio comunitaria Snuq' Jolom Konob' de Santa Eulalia. La orden de aprehensión fue emitida por el juez Otto Felipe Vásquez del Juzgado de Primera Instancia Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente de Santa Eulalia, Huehuetenango el pasado 15 de enero de 2015 por los supuestos delitos de coacción, amenazas y detenciones ilegales, hechos supuestamente cometidos por los dos imputados el 9 de diciembre de 2013 en las instalaciones de la empresa Entidad 5M en la finca San Luis del municipio de Santa Eulalia.

En esta audiencia de primera declaración el Ministerio Público no presentó en ningún momento pruebas concluyentes de la participación de Rigoberto Juárez y Domingo Baltazar el los hechos por los que eran imputados pero a pesar de ello el juez los ligó a proceso por detenciones ilegales desestimando los otros dos delitos de coacción y amenazas, estableciendo como medida sustitutiva el arresto domiciliario sin vigilancia y firmar cada 15 días en el libro del Juzgado de Paz de Santa Eulalia hasta la fecha de la audiencia intermedia programada para el 16 de julio de 2015.

La alegría embargó a todos los presentes en la sala de audiencias a pesar de que Rigoberto y Domingo quedaban ligados a proceso, pero al menos recuperaban su libertad. Parecía que la criminalización sufrida por ser defensores de los derechos humanos, la vida y los recursos naturales pronto iba a llegar a su fin, pero la alegría se tornó en tristeza, incredulidad, sorpresa e indignación al cabo de unos minutos. Cuando iban a ser liberados, en el sótano de Torre de Tribunales, efectivos de la DEIC estaban esperando con una nueva orden de aprehensión en sus manos, fechada el 25 de marzo de 2015 por el mismo juez Otto Felipe Vásquez por los delitos de plagio y secuestro e instigación a delinquir.

Se percibe con este hecho lo deshumanizante del sistema de justicia en Guatemala y la terrible criminalización hacia los defensoras y defensores de los derechos humanos, muchas veces por las presiones e intereses económicos de las empresas transnacionales que quieren seguir despojando a Guatemala de sus recursos naturales.

Los derechos de Rigoberto y Domingo están siendo violados, no les están dando ni agua para beber ni nada de comer y existe el peligro que tengan que pasar en la carceleta del sótano de Torre de Tribunales toda la Semana Santa. Son presos políticos, velemos por que se cumplan sus derechos pues ellos están sacrificando su vida y su libertad en defensa de la naturaleza y la dignidad como pueblos mayas.

CÓMO LAS TRANSNACIONALES BURLAN LOS DERECHOS HUMANOS Diez claves para entender la “lex mercatoria”


JUAN HERNÁNDEZ ZUBIZARRETA Y PEDRO RAMIRO
24 de marzo de 2015
La oposición frontal de las grandes potencias y de los lobbies transnacionales a la creación de normas que puedan poner en riesgo sus perspectivas de negocio tiene una explicación muy sencilla: las actuales normas corporativas globales están diseñadas a su imagen y semejanza. Son “leyes” para la defensa de los intereses de las grandes corporaciones transnacionales; son normas para ricos.
1. Los derechos de las empresas transnacionales se protegen por un ordenamiento jurídico global basado en reglas de comercio e inversiones —los contratos firmados por las grandes corporaciones; las normas, disposiciones, políticas de ajuste y préstamos condicionados de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial; el Sistema de Solución de Diferencias de la OMC y los tribunales arbitrales— cuyas características son imperativas, coercitivas y ejecutivas. Así, cuando en 2012 el gobierno argentino nacionalizó la filial de Repsol puso en marcha la arquitectura de la impunidad: alegando el contrato firmado, la petrolera ejerció acciones legales ante los tribunales nacionales; interpuso un recurso ante el CIADI —tribunal de arbitraje dependiente del Banco Mundial— en base al Acuerdo de protección y promoción de inversiones entre Argentina y España; presentó, junto a una firma financiera estadounidense, una demanda colectiva en Nueva York contra la República Argentina por la expropiación; interpuso una demanda mercantil en Madrid por competencia desleal y, además, se benefició de toda la presión política, económica, mediática y diplomática ejercida por el Estado español y la Unión Europea.
2. Las obligaciones de las empresas transnacionales se reenvían a legislaciones nacionales sometidas a las políticas neoliberales de desregulación, privatización y reducción de la capacidad de intervención del Estado —en lo que se refiere a las políticas públicas, no así en el fortalecimiento de los aparatos militares y de control social—; es decir, se construyen legislaciones ad hoc para la defensa de los intereses de las multinacionales. De este modo, el gobierno mexicano construye una pista de aterrizaje para que las empresas transnacionales puedan cumplir las leyes mexicanas con muy pocos costes; además, el aparato del Estado —en connivencia con todo tipo de mafias y con las propias transnacionales— explota, expulsa e incluso elimina físicamente a todas las personas y pueblos que se opongan a los planes del capital.
3. El Derecho internacional de los derechos humanos presenta una manifiesta fragilidad para proteger los derechos de las mayorías sociales y controlar a las corporaciones transnacionales. Su exigibilidad y justiciabilidad están, lamentablemente, muy alejadas de la fortaleza de las normas de comercio e inversiones. Las sentencias favorables a los fondos buitre especulativos contra el gobierno argentino —en la judicatura de EE UU— no tienen punto de comparación, por su eficacia y ejecutividad, con las “represalias morales” que el Comité de libertad sindical de la OIT ha impuesto a Colombia por los miles de asesinatos de sindicalistas en los últimos años. Mientras al gobierno colombiano no le ocurre nada por incumplir la “sentencia”, el argentino ve cómo se bloquea su economía.
4. La responsabilidad social corporativa (RSC) y los códigos de conducta son fórmulas de derecho blando —normas voluntarias, unilaterales y sin exigibilidad de ningún tipo— para contener el poder de las transnacionales; éstas protegen férreamente sus derechos y remiten sus obligaciones a sus memorias anuales y a la “ética empresarial”. Pero la idea de plus normativo o sobrecumplimiento que acompaña a la RSC debería verse traducida en la legislación societaria: las negativas a financiar inversiones en la industria del armamento o en proyectos con graves impactos socioambientales deberían tener su reflejo en los estatutos de las sociedades mercantiles, como expresión de una preocupación real sobre la responsabilidad social.
5. El Derecho internacional de los derechos humanos solo les resulta aplicable a las empresas transnacionales a través de la acción estatal. El derecho nacional es el eje sobre el que bascula su responsabilidad jurídica; a día de hoy, únicamente pueden aplicarse a cada sociedad las disposiciones legales del país en que se encuentra localizada. Esto es, la filial de Repsol en Colombia únicamente cumple —cuando lo hace— las normas colombianas; cometa el delito que cometa, las normas internacionales sobre derechos humanos y las leyes del país de la empresa matriz no le incumben. Para defender sus derechos, las empresas transnacionales pueden cambiar el domicilio sin dificultad; para el cumplimiento de sus obligaciones, el domicilio es un elemento sustancial e inalterable.
6. El concepto de seguridad jurídica únicamente hace referencia a una serie de normas y acuerdos bilaterales, multilaterales y regionales promovidos desde la OMC, el FMI y el Banco Mundial, cuyo único fundamento es la protección de los contratos y la defensa de los intereses comerciales de las compañías multinacionales. Se olvida, por tanto, la verdadera seguridad jurídica: aquella que sitúa al Derecho internacional de los derechos humanos por encima del nuevo Derecho corporativo global. Es decir, la que antepone los intereses de las mayorías sociales a los de las minorías que controlan el poder económico.
7. Ante la debilidad de los ordenamientos nacionales de los estados “huéspedes” encargados de controlar el cumplimiento de las obligaciones por parte de las multinacionales, muy pocos estados han aprobado instrumentos para exigir indirectamente responsabilidades en el país sede de la empresa matriz. Las empresas transnacionales no han impulsado, de ninguna manera, avanzar en la posibilidad de que exista esta extraterritorialidad; ni directamente, incorporando mecanismos en sus códigos de conducta, ni de forma indirecta, proponiéndoselo a sus estados nacionales. ¿Por qué no se admite que ante crímenes internacionales el pueblo mapuche pueda demandar a Repsol ante tribunales españoles?
8. Las empresas transnacionales subcontratan y deslocalizan su actividad en el ámbito global sin atenerse a ninguna norma. Es más, cuando ha habido una propuesta de convenio internacional sobre la regulación de la subcontratación en el seno de la OIT, se han opuesto radicalmente. Y es que prefieren hablar de la responsabilidad ética en la cadena de subcontratación antes que aceptar controles internacionales.
9. Los tribunales internacionales de arbitraje se sustentan en la idea fuerza de dotar de plena seguridad jurídica a las inversiones realizadas por las multinacionales frente a los estados receptores. El incumplimiento de las sanciones de la OMC o de los laudos de los tribunales arbitrales daría lugar a mecanismos coercitivos con implicaciones económicas muy difíciles de sostener para los países periféricos; son “sentencias” de obligado cumplimiento. Al mismo tiempo, los sistemas universales del Derecho internacional de los derechos humanos y sus jurisdicciones son frágiles; no existe la obligación de acatar el derecho al desarrollo por las transnacionales, ya que se cuestiona su carácter material de norma y se considera como una mera recomendación.
10. La negativa de las empresas transnacionales a aprobar un código externo de carácter vinculante en el seno de Naciones Unidas o un tribunal internacional para el control de sus operaciones, así como la oposición a que pueda crearse un centro que fiscalice sus prácticas, inspeccione sus incumplimientos y articule las denuncias, colisiona con sus reiterados llamamientos al respeto a los derechos humanos y al medio ambiente. Parece evidente que prefieren definir ellas mismas los contornos de su responsabilidad, oponiéndose a cualquier injerencia externa de control. Prefieren la “responsabilidad social” a la ley internacional.
20/03/2015
Juan Hernández Zubizarreta es profesor de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Pedro Ramiro es coordinador del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL)

El movimiento Black Lives Matter se organiza y trata de definirse políticamente

TRIBUNA VIENTO SUR


DAN LA BOTZ
 26 de marzo de 2015
El movimiento Black Lives Matter (“Las vidas de los negros importan”, BLM), que se extendió por todo EE UU a finales de 2014 y comienzos de 2015 en protesta por los asesinatos a manos de la policía de Michael Brown en Ferguson (Misuri) y de Eric Garner en la ciudad de Nueva York, se ha convertido ahora en una organización que se propone luchar no solo contra la brutalidad policial, sino también contra las condiciones económicas, sociales y políticas que oprimen a los negros de EE UU. BLM es sin duda una de las mejores cosas que han ocurrido en la sociedad estadounidense en medio siglo, una organización que merece nuestro apoyo en su empeño de mantener vivo y ampliar el movimiento y de definir su política. Nada puede ser más importante para la población afroamericana o estadounidense en su conjunto, que la construcción de un movimiento negro independiente de izquierda.

BLM fue fundada por tres activistas sindicales negras: Alicia Garza, directora de la National Domestic Workers Alliance (Alianza nacional de trabajadoras domésticas); Patrisse Cullors, directora de la Coalition to End Sheriff Violence in Los Angeles (Coalición contra la violencia policial en Los Ángeles; y Opal Tometi, una activista por los derechos de los inmigrantes. Comenzaron en 2013 con Black Lives Matters para protestar contra la absolución de George Zimmerman, un vigilante de barrio, en el caso del asesinato de Trayvon Martin, un joven negro de 17 años de edad. El movimiento despegó realmente en 2014, en respuesta al asesinato por la policía de Michael Brown en Ferguson, donde se encontraron por primera vez muchos activistas y comenzaron a coordinarse. En agosto de 2014, BLM organizó una “marcha por la libertad” de 500 activistas a Ferguson en apoyo a los manifestantes de allí, un hecho que generó un sentido de identidad y comunidad entre los participantes. Al irse de Ferguson, los jóvenes activistas negros decidieron volver a sus respectivas ciudades natales, pero para seguir colaborando con vistas a convertir el movimiento en una organización nacional.
Estos jóvenes activistas también han estado trabajando para mantener vivo el movimiento. Cuando el largo y brutal invierno de 2014/2015 comenzó a declinar, la organización BLM convocó manifestaciones en todo el país, si bien no todas las protestas que se produjeron estuvieron dirigidas efectivamente por el grupo. El 25 de febrero, en la Universidad de Washington en Seattle, cientos de estudiantes abandonaron las aulas en apoyo al movimiento BLM y para denunciar varios incidentes racistas ocurridos en el campus. El 28 de febrero, en Chicago, el BLM, la Southern Christian Leadership Conference y la Gay Liberation Network convocaron una concentración de protesta delante de la jefatura de policía de la plaza Homan, donde al parecer estaban retenidos varios afroamericanos y otros manifestantes sin poder telefonear ni contar con la asistencia de un abogado, además de ser maltratados.
En marzo han continuado las acciones. El 9 de marzo, en la Armory Show, una importante exposición en la ciudad de Nueva York, un grupo de artistas del BLM leyó poemas, interpretó ante el público asistente piezas musicales y realizó un simulacro que recordaba la muerte de Eric Garner. El 15 de marzo, en Louisville (Kentucky), miembros del BLM se manifestaron en el barrio de ocio y restauración de 4th Street Live, para protestar por la detención de un hombre negro, el pasado verano, por llevar pantalones bombachos y una bandana, indumentarias que están prohibidas en 4th Street Live. En Portland (Oregón), un grupo de miembros de BLM se manifestó el 16 de marzo en un restaurante en que una clientela mayoritariamente blanca estaba almorzando y leyó en voz alta los nombres de los negros asesinados por la policía, pidiendo acto seguido a los presentes que se levantaran en señal de solidaridad, cosa que algunos hicieron. Las acciones, grandes y pequeñas, convocadas por BLM o por otros activistas en su nombre, revelaron espíritu y creatividad.
Un nuevo manifiesto negro
Mientras tanto, BLM ha emitido una declaración titulada “All #BlackLivesMatter. This is Not a Moment, but a Movement” (“Todas las vidas de negros importan. Esto no es un momento, es un movimiento”), un manifiesto radical que propone reinventar y reconstruir el movimiento negro en EE UU. Es un documento importante que vale la pena citar ampliamente.
“[BLM] va más allá del nacionalismo estrecho que puede prevalecer en el seno de las comunidades negras, que se limita a llamar a los negros a amar a los negros, vivir como los negros y comprar productos de los negros y mantiene al frente del movimiento a hombres negros heterosexuales, mientras que nuestras hermanas y las personas homosexuales, transexuales y discapacitadas se ven postergadas. Black Lives Matter aprecia las vidas de los negros y negras homosexuales y transexuales, personas discapacitadas, negros indocumentados o con antecedentes penales, de las mujeres y las vidas de todos los negros de todo el espectro de géneros. Convoca a quienes han sido marginados en los movimientos de liberación negros. Es una iniciativa para (re)construir el movimiento de liberación negro.
Cuando decimos que las vidas de los negros importan, ampliamos la cuestión de la violencia de Estado para incluir todas las maneras en que los negros quedan intencionadamente inermes en manos del Estado. Hablamos de la manera en que las vidas de los negros se ven privadas de nuestros derechos humanos fundamentales y de nuestra dignidad. Decimos que la pobreza y el genocidio de los negros son violencia estatal. Que el hecho de que en este país haya 2,8 millones de personas negras encerradas en jaulas es violencia estatal. Que el hecho de que las mujeres negras tengan que soportar la carga de los continuos ataques a nuestros hijos y nuestras familias es violencia estatal. Que los homosexuales y transexuales negros han de soportar la carga de una sociedad heteropatriarcal que nos trata como basura y al mismo tiempo nos fetichiza y saca provecho de nosotros, y esto es violencia estatal. Que 500 000 negros en EE UU son inmigrantes indocumentados, condenados a vivir en la sombra. Que jóvenes negras son utilizadas como bazas en la negociación en tiempos de conflicto y de guerra. Que la población negra que vive con una discapacidad y con aptitudes diferentes ha de soportar la carga de los experimentos darwinianos patrocinados por el Estado que tratan de introducirnos por la fuerza en hormas de normalidad definidas por la supremacía blanca, y que esto es violencia estatal.
Black Lives Matter lucha por un mundo en que las vidas de los negros y las negras dejen de ser atacadas de forma sistemática e intencionada. Defendemos nuestras contribuciones a esta sociedad, nuestra humanidad y nuestra resistencia a la opresión mortífera. Ponemos nuestro esfuerzo y nuestro amor por la gente negra al servicio de la creación de un proyecto político, sacando el hashtag fuera de las redes sociales y llevándolo a la calle. El llamamiento a que las vidas de los negros importen es un llamamiento a la unidad de todos y todas las negras que aspiran a liberarse”.
En primer lugar, esta declaración inicial indica una ruptura con el “nacionalismo estrecho”, aunque no está claro qué significa esto exactamente. BLM comparte algunos elementos con el histórico movimiento nacionalista negro, como el hecho de propugnar la creación de una organización negra independiente y su identificación con cuestiones africanas como los secuestros realizados por Boko Haram en Nigeria (“jóvenes negras son utilizadas como bazas en la negociación en tiempos de conflicto y de guerra”). Históricamente, el nacionalismo negro mantenía estrechos lazos con África y la diáspora negra; asimismo pretendía crear una comunidad o nación negra separada con su propia economía capitalista negra y liderada por un dirigente negro masculino –como por ejemplo Marcus Garvey o Elija Muhammad–, defensores de una sociedad patriarcal. Los líderes cristianos negros, que no necesariamente eran separatistas, también apoyaban los valores patriarcales tradicionales. Incluso organizaciones negras revolucionarias, como el Black Panther Party, compartían a menudo las actitudes patriarcales y machistas.
BLM, fundada por mujeres y defensora de la causa de las mujeres y las personas LGBT, ha roto claramente con las nociones patriarcales y heteronormativas del pasado. Por supuesto, siempre ha habido líderes negras, desde Ida B. Wells –quien luchó contra los linchamientos– hasta Ella Baker, del Student Non-Violent Organizing Committee, así como dirigentes homosexuales como el activista por los derechos civiles Bayard Rustin. Sin embargo, puede que este sea el primer movimiento negro que pretende incorporar a todos los negros y negras de EE UU. A menudo, en las comunidades negras ha habido tensiones y a veces antagonismo entre los afroamericanos y los negros nacidos fuera de EE UU, ya fueran de África, del Caribe o de América Latina. Asimismo, las comunidades negras se han sentido a menudo contrariadas ante los inmigrantes indocumentados o incluso legales que han obtenido puestos de trabajo y prestaciones sociales que les sitúan en ventaja con respecto a los negros que llevan viviendo en el país desde hace 400 años. No obstante, BLM deja claro que importan las vidas de todos los negros, incluidos los nacidos en el extranjero y que pueden tener una cultura, una religión, una lengua o un estatuto legal diferentes.
Sin embargo, pese a distanciarse de algunos elementos de la tradición nacionalista negra y a propugnar una noción amplia de la población negra, BLM no aclara su posición con respecto a la tradición socialdemócrata negra. Hasta la fecha no ha adoptado ninguna posición formal sobre organizaciones afroamericanas institucionales como la Southern Christian Leadership Conference (SCLC) o la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP). Tal vez aludiendo a estas, Cullors ha dicho que “no estamos hablando de la política respetable. No hablamos del negro de traje y corbata o del que va a misa los domingos. Estamos hablando de todos los negros, de nuestra relación con este país y de la relación de este con nosotros”. Más allá de esto, activistas de BLM se han opuesto al intento del reverendo Al Sharpton –una figura clásica del establishmentsocialdemócrata que algunos consideran corrupta y muy controvertida– de ponerse a la cabeza del movimiento.
De un modo similar, BLM tampoco ha abordado la cuestión de clase, es decir, la cuestión de qué clase social asumirá el liderazgo y aportará la base social del movimiento. Aunque se han planteado debates en torno a la clase obrera negra, los sindicatos de trabajadores e incluso el socialismo (por ejemplo en la reunión de BLM celebrada en la iglesia de Riverside de Nueva York hace un par de meses), estos temas no han sido abordados ni discutidos explícitamente por parte de la organización o sus dirigentes. La cuestión de qué clase dirige el movimiento negro es decisiva. El movimiento por los derechos civiles de las décadas de 1950 y 1960, aunque estaba formado mayoritariamente por obreros afroamericanos, estuvo dirigido por pastores protestantes afroamericanos que formaban parte de la clase media negra, la clase de los profesionales y hombres de negocios, sobre todo pequeños empresarios, que pretendían integrar plenamente a los negros en el sistema capitalista estadounidense. Lideres y seguidores arriesgaron sus vidas en una lucha heroica por conquistar los derechos civiles fundamentales, derechos políticos, y simplemente por reclamar un trato justo y defender su dignidad. Como han señalado muchos, querían completar la revolución democrática en el Sur que había quedado pendiente desde la guerra civil, la reconstrucción y las leyes de segregación racial. Gracias a su lucha se promulgó la ley de derechos civiles de 1964 y la ley del derecho de voto de 1965, aunque tendría que pasar otra década hasta que dichas leyes se aplicaran plenamente en todo el Sur de EE UU.
Cuando el movimiento se extendió al Norte y por tanto al conjunto de la nación, el Black Power (el Poder Negro) y las revueltas urbanas de las décadas de 1960 y 1970 lograron atemorizar a los poderes establecidos, forzando el acceso al empleo y poniendo en marcha el ascensor social de promoción de los afroamericanos, mientras que de paso se destruyó la alianza socialdemócrata de negros y blancos que existió hasta entonces. El resultado fue que bastantes afroamericanos obtuvieron trabajos en el sector servicios o pudieron ejercer de profesionales, algunos incluso ascendieron a cargos ejecutivos de la administración pública o de las empresas, generando una profunda división entre los nuevos capitalistas negros y la clase media alta negra por un lado y la clase media baja, la clase trabajadora y los negros pobres por otro. Cuando algunos afroamericanos pasaron a ocupar puestos en empresas y abandonaron los guetos para trasladarse a los extrarradios, la antigua burguesía negra fue desapareciendo a medida que su descendencia pasó a formar parte de una nueva burguesía.
Los líderes de los movimientos por los derechos civiles y del Poder Negro no solo pudieron acceder a cargos en empresas y en algunos casos instalarse en los extrarradios, sino que también lograron ocupar puestos directivos en los partidos políticos, principalmente en el Partido Demócrata, aunque también en el Republicano. Toda una generación de activistas por los derechos civiles y del Poder Negro pasaron a trabajar de policías, dirigentes políticos locales y cargos electos del Partido Demócrata, incluso cuando este último abandonó su compromiso con las políticas de reformas y de lucha contra la pobreza. Mientras los afroamericanos conquistaban posiciones en la administración pública, hasta que Barack Obama se convirtió en el primer presidente negro de EE UU, la comunidad negra se fue alejando cada vez más de la media de EE UU en salarios, patrimonio y perspectivas de futuro. Mientras el movimiento negro se institucionalizó en la cúspide, la base de activistas fue desmovilizada. El Partido Demócrata, y en particular los miembros negros del mismo, si ven que el movimiento BLM no se desinfla, tratarán de institucionalizarlo e integrarlo en el partido, donde encontrarán algún acomodo para su estilo no tan respetable e incluso algunas de sus reivindicaciones, siempre que no se enfrenten a los planes de austeridad.
Las líderes y activistas del movimiento BLM conocen esta historia, algunos de sus abuelos y padres la vivieron en carne propia, pero está por ver qué conclusiones extraen de ella. Aunque hasta ahora todavía no ha tenido que afrontar todas estas cuestiones –el papel de la clase trabajadora y las relaciones con el Partido Demócrata–, estas se cruzarán inevitablemente en su camino, como ha ocurrido con otros movimientos negros en el pasado. Estos temas se debaten actualmente tanto en el interior de BLM como en el movimiento en sentido amplio y entre los negros estadounidenses en general. Se trata de una organización nueva que todavía está autodefiniéndose y que tendrá que abordar estas cuestiones y hacerlo de manera que conserve su independencia política si quiere convertirse en una fuerza dentro de la sociedad estadounidense capaz de cambiar el mundo como pretende.
26/03/2015

Comunicado de G77+China en apoyo a la República Bolivariana de Venezuela

DECLARACIÓN EN APOYO AL GOBIERNO DE LA
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
El Grupo de los 77 más China expresa su rechazo a la más reciente decisión del gobierno de los Estados Unidos de América de expandir sus sanciones unilaterales contra el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, decretada el pasado 9 de marzo de 2015, por medio de una orden ejecutiva firmada por el presidente Barack Obama, en la que declara "una emergencia nacional con respecto a la amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos representada por la situación en Venezuela".
Al mismo tiempo, reafirma la Declaración adoptada en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los 77 más China, que se llevo a cabo en Santa Cruz de la Sierra, en la que se rechaza firmemente la imposición de leyes y reglamentos con un efecto extraterritorial y todas las demás formas de medidas económicas coercitivas, incluidas las sanciones unilaterales contra países en desarrollo.
El Grupo de los 77 más China deplora estas medidas y reitera su firme compromiso con la soberanía, la integridad territorial y la independencia política de la República Bolivariana de Venezuela. En este sentido, el Grupo de los 77 más China enfatiza la necesidad de respetar el derecho internacional, así como también los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración sobre los principios de Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas.
El G-77 más China resalta la positiva contribución de Venezuela al fortalecimiento de la cooperación Sur-Sur, a la solidaridad y relaciones de amistad entre todos los pueblos y naciones con el fin de promover la paz y el desarrollo.
El Grupo de los 77 más China transmite su solidaridad y apoyo al gobierno venezolano, afectado por dichas medidas que no contribuyen, en lo absoluto, al espíritu de diálogo político y económico y al entendimiento entre países. Al mismo tiempo, exhorta a la comunidad internacional a adoptar medidas efectivas y urgentes para eliminar el uso de medidas económicas coercitivas unilaterales contra ningún Estado, y en particular, contra países en desarrollo.
El G-77 más China hace un llamado al gobierno de los Estados Unidos para que evalúe y ponga en práctica alternativas de diálogo con el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, bajo los principios de respeto a la soberanía y autodeterminación de los pueblos. En consecuencia, insta a que dicha orden ejecutiva sea derogada.
Nueva York, 25 de Marzo de 2015

COMUNICADO DE LA COMUNIDAD DE ESTADOS LATINOAMERICANOS Y CARIBEÑOS EN SOLIDARIDAD CON LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA



La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) expresa su rechazo a la aplicación de medidas coercitivas unilaterales contrarias al Derecho Internacional.
La CELAC reafirma su compromiso con la plena vigencia del Derecho Internacional, la Solución Pacífica de Controversias y el principio de No Intervención.
La CELAC ratifica los postulados de la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz, acordada en la II Cumbre, celebrada en La Habana, en enero de 2014
La CELAC reitera el contenido del Comunicado Especial aprobado en el marco de la III Cumbre de la CELAC en Belén, el 29 de enero de 2015 y en el Comunicado Especial de fecha 12 de febrero de 2015.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) manifiesta su rechazo el Decreto Ejecutivo del Gobierno de los Estados Unidos de América, aprobado el 9 de marzo de 2015 y considera que este Decreto Ejecutivo sea revertido.
De igual manera, la CELAC hace un llamado al gobierno de los Estados Unidos de América y al Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela para que inicien un diálogo, bajo los principios de respeto a la soberanía, la no injerencia en los asuntos internos de los Estados, la autodeterminación de los pueblos y el orden democrático e institucional en consonancia con el Derecho Internacional.
La CELAC invoca a que se reabra el diálogo y hace un llamado a las fuerzas democráticas en Venezuela para que se haga uso de los mecanismos constitucionales en la solución de las diferencias existentes.

Guatemala:LIBERTAD PARA RIGOBERTO JUAREZ Y BALTAZAR DOMINGO Y FIN A LA CRIMINALIZACIÓN DE LIDERES INDÍGENAS



El Secretariado, Comité Ejecutivo Nacional y militantes del Movimiento, Político WINAQ, hace saber que:
1. El día martes 25 de marzo de 2015 a las 16:26 horas, luego de un evidente seguimiento, por parte de las fuerzas de seguridad pública, fue capturado nuestro compañero Rigoberto Juárez, líder histórico de las luchas y resistencia de los Pueblos Indígenas y Cuarto Secretario General Adjunto de nuestro partido.
2. La captura de Rigoberto Juárez es parte de una política de persecución penal en contra de líderes y dirigentes sociales y políticos que resisten las políticas neoliberales y entreguistas que desarrolla el actual gobierno en favor de los intereses de las empresas nacionales y transnacionales dedicados a la explotación y saqueo de los recursos y bienes del país, particularmente en los territorios de pueblos indígenas, en los que las comunidades legal y legítimamente defienden sus derechos.
3. La aprehensión de nuestro compañero, justamente ocurre en el momento en el que se lleva a cabo el proceso de realización de asambleas municipales de nuestro partido en el departamento de Huehuetenango, y en el cual, junto a otros compañeros y compañeras conduce con el fin de la consolidación partidaria y la preparación de la participación electoral en uno de los departamentos estratégicos del país tanto por su magnitud poblacional como por la oposición al neoliberalismo y al replanteamiento estructural del Estado en términos programáticos.
4. Ante la evidente campaña de desprestigio y persecución de sus dirigentes, miembros y simpatizantes El Movimiento Político Winaq:
a. Reitera su firme determinación por continuar y fortalecer la lucha y la defensa de los bienes y recursos naturales en los territorios indígenas y en el país en general.
b. Rechaza toda forma de explotación y saqueo que las empresas transnacionales y sus subsidiarias nacionales, con la complicidad del Estado, realizan en nuestro país las que, además, con toda impunidad, impulsan y organizan la violación a los derechos humanos y la criminalización de los líderes y dirigentes políticos y sociales.
c. Pide al sistema de justicia no dejarse intimidar por las presiones de los intereses foráneos y nacionales en la aplicación de las leyes y su actuación con objetividad en el marco del debido proceso.
d. Exige la pronta liberación de nuestro compañero Rigoberto Juárez, de Baltazar Domingo junto a él capturado, y demás líderes Chuj, Q´anjoba´l días atrás capturados.
e. Llama a la solidaridad internacional a pronunciarse por el cese de la criminalización, persecución y encarcelamiento de líderes sociales y políticos y en particular que se sume a la exigencia de liberación de los presos.
POR LA LIBERACION DE LOS PUEBLOS
MOVIMIENTO POLITICO WINAQ

Iximuleu, Guatemala, 26 de marzo de 2015
Foto Plaza Publica

Jorge Beinstein América Latina en la dinámica de la guerra global



Todo al mismo tiempo: al promediar el mes de marzo de 2015 Estados Unidos acaba dedar un salto cualitativo de claro perfil belicista en sus acciones contra Venezuela, tambiéndesarrolla ejercicios militares en países limítrofes con Rusia en la llamada operación“Atlantic Resolve”, algunas de esas operaciones son realizadas a unos cien kilómetros deSan Petersburgoi, además se intensifican las informaciones acerca de una nueva ofensivadel gobierno de Kiev contra la región de Donbassii, aumenta la circulación de naves deguerra de la OTAN en el Mar Negro, continúan las viejas guerras imperiales en Irak yAfganistan a las que se agregó luego la ofensiva contra Siria (pasando por Libia)... y mucho más...

Evidentemente el Imperio está lanzado en una catastrófica fuga militar hacia adelanteextendiendo sus operaciones hacia todos los continentes, nos encontramos en plenaguerra global. Ni los grandes medios de comunicación, ni los más importantes dirigentesinternacionales han registrado públicamente el hecho, todos hablan como si viviéramos en tiempos de paz, solo en unos pocos casos aparecen algunos de ellos advirtiendo sobre el peligro de guerra mundial o regional. Una excepción reciente es la del Papa Francisco cuando afirmó que actualmente nos encontramos ante una “una tercera guerra mundial”
que él describe como desarrollándose “por partes” aunque sin señalar a los contendientes y haciendo vagas referencias a “la codicia” y a “intereses espurios” con el lenguaje entre confuso y jesuítico que lo caracterizaiii.

Cada mes agrega algún indicador anunciando la proximidad de una nueva recesión global mucho más fuerte y extendida que la de 2009. El capitalismo empezando por su polo imperialista se ha ido convirtiendo velozmente en un sistema de saqueo donde la reproducción de fuerzas productivas queda completamente subordinada a la lógica del parasitismo. Las elites imperiales y sus lumpenburguesías satélites “necesitan” superexplotar hasta el exterminio recursos naturales y mercados periféricos para
sostener las tasas de ganancia de su decadente sistema productivo-financiero. Las tendencias globales hacia la decadencia económica se expresan de múltiples maneras en el día a día entre ellas la volatilidad de los precios de las materias primas, por ejemplo el petróleo, llave maestra de la economía mundial, cuyo estancamiento extractivo (que no ha conseguido ser superado por el show mediático en torno del “milagroso” petróleo de esquisto) se combina con desaceleraciones de la demanda internacional
como ocurre actualmente sumadas a golpes especulativos y geopolíticos que convierten a los mercados en espacios inestables donde las maniobras de corto plazo imponen la incertidumbre.

El cortoplacismo especulativo hegemónico engendra paquetes tecnológicos depredadorescomo la minería a cielo abierto, la fractura hidráulica o la agricultura en base atransgénicos acompañados por operaciones políticas y comunicacionales que degradan,desarticulan sistemas sociales buscando convertirlos en espacios indefensos ante los saqueos.

El optimismo económico de la época del auge neoliberal ha dado paso al pesimismo del “estancamiento secular” pregonado ahora por los grandes expertos del sistemaiv. Ellosindican que la salvación del capitalismo no llegará desde la economía condenada a sufrir recesiones o crecimientos insignificantes, mejor no hablar demasiado de esos tristestemas. Entonces la guerra asciende al primer plano, las acciones militares ocupan elcentro del terreno, cada día nos ofrece alguna batalla, alguna masacre protagonizada portropas regulares o mercenarios, algún bombardeo, alguna amenaza de ataque en Europadel Este, Asia, África o América Latina. Los medios de comunicación nos apabullan con
esas noticias sin embargo nadie habla de guerra global.

Todo ocurre como si la dinámica de la guerra se hubiera autonomizado pero empleandoun discurso embrollado, difícil de entender. Pero así como los superpoderes de loshombres de negocios de los años 1990 no eran independientes sino compartidos alinterior de una compleja trama de poderes (políticos, mediáticos, militares,etc.) que entérminos generales suele denominarse como “clase dominante” también la aparenteautonomía de lo militar nos dificulta ver a las redes mafiosas de intereses donde sedesdibujan las fronteras entre sus componentes. Las elites de la era neoliberal hansufrido cambios decisivos, han experimentado mutaciones que las han convertido enclases completamente degeneradas que cada vez más solo pueden acudir a la fuerzabruta, a la lógica de la guerra. No se trata entonces que la componente militar seautonomiza sino más bien que las elites imperialistas se militarizan, ya no seducen conofertas de consumo más alugunas dosis de violencia, ahora solo propagan el miedo,amenazan con sus armas o las utilizan.

Progresismos latinoamericanos

Dentro de ese contexto global debemos evaluar a los progresismos latinoamericanosv quese instalaron sobre la base de las crisis de gobernabilidad de los regímenes neoliberales.Los buenos precios internacionales de las materias primas durante la década pasadasumado a políticas de contención social de los pobres les permitieron recomponer lagobernabilidad de los sistemas existentes. En algunos de esos casos se desarrollaronampliaciones o renovaciones de las elites capitalistas y en casi todos ellos prosperaronlas clases medias. Los gobiernos progresistas se ilusionaron suponiendo que las mejoras
económicas les permitirían ganar políticamente a dichos sectores pero como eraprevisible ocurrió lo contrario, las capas medias se derechizaban mientras ascendían,miraban con desprecio a los de abajo y asumían como propios los delirios másreaccionarios de sus burguesías. La explicación es sencilla, en la medida en que son preservados (y aún fortalecidos) los fundamentos del sistema y en que sus núcleos
decisivos radicalizan su elitismo depredador siguiendo la ruta trazada por los Estados
Unidos (y “Occidente” en general) se produce un encadenamiento de subculturasneofascistas que va desde arriba hacia abajo, desde el centro hacia las burguesíasperiféricas y desde estas hacia sus capas medias. En Venezuela, Brasil o Argentina lasclases medias mejoraban su nivel de vida y al mismo tiempo volcaban sus votos hacia los candidatos de la derecha vieja o renovada.

Se estableció un forcejeo interminable entre gobiernos progresistas que hacíangobernables a los capitalismos locales y derechas salvajes ansiosas por realizar grandesrobos y aplastar a los pobres. El progresismo confrontando políticamente con esa derechacalificada de “irresponsable”, cuyos fundamentos económicos respetaba, chantajeaba a quienes desde la izquierda criticaban su sometimiento a las reglas de juego del capitalismo utilizando al cuco reaccionario (“nosotros o la bestia”), acusándolos de hacerleel juego a la derecha. En realidad el progresismo es un gran juego favorable al sistema y
en última instancia a la derecha siempre en condiciones de retornar al gobierno gracias ala moderación, a la “astucia” aparentemente estúpida de los progresistas que a vecesconsiguen cooptar izquierdas claudicantes cuya obsesión por “no hacerle el juego a laderecha” (y de paso integrarse al sistema) es completamente funcional a la reproducción del país burgués y en consecuencia a esa detestable derecha.

Ahora el juego se va agotando, los progresismos gobernantes con distintos ritmos yvariados discursos acosados por el enfriamiento económico global y por el crecienteintervencionismo de los Estados Unidos van perdiendo espacio político, en varios casossus dificultades fiscales los empujan a ajustar gastos públicos (y de ninguna manera areducir las súper ganancias de los grupos económicos más concentrados), a aceptar lasdevastaciones de la megaminería o a adoptar medidas que facilitan la concentración deingresos. En Brasil el segundo gobierno de Dilma puso a un neoliberal puro y duro al
comando de la política económica, acorralado por una derecha ascendente, unaeconomía oscilando entre el estancamiento y la recesión y una intervenciónnorteamericana cada vez más activa. En Uruguay el nuevo gobierno de Tabaré Vazquezmuestra un rostro claramente conservador y en Chile la presidencia Bachelet no necesitacorrerse demasiado a la derecha, luego de su demagogia rosada electoral se afirma comocontinuidad del gobierno anterior y en consecuencia, pasada la confusión inicial, heredará
también la hostilidad de importantes franjas de izquierda y de los movimientos sociales.

En Argentina el núcleo duro agro-minero exportador-financiero y los grupos industrialesexportadores más concentrados son más prósperos que nunca mientras la ingerencianorteamericana se amplifica conduciendo el juego de títeres políticos hacia una rupturaultraderechista. En Venezuela la eterna transición hacia un socialismo que nunca terminade llegar no ha conseguido superar al capitalismo aunque caotiza su funcionamientoforjando de ese modo el escenario de una gran tragedia. Por el momento solo Boliviaparece salvarse de la avalancha, afirmándose en la mayor mutación social de su historiamoderna sin superar los marcos del subdesarrollo capitalista pero recomponiendolointegrando a las masas sumergidas, multiplicando por mil lo que había hecho el peronismo en Argentina entre 1945 y 1955 (de todos modos ello no la libera del cambio de contexto regional-global).

En América Latina asistimos a un proceso de crisis muy profundo donde convergenprogresismos declinantes con neoliberalismos integralmente degradados como enColombia o México conformando un panorama común de perdida de legitimidad del poderpolítico, avances de grupos económicos saqueadores y activismo imperialista cada vezmás fuerte.A este panorama sombrío es necesario incorporar elementos esperanzadores sin loscuales no podríamos empezar a entender lo que está ocurriendo. Por debajo de lasjugarretas políticas, los negocios rápidos y las histerias fascistas aparecen las protestaspopulares multitudinarias, la persistencia de izquierdas no cooptadas por el sistema (más
allá de sus perfiles más o menos moderados o radicales), la presencia de insurgencias
incipientes o poderosas (como en Colombia).

Ni los cantos de sirena progresistas ni la represión neoliberal han podido hacerdesaparecer o marginalizar completamente a esos fantasmas. Realidad latinoamericanaque preocupa a los estrategas del Imperio que temen que lo que ellos consideran comosu inevitable arremetida contra la región pueda desatar el infierno de la insurgenciacontinental, en ese caso el paraíso de los grandes negocios podría convertirse en untembladeral donde se hundiría el conjunto del sistema.

Geopolítica del Imperio, integraciones y colonizaciones

La estrategia de los Estados Unidos aparece articulada en torno de tres grandes ejes; eltransatlantico y el transpacífico apuntando en una gigantesco juego de pinzas contra laconvergencia ruso-china centro motor de la integración euroasática. Y luego ellatinoamericano destinado a la recolonización de la región.Los Estados Unidos intentan convertir a la masa continental asiática y su ampliación rusoeuropea
en un espacio desarticulado, con grandes zonas caóticas, objeto de saqueo y superexplotación.

Los recursos naturales pero también laborales de esos territorios conforman su centroprincipal de atención, en la elipse estratégica que cubre el Golfo Pérsico y la Cuenca delMar Caspio extendiéndose hacia Rusia se encuentra el 80 % de las reservas globales degas y el 60 % de las de petróleo y en China habitan algo más de 230 millones de obrerosndustriales (aproximadamente un tercio del total mundial).

América Latina aparece como el patio trasero a recolonizar, allí se encuentran por ejemplolas reservas petroleras de Venezuela (las primeras del mundo, 20 % del total global),cerca del 80 % de las reservas mundiales de litio (en un triángulo territorial extendido porel norte de Chile y Argentina y el sur de Bolivia) imprescindible en la futura industria delautomóvil eléctrico, la reservas de gas y petróleo de esquisto del sur argentino, lasfabulosas reservas de agua dulce del acuífero guaraní entre Brasil, Paraguay y Argentina.

Una de las ofensivas fuertes del Imperio en la década pasada fue la tentativa deconformación del ALCA, zona de libre comercio e inversiones que significaba la anexióneconómica de la región por parte de los Estados Unidos. El proyecto fracasó, el ascensodel progresismo latinoamericano sumado a la emergencia de potencias no occidentales,sobre todo China y al empantanamiento estadounidense en su guerra asiática fueronfactores decisivos que en distinta medida debilitaron la arremetida imperial.

Pero a partir de la llegada de Obama a la presidencia los Estados Unidos desataron unaofensiva flexible de reconquista de América Latina: se puso en marcha una complejamezcla de presiones, negociaciones, desestabilizaciones y golpes de estado. Los golpesblandos exitosos en Honduras y Paraguay, las tentativas de desestabilización en Ecuador,Argentina, Brasil y sobre todo en Venezuela (donde se va perfilando una intervenciónmilitar), pero también la tentativa en curso de extinción negociada de la guerrillacolombiana y la domesticación de Cuba forman parte de esa estrategia de recolonización.

La misma es implementada a través de una sucesión de tanteos suaves y duros tendientea desarticular las resistencias estatales y los procesos de integración regional (Unasur,Celac, Alba) y extraregionales periféricos (BRICS, acuerdos con China y Rusia, etc.) perotambién a bloquear, corromper o disolver las resistencias sociales y las alternativaspolíticas más avanzadas en curso o potenciales. Intentando llevar adelante una dinámicade desarticulación pero buscando evitar que la misma genere rebeliones propagándose como un reguero de pólvora en una región actualmente muy interrelacionada.

Saben muy bien que en muchos países de la región el remplazo de gobiernos”progresistas” por otros abiertamente proimperialistas significa el encumbramiento decamarillas enloquecidas que a corto plazo causarían situaciones de caos que podríandesatar insurgencias peligrosas. Algunos estrategas del Imperio creen poder neutralizarese peligro con el propio caos, desarrollando “guerras de cuarta generación” instalandodistintas formas de violencia social desestructurante combinadas con destruccionesmediatico-culturales y represiones selectivas, en ese sentido el modelo mexicano es para
ellos (por ahora) un paradigma interesante.

Por ejemplo temen que un escenario de caos fascista en Venezuela derive en una guerrapopular que les obligaría a intervenir directamente en un conflicto prolongado que sumadoa sus guerras asiáticas lo conduciría a una sobre extensión estratégica ingobernable. Espor ello que consideran imprescindible obtener el apaciguamiento de la guerrillacolombiana potencial aliada estratégica de una posible resistencia popular venezolana.

El panorama es completado con el proceso de integración colonial de los países de lallamada Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile). A ello se suman lostratados de libre comercio de manera individual con países de América Central y otroscomo Chile o Colombia y el viejo tratado entre Estados Unidos, Canadá y México.Integración colonial y desarticulación, manipulación del caos y fortalecimiento de polosrepresivos, Capriles más Peña Nieto, Ollanta Humala más Santos más bandas narcomafiosas...todo ello dentro de un contexto global de decadencia sistémica donde el viejo
orden unipolar declina sin ser remplazado por un nuevo orden multipolar. Tentativa de decontrol imperialista de América Latina sumergida en el desorden del capitalismo mundial.El cerebro del imperio no logra superar los achaques de su cuerpo envejecido y enfermo,los delirios se reproducen, las fugas hacia adelante se multiplican, evidentemente nosencontramos en un momento histórico decisivo.

Finian Cunningham, "NATO’s Shadow of Nazi Operation Barbarossa", Strategic Culture Foundation,
13.03.2015
ii Colonel Cassad, "Ukraine: Reprise de la guerre au printemps?", http://lesakerfrancophone.net/ le 13 mars
2015
iii "El papa Francisco advirtió que vivimos una tercera guerra mundial combatida 'por partes' ",
http://www.lanacion.com.ar, 13 de septiembre de 2014
iv Laurence H Summers, "Reflections on the ‘New Secular Stagnation Hypothesis’" y Robert J Gordon, "The
turtle’s progress: Secular stagnation meets the headwinds" en "Secular Stagnation: Facts, Causes, and
Cures", CEPR Press, 2014.
v Utilizo el termino “progresista” en el sentido más amplio, desde gobiernos que se proclaman socialistas o
prosocialistas como en Venezuela o Bolivia hasta otros de corte neoliberal-progresista como los de
Uruguay o Brasil.

Alejandro Nada lCuando se termina el súperciclo petrolero


Mitos y realidades sobre la bajada del precio del petróleo

Cada vez que un frente frío proveniente del Ártico avanza hacia el sur, mucha gente ve la prueba de que aquello del calentamiento global es un mito. Y algo parecido sucede con el desplome del precio internacional de petróleo.
¿Qué no es eso una prueba fehaciente de que aquello del cénit de la producción petrolera es otro mito?

En efecto, desde hace varios lustros se anuncia la llegada del cénit de la producción de petróleo. El fenómeno fue descrito a partir de una idea sencilla: el desarrollo de un yacimiento de petróleo sigue una curva que al principio es ascendente hasta alcanzar un máximo y después comienza a declinar a medida que la extracción de cada barril se hace más cara y la rentabilidad se anula. Si eso sucede en cualquier yacimiento, también sucederá con la producción mundial. A partir de diversos indicadores muchos análisis consideran que ya se alcanzó desde hace unos años el pico de la producción petrolera mundial.

En la idea ingenua sobre la operación de cualquier mercado, el fenómeno del cénit del petróleo debiera verse acompañado de un incremento de precios del petróleo. Sin embargo, desde el otoño de 2014 la economía mundial es testigo de un desplome del precio del petróleo. ¿No debiéramos estar presenciando al contrario, un aumento sostenido de dicho precio?

Durante el periodo 2011-2014 el precio internacional del crudo se mantuvo relativamente estable en una franja de entre 100 y 118 dólares por barril (para el petróleo tipo Brent, el referente en Europa). Muchos esperaban ver un incremento de precios que llevaría las cotizaciones por arriba de 180 dólares por barril. Pero hoy el precio se ha desplomado por debajo de los 55 dólares y se espera que permanezca en niveles cercanos durante varios meses (sino es que uno o dos años). ¿Qué es lo que está pasando?

El primer factor que es necesario considerar es que la demanda mundial de crudo ha sufrido una fuerte contracción. La economía europea permanece en un trance recesivo y eso se traduce en su débil demanda de petróleo. Las economías en Asia, especialmente Japón, han perdido dinamismo y, el gran motor de la economía china ha dejado de crecer al ritmo vertiginoso que venía mostrando desde los años noventa. De hecho, China ha inaugurado una nueva fase en la que sus tasas de crecimiento no rebasarán 7 por ciento. Aunque para la economía europea ese desempeño se antoja milagroso, para el gigante asiático es una reducción espectacular en el ritmo de expansión si lo comparamos con los últimos tres lustros.

Frente a este panorama sobresale una economía que es presentada sistemáticamente como en plena recuperación: EEUU. Es cierto que su desempeño contrasta con el de la gran mayoría de las economías europeas, pero eso no es un gran signo de buen funcionamiento (sobre todo si tomamos en cuenta que EEUU es una economía en la que las tasas de interés permanecen al nivel más bajo posible).

La otra parte de la historia es que existe un exceso de oferta de petróleo. Pero ¿no contradice esto el tema del cénit de la explotación petrolera? No, porque el exceso de oferta proviene de la producción de fuentes no convencionales: fractura hidráulica y arenas bituminosas (sobe todo en la provincia de Alberta, Canadá). Lo más notable en este sentido es la producción por fractura hidráulica que en EEUU pasó de medio millón de barriles diarios en 2009 a 4 millones en 2014.

El exceso de oferta comenzó a afectar los precios en la segunda mitad de 2014 en buena medida porque la demanda de petróleo en Alemania y en China comenzó a debilitarse. Ante la caída del precio del crudo (de 115 dólares/barril a 80 dólares en unos meses de 2014), la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió no hacer nada para detener el desplome de precios hasta su nivel actual.

Mucho se especula sobre los motivos de Arabia Saudita, principal actor en la OPEP, para mantener su nivel de producción. La razón es evidente: mantener una guerra de precios dirigida, fundamentalmente, en contra de los productores de petróleo por medio de fractura hidráulica de EEUU. Por cierto, nadie pregunta por qué no recortan su producción los operadores estadunidenses. Y la respuesta es sencilla: porque no pueden hacerlo sin afectar su capacidad de pagar las altas cargas financieras que están detrás del auge del fracking.

En otras palabras, la caída en el precio del petróleo está más relacionada con una guerra de precios estándar que con una pretendida abundancia de petróleo. Conclusión: la tesis del cénit del crudo es válida, pero se aplica a la producción de los llamados yacimientos convencionales.

Por cierto, la próxima vez que llegue un agudo frente frío a las latitudes sureñas, recuerde usted que es muy probable que eso esté relacionado con un persistente aumento de temperaturas promedio en el Ártico. Así que si alguno insiste en pensar que no hay tal cosa como el calentamiento global, será bueno decírselo a los osos polares para tranquilizarlos.
@anadaloficial
Texto completo en: http://www.lahaine.org/cuando-se-termina-el-superciclo

James Petras.Obama’s War in our Hemisphere and Venezuela’s National Liberation Struggle


15/3/2015
Introduction: Why did Obama declare a ‘national emergency’, claim that Venezuela represents a threat to US national security and foreign policy, assume executive prerogatives and decree sanctions against top Venezuelan officials in charge of national security, at this time?



Venezuela’s Support of Latin America Integration is Obama’s Great Fear
To answer this question it is essential to begin by addressing Obama’s specious and unsubstantiated charges of a Venezuelan ‘threat to national security and foreign policy’.
First, the White House presents no evidence . . . because there is nothing to present! There are no Venezuelan missiles, fighter planes, warships, Special Forces, secret agents or military bases poised to attack US domestic facilities or its overseas installations.
In contrast, the US has warships in the Caribbean, seven military bases just across the border in Colombia manned by over two thousand US Special Forces, and Air Force bases in Central America. Washington has financed proxy political and military operations intervening in Venezuela with intent of overthrowing the legally constituted and elected government.
Obama’s claims resemble a ploy that totalitarian and imperialist rulers frequently use: Accusing their imminent victims of the crimes they are preparing to perpetrate against them. No country or leader, friend or foe, has supported Obama’s accusations against Venezuela.
Obama’s charge that Venezuela represents a ‘threat’ to US foreign policy requires clarification: First, which elements of US foreign policy are threatened? Venezuela has successfully proposed and supported several regional integration organizations, which are voluntarilysupported by their fellow Latin American and Caribbean members. These regional organizations, in large part, replace US-dominated structures, which served Washington’s imperial interests. In other words, Venezuela supports alternative diplomatic and economic organizations, which its members believe will better serve their economic and political interests, than those promoted by the Obama regime. Petrocaribe, a Central American and Caribbean association of countries supported by Venezuela, addresses the development needs of their members better than US-dominated organizations like the Organization of American States or the so-called ‘Caribbean Initiative’. The same is true of Venezuela’s support of CELAC (Community of Latin American and Caribbean States) and UNASUR (Union of South American Nations). These are Latin American organizations which exclude the dominating presence of the US and Canada and are designed to promote greater regional independence.
Obama’s charge that Venezuela represents a threat to US foreign policy is an accusationdirected at all governments who have freely chosen to abandon US-centered organizations and who reject US hegemony.
In other words, what arouses Obama’s ire and motivates his aggressive threats toward Venezuela is Caracas’s political leadership in challenging US imperialist foreign policy.
Venezuela does not have military bases in the rest of Latin America nor has it invaded, occupied or sponsored military coups in other Latin American countries - as Obama and his predecessors have done.
Venezuela condemned the US invasion of Haiti, the US-supported military coups in Honduras (2009), Venezuela (2002, 2014, 2015), Bolivia (2008) and Ecuador (2010).
Clearly, Obama’s ‘emergency’ decree and sanctions against Venezuela are directed atmaintaining unchallenged US imperial supremacy in Latin America and degrading Venezuela’s independent, democratic foreign policy.
To properly understand Obama’s policy toward Venezuela, we have to analyze why he has chosen overt, unilateral bellicose threats at this time?
Obama’s War Threat Results from Political Failure
The principal reasons why Obama has directly intervened in Venezuelan politics is that his other policy options designed to oust the Maduro government have failed.
In 2013, Obama’s relied on US financing of an opposition presidential candidate, Henrique Capriles, to oust the incumbent Chavista government.
President Maduro defeated Obama’s choice and derailed Washington’s ‘via electoral’ to regime change.

Subsequently, Obama attempted to boycott and discredit the Venezuelan voting process via an international smear campaign. The White House boycott lasted 6 months and received nosupport in Latin America, or from the European Union, since scores of international election observers, ranging from former President James Carter to representatives of the Organization of American States certified the outcome.
In 2014, the Obama regime backed violent large-scale riots, which left 43 persons dead and scores wounded, (most victims were pro-government civilians and law enforcement officers) and millions of dollars in damages to public and private property, including power plants and clinics. Scores of vandals and rightwing terrorists were arrested, including Harvard-educated terrorist Leopoldo Lopez. However, the Maduro government released most of the saboteurs in a gesture of reconciliation.
Obama, on his part, escalated the terror campaign of internal violence. He recycled his operatives and, in February 2015, backed a new coup. Several US embassy personnel (the US had at least 100 stationed in their embassy), turned out to be intelligence operatives using diplomatic cover to infiltrate and recruit a dozen Venezuelan military officials to plot the overthrow of the elected government and assassinate President Maduro by bombing the presidential palace.
President Maduro and his national security team discovered the coup plot and arrested both the military and political leaders, including the Mayor of Caracas.
Obama, now furious for having lost major internal assets and proxies, turned to his last resort: the threat of a direct US military intervention.
The Multiple Purposes of Obama’s ‘National Emergency’
Obama’s declaration of a national security emergency has psychological, political and military objectives. His bellicose posture was designed to bolster the spirit of his jailed and demoralized operatives and let them know that they still have US support. To that end, Obama demanded that President Maduro free the terrorist leaders. Washington’s sanctions were primarily directed against the Venezuelan security officials who upheld the constitution and arrested Obama’s hired thugs. The terrorists in their prison cells can console themselves with the thought that, while they serve ‘hard time’ for being US shock troops and puppets, their prosecutors will be denied visas by President Obama and can no longer visit Disney Land or shop in Miami… Such are the consequences of the current US ‘sanctions’ in the eyes of a highly critical Latin America.
The second goal of Obama’s threat is to test the response of the Venezuelan and Latin American governments. The Pentagon and CIA seek to gauge how Venezuela’s military, intelligence and civilian leaders will deal with this new challenge in order to identify the weak links in the chain of command, i.e. those officials who will run for cover, cower or seek to conciliate, by giving in to Obama’s demands.
It should be remembered that during the US-backed April 2002 coup, many self-styled ‘Chavista revolutionaries’ went into hiding, some holing up in embassies. In addition, several military officials defected and a dozen politicians curried favor with the coup leaders, until the tide turned and over a million ordinary Venezuelans, including slum dwellers, marched to surround the Presidential Palace and, with the backing of loyalist paratroopers, ousted the golpistas (coup-makers) and freed their President Chavez. Only then did the fair-weatherChavistas come out from under their beds to celebrate the restoration of Hugo Chavez and the return of democracy.
In other words, Obama’s bellicose posture is part of a ‘war of nerves’, to test the resistance, determination and loyalty of the government officials, when their positions are threatened, US bank accounts are frozen, their visas denied and access to ‘Disney Land’ cut.
Obama is putting the Venezuelan government on notice: a warning this time, an invasion next time.
The White House’s openly thuggish rhetoric is also intended to test the degree of opposition in Latin America – and the kind of support Washington can expect in Latin America and elsewhere.
And Cuba responded forcefully with unconditional support for Venezuela. Ecuador, Bolivia, Nicaragua and Argentina repudiated Obama’s imperial threats. The European Union did not adopt the US sanctions although the European Parliament did echo Obama’s demand to free the jailed terrorists. Initially Brazil, Uruguay, Chile and Mexico neither backed the US nor the Venezuelan government. The Uruguayan Vice President Raul Sendic was the only official in Latin America to deny US intervention. However, on March 16 at an emergency meeting of UNASUR in Quito Ecuador, the foreign ministers of Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Peru, Surinam, Uruguay and Venezuela unanimously denounced US sanctions and military intervention
President Maduro Stands Firm: They Shall Not Pass
Most important, President Maduro stood firm. He declared a national emergency and asked for special powers. He called for 2 weeks of nationwide military exercises involving 100,000 soldiers beginning March 14. He made it clear to the Pentagon and the White House that a US invasion would meet resistance. That confronting millions of Venezuelan freedom fighters would not be a ‘cake walk’ – that there would be US casualties, body bags and new US widows and orphans to mourn Obama’s imperial schemes.
Conclusion
Obama is neither preparing an immediate invasion nor giving up on ‘regime change’ because his coup operatives failed in two consecutive years. His militarist posture is designed to polarize Latin America: to divide and weaken the regional organizations; to separate the so-called ‘moderates’ in Mercosur (Brazil/Uruguay/Paraguay) from Venezuela and Argentina. Despite his failures thus far, Obama will press ahead to activate opposition to Venezuelan security policies among the Chilean, Peruvian, Mexican, and Colombian neo-liberal regimes.
Washington is building pressure externally and preparing for a new round of violent unrestinternally to provoke a robust government response.
In other words – Obama’s military invasion will follow the well-rehearsed scenario of ‘humanitarian intervention’ orchestrated in Yugoslavia, Libya and Syria – with such disastrous consequences on the people of those countries. Obama, at this time, lacks international political support from Europe and Latin America that would provide the fig leaf of a multilateral coalition and has lost his key internal operatives. He cannot risk a bloody unilateral US invasion and prolonged war in the immediate future.
However, he is inexorably moving in that direction. Obama has seized executive prerogatives to attack Venezuela. He has alerted and mobilized US combat forces in the region. He understands that his current teams of operatives in Venezuela have demonstrated that they areincapable of winning elections or seizing power without major US military backing. Obama is now engaged in a psychological as well as physical war of nerves: to run down the Venezuelan economy, to intimidate the faint-hearted, and exhaust and weaken the militants through constant threats and widening sanctions over time.
The Venezuelan government of Nicolas Maduro has accepted the challenge. He is mobilizing the people and the armed forces: his democratically elected regime will not surrender. The national resistance will be fighting in their own country for their own future. They will be fighting an invading imperial power. They represent millions, and they have a ‘world to lose’ if the ‘squalidos’ (the domestic fifth column) should ever take power: if not their lives, their livelihoods, their dignity and their legacy as a free and independent people.
Epilogue
President Maduro has sought and secured Russian military support and solidarity in the form of arms, advisors and an agreement to engage in joint military maneuvers to meet the challenges of Obama’s war of attrition…President Putin has addressed a public letter of support
to the Venezuelan government in response to Obama’s threats.
Obama is engaged in a two-pronged economic and military strategy, which will converge with a US military invasion.
The overt military threats issued in early March 2015 are designed to force the Maduro government to divert large-scale financial resources away from meeting the economic crisis to building emergency military defense. Through escalating military and economic threats, the White House hopes to diminish government subsidies for the import of basic foodstuffs and other essential commodities during an internal campaign of hoarding and artificial shortages committed by economic saboteurs. Obama is counting on his Venezuelan proxies and the local and international mass media to blame the government for the economic deterioration and to mobilize the big protests of irate consumers. White House strategists hope a massive crowd will serve as a cover for terrorists and snipers to engage in violent acts against public authorities, provoking the police and armed forces to respond in a re-play of the ‘coup’ in Kiev. At that point, Washington will seek to secure some form of support from Europe or Latin America (via the OAS) to intervene with troops in what the State Department will dub as ‘peace mediators in a humanitarian crisis’.
The success of sending in the US Marines into Venezuela on a peace mission will depend on how effective Special Forces and Pentagon operatives in the US Embassy have been in securing reliable collaborators among the Venezuelan military and political forces ready to betray their country.
Once the collaborators seize a piece of territory, Obama can mount the charade that US Marines are there by invitation…of the democratic forces…

Under conditions of explicit military threat, Maduro must change ‘the rules of the game’. Under emergency conditions hoarding is no longer just a misdemeanor: it becomes a capital crime. Politicians meeting and consulting with representatives of the invading country should lose their immunity and be summarily jailed. Above all, the government must take total control over the distribution of basic goods; establishing rationing to ensure popular access; nursing scarce financial resources by limiting or imposing a moratorium on debt payments; diminishing or selling assets in the US (CITCO) to avoid confiscation or their being made illiquid (“frozen”) by some new Obama decree. On the external front, Venezuela must deepen military and economic ties with its neighbors and independent nations to withstand the US military and economic offensive. If Obama escalates the military measures against Venezuela, the parliamentary elections scheduled for September should be temporarily suspended untilnormality is re-established.

Subalternidad, antagonismo y autonomía en los movimientos sociopolíticos mexicanos y latinoamericanos

Entrevista con Massimo Modonesi, Historiador, Sociólogo y Latinoamericanista





1. Subjetivación política subalterna-Seguel (1): Profesor, buenas tardes. Le voy a hacer un par de preguntas. Usted en su libro, Subalternidad, antagonismo y autonomía (CLACSO, 2010) coloca una tesis sobre la subjetivación política que es muy interesante. En ella usted plantea que la triada Subalternidad, antagonismo y autonomía pueden captar diferentes manifestaciones de la experiencia de los sujetos en lucha, inclusive, el carácter de los procesos sociopolíticos, en términos de relaciones de fuerza, de construcción de poder. ¿Qué elementos teóricos nos llevan a plantear que las condiciones “dominación/ conflicto/ emancipación”, que están de fondo en la triada subalternidad, antagonismo y autonomía, delimitan la experiencia de la subjetivación política?
-Modonesi (2): Esas son tres dimensiones muy concretas. Las relaciones de dominación son las relaciones en las cuales estamos insertos cotidianamente. Es una triada clásicamente marxista, en el fondo hay que estudiar las condiciones existentes de la dominación. La noción de dominación también tiene una pendiente weberiana, pero también tiene una pendiente marxista. Gramsci insistía mucho en eso, tratando de mostrar las condiciones sociopolíticas de la existencia material que se da en sociedades capitalistas. O si queremos, incluso, cuáles son las formas de la dominación burguesa, de una dominación de clase, que se expresa en el terreno sociopolítico cultural, donde la dimensión estatal existe pero no es la única que manifiesta -en esa idea de Estado ampliado muy gramsciana. Ahora, toda estructura o relación de dominación implica relaciones conflictivas. La conflictividad es una dimensión que existe y que atraviesa las relaciones de dominación. La dominación no es homogénea, monolítica, está atravesada de conflicto. Es el conflicto mismo por medio del cual se impone la dominación, pero el conflicto también a través del cual se puede resistir la dominación o se puede trascender cierta forma de dominación y ahí viene la dimensión de la emancipación. La emancipación se puede ver de dos maneras. Una es como la realización de espacios y de ámbitos e de libertad, de liberación.
-Seguel: Como el carácter anticipatorio o prefigurativo...
-Modonesi: Bueno, esa es la otra dimensión, la de una superación de la dominación. La dominación ya no existe y lo que queda es liberación. Pero en realidad, la historia nos enseña, que lo que tenemos son procesos emancipactorios que se anidan, que se insertan en estructuras de dominación, que no logran trascenderlas en su totalidad, pero logran subvertir aspectos parcialmente, temporalmente. Entonces, lo que me parece importante es pensar el conflicto y la emancipación como dinámicas o lógicas que se sobreponen y se trenzan con la de la dominación. Es decir, asumiendo que podemos sostener distintas hipótesis. La dominación es el fondo o lógica sobre la que se montan las dinámicas de conflicto o emancipación, tres lógicas que se trenzan y conviven. Y yo lo que trato de hacer ante eso que es bastante concreto, qué corresponde en término de posibilidades de subjetivación políticas, es ver la contraparte más subjetiva. Eso que acabo de decir es algo más bien objetivo, todavía no mencioné a los actores y sujetos que la habitan. O sea la dominación, es un dato real. El conflicto es un dato real y también el proceso y la emancipación es un dato real. Ahora, tienen una dimensión subjetiva o por lo menos intervienen y configuran subjetividades esas realidades sociopolíticas.
-Seguel: Pero en ese sentido, estas dimensiones de qué forma se relacionan con la subjetivación política. ¿Hay una que sobredetermine?, es más importante el antagonismo...
-Modonesi: Yo creo que esas dimensiones son clásicas del estudio del marxismo, el capitalismo, la lucha de clases y el socialismo. En el fondo, dominación es capitalismo y sociedad burguesa. Conflicto es lucha de clases. Emancipación es hipótesis u horizonte socialista. Ahora, yo creo que hay correspondencia con tres dimensiones subjetivas: subalternidad, corresponde a dominación. Antagonismo corresponde a conflicto o lucha y autonomía corresponde a emancipación. Creo además que hay coexistencia de esas tres dimensiones. No es que una se come a la otra. Todo proceso de subjetivación política es una combinación desigual de esas tres dimensiones. Toda subjetivación política se nutre de estas tres dimensiones, pero de forma distinta, hay una que sobredetermina a las otras. En unas condiciones pésimas del movimiento social, la Subalternidad es la que domina y la resistencia es lo que marca las prácticas socio-políticas. Entonces las dimensiones antagónicas y autónomas quedan en un segundo plano. No desaparecen nunca, porque la misma resistencia se nutre de ideales de rebelión, de un deseo de rebelión que no logra manifestarse plenamente y ese deseo de rebelión se proyecta hacia alguna idea emancipatoria o de relativa autonomía, pero hay condiciones que no lo permiten. El antagonismo mismo nunca es pleno y puro, porque siempre viene con inercias subalternas. Poniéndolo en otras palabras, la rebelión siempre se nutre de la resistencia, y entonces de alguna manera se ancla a las relaciones de dominación previas. Entonces el antagonismo nunca es puro, lamentablemente tampoco es permanente. Es un momento de confrontación y de repliegues. Y luego, la propia autonomía son saldos a favor, en términos de capacidad de ir construyendo ámbitos de liberación, ámbitos de emancipación, que pueden ser mínimos como tener un periódico o tener una asamblea, tener una organización, tomar decisiones en diversos ámbitos de la vida colectiva. Pero, tampoco podemos verlos aislados. Siempre son producto de la lucha, se defienden con la lucha esas conquistas y nunca son plenas y totales. Y ahí es cuando yo creo que, lamentablemente soy de una generación que lamentablemente no tiene elementos para creer que la plena emancipación se realice, en el corto plazo por lo menos, por eso pienso en procesos de liberación en clave prefigurativa, como procesos inacabados, con inevitables inercias subalternas. Es decir, no he podido observar sociedades plenamente liberadas de todo resabio de dominación y, por lo tanto, de subalternidad de los propios actores que quieren liberar a la sociedad. Tampoco he visto procesos de subjetivación puros y acabados, que no estén contaminados, porque además la contaminación es inevitable si es que se realizan y se mantienen en una sociedad que es fundamentalmente regida por estructuras y relaciones de dominación. Entonces, uno puede tener el colectivo más avanzado, pero no deja de reproducirse en condiciones que le obligan a negociar su vida cotidiana. Todos, hasta el militante más lúcido, tiene que finalmente convivir con un ámbito familiar, con relaciones en la calle, tiene que adoptar medidas de convivencia que le obligan a negociar su propio márgen de liberación, que lo puede llevar de forma muy sostenida en ciertos ámbitos a moverse, a zigzaguear en las sociedades clasistas. Ahora, para darte un ejemplo individual, pero la idea es más bien colectiva. Los mismos grupos revolucionarios inevitablemente están también insertos en relaciones subalternas, por lo que tendrán su dejo –aunque sea mínimo- de subalternidad, no será su rasgo distintivo pero no dejan de tenerlo. Por lo tanto, siempre es importante interrogar los procesos de subjetivación polìtica desde esos tres conceptos que también son tres preguntas. ¿En qué medida es subalterno?, en qué medida es antagonista?, ¿en qué medida es autónomo?
-Seguel: Revisando su texto, en el libro ya citado, en el fragmento de los cuadernos de la cárcel en la que Gramsci se refiere a la formación de las clases subalternas en relación a la dinámica de la hegemonía, usted nos recuerda que el antagonismo por sí mismo no funda un espacio de autonomía que posibilite el surgimiento de un campo de acción política. Es decir, la pura resistencia no constituye subjetivación política, el puro antagonismo no constituyen subjetivación política. ¿Es posible leer en ello una hipótesis de la importancia de las mediaciones partidarias en los procesos de subjetivación política?
-Modonesi: Yo creo que todo contribuye al proceso de subjetivación política, pero no todo se resuelve en una clave de subjetivación política. O sea lo que yo no creo es que haya una subjetivación estrictamente antagonista o estrictamente autónoma, sino subjetivaciones híbridas y en donde hay elementos dominantes. Eso por una parte. Por otro lado, sí efectivamente creo que la resistencia marca cierto límite de los procesos de subjetivación política. La resistencia es un sello de subalternidad, con la resistencia va siempre acompañada una aceptación relativa de la dominación. Al mismo tiempo la resistencia marca un límite, se acepta hasta aquí, se resiste tratando de renegociar las condiciones de la dominación. Yo no quiero menospreciarla, pero se resiste en la medida en que uno no se puede o no quiere rebelarse, que no le dan las condiciones subjetivas y objetivas para ir a más. Si hay ciertos límites y es necesario ver esos límites. Yo no creo en esa exaltación de la subjetividad antagonista y autónoma que han acompañado ciertos ciclos de lucha latinoamericanos y europeos. Hay como cierto culto, cierta apología del sujeto, sin ver esos pliegues más problemáticos. El principio de subalternidad creo que es muy útil para ver esos pliegues. Ahora, cuando dices mediación partidaria, yo por una cuestión generacional no creo mucho en el partido con la P mayúscula, pero sí creo en la fórmula del partido con p minúscula. Un poco usando esa fórmula que usaba Marx en un carta, hay partido histórico y partido efímero. Partido efímero es esa organización cristalizada en un momento determinado y yo creo que hay organizaciones que cristalizan en un momento dado, además creo que tienen que ser muchas, no creo en el partido único, creo en un pluralismo de izquierda. Pero también creo en los principios de organización que habitan en las organizaciones sociales y populares que son siempre formas de organización. Creo en principio en una forma de organización, no forzosamente le llamaría a eso partido, históricamente se le llamó partido y en ese sentido reivindico formas partidarias del pasado. Pero no necesariamente estoy de acuerdo en que las formas partidarias del pasado sean las formas partidarias o de organización que necesitaremos en el futuro. Pero sin duda mediaciones organizacionales, o si se quiere seguir diciendolo así, partidarias. Sin mediaciones organizacionales no hay acción colectiva, no hay estados puros de antagonismo que no pasen por mediaciones que permitan el despliegue de la subjetivación política.
-Seguel: A su juicio, como se puede articular la noción de Bloque Histórico que Hughes Portelli sistematiza en los trabajos de Gramsci, con la noción de clases subalternas, entendiendo que la noción de Bloque Histórico sólo se encuentra en algunos textos, no es una noción transversal. ¿Usted cree que la noción de Bloque Histórico tiene rendimiento político?
-Modonesi: Esa es una pregunta muy delicada, porque en realidad Gramsci usaba la noción de bloque histórico para hablar de cómo una clase dominante y dirigente logra articular estructura y superestructura, como forma de realización concreta y espiritual de la hegemonía, no cómo una idea de construir alianzas, digamos, de un conjunto de alianzas sociales que construyen un macrosujeto capaz de hegemonía. Entonces, hay que ver, porque la idea de bloque histórico como esa capacidad de concreción de la hegemonía, de hacer corresponder estructura y superestructura, es una idea muy interesante. Da cuenta de cómo cuaja la hegemonía en un momento determinado, pero no es la manera en cómo se usa abitualmente. La otra acepción, que es cercana al concepto clásico –pre-gramsciano- de hegemonía, y Gramsci no la usa así, habría que revisar bien, es la que se construye un bloque entorno a una clase y un proyecto político con capacidad de ser hegemónico, que sería una vieja idea de hegemonía que tenían los bolcheviques, que Gramsci recupera, incorpora y supera, de que la clase obrera tendría la capacidad de construir a su alrededor una alianza sólida y construye ese macrosujeto de la trasformación. Es delicado porque yo no creo que eso sea una idea gramsciana o, mejor dicho, una idea original de Gramsci. Que es una idea importante, lo es. Necesitamos pensar en la forma de constitución de un macrosujeto clasista y popular y pensar desde la diversidad de las subjetividades, cómo se pueden articular políticamente en bloque para producir efectos políticos contundentes. No se si la idea de bloque, que repito no es gramsciana en este sentido y que suena algo rigida y monolítica, por eso Gramsci la usaba para dar cuenta de la cimentación que sostenía el edificio base-superstrutura en clave hegemónica, tenga rendimiento teórico-político, porque si de articulación en clave subjetiva estamos hablando por supuesto que es una problemática vigente y sumamente importante.
-Seguel: Como usted se refiere, precisamente, a esta heterogeneidad que compone en términos de sujeto a las clases subalternas. Desde su perspectiva, ¿la noción de clase subalternas empalma con una noción de movimientos sociales? En el sentido, que si hay movimientos sociales no clasistas, al margen de subjetivaciones antagonistas, quiere decir que estás expresiones no dan cuenta de espacios de subjetivación política o dan cuenta de otras relaciones? ¿Qué relación existe, entonces, entre la noción de clases subalternas y movimientos sociales?
-Modonesi: A mí no me gusta la noción de movimientos sociales porque está muy cargada de ciertas perspectivas sociales que “desclasifican”, que le quitan una noción clasista a los movimientos sociales, son movimientos que tienden a perder esa perspectiva de clase y esa politicidad. A mi parecer, la noción de movimientos sociales tiene esa pendiente, esa laguna. Es pospolítica, incluso, Melucci lo decía y lo reinvindicaba así. Muchos de los teóricos parten de la idea que una cosa son los movimientos obreros, de clase, y otra cosa son los movimientos sociales. Además le ponen el apellido de sociales para quitarles el de político. Por eso yo siempre digo, movimientos sociopolíticos para salir del paso. Que quede claro que no uso la noción de MS, que tampoco estoy diciendo algo muy distinto pero recupero ideas de clase, de política o, cuando quiero ser más preciso, digo movimientos antagonistas, porque ahí introduzco la dimensión del antagonismo que me parece que caracteriza de cierta manera a los movimientos políticos, a aquellos movimientos sociales con fuertes cargas políticas. No cualquier movimiento antagonista o movimiento sociopolítico es un movimiento antisismtémico, pero al menos se piensan claramente en clave de lucha y confrontación, no sólo de negociación y resistencia, desbordan ese marco reivindicativo inmediato. Yo lo hago de esa manera y salgo un poco del callejón sin salida del problema conceptual propio de la noción de movimiento social. En ese sentido, retomando tu pregunta, me parece que no hay correspondencia entre la noción de movimiento social y clases subalternas. Además porque las clases subalternas tienden o debería tender a dejar de ser subalternas, y de hecho lo hacen en tanto comienzan a configurarse como sujetos políticos desde el momento que introducen elementos de antagonismo y autonomía. La pura subalternidad es pasividad. Los elementos de la acción colectiva intervienen cuando en la subalternidad comienzan a aparecer elementos de la resistencia, elementos antagonistas, de autonomía que enriquecen las clases subalternas, le dan politicidad, le dan proyección y la activan. Entonces, la tensión entre activo y pasivo es muy importante aquí, porque sí tenemos actividad y tenemos pasividad en la acción colectiva. Entonces, la pregunta es ¿clases subalternas es una noción de acción colectiva o es también una noción de la pasividad colectiva?. Yo creo que un poco de las dos cosas, lo que Gramsci plantea, el subalterno tiene que dejar de ser tal. Entonces, hay que seguir a la subalternidad porque es el punto de partida de la pasividad que se trasforma en actividad. La bisagra que da lugar a la subjetivación política, donde la subalternidad es el lugar de subordinación, donde comienzan a darse elementos de insubordinación. Entonces, en ese sentido, sí hay movimiento de las clases subalternas, movimientos sociopolíticos antagonistas en donde la subalternidad empieza a dejar de ser. Podría decirse un poco provocadoramente que nunca deja de ser, pero en el proceso deja tendencialmente de ser subalterno, siendo antagonistas y autónomos, se constituyen contrapoderes y con eso podríamos pasar a hablar de poder popular.
2.-Poder Popular y subjetivación política antagonista.
-Seguel: Hace un tiempo atrás, revisando materiales sobre poder popular me topé con una tesis de la UNAM. Usted dirigió el trabajo de Mariana Fiordelisio Coll sobre poder popular y autogobierno en Cuba, que luego terminó siendo un libro por la Editorial Itaca. En ese sentido, ¿cómo entiende la noción de poder popular a la luz de la experiencia latinoamericana?, ¿cómo la definiría?-Modonesi: Esa tesis era una buena apología del poder popular en Cuba, que comparto por bien hecha pero no en términos de justificación apologética, yo soy más escéptico que Mariana respecto a esas cristalizaciones institucionales del poder popular. Personalmente creo que hay una tradición de eso en América Latina, es muy válida y que es una forma de pensar una alternativa real de toma del poder desde abajo. Pero yo personalmente creo que no hay condiciones reales de realización de este formato o modelo desde el ciclo ascendente de la década de los sesenta e inicio de los setenta, no hay condiciones para pensar un proceso de poder popular desde abajo primero como poder dual y después como quiebre en un proceso de revolución socialista que además lo sostenga como prinicipio de organización estatal o post-estatal. Yo soy muy escéptico respecto a las prácticas del poder popular pensadas desde el Estado. Entonces, yo personalmente tengo más afinidad con una idea que podríamos llamar del contrapoder popular, que no es tan lejana de esa. Pensando la dualidad de poderes no como una condición transitoria, sino como una condición permanente, por lo menos a mediano plazo. Digo, ojalá que me equivoque, yo no niego la hipótesis ni la posibilidad abstracta de una revolución socialista basada en el crecimiento y generalización duradera del poder popular, de hecho, además la deseo. Lo que siento es que la realidad se nos configura más bien como, en la mejor de las hipótesis, de asentamiento y crecimiento progresivo de contrapoder popular. Construcción de poderes populares, de ámbitos autónomos, de autodeterminación, de espacios de decisión, de construcción de fuerzas que se constituyan como contrapoderes. Y que sí le rasquen hasta donde le puedan rascar, pero en sí creo que también hay un límite. En ese sentido, soy más clásico, hay un momento donde esas autonomías locales y parciales, ese autonomismo de los espacios chocan contra la pared y creo que constituyen espacios muy importantes, que sirven como contrapeso a las tendencias a la mercantilización capitalista, pero ese contrapeso en un momento dado no creo que se puede construir como una autonomía tal que podemos pensar que allí se realiza la emancipación integral, societal. No creo en la emancipación aislada en una comuna, en una montaña, en una ciudad o en un barrio. El socialismo en un solo barrio, el socialismo en una sola ciudad... Creo que hay un nivel sistémico que requiere de un quiebre a nivel estatal, un quiebre a nivel capitalista, inclusive un quiebre a nivel del mercado internacional y creo que estamos muy lejos de eso. Y al creer que estamos muy lejos de eso, no quiere decir que sea imposible, que no haya que luchar todos los días por eso, pero no estamos cerca. Creo que la estrategia justo para luchar en esa dirección sin hacerse ilusiones cortoplacista de un quiebre socialista y revolucionario es pensar en clave de contrapoder popular, de apostar a la construcción de espacios de construcción y acumulación de fuerza en forma de prácticas autonomas pero no olvidar que esta fuerza, para poder ser cabalmente antisistémica tiene que, en algún momento, desafiar el sistema, ser antagonista. Todas las construcciones autónomas suman, son positivas, fortalecen y modifican una correlación de fuerzas, que para Gramsci es molecular, progresiva, y hay coyunturas donde eso que es progresivo y paulatino se vuelve o puede volverse un salto hacia delante. En ese estira y afloja andamos construyendo trincheras y construcciones que nos van a servir para coyunturas más favorables, para dar saltos hacia delante, para que los pasos hacia atrás sean menos dolorosos y no resbalemos todo el camino que hemos recorrido. En ese sentido creo que en América Latina hay muchas experiencias y en eso soy muy poco sectario. Siento que todas son importantes, hay mucha experiencias comunitarias hoy en día de resistencia, movimientos de minería, luchas socioambientales, las respeto todas y todas creo que suman a esa lógica de contrapoderes. Ahora sí, a las que le apuesto, por tradiciones y filiaciones políticas más personales, es a las que sean más ideologizadas, politizadas, más claramente conscientes de ciertas situaciones sistémicas, claramente anticapitalistas y eventualmente también animadas y sostenidas por cierto proyecto socialista y cierto conocimiento de teoría marxista, etc. Esas son con las que me siento más cómodo, más afín. Creo en ese sentido que no sean las únicas que valen la pena, creo que hoy en día América Latina está llena de experiencias de luchas que son válidas. Creo que están bastante dispersas y no están todas lo suficientemente politizadas, no todas se asumen con esa perspectiva de contrapoder popular y se articulan las unas con las otras y se ven en el mediano plazo histórico.
-Seguel: Entendiendo también esa centralidad que puede llegar a tener la noción de contrapoder popular o poder popular como una perspectiva de ruptura con el orden capitalista que se reproduce en distintas dimensiones, ¿usted cree que la noción de contrapoder popular abre un campo de subjetivación política subalterna o no se constituye como un espacio de construcción de poder?-Modonesi: Yo creo que puede tenerlo y es un pasaje que además articula subalternidad, antagonismo y autonomía. Arranca desde esa condición de subalternidad, de reconocer que se es subordinado, pero vía lucha, vía insubordinación se construyen espacios de poder y autonomía. Yo creo que funciona. Lo único que no hay que confundirlo. Existen ideas y nociones de poder popular instaladas más desde un ejercicio institucional o más desde una noción de amplio alcance. La noción de poder popular tiene una diferencia, respecto a la que estoy sosteniendo de contrapoder popular. La cuestión es que la noción de poder popular tiene una historia en Chile, que tiene un pie en un proceso de institucionalización y un pie en un proceso de autoorganizacion desde abajo. Están los cordones industriales y está el gobierno de Allende y entre esa bisagra... los cordones industriales fueron reconocidos finalmente a nivel institucional, pero surgen desde abajo. Está en la constitución cubana y está en la experiencia del chavismo. A mí esa experiencia institucional pensada como una estructura de organización de lo social me parece que no es lo mismo que cuando se lo piensa como una experiencia de lucha, con espacios de autonomía desde abajo. No quiere decir que no hay que pensar en clave de esa proyección a futuro, pero por lo pronto hoy en día, si uno habla de poder popular, lo primero que sale a la mente es la referencia a la Unidad Popular, a los mil días del presidente Allende, a Cuba o Venezuela y no estoy seguro si es lo mismo que se quiere sostener en la actualidad. En ese caso, no estoy tan seguro de que sea tan útil si es que genera confusión.
-Seguel: Usted cree que es lo mismo esta noción que está entendiendo de poder popular con la noción de dualidad de poder o dualización de poder, que es una distinción que hacen algunos intelectuales para diferenciarse un poco de una noción tan mecánica de dualidad de poder, entendiendo que dualización de poder implica el surgimiento de un contrapoder y de un momento de ruptura.-Modonesi: No sé, no lo he pensado mucho, entonces lo que voy a decir no es producto de una reflexión previa, a diferencia de algunas cosas que he dicho antes. Me parece que sí, si tiene que ver con eso. Obviamente hay que conceptualizar la dualidad de poderes, pero también la dualidad de poderes arranca de un principio de relativo equilibrio en una correlación de fuerzas, mientras yo creo que estamos en un momento de desequilibrio muy fuerte. Siento que no hay que dar ese salto al vacío. Pensar la dualidad de poder y el poder popular en una clave de un momento de “asedio recíproco”, como Gramsci decía, en nuestros días ellos nos asedian a nosotros pero nosotros los estamos realmente asediando a ellos, salvo algunas coyunturas latinoamericanas de la últimas dos décadas que me temo que ya no están a la orden del día. Sólo en momentos de ascenso del movimiento popular realmente estamos rozando condiciones de eso y además de forma muy efímera, muy coyuntural y después inmediatamente de repliegue. En ese sentido la idea de dualidad de poder implica una situación de equilibrio que me parece que no se está dando, que no refleja la correlación de fuerzas que estamos teniendo, no tenemos una situación de empate, ni siquiera catastrófico. Yo creo que en algunos países como Argentina, Venezuela o Ecuador se dieron esas condiciones en unos pasajes históricos precisos, pero ese ciclo pasó, aunque volveremos a tener otro sin duda, pero no lo estamos viviendo ahora. Siento que esa concepción tiene un riesgo, de dar por hecho una condición que es una condición efímera, transitoria, pasajera y que no es la que rige normalmente a las sociedades capitalistas latinoamericanas. La dualidad de poderes es una teorización que sirve para situaciones prerrevolucionarias y hay que ver cuáles son las situaciones prerrevolucionarias o potencialmente revolucionarias que se vivieron o se están viviendo en América Latina hoy.
3. La izquierda mexicana en la coyuntura.-Seguel: Le voy a hacer algunas preguntas sobre la izquierda mexicana en la coyuntura. Leyendo el nuevo número de la revista Memoria (250), uno de los elementos que me llamó la atención y que fue un aspecto transversal en varios textos, incluyendo el suyo, es que para muchos Ayotzinapa marca un hito de ruptura en la coyuntura. ¿Desde qué perspectiva se está leyendo esta ruptura en la coyuntura?-Modonesi: Así lo estamos viendo, pero habrá que ver si es cierto. Sin duda es una coyuntura de indignación, es un quiebre simbólico respecto a cierto orden, respecto de la barbarie, de la impunidad. Un quiebre simbólico que hay que ver si es que se vuelve un quiebre político. Lo de quiebre simbólico, podríamos argumentar de por qué lo es y sería bastante fácil hacerlo, se trata de decir en qué medida es pone al desnudo ciertas prácticas, se revelan las miserias del régimen actualmente imperante en México. Sobre eso se ha insistido mucho y no voy a insistir más, voy a decir algo sobre la idea, un poco más problemática, un poco más polémica, de que no estoy seguro de que sea un quiebre político aunque lo puede ser. Entonces, ¿por qué lo puede ser?, porque esa indignación y ese proceso de movilización que acompañó la petición, la demanda de que aparezcan los cuarenta y tres con vida, etc., genera ciertas dinámicas de agregación y de acción colectiva de una juventud que ya se había movilizado el dos mil doce, en torno a las elecciones en el movimiento #yo soy 132. Así como por ejemplo en Chile, en dos periodos un poco más distantes, hubo dos oleadas de movilización, aquí también tenemos dos oleadas de movilización protagonizadas por las mismas personas. Es decir, es muy importante eso por una cuestión generacional. Primero, es una generación que no se había movilizado antes, es la generación postzapatista, que sigue a la generación zapatista que se movilizó entre 2004 y 2001. Después hay como un vacío, un bache, hay una desmovilización a nivel juvenil, se pierden referentes. En 2006 se vuelve a vivir una coyuntura de protesta en México, sin duda, pero no son tanto los jóvenes los que se movilizan. Hay dinámicas en Atenco, en la APPO, contra el fraude electoral aquí en la ciudad, pero no se trata de una movilización masiva de la juventud y de los estudiantes mientras que entre 2012 y 2014 esto ocurre, esta generación vive dos coyunturas de intensa movilización masiva. ¿Por qué puede no ser un quiebre político? No creo yo que en el corto plazo se arme un gran movimiento de una izquierda alternativa, falta un polo de izquierda antagonista en México, hay una sensibilidad a flor de piel y eso, no creo que se aglutine, pero no deja de ser un recurso importante. Por ejemplo, en esas elecciones, nadie está convencido que en esas elecciones intermedias sean relevantes para la historia de México. Todo mundo piensa que la democracia electorera, electoralista o partidocrática en México está en crisis. O sea, hay algo antisistémico que se respira en el aire y que lamentablemente no parece tener pegamento político, pero es un clima político y esa generación respira ese clima político y eso es muy importante. Porque, podría no respirarlo, podría quedarse dispersa, apática. Un poco como la experiencia de Chile. Fíjate, son tres países que son gobernados por derechas o izquierdas que no dejan de operar como derechas, Chile, Colombia y México. Pero se viven procesos de subjetivación política centrados en la emergencia de generaciones de jóvenes y estudiantes combativos que se forjan en el antagonismo y buscan construir ámbitos autónomos. En Chile el movimiento estudiantil, en Colombia también con menos intensidad y extensividad, en México también los jóvenes y los estudiantes generaron y vivieron un clima de politización muy importante. No tengo certeza si tengan la capacidad de convertirse en un referente político, de activar un ciclo político, de ser una generación que transforme el país, en términos de agrietar o quebrar la estructura de dominación y la partidocracia, el tripartidismo de estado. Creo que tienen, cierta fuerza política que pudiera impulsar la gestación de un polo de izquierda antagonista en México, que es lo que yo quisiera. O, visto de otra manera, si algún día se generan las condiciones para construir un polo de izquierda antagonista en México, esto pasa por coyunturas como éstas y, en particular, por la juventud, por una generación viva un proceso de politización y radicalización y que sepa sedimentarlo, consolidarlo y proyectarlo en términos políticos, de capacidad antagonista, acumulación autónoma y capacidad de construir alternativas.
-Seguel: En ese sentido, ¿cuál es el estado de la izquierda marxista en México?-Modonesi: En México hay una gran tradición intelectual de izquierda marxista pero escaso arraigo de masas del socialismo, incluso en la década de los setenta respecto a otros países. Esto se explica en parte por el peso de la tradición de la Revolución Mexicana, el nacionalismo revolucionario que logró desactivar el socialismo revolucionario en las heroicas épocas fundacionales como en la década de 1920, que fue una década de construcción fuerte de esas tradición, y también el pico de los sesenta, setenta, el punto más alto de la historia del socialismo revolucionario en el mundo. Pero sí hay tradición intelectual marxista, porque además México fue el espacio de recepción de todos los exilios. Entonces tenemos una universidad nacional que es una vitrina desfasada respecto de la realidad nacional. Si uno ve a la UNAM aún quedan significativos espacios para el pensamiento progresista, para el pensamiento de izquierda. Hay ciertos márgenes, hay ciertas tradiciones, hay ciertos márgenes, pero eso no se traduce en términos sociales y políticos significativos. Pero en México no tenemos organizaciones marxistas con base social fuerte, tenemos algunos interesantes y válidos esfuerzos estudiantiles o en algunos otros sectores. Este vacío de referente socialistas es lamentable, porque sectores que vienen de esas tradiciones, que tienen esas ideas, en afán de mantenerse activos y de incidir políticamente terminan siendo la izquierda de MORENA, sin que MORENA abandere ninguna de las ideas del marxismo revolucionario. En verdad hay varios socialistas en la izquierda de MORENA, lo cual en buena medida indica que, para ellos, no hay otro lugar más atractivo para hacer política de izquierda. Yo difiero de esta posición por muchas razones que no puedo desagregar aquí pero entiendo que algunos compañeros la sostengan. También hay que reconocer que no es fácil construir polos de izquierda marxistas y socialistas en los tiempos que vivimos. No es solo lamentar que no exista, sino también reconocer las condiciones objetivas que existen en nuestras sociedades y en particular en México. Tanto es así que movimientos antagonistas muy poderosos produjeron o propiciaron la gestación de formas, que yo llamo revoluciones pasivas, en Ecuador, Venezuela, procesos que en realidad tienen tintes progresistas, pero que en realidad desactivaron procesos de movilización y que construyeron formas partidarias muy mediadas, que no apostaron a la participación desde abajo, sino que más bien desmovilizan, despolitizan y buscar tener y ejercer control social, movilización controlada, más que respetar o fomentar las formas autónomas de movilización.
-Seguel: En ese sentido, qué elementos requiere la izquierda mexicana para convertirse en una alternativa hegemónica, de ruptura democrática.-Modonesi: No sé, yo no comparto mucho esa tesis de que el gran problema de la humanidad es la dirección revolucionaria, yo creo que si hay problemas de dirección, pero creo que también hay problemas de condiciones sociales generales. Las experiencias griegas y española no dicen algo de esta relación entre condiciones materiales y politización antagonista, pero otros casos europeos se desatan tendencias involutivas, derechistas, xenófobas, etc.. No digo que necesitamos la crisis y hundirnos todos para poder reaccionar para romper de esta manera la inercia conformista del sentido conservador que nos rodea, pero sí necesitamos cierta condición de agrietamiento del orden existente tal que permita que florezcan posturas antisistémicas. Las posturas antisistémicas no florecen porque haya un grupo de dirigentes revolucionarios lúcidos, ni florecen porque hay contradicciones del capitalismo salvaje. Que haya contradicciones y que haya dirigentes nos garantiza que haya resistencia, rebeliones esporádicas e instancias inorgánicas y fragmentadas de contrapoder. Para que eso se expanda, se profundice y se masifique se requiere de un elemento de crisis orgánica diría Gramsci. ¿Cómo se quiebra eso? yo no sé, espero que no sea vía catástrofe, pero no estoy seguro que tengamos otro camino, aunque haya que explorarlos todos los días.
 Entrevista efectuada el 3 de marzo de 2015.
México D.F.
Santiago de Chile, martes 10 de marzo de 2015
Notas:
* 1/ P. Seguel: Estudiante de Historia (octavo semestre) y sociología (octavo semestre), Universidad de Chile. Asistente de Investigación Proyecto Bicentenario Movimientos Sociales: memoria y poder, dirigido por Gabriel Salazar y Miguel Urrutia (Universidad de Chile). Coordinador con Matías Ortiz del libro Poder popular, militancias y movimientos sociales. Desarrollo del proyecto de la Unidad Popular, 1970-1973 (Escaparate, 2015. En prensa)
* 2/ M. Modenesi: Historiador, Sociólogo y Latinoamericanista. Estudioso de movimientos socio-políticos en México y América Latina así como de conceptos y debates marxistas relacionados con el análisis de los procesos políticos contemporáneos. Profesor titular del Centro de Estudios Sociológicos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la revista Memoria del Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista (CEMOS) Autor de los librosSubalternidad, antagonismo, autonomía. Marxismo y subjetivación política (2010), El Partido de la Revolución Democrática (2009) y La crisis histórica de la Izquierda Mexicana (2003).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


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