España: 22M: Primavera de la dignidad


Agustín Moreno
Cuarto Poder

Decía César Vallejo que cuando vio desfilar a las Brigadas Internacionales no sabía dónde ponerse. Ya vienen hacia Madrid las Marchas de la Dignidad. Ocho columnas de hombres y mujeres, trabajadores, parados, jornaleros, desahuciados, jóvenes, estudiantes… Indignados, pero plenos de dignidad. Desafiando el frío, el sol, el cansancio, las ampollas. Con determinación en los pies y en la mirada. Y cuando entren por la capital, muchos nos sentiremos como el poeta.

 La Marea Verde y las Mareas por la Educación Públicas Estatales apoyan la Marcha de la Dignidad del 22 de Marzo. Lo hacen porque es su misma lucha. Contra los recortes de más de 6.000 millones de euros de inversión educativa y sus consecuencias: despido masivo de decenas de miles de profesores interinos, supresión de becas de libros, comedor, transportes, becas universitarias, reducción de la atención a la diversidad, aumento del número de alumnos por clase, endurecimiento de las condiciones de trabajo, etc.

Y contra la LOMCE, que es una auténtica amenaza a la escuela pública. Un ataque a la igualdad de oportunidades y puro darwinismo escolar al servicio de los otros darwinismos. Porque la derecha no quieren gastar ni un euro de más para que luego los jóvenes mejor preparados de la historia de este país se vayan al exilio laboral. Quieren poner en coherencia un sistema educativo depreciado con un mercado de trabajo precario y de bajos salarios y con una democracia de muy baja calidad.

La Marea Verde también apoya el 22 de Marzo porque las Marchas de la Dignidad aunque incluyen las reivindicaciones sectoriales deben rebasarlas. La realidad social vista desde las escuelas es tremenda. Veamos algunos ejemplos. Cada vez hay más casos de alumnos de familias que son desahuciadas y tienen derecho a una vivienda donde poder vivir y estudiar, y a una educación de calidad para que tenga mejor suerte en el futuro. En muchos centros se organizan “operaciones Kilo” o recogidas de alimentos para asistir a las familias que no tiene para comer, algo que debería de hacer el Estado y que ante el abandono de su responsabilidad lo hace la solidaridad de los ciudadanos. Porque está muy presente el tema de la pobreza energética y de cómo muchas familias tienen que engancharse a la corriente para poder disponer de electricidad para temas tan básicos como guisar, calentarse o ducharse con agua caliente. Otras veces se reducen las rutas de autobuses negándose el derecho a la educación e incluso el paso de la marginación a la ciudadanía a niños y niñas de zonas marginadas. Y hay muchos alumnos que son hijos de los trabajadores afectados por ERE`s, como el de Coca Cola: ¿qué pensaran esos niños, cuando sean mayores, de la sociedad que les hemos dejado, donde no hay nada seguro, donde trabajar en una multinacional con elevadísimos beneficios no te garantiza un empleo y te arrojan a la calle y a la miseria por la codicia empresarial?

La situación es terrible y supongo que así también es como la ven trabajadores sociales, médicos de familia o cualquier vecino que no quiere mirar para otro lado. Es la gran divergencia de la que habla Paul Krugman o el Gran Saqueo que está realizando el PP: el robo de derechos, de libertades y hasta de sueños. Y esta miseria, desempleo, precariedad, empobrecimiento generalizado se produce cuando la corrupción es mayor y más escandalosa, cuando los beneficios y las rentas de esa élite en permanente actitud de saqueo más crece: salarios de 7, 8 millones de € de los directivos del Santander, Iberdrola…. Pura obscenidad empresarial y un insulto a todas las personas que sufren sus políticas y sobreviven como pueden.

El 22 Marzo se defenderán los derechos humanos más elementales: alimentación, empleo, renta básica, vivienda, sanidad, educación ciudadanía. Aquellos que se recogen el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y que no es otra cosa que el derecho a vivir dignamente como personas. Ahora es el momento de crear empleo digno, de recuperar los servicios públicos y las prestaciones sociales. No lo es de profundizar más en la desigualdad con una reforma fiscal para rebajar los impuestos directos (IRPF) a los más ricos y subir la fiscalidad a los más pobres a través de los impuestos indirectos. De nuevo con la coartada de unos supuestos expertos que no son otra cosa que neoliberales al servicio de los poderosos.

Frente a todo lo anterior se necesita conciencia y resistencia, movilización y cambio político a partir de un programa y de la unidad de la izquierda. Y el 22 de marzo se orienta en esa dirección. Se ha acertado plenamente con los objetivos de deuda impagable y rechazo del artículo 135 de la Constitución Española, empleo digno, renta básica incondicional para asegurar el derecho a vivir de las personas, servicios públicos, condena de la corrupción y del recorte de libertades.

También ha sido un acierto llamarlas Marchas de la Dignidad. Es mucho mejor que hablar de indignación, aunque ésta sea grande, por tantas y tantas cosas, diaria y justificada. Aunque se esté rabiosamente indignado, es mejor hablar desde lo que se es y desde lo que se exige. Las personas somos dignas, no debemos mendigar, sino exigir lo que es nuestro, porque aunque estemos en una monarquía no somos súbditos, sino ciudadanos de pleno derecho. Los trabajadores son dignos porque son los que fabrican todo lo bello y útil, que diría Marcelino Camacho, los que hacen que funcione esta sociedad, los realmente imprescindibles. Se puede prescindir del rey, de los banqueros o de este gobierno, pero nunca de los trabajadores y trabajadoras. Los españoles son un pueblo digno, no de bueyes sumisos, con capacidad de movilizarse, de luchar por la libertad y la justicia social.

Desde que te ponen el primer pañal y te quitan el último discurre la vida, que no es otra cosa que la lucha por la dignidad. “La dignidad es luchar contra el mal; la indignidad absoluta es ser perro guardián del mal”, como dice Rafael Chirbes.

Quizá el 22 Marzo no será una manifestación más, sino el despertar de todo un pueblo, el fin de la apatía de muchos. Quizá empuje hacia la necesaria unidad política para empezar la recuperación de derechos. Porque lo que se ha recortado y sustraído con leyes, habrá que recuperarlos con leyes, además de con movilización. ¿Qué pasará después del 22 de Marzo? La lucha seguirá. Y para que tenga éxito, deberá ser masiva, pacífica, unitaria y con una gran determinación para alcanzar sus objetivos.

Fuente: http://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/22m-primavera-de-la-dignidad/417

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