Gutemala:Totonicapán, primera llamadaEl país requiere un proceso de concertación social, política y económica.Miguel Ángel Sandoval

 18 Septiembre 2012

La masacre de Totonicapán sirvió para aquilatar la orfandad ética de varios sectores como el Cacif, a los que les faltó decir suelten los perros, como en la conquista. En contrapartida la reacción impecable del Ministerio Público (MP), que en 72 horas presentó un informe documentado con 9 militares acusados de ejecución extrajudicial. Es ahora el turno de los tribunales de justicia y saber de qué están hechos. Resulta ocioso advertir que este caso demanda justicia pronta y cumplida.

 Los 48 Cantones han demostrado consistencia, sabiduría y clara conciencia de sus derechos. Por ello deben ser escuchadas sus otras demandas. Precio de energía, tema de las normales, y las propuestas constitucionales. La dimensión de la masacre y las exigencias sociales, no pueden ser acalladas por la prisión de los militares, el pedido de perdón presidencial o las maniobras de diálogos infinitos.

 Lo señalé hace unos días. La energía en Guatemala está por las nubes, las distribuidoras imponen precios escandalosos y es tiempo de poner un alto que abra la vía a la nacionalización. El tema de las normales debe ser rediscutido y tomar en cuenta las propuestas de los estudiantes, principales interesados. Y la idea de reforma constitucional se puede dejar de lado y no pasa nada. El Estado no se moderniza con reformas, se moderniza sin violación a los derechos humanos, el ejercicio de la justicia, derechos para los indígenas. Que quede claro.

 En Guatemala hace falta un amplio proceso de concertación social, política y económica. Las herramientas centrales están en los Acuerdos de Paz, y por supuesto hay temas que pueden ser profundizados, pero en cualquier escenario se debe dar paso a una concertación real. Rechazar las posiciones delirantes de los personeros del Cacif, que solo generan confrontación. Es tiempo de que el empresariado entienda que vive en sociedad y no solo en fincas o empresas, del tipo que sean, alejadas del entorno social.

 Hay un tema insoslayable. Se trata de los derechos indígenas. La legislación internacional da los marcos necesarios, así como los Acuerdos de Paz. No se puede perder más tiempo ni detenerse en el discurso criollo-racista, que habla de temores y no de realidades. Hacen falta medidas concretas y avanzar hacia un país plural, en serio, que pertenezca al siglo XXI y no al siglo XIX. El cambio de era proclamado no inicia ni termina con las mentiras del Inguat.



Desde este espacio demando prudencia extrema al Gobierno, y  actitud constructiva a otros sectores de poder. Está en juego el país

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